EMPLEO PUBLICO. MUNICIPALIDADES Y COMUNAS

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EMPLEO PUBLICO . MUN ICIPALIDADES Y C OMU NAS. DENEGACION PRESUNTA: NO
SE APLICA EL PLAZO DE LA DENEGACIÓN EXPRESA. INGRESO AL EMPLEO PÚBLICO
POR M UERT E DE C ÓNY UGE O PADRE EMPLE ADO PÚ BLICO.
Reg. S. T. 2, pág.443
En la ciudad de Santa Fe, a los dieciséis días del mes de marzo del año dos mil cuatro, se
reunieron en acuerdo los señores Jueces de la Cámara de lo Contencioso Administrativo N / 1,
doctores Federico José Lisa y Albredo Gabriel Palacios, con la presidencia del titular doctor Luis
Alberto De Mattia, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados “PACHECO, Magdalena
Beatriz contra MUNICIPALIDA D DE SAN JU STO (Ex pte. C.S.J. 5 5/98) sobre RECU RSO
CON TENC IOSO ADMINISTRATIVO” (Expte. C.C.A.1 n/ 750, año 200 1). Se resolvió someter
a decisión las siguie ntes cuestion es: PRIMERA: ¿es admisible el re curso interp uesto?; SEGUNDA:
en su caso, ¿es procede nte?; TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar?.
Asimismo se emitieron lo s votos en el or den que r ealizaron el e studio de la causa, o sea doctores
De Mattia, Palacios y Lisa.
A la primera cuestión el señor Juez de Cámara doctor De Mattia dijo:
1. Magdalena Beatriz Pacheco deduce por apoderado recurso conten cioso a dministr ativo
contra la Municipalidad de San Justo, tendente a que se cumplimente "con lo establecido en el
artículo 130 de la o rdenanza municipal n / 8527/83 - Estatuto para el personal de la administración
Central Municipal y sus organismos Autárquicos y/o descentralizados (hoy en vigencia) o
subsidiariam ente pague la suma de dinero que surja de la prueba en concepto de indemnización
por daños y perjuicios, con intereses y costas en ambos supuestos".
Relata que el día 16.5.1996 falleció su padre Alejandro Daniel Pacheco, a consecu encia
de una enfermedad; que era empleado de la planta perm anente de la Mun icipalidad; qu e el artículo
130 del citado estatuto regula para el caso que "la autoridad competente deberá designar por el
conducto legal pertinente, a la viuda o a un hijo de aquél, directamente sin prueba de selección en
un cargo vacante de nivel inferior en la especialidad, y según las condiciones que posee el
postulante. El nombramiento tendrá lugar, cuando se reúnan los requisitos para el ingreso"; y que
en fecha 9.10.1996 remitió una nota solicitando su nombramiento en algún cargo vacante.
Asimismo señala que reúne los req uisitos para el ingreso en la función pública; que el día
14.4.1997 presentó sin éxito un pronto despacho al Intendente; que es relevante la contratación de
personal p ara diversas ac tividades por la Administración; que para la selecc ión de agen tes debió
priorizarse el cumplimie nto del artículo 10 de la ordenanza citada; que al no ser contratada,
existiendo una norma concreta, se lesionó un derecho subjetivo propio; y que para el caso de no
se la incluya en planta permanente, le "corresponde una indemniza ción equivale nte al monto de
un salario de la menor categoría por año", desde la primera solicitud hasta el efectivo pago y
accesorios.
Finalmente, solicita se condene a la Municipalidad con el alcance indicado supra.
2. Declarada la admisibilidad del recurso (f. 24), com parece la M unicipalidad de la ciudad
de San Justo (f. 40) y con testa la demanda (fs. 45/46).
Plantea que el recurso se interpone "fuera de término", excediendo el plazo establecido por
el artículo 9 de la ley 11.33 0 para la denegación presunta, y destacando al respecto que "en fecha
15 de abril la actora interpone pronto despacho, y en fecha 27 de febrero de 1998".
Seguidamen te en relación a la actora "reconoce el derecho que le asiste c onsagrado por la
Ley Pcial N / 9286 art. 130", y también "que actualmente, según lo informado por el Dpto. de
Personal existen cargos vacantes de nivel inferior al que poseía el padre de la actora".
