LA HIMNODIA LITÚRGICA EN LA MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES FÉLIX MARÍA AROCENA Palabras clave: Lourdes, himnos, Liturgia. Resumen: estudio del origen, métrica y ethos de los modos de los himnos que se utilizan en el Oficio Divino en la memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes contenidos en el Breviarium Tarbiense (1891). Este trabajo es completado con una cuidada traducción castellana de los himnos. El considerar los himnos que el Breviarium Tarbiense –Tarbes es la diócesis en cuyo territorio se sitúa el santuario de Lourdes– propone para la celebración de esta singular memoria mariana resulta muy ilustrativo de cómo se venera a santa María. LITURGICAL HYMNODY IN THE MEMORIAL OF OUR LADY OF LOURDES KEY WORDS: Lourdes, hymns, Liturgy. SUMMARY: A study of the origin, metre and ethos of the modes of hymns used in the Divine Office in the liturgical memory of Our Lady of Lourdes as found in the Breviarium Tarbiense (1891). This work is complemented by a careful translation of the hymns into Spanish. Consideration of the hymns that the Breviarium Tarbiense proposes for the celebration of this particular Marian memorial illustrates well how Our Lady is venerated (Tarbes is the district where the shrine of Lourdes is located). ScrdeM 29 FÉLIX MARÍA AROCENA El actual Oficio divino romano, en su texto típico de 1971, presenta la memoria litúrgica de nuestra Señora de Lourdes con estas palabras: Anno 1858, Virgo Maria immaculata se manifestavit Bernardæ Soubirous, prope Lapurdum in Gallia, intra cavernam “de Massabielle”. Per hanc humilem puellam, Maria peccatores vocat ad conversionem, in Ecclesia excitans magnum zelum orationis et caritatis, præsertim ad infirmo-rum pauperumque servitium. En el año 1858, la inmaculada Virgen María se manifestó a Bernarda Soubirous, cerca de Lourdes (Francia), en el interior de la gruta “de Massabielle”. Por medio de esta sencilla muchacha, María invita a los pecadores a la conversión y promueve en la Iglesia un gran celo por la plegaria y la caridad, sobre todo al servicio de los pobres y de los enfermos. A esta sucinta nota sigue la remisión al Común de la Bienaventurada Virgen María, salvo en aquellos elementos que son propios de esta memoria y, entre los cuales, no figura ningún himno. En estas páginas nos proponemos decir alguna palabra sobre la himnodia litúrgica en torno a nuestra Señora de Lourdes. Para situar el tema, adelantaremos una breve consideración sobre el género hímnico en el Rito Romano para incidir después concretamente en la himnodia reperibile para la celebración de la memoria del 11 de febrero. 1. La himnodia para la memoria litúrgica de nuestra Señora de Lourdes El himno es el más popular entre todos los riquísimos elementos integrados en la Liturgia de las Horas. Su importancia reside básicamente en que –desde una antíquísima tradición– forman parte insigne del Oficio divino: esa expresión singular, la más típica y característica de la Iglesia, comunidad orante, en su alabanza perenne. Los himnos de la Iglesia unen a la alabanza doxológica el latido de la plegaria suplicante. Su naturaleza lírica y su fuerza poética evocadora acentúan el valor expresivo de los himnos introducidos por la Iglesia junto a los salmos y las lecturas inspiradas por Dios. 30 ScrdeM LA HIMNODIA LITÚRGICA EN LA MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES De la exuberante himnodia cristiana latina, enriquecida durante casi veinte siglos, y de la que dan testimonio los 45 volúmenes de la analecta de Clemens Blume (†1905), la actual Liturgia de las Horas recoge una selección cuantitativa y cualitativamente valiosa por su arte y su contenido1. Pero entre los 291 himnos latinos incluidos en la Liturgia de las Horas, no existe ninguno propio para celebrar esta memoria. Nada extraño si se considera que, tras la restauración