Poder Judicial de la Nación Sala II – Causa n° 30.495 “Otero, Edgardo Aroldo s/ arresto domiciliario” Juzg. Fed n° 1; Secret. n° 1 USO OFICIAL Expte. n°14.171/2003/26 Reg. n° 33.261 ///////////////////////nos Aires, 9 de agosto de 2011. Y VISTOS: Y CONSIDERANDO: Los Dres. Martín Irurzun y Eduardo Farah dijeron: I. Llegan estas actuaciones a conocimiento y decisión del Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por el Sr. Fiscal contra la resolución de fs. 25/26vta. de este incidente, en la que se decidió conceder la detención domiciliaria a Edgardo Aroldo Otero. II. Se agravia el recurrente de que se haya concedido este beneficio sobre la exclusiva consideración de la pauta vinculada a la edad del imputado. En esa línea de pensamiento, el Sr. Fiscal considera necesaria una verificación psico-médica acerca de cómo afectaría la salud de Otero su encierro preventivo en una institución carcelaria, en base a lo cual sugiere la conformación de una junta médica, con intervención del Cuerpo Médico Forense, para determinar su real estado de salud. III. La ley 24.660, en su art. 32, prevé claramente en dos hipótesis independientes de detención domiciliaria los supuestos alegados por el Sr. Fiscal (ver de esta Sala, c. n° 26.576, “Palet”, rta. el 19/5/2008, reg. n° 28.439). En el inciso a) respecto del “interno enfermo cuando la privación de la libertad en el establecimiento carcelario le impida recuperarse o tratar adecuadamente su dolencia y no correspondiere su alojamiento en un establecimiento hospitalario”; y, por otra parte, en el inciso d) respecto del “interno mayor de setenta (70) años”. Ahora bien, la Sra Juez de grado ha concedido el arresto domiciliario del nombrado en base al inciso d). Otero cuenta a la fecha con ochenta y tres años de edad, circunstancia que, conforme a los términos de la norma transcripta, alcanza para la adopción de la medida que viene aquí cuestionada, más allá del estado salud del imputado. Esta interpretación se ve corroborada, además, por el art. 33 de la ley citada que dispone que “en los supuestos a), b) y c) del art. 32, la decisión deberá fundarse en informes médico, psicológico y social”, excluyendo de ese modo al caso previsto en el inciso d). Con este telón de fondo, la medida sugerida por el Sr. Fiscal deviene innecesaria. Si bien este Tribunal ha destacado en diversas ocasiones no sólo el interés estatal en la persecución del tipo de delitos que se le atribuyen al encartado -de lesa humanidad-, “…sino también su compromiso internacional de investigarlos, perseguirlos y sancionarlos…” (c. n° 23.307, “Yanzón, Rodolfo s/lugares de alojamiento de detención”, rta. 27/12/05, reg. n° 24.666), ello no se contrapone con la aplicación del arresto domiciliario cuando el imputado se encuentra comprendido en una de las hipótesis que prevé la ley para acceder a él y no se aprecia, como en este caso, que esa modalidad de cumplimiento de la prisión, dé lugar a la posibilidad de que el imputado se fugue o entorpezca la marcha del proceso. Finalmente y frente al agravio del Sr. Fiscal, cabe señalar que no debe olvidarse que “…la prisión domiciliaria no es una medida diferente al encierro que se decide en el momento de imposición de una condena o de un encierro Poder Judicial de la Nación preventivo, sino una alternativa que se decide como una modificación en la forma de ejecución de penas o de una medida cautelar ya impuestas, y de ninguna manera su implementación puede importar una sustitución de las mismas, como puede ocurrir con las sanciones autónomas que funcionan en el derecho comparado…En este sentido, el Tribunal Superior de la provincia de Córdoba, en el caso “Pastor” sostuvo que la prisión domiciliaria no constituye un cese de la pena impuesta ni su suspensión sino que, como surge claramente de su nombre y su ubicación en la legislación se trata de una alternativa para situaciones en las que los muros de la cárcel son sustituídos por un encierro en el domicilio fijado (para su texto cfr. “Pensamiento Penal y USO OFICIAL Criminológico”, Año II, n° 2, 2001, pág. 307).” -in re, CCC Fed., Sala II, causa n° 21.777 “Suarez Mason, Carlos G.”, rta. 2/12/04, reg. n° 23.197-. En base a las consideraciones expuestas, corresponde confirmar la resolución en crisis. El Dr. Horacio R. Cattani dijo: Un estudio más profundo del nuevo texto legal del art. 32 de la ley 24.660, luego de la reforma de la ley 26.472, me persuaden de que, a diferencia de lo que he sostenido en anteriores oportunidades, la interpretación correcta es la postulada por mis colegas, en el sentido de que superar los setenta años de edad constituye una circunstancia que per se alcanza para la adopción de la medida aquí cuestionada, salvo que exista un riesgo procesal que desaconseje que el imputado permanezca en su domicilio cumpliendo prisión preventiva. Es por ello que, teniendo en cuenta las constancias de autos, coincido con el criterio expresado por los Dres. Irurzun y Farah. En virtud del acuerdo que antecede, el Tribunal RESUELVE: CONFIRMAR la resolución de fs. 25/26 vta. en todo cuanto resuelve y fuera materia de apelación. Regístrese, hágase saber al Sr. Fiscal General y devuélvase, debiendo practicarse en la instancia anterior, las restantes notificaciones a que hubiere lugar. Fdo: Horacio Rolando Cattani- Martín Irurzun- Eduardo G. Farah.Ante mi: Guido S. Otranto. Secretario de Cámara.-