Manifiesta que Alejandro Daniel Pacheco a la época de su fallecimiento revistaba como
peón general, categoría 15, siendo la máxima del tramo "personal de ejecució n" corresp ondiente
al agrupamiento de "servicios generales", y, después de detallar los presupuestos estatutarios de
la transmisión laboral, que sus tareas consistían en el manejo de equipos pesad os, las que considera
inapropiadas por la condición de mujer de la recurrente, y que deberá aguardarse una vacante
adecuada.
La demandada señala encontrarse en una situación comprometida. Que cuenta con
alrededor de noventa contratados que esperan desde hace varios años s u incorpo ración a pla nta
permanente; que por ello consideran injusto acceder a la pretensión de la actora, sin desconocer
que "la ley le acuerda un derecho" (sic).
Agrega que por ordenanza 1656/00, sancionada en fecha 3.7.2000, se adhirió a la ley
11.696 que, entre otras cuestiones, posterga la incorporaciónde personal hasta el 31.12.2001.
Peticiona, por fin, que se rechacen las pretensiones de la actora y se difiera "para el
momento oportuno, la concreción de sus derechos".
Abierta la causa a prueba (f. 48 ), y producida la que consta en el expedien te, alegan sobre
su mérito en forma respec tiva la actora y demandada (fs. 8 1 y vto. y fs. 82/83).
Dictada (f. 85) y consentida la providencia de autos, la presente causa se encuentra en
estado de ser resuelta.
3. De con formidad a l artículo 23 inc. a ) de la ley 11 .330 corre sponde e mitir
pronunciamiento sobre la admisibilidad del recuso.
En primer término habrá de dilucidarse el planteo de inadmisibilidad del recurso en trámite
formulado por la recurrida (f. 45), fundado en la extemporaneidad producida -en su opinión- en
el lapso transcurrido entre el "pron to despacho", de fec ha 15.4.1997 , y la deducció n del presen te
recurso, el día 27.2.1998, conforme al plazo establecido por el artículo 9 de la ley 11.330.
No puede soslayarse que la "denegación presunta", tal es el caso en examen, fue
concebida como un beneficio u opción para el administrado, entre insistir y aguardar una decisión
en sede adm inistrativa, sin obligac ión de recu rrir hasta tanto la Administració n se pronu ncie, o
expeditar la vía judicial, garantizando de esa manera que el silencio de la Administración no se
convierta en un valla infranqueable para acceder a la jurisdicción.
Concretamente, puede señalarse qu e el Alto Tribunal local, in re "Ledesma" (A. y S. T.
120, pág. 356), reiteró su inveterada jurisprudencia (sentada en "Holzer", A. y S. T. 14, pág. 55;
a que se remite mutatis m utandi y se comparte) acerca de que una vez configurada la denegación
tácita (llamada "presunta" en la ley 11 .330) el intere sado no e stá obligado a concurrir p or vía
contencioso administrativa dentro de los plazos fijados para la denegación expresa.
Por cierto q ue lo expre sado no c ambia lo dicho en forma perso nal en "M aranghello" (S.
T. 1, pág. 180), en favor de establecer algún plazo coincidente a los máximos fijados para los
procedimientos jurisdiccionales ordinarios y dirigido a evitar una situación de interinidad ilimitada,
lo cual no aparece configurado en la presente causa donde el recurso se deduce en un tiempo
compatible con los pre cedentes c itados y pru dencial.
Se advierte, por lo demás, que ni la presente impugnació n ni ningún o tro motivo que obste
a la admisibilidad del presente recurso, fue alegado oportunamente y en el marco regulado por el
artículo 19 de la ley 11.33 0.
En conclusión, considero que la cuestión de inadmisibilida d plantead a contra el p resente
recurso contencioso administrativo ni ninguna otra, conmueven el auto obrante a foja 24 y que por
reunir los recaudos legales, justifica y autoriza su ratificación (C.S.J.P. A. y S. T. 166, pág.16).
Sólo puede aclararse, a todo even to, que la pre tensión de la actora, en c ongruencia con lo
reclamado por ella en se de adminis trativa (artículo 7, ley 11.330), se limita a su designación,
siendo meramente subsidiaria la pretensión indemnizatoria.
Voto, pues, por la afirmativa.
A la misma cuestión, los señores Jueces de Cámara doctores Palacios y Lisa expresaron
similares fundamentos a los vertidos por el señor Juez de C ámara doctor De Mattia y votaron en
igual sentido.