litúrgica, son excepcionales las memorias dotadas de una himnografía propia. Para los himnos del 11 de febrero el Oficio remite al Común de la bienaventurada Virgen María. Sólo son propios tres elementos: a) la lectura hagiográfica del Oficio vigiliar y las antífonas a los cánticos del Benedictus y el Magnificat. Se trata de una carta de santa María Bernarda Soubirous al P. Gondrand fechada en el año 1861;2 b) la antífona al Benedictus3; y c) la antífona al Magnificat4. De ahí que resulte ilustrativo proponer los himnos que el Breviarium Tarbiense –Tarbes es la diócesis en cuyo territorio se sitúa el santuario de Lourdes– propone para la celebración de esta singular memoria mariana en el lugar mismo de las apariciones. Presentamos, en concreto, dos himnos para la memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes. Ambos poemas están tomados del Propio Monástico del Liber hymnarius tal y como se celebra esa memoria en la Confederación de Solesmes5. Los himnos van precedidos de unos datos técnicos. En ellos se señala la métrica latina de las estrofas, el modo gregoriano en que se cantan y el quando celebrationis (Laudes o Vísperas del 11 de febrero). Ambos himnos van precedidos de un título que, de modo análogo a lo dispuesto para los prefacios del Misal Romano (2002), subraya algún aspecto de texto y sugiere el motivo que centra el canto. Ambos títulos, así como la versión castellana de las estrofas son nuestros. Preceden también a los himnos sendas introducciones. Se trata de un breve párrafo que informa de la fuente litúrgica de la que se han tomado los himnos, así como el marco teológico de referencia en el que situar el contenido del poema. 1. Cfr. C. Blume, Analecta hymnica Medii Aevi, LIV vols., Frankfurt - Main 1915-1961. 2. Cfr. Epistula sanctæ Mariæ Bernardæ Soubirous virginis ad P. Gondrand, anno 1861 exarata (cfr. A. Ravier, Les écrits de sainte Bernadette, Paris 1961, 53-59). 3. Præclara salutis aurora, ex te, Virgo María, exivit Sol iustitiæ, qui visitavit nos Oriens ex alto. 4. Ave, Maria, gratia plena; Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui. 5. Abbaye Saint-Pierre de Solesmes (ed.), Liber Hymnarius, Solesmes 1983, 553-554. ScrdeM 31 FÉLIX MARÍA AROCENA 2. Dos himnos del Breviarium Tarbiense (1891) Se presentan en paralelo el texto latino y la versión castellana de ambos himnos con algunas indicaciones a pie de página relativas a los contenidos de las estrofas. Se nos oculta el nombre del himnógrafo. AURORA SOLI PRÆVIA María, Arca de la nueva y eterna Alianza Dímetro yámbico Esquema métrico. Modo gregoriano II BMV de Lourdes (11.II) Laudes Estos versos se han tomado del Breviario de Tarbes (Francia), editado en 1891, para celebrar a María, escarcha que refresca el suelo calcinado de la humanidad, mujer invicta que, aplastando la serpiente del Génesis, derrota al dragón del Apocalipsis. Aurora soli previa, felix salutis nuntia, in noctis umbra plebs tua te, Virgo, supplex invocat. Oh Virgen, aurora que precede al sol, feliz mensajera de la salvación, en la sombra de la noche, tus hijos te invocan suplicantes. Torrens nefástis fluctibus cunctos trahens voragine, leni resídit æquore cum transit arca fœderis. El torrente de las olas nocivas que arrastra a todos en su vorágine, se calma y sosiega cuando pasa el Arca de la Alianza6. Dum torret arescens humus, Tu rore sola spargeris; tellure circum rorida, intacta sola permanes. Mientras el suelo reseco se calcina, Tú eres la única escarcha rociada; Tú, la única tierra cubierta de rocío que se conserva intacta. 6. La prefiguración del arca de la alianza como figura (typus) de María es de raigambre patrística; abc... 32 ScrdeM LA HIMNODIA LITÚRGICA EN LA MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES Fatale virus evomens attollit anguis verticem; at Tu draconis turgidum invicta conteris caput. La serpiente alza su cabeza y vomita su veneno fatal; pero Tú aplastas invicta la cabeza irritada del dragón7. Gruta de Lourdes. 