A la segunda cuestión el señor Juez de Cámara doctor De Mattia dijo:
4. Tal emerge de lo actuado e n autos, la ac tora persigue e l control de legitim idad de la
denegatoria presunta al reclamo que formulara por ante el Intendente Municipal, por el que
requería "un puesto de trabajo que me corresponde por ley, al ser hija de un empleado municipal
fallecido mientras se encontraba en actividad" (f. 18), y que al demandar precisa, peticionando el
cumplimien to del artículo 130 de la ordenanza municipal 8527/83 o que subsidiariamente le sean
indemnizados los daños y perjuicios a probar, con más accesorios.
Debe distinguirse que para el caso resulta aplicable la ley 9286 (Estatuto y Escalafón del
Personal de Municipalidades y Comunas de la Provincia), a la que la Municipalidad de San Justo
-se infiere - habría "adherido" mediante la ordenanza 8527/83, cuyo artículo 130 -anexo Aestablece de manera textual que "En caso de fallecimien to del agente, la autoridad c ompetente
deberá de signar, por el co nducto legal pertinente, a la viuda o a un hijo de aqu él, directame nte
sin prueba de selección, en un cargo vacante de nivel inferior en la especialidad, y según las
condiciones que posea el postulante. El nombramiento tendrá lugar, cuando se reúnan los
requisitos exigidos por el ingreso".
Ahora bien : por su parte la demandada al responder el recurso y al alegar, sin oponerse
al reclamo y re conocien do "el dere cho que le asiste a la Sra. Pache co" y la existencia de "cargos
vacantes de nivel inferior al que ocupaba el Sr. Pacheco", fund a su negativa de acceder a lo
peticionado en la carencia de "aptitud psicofísica" d e la recurren te y en cue stiones de ín dole
política, técnica, institucional y de justicia; posición que, principalmente por la laxitud de los
argumentos fácticos y legales resistentes, nos introduce sin más en la in terpretación y en la
sumisión de la presente causa a la norma.
Inicialmente, es claro que el mencionado artículo 130 reivindica por sí -sin extrañar y
como conquista gremial- el modo de suceder o de guard ar en favor de la viuda o de un hijo, las
prerrogativas laborales del causante, disponiendo el ingreso irrestricto y contribuyendo, en síntesis,
a mantener algún equilibrio con las precedentes condiciones de vida; forma que vale destacar no
fue atacada en el caso y que su pera el d ebate e n torno a los pre supue stos qu e la volun tad legisla tiva
de entonces pretendió en materia de incorporación de personal, cuando sin rodeos se estableció que
la designación deberá hacerse "directamente sin pru eba de selección" y q ue alcanza para satisfacer
la pretensión traída.
Para continuar y en orde n a la cuestió n de sexo argüida por la recurrida, la q ue constituiría
una limitación psico física para ac ceder a la p retensión, re sulta impensab le a esta altura q ue la
norma en examen se encuentre dirigida a géneros pares; y, desde ya rechazando todo tipo de
discriminación, si el municipio cuenta con la se guridad -así parece entenderlo- q ue la actora no
cumpliría con las tareas del causante, bien puede designarla en un cargo vacante de nivel inferior
dentro del agrupamiento u otro equivalente y adecuado a sus condiciones.
En tal sentido, se reitera, la propia demandada da cuenta de la existencia de cargos
vacantes de nivel inferior a l ocupado por el fallecido Pacheco (f. 82 vto.), y mas allá del
sentimiento de "injusticia" q ue le generaría po stergar el ingreso a la planta perm anente de alrededor
de las 90 personas que tendría contratadas, surge indubitable que cuenta con razonables
posibilidades para resolver la pretensión de la actora y cumplir con el mandato legal imperante.
En punto a los requisitos de ingreso, la señora Pacheco acredita efectivamente a fojas
57/92 contar con idoneidad y buena co nducta, y también ne cesidades f amiliares, qu e la califican
para el cargo q ue aspira en el ámbito mu nicipal.
Las otras razones invocadas por la demandada como eximentes, no sobrepasan el carácter
de meros argumentos defensivos. Nada se demostró. Ni la imposibilidad fáctica, ni la presencia de
normas que impidieran cubrir la vacante producida por la muerte del causante.
Por cierto, las razones vinculadas a las normas de emergencia carecen de decisividad
porque ni imponían el congelamiento de vacantes ni prohibían el ingreso del personal; por lo
demás, las más sustanciales ha perdido vigencia en la actualidad, pudiéndose señalar que la
pretensión de la actora -cuyo alcance ya se ha precisado al tratar la primera cuestión- no tiene
alcance retroactivo.
Por último, cabe destacar ahora, sin obviar el uso legislativo poco ortodoxo por el que la
ley 9286 se convierte en la ordenanza 8527/83 (al menos en lo atinen te a la norma que susten ta la
pretensión esgrimida) y a pesar de que la Municipalidad no ha planteado argumentos que requieran
considerar su constitucionalidad, que respecto al mencionado artículo 130, en tanto se encuentran
reunidos los presupuestos legales de enc uadramiento e ingreso, y además coincidente con el
criterio de la Cám ara de lo Contencioso Administrativo N/ 2 en "Flores" (S. T. 1, pá gs. 154/165),
autoriza a declarar ilegítima por arbitraria la negativa al reconocimiento del derecho postulado , y
a exigir su cumplimiento.
Por ello, corresponde se proceda a designar en forma a la actora, señora Magdalena Beatriz
Pacheco, directamen te y sin prueba de selección en el cargo de nivel inferior en la especialidad o
agrupamie nto que revistaba su señor pad re, el fallecido Alejando Dan iel Pacheco, u otro
equivalente, conforme a las condiciones que ostente la postulante.
Voto, pues, por la afirmativa.
A la misma cuestión, el señor Juez de Cámara doctor Palacios dijo:
La recurrente p retende la d esignación c omo perso nal perman ente de la Municipalidad de
San Justo, extrayendo su derecho d el artículo 130 de la ley 9286, según el cual “En caso de
fallecimiento del agente, la autoridad competen te deberá designar, por el conducto legal pertinente,
a la viuda o a un hijo de aquél, directamente sin prueba de selección, en un cargo vacante de nivel
inferior en la especialidad, y según las condiciones que posea el po stulante. El n ombramie nto
tendrá lugar, cuando se reúnan los requisitos exigidos por el ingreso”.
Entiende que le asiste en tal sentido una “norma concreta”, la que consagra en su favor un
derecho subjetivo a la designación.
El nombramiento pretendido, en las condiciones requeridas, importaría reconocer una
suerte de “título” de naturaleza hereditaria, que soslaya toda consideración acerca de la pertenenc ia
y naturaleza de los cargos públicos.
En este sentido, los cargos pertenecen al Estado en miras a la satisfacción del interés
público, por lo que ninguna persona puede obligar a la Administración a que le confiera una
función o empleo público.
Del referido artículo 130 no se saca otra consecuencia, acordando a la viuda o a un hijo
del agente fallecido la “prioridad” a ser admitido directamen te sin prueba de selección -según las
condiciones que posea-, lo que en modo alguno desplaza las facultades propia s del Intenden te
municipal en lo que atañe al gobierno de la Administración, en particular en materia de designación
de person al.
En este aspecto, el Intendente tiene atribuida la facultad de “nombrar los empleados de
su dependencia y removerlos siempre que lo estimase conveniente” (artículo 41, inciso 8, ley
2756).
En dichos términos, supone reconocer al Intendente el poder de apreciar, con sujeción a
ciertas pautas , la opo rtunida d de dic tar un ac to admin istrativo de nombramiento d e personal, para
cuya concreción exhibe una típica discrecionalidad de actuación.
Tal cual ha sido normado, la recurrente tiene reconocido un derecho al empleo, en
condiciones menos rigurosas que al resto de los ciudadanos -sin prueba de selección-, a la que,
reunidos los requisitos p revios, el Estatu to le otorga “prefe rencia” al mo mento de d ecidir una
designación (artículo 10, último párrafo , ley 9286).
En estas cond iciones, la de signación de personal es una atribuc ión privativa del Inten dente
como titular de la función administrativa, y a quién compete con exclusividad el proceso de valorar
su oportunidad o conveniencia.