7. Cfr. Gn 3,15; Ap 12,4 ss. La analogía de la fe escriturística permite, como hace el himnógrafo, poner en relación la serpiente genesíaca con el dragón apocalíptico, describiendo de este modo un arco que atraviesa la historia de la salvación desde el inicio del tiempo hasta la consumación del tiempo. ScrdeM 33 FÉLIX MARÍA AROCENA Mater benigna, respice fletus precesque supplicum, et dimicántes, tártari victrix, tuere ab hostibus. Madre de bondad, mira las preces y lágrimas de los que te suplican; y, vencedora del infierno, protege de los enemigos a los que pelean. Deo Patri sit gloria eiusque soli Filio cum Spiritu Paraclito et nunc et in perpetuum. Amén. Toda la gloria al Padre y a su Unigénito con el Espíritu Paráclito ahora y por siempre. Amén. OMNIS EXPERTEM MACULÆ Junto a la gruta, el agua brota a borbotones Estrofa sáfica Esquema métrico. Modo gregoriano IV BMV de Lourdes (11.II) Vísperas Escogido de la misma fuente francesa que el Aurora soli prævia del oficio de Laudes, este poema, a la vez que exalta la compasión de la bienaventurada Virgen María hacia sus hijos enfermos, recuerda los milagros operados en las aguas de la gruta avivando la esperanza de los que peregrinan para recuperar su salud. 34 Omnis expertem maculæ Mariam edocet summus fidei magister; Virginis gaudens celebrat fidelis terra triumphum. El sumo maestro de la fe nos enseña a María carente de toda mácula; gozosa, la tierra celebra el triunfo de la Virgen fiel. Ipsa se præbens humili puellæ Virgo spectandam, recreat paventem, seque conceptam sine labe, sancto prædicat ore. Esta misma Virgen, dejándose contemplar por una humilde niña, serena a la azorada y sus santos labios declaran que es la Inmaculada. O specus felix, decorate divæ Matris aspectu! veneranda rupes, unde vitales scatuere pleno gurgite lymphæ! ¡O gruta feliz, embellecida por la imagen de Madre celestial! ¡oh roca venerable de donde manaron a borbotones las aguas vitales! ScrdeM LA HIMNODIA LITÚRGICA EN LA MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES Hic catervatim pia turba nostris, huc ab externis peregrina terris affluit supplex, et opem potentis Virginis orat. Aquí se agolpa la piadosa multitud, aquí, peregrina y confluye desde tierras remotas, e implora el auxilio de la Virgen poderosa. Excipit Mater lacrymas precantum, donat optatam miseris salutem; compos hinc voti patrias ad oras turba revertit. La Madre acoge las lágrimas de quienes le suplican, otorga la ansiada salud a los enfermos, y, desde aquí, la muchedumbre regresa a su lugar de origen habiendo visto realizado su deseo. Supplicum, Virgo, miserata casus semper o nostros refove labores, impetrans mæstis bona sempiternæ gaudia vitæ. Oh Virgen, compadecida de la enfermedad de los que te suplican, reanímanos siempre en nuestra fatiga, implorando para los afligidos los bienes gozosos de la vida eterna. Gloria Patri, genitæque Proli, et tibi compar utriusque semper, Spiritus alme, Deus unus, omni tempore sæculi. Amen. Gloria al Padre y al Hijo engendrado, la misma gloria al santo Espíritu de ambos, Dios uno, por los siglos sin término. Amén. Hasta aquí el binomio de himnos tomados del Breviario de Tarbes; sin embargo, el Breviario precedente contenía otro himno para el 11 de febrero que pasamos a considerar. 3. El himno Te dicimus præconio del antiguo Breviarium Romanum El himnario que salió a flote tras la gran tormenta que se abatió sobre los himnos bajo el pontificado de Urbano VIII –literato y poeta embebido de los gustos humanistas del momento pero de escaso sentido litúrgico– fue aprobado en 1629 y se publicó tres años después. Fue el himnario que estuvo vigente hasta la revisión querida por el Concilio Vaticano II. ScrdeM 35 FÉLIX MARÍA AROCENA Gruta de Lourdes. Este viejo himnario del Breviarium Romanum asignaba a la memoria de nuestra Señora de Lourdes el himno Te dicimus præconio, que actualmente se encuentra transferido al oficio de lectura de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. Nada extraño si consideramos que la Madre de Dios se había presentado a Bernardette en la gruta como “la Inmaculada”. 36 ScrdeM LA HIMNODIA LITÚRGICA EN LA MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES TE DICIMUS PRÆCONIO La única inmune de pecado original. Dímetro yámbico BMV de Lourdes (11.II) Esquema métrico. Modo gregoriano VIII Oficio de lectura Este himno, que parece haber sido compuesto, en 1891, por León XIII (†1903) comienza confesando la fe en el dogma de la Inmaculada Concepción, para pasar, después a contemplar realizada en él, la promesa del Protoevangelio (Gen 3,15): María es la única estrella que Dios dispuso, sobre el oscuro abismo de la condena universal. Te dicimus præconio, mater Dei purissima; nostris benigna laudibus tuam repende gratiam. Al saludarte con nuestro canto, oh purísima Madre de Dios, realiza benigna, el intercambio de la gracia por nuestras alabanzas. Sontes Adami posteri infecta proles gignimur; labis paternæ nescia tu sola, Virgo, crederis. Nuestra raza fue engendrada como hijos de Adán, infectada por el pecado, pero creemos, por la fe, que sólo Tú, oh Virgen, fuiste inmune de la culpa original. Caput draconis invidi tu conteris vestigio, gerisque sola gloriam intaminatæ originis. Aplastaste con tu planta la cabeza del Dragón envidioso y eres la única8 que ostentas la gloria de tu Inmaculada Concepción. Nostræ decus propaginis, quæ tollis Evæ opprobrium, tu nos tuere supplices, tu nos labantes erige. Honra de nuestro linaje, que borras el oprobio de Eva: defiende, a los que te suplicamos y levántanos, cuando caigamos. 8. El adjetivo sola indica que, según la mente del autor, sólo la Santísima Virgen es sujeto del privilegio inmune de pecado original. ScrdeM 37 FÉLIX MARÍA AROCENA Serpentis antiqui potens astus retunde et impetus, ut cælitum perennibus per te fruamur gaudiis. Que tu poder desvirtúe las astucias, de la antigua Serpiente y paralice de tal modo sus ataques, que por Ti, podamos gozar de la etema bienaventuranza. Patri sit et Paraclito tuoque Nato gloria, qui sanctitatis unicæ te munerarunt gratia. Amen. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que te otorgaron la gracia de una santidad incomparable. Amén. La reinstauración litúrgica de la himnodia, auspiciada por el Concilio Vaticano II (cfr. Sacrosanctum Concilium 87), realizó por medio del cœtus VII del Consilium una labor de retoque, pulido y ampliación de los himnos del antiguo Breviarium Romanum, que había permanecido casi intocable desde 16329. En el caso del Te dicimus præconio, la castigatio del texto ha procedido en dos pasos para eliminar resabios de clasicismo y mejorar el ritmo: a) el verso segundo de la primera estrofa (mater Dei purissima) sustituye al original intacta Mater Numinis de sabor excesivamente clásico; b) el tercer verso de la tercera estrofa (gerisque sola gloriam) sustituye a et sola gloriam refers que mejora el ritmo; de igual modo el primer verso de la cuarta estrofa (Nostræ decus propaginis) sustituye al original O gentis humanæ decus con lo que se consigue, también en este caso, mejorar el ritmo. 4. La métrica de los himnos Son varios los aspectos a subrayar en estos dos himnos. En primer lugar su métrica latina. Mientras el himno matutino está compuesto en dímetros yámbicos, el vespertino lo componen estrofas sáficas. Los dímetros yámbicos son también llamados “versos ambrosianos” por ser Ambrosio 9. SC 93: “Restitúyase a los himnos, en cuanto sea conveniente, la forma primitiva, quitando o modificando lo que tiene sabor mitológico o es menos conforme a la piedad cristiana. Según la conveniencia, introdúzcanse también otros que se encuentren en el rico repertorio himnológico”. El Relator de este cœtus VII fue el monje de Montecassino Anselmo Lentini (cfr. G. Mattei, Inni de1 novo Breviario Romano, 2ª ed., p. XV). 38 ScrdeM LA HIMNODIA LITÚRGICA EN LA MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES (†397), obispo de Milán, quien, con sentido artístico y popular, descubrió la sencillez y agilidad de esta métrica, particularmente idónea para el canto y la fácil memorización. Los himnos Te dicimus præconio y Aurora soli prævia se componen de cinco estrofas, más una sexta doxológica, de cuatro versos cada una, siempre octosílabos. De los cuatro pies que conforman cada verso, los impares son yambos, es decir, una sílaba breve seguida de otra larga (v —) y los pares son, o bien yambos o bien espondeos, es decir, dos sílabas largas (— —). El 70% de los actuales poemas que integran el Liber hymnarius de la Liturgia Horarum están redactados en dímetros yámbicos. No se han intentado finales rimados en clave consonante y, por tanto, no se han pretendido eufonías de tipo: aa bb, o bien, ab ba, etc. que son propias de un latín más tardío. El Omnis expertem es un himno algo más largo que el Aurora soli prævia. Consta de seis estrofas, más otra doxológica, y se ha redactado en metro sáfico. Se llaman estrofas sáficas a las compuestas por cuatro versos de los cuales los tres primeros son sáficos de 11 sílabas y el cuarto adónico de 5 sílabas. Los versos sáficos constan de un troqueo, un espondeo, un dáctilo y dos troqueos (— v — — — v v — v —v). El adónico está formado por un dáctilo y un espondeo (— v v — v —). Resulta significativa la musicalidad del cuarto verso de cada estrofa sáfica, fruto de la combinación de una esdrújula y una grave (por ejemplo, [gúrgite lýmphæ], o bien [témpore saécli]). El 87% de los poemas del Liber hymnarius del actual Oficio romano están redactados o bien en estrofa sáfica, o bien en dímetros yámbicos. 5. El ethos de los modos II, IV y VIII Por lo que se refiere concretamente a la “modalidad gregoriana”, los himnos de nuestra Señora de Lourdes se profieren en tonos diferentes: el Aurora soli prævia en el modo II y el Omnis expertem en el modo IV. La definición de “modo” o “tono” no es tarea fácil. “Una única noción de modo no es válida para todas las épocas ni todos los países. La idea de “modo” se transformó con el paso de los siglos de tal manera que no se le puede definir sino en función de la época y del lugar donde se la examina. El error de casi todos los comentaristas ha sido, desde hace diez siglos, partir de la concepción que había en su tiempo, para buscar después el modo de aplicarla a las teorías o a ScrdeM 39 FÉLIX MARÍA AROCENA las músicas que la concibieron de manera muy diferente. No hay posibilidad de salir del intrincado follaje en el que los teóricos nos han extraviado con la mejor fe del mundo sino haciendo tabla rasa y retomando el asunto desde su origen”10. A la postre, el repertorio gregoriano se presenta como un conjunto complejo estructurado por numerosos estratos de composición. A cada uno de esos estratos sucesivos corresponden concepciones modales diferentes. Pero dejando para los musicólogos la intrincada cuestión acerca de qué sea un modo, aquello que más nos podría enriquecer a la hora de participar en el canto del himno es asimilar la noción de ethos. En las melodías gregorianas se constata la existencia de “un sentimiento” (ethos), como realidad unida al modo11. Cada modo gregoriano es portador de su propio ethos. ¿Qué decir del ethos característico de los modos II y IV, es decir, de los modos de nuestra pareja de himnos? – El ethos del modo II. Los autores medievales, tratando de caracterizar el modo II, hablan con frecuencia de su tristeza: Secundus tristis. Esta apreciación es justa pero incompleta, ya que este modo es apto también para expresar una especie de satisfacción y de seguridad, y ambos caracteres, a pesar de su aparente contradicción, pueden estar causados por una misma psicología. Las características musicales del modo II invitan a considerarlo como triste, o apenado, cansado o afligido, pero sin pesadumbre ni desesperación. Los tractos de Cuaresma lo atestiguan. El cantor gregoriano se siente humillado de ser pecador y lo reconoce. Se puede comprobar en el significativo responsorio del Miércoles de Ceniza (cfr. Emendemus). El canto de este responsorio transmite el dramatismo propio de las catástrofes humanas. Las desdichas de Job las vemos reflejadas en el Ofertorio Vir erat. El responsorio Collegerunt, del Domingo de Ramos, es el relato dramático y la meditación dolorida de la condenación de Cristo. Libre de pasión intensa, tan diferente de los arranques ambiciosos del modo III o de la ampulosa solemnidad del modo VIII, el modo II se repliega sobre sí mismo. Es el más “egoísta” de los ocho modos. En efecto, tanto si se queja de su debilidad y de sus cargas, como si se alegra de su suerte y 10. J. Chailley, L’imbroglio des modes, Paris 1960, 9. 11. Cfr. M. Tran Van Khe, Modes musicaux, en Encyclopedia Universalis, vol. XV, Paris 1992, 562-566. 40 ScrdeM LA HIMNODIA LITÚRGICA EN LA MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES privilegios, contempla menos exclusivamente al Señor que los otros modos. Si contempla al Señor, es a través del beneficio de su criatura. Incluso cuando está dando gracias, habla siempre de lo que le afecta y parece complacerse en ello (cfr. el introito Cibavit). Así, el modo II se nos presenta como el más humano. Esta actitud del alma que se ocupa de sí misma, no se encuentra en el ambiente de los otros modos. De hecho, esta compostura del alma, que en parte tiene algo de humildad y mucho de realismo, es propio del estado del alma de los pecadores que confían en la gracia de Dios. Este clima es a la vez humano y espiritual. Son 55 los himnos del actual Himnario de la Liturgia Horarum que se cantan en el modo II. Agustín definió el himno como un “canto de alabanza a Dios”. “Si alabas a Dios, pero no cantas, no dices un himno; si cantas, pero no alabas a Dios, Cuadro de la Virgen con Bernardette. ScrdeM 41 FÉLIX MARÍA AROCENA no es un himno; si alabas lo que no pertenece a la alabanza de Dios, aunque cantes alabanzas, no es un himno. El himno tiene estas tres cosas: el canto, la alabanza, de Dios” (Enarrat. in Ps. 148,17). – El ethos del modo IV. Todos los autores han reconocido el carácter contemplativo del modo IV. Este modo es, de entre los ocho del octoechus, el modo extático por excelencia. Modo íntimo, se contenta con un ámbito restringido, apto para la confidencia suave y amable. Es un modo que nunca acaba. El dístico antiguo que caracteriza tan sobriamente –y, la mayoría de las veces, tan juiciosamente– los ocho modos gregorianos, dice: quartus harmonicus. Traducir harmonicus por “armónico” es muy moderno, pero demasiado simple y poco preciso. El adjetivo harmonicus es un término técnico de la teoría musical griega, aunque familiar a la gente del octoechus. Designa lo que nosotros llamamos hoy el modo. Para los autores de la Edad Media, el IV modo era, más que los otros, “un modo”. En este sentido, lo califican de harmonicus. De otra parte, el modo griego nacional por excelencia era el “dórico”, en la escala de mi basado en el tetracordo griego mi-fa-sol-la. Y éste es el modo IV, que era para ellos el modo por excelencia, la armonía. Así se explica por qué, de entre las calificaciones atribuidas a cada uno de los ocho modos, únicamente la del IV sea técnica y no psicológica. El modo IV nada tiene de la vehemencia ni del ardor exteriorizado del III. Por el contrario, permanece discreto, dulce, amable. Rehúye el alboroto. Canto del alma mística, no desea exteriorizarse. Contemplativo, absorto en su contemplación, no busca convencer de lo que él ve. Es significativa la presencia de himnos que se cantan en este modo: 68 himnos –el 23% de todo el Himnario del actual Oficio divino romano– se cantan en el modo IV, el modo de nuestro Omnis expertem maculæ. – El ethos del modo VIII. Este modo es aquél con el que se canta el Te dicimus præconio del oficio vigiliar de nuestra Señora de Lourdes. Podemos decir, con los antiguos, que el modo VIII es el modo “perfecto”. Llamarlo perfectus puede tener relación con la cifra “ocho”. En todo caso, aparece como suntuoso, espléndido y de una gran plenitud. Es muy solemne. En esta solemnidad, con matices diversos, sabe permanecer triunfante sin muestra de envanecimiento ni pesadez (cfr. el introito Spiritus Domini, o el introito 42 ScrdeM LA HIMNODIA LITÚRGICA EN LA MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES Invocavit me); o ligero sin fragilidad en tantas antífonas (cfr. la antífona Iam hiems transit); recogido y suplicante sin replegarse en sí mismo (cfr. el himno Veni Creator). Suntuoso y solemne, es además, sonoro. Ciertamente, su múltiple encanto le hace perfecto y casi universal, sin punto débil ni laguna. El modo VIII afirma su oración profunda, sin tener la intención de meditarla, como el modo IV o el modo I. Parece que alza el vuelo, pero se mantiene siempre en un equilibrio y en una fuerza serena que le son instintivos. Si es capaz de suministrar ocho antífonas de un total de nueve para el Jueves Santo y diez responsorios del Oficio de Tinieblas de los veintisiete del Triduum, significa que, dada su maestría, puede adaptarse a muchos estados del alma. Actualmente, son 60 los poemas del Himnario de la Liturgia Horarum (59 %) que se cantan en este modo VIII. 6. La versión castellana de los himnos Concluimos con una palabra acerca de la labor de traducción, siempre difícil toda vez que por no haber presentido el empuje de la fuerza latente en alguna estrofa, su réplica castellana puede aparecer devaluada. Pero ¿qué traductor podrá reflejar en su versión todas las connotaciones emotivas, estéticas, imaginativas, rítmicas... de un himno litúrgico? Traducir equivale a desajustar y diluir irremediablemente la arquitectura elegante y sobria del latín litúrgico de los himnos. Puesto que tratamos textos no sacramentales –que deben verterse integre ac fideliter–, nos hemos acogido de buen grado a la mente de la Instrucción para la traducción de los textos litúrgicos enviada por el Consilium a las Conferencias episcopales (25 enero 1969)12, donde se aconseja una traducción que “conserve las ideas, aunque se amplíe moderadamente, si es necesario, la formulación”. Pero esto no presupone que hayamos admitido la técnica de la recreación, que hemos procurado excluir absolutamente. Estos criterios, que han orientado nuestro trabajo de traducción, no 12. Cfr. R. Kaczynski, Enchiridion Documentationis Instaurationis Liturgicæ, vol. I, Torino 1976, 1.200-1.242. ScrdeM 43 FÉLIX MARÍA AROCENA podríamos asumirlos como válidos en sede filológica; entendemos, sin embargo, que, desde el punto de vista celebrativo, los himnos litúrgicos no son sólo una composición artística para ser estudiada en un aula de estética o filología, sino también y sobre todo, electissima orationis, cantus, et elevationis in Deum instrumenta13. Convenimos con los que opinan que entre las tinieblas de una traducción y el esplendor de los himnos tal y como fueron redactados en su primera forma de expresión cabe una cierta luz crepuscular e incluso una visión difuminada como a través de un cristal traslúcido14. Félix María Arocena Universidad de Navarra 13. Cfr. A. Lentini, Hymni instaurandi Breviarii Romani, Libreria Editrice Vaticana 1968, lntroductio 28. 14. Cfr. M. Guerra, La traducción de los textos litúrgicos, Estudio Teológico de San Ildefonso, Toledo 1990, 183. 44 ScrdeM