En razón de e llo, resolver con forme lo pe ticionado p or la recurrente, im portaría sustituir
a la Administrac ión en el ejerc icio de las funciones que le son propias, obligándola a concretar una
actividad que, en rigor, no le es jurídicamente exigible, a lo que este Tribunal no está habilitado
En este aspecto , el Tribuna l no puede incursiona r en materia ajena a su p ropia
competencia, específicamente, asumir el ejercicio de una función valorativa de sí, en las
circunstancias del caso, la designación es necesaria; si interesa al cometido municipal; condiciones
de admisión; la vacante a cubrir; la función a cumplir y la categoría a asignar; la disponibilidad
financiera; el marco económico , etc., lo que importaría hacer ingresar al órgano jurisdiccional al
terreno de mérito ajeno a su función (“Gluzman”, S. T. 1, pág. 76; “Bargero”, S. T. 1, pág. 151;
S. T. 1, pág. 157; “Costa”, S. T . 2, pág. 152; “Puggioni”, S. T. 2, pág. 31 7 ).
El ingreso, en las condiciones del caso, importe el reconocimiento de un derecho en
expectativa, cuya concreción práctica está supeditada, por razones de oportunidad, mérito o
conveniencia, a juicios de ponderación con ingredientes discrecionales que ingresan en la zona de
reserva de la Administración (Tribunal Superior de Justicia de Córdoba; “Castro, Alicia c/
Provincia de Córdob a -Plena Jurisdicción- Re curso de Apelación” , 5.6.2003).
La invocada -por ambas partes- existencia de personal contratado, como la declarada
emergencia en adh esión a la ley 11 .696 -o rdenan za 165 6-, pon en de re lieve un marco de mayor
complejidad a la hora de valorar y definir la conveniencia de producir designaciones, por parte de
quien tiene la responsabilidad legal de administrar el municipio.
En este contex to, no se ad vierte -ni se ha d emostrado - la irrazonabilidad de los motivos
invocados, su desapego con el orden jurídico ni que estén viciados de arbitrariedad o desviación
de poder.
Lo antedicho en modo alguno can cela el derec ho que sí la r ecurrente tiene reconocido -a
tenor de la armónica interpretación de los artículos 10, último párrafo, y 130 de la ley 9286-, a ser
“preferida” al momento de decidir una futura designación.
De todo lo expuesto, concluyo que, en cuanto a la pretensión ejercida, no existen
elementos que permitan afirmar que la Administración haya ob rado ilegítimamente, por lo que
habrá que declarar la improcedencia del recurso.
En cuanto a las costas, deberán imponerse por el orden causado, en el entendimiento que,
en las condiciones de l caso, la recurrente ha tenido raz ón bastante para litigar.
Así voto.
A la misma cuestión, el señor Juez de Cámara doctor Lisa dijo:
Adhiero a las consideraciones vertidas por el señor Juez de C ámara doctor De M attia, y
las estimo suficientes en orden a declarar procedente el recurso.
Sólo agrego, en tren de abundar, que en el Agrupamiento Servicios Generales, al que
correspon día el agente fallecido según expresa la demandada (f. 45), revista “el personal que
realiza tareas vinculadas con la atención personal de otros agentes o del público, conducción de
vehículos livianos, vigilancia y limpieza” (artículo 41, Anexo II, ley 9286).
Como se observa, se trata de un agrupamiento comprensivo de tareas lo suficie ntemente
variadas en cuanto a la posibilidad de ser desempeñadas por personal femenino.
Por lo tanto, admitida la existencia de “cargos” vacantes, en “categorías” inferiores, el
problema se resuelve co n una asigna ción de “fun ciones” ad ecuada a la condició n de la actor a, sin
que se advierta la necesidad -considerada así por la demandada (f. 45 vto.)-, de que se deba esperar
la ocurrencia de una vacante en otro agrupamiento.
En este sentido, no debe olvidarse que “dentro de u na misma c ategoría presu puestaria
existe un número variable de cargos que son desempeñados por agentes con distintas o específicas
funciones”; y que la categoría presupuestaria “es lo que da el contenido patrimonial a la relación
de empleo público”, contenido éste que es el mismo para todos los que se ubican en cada categoría,
“independ ientemente de la función que le corresponda realizar al agente” (C.S.J.P.:“Apullán”, A.
y S. T. 38, pág. 215; de esta Cámara: “Rojas”, S. T . 1, pág. 449).
Una interpretación apegada a la natura leza de las funciones qu e ejercía específica y
concretam ente el agente fallecido, podría en la práctica aniquilar el derecho reconocido por la ley,
la que no se desentendió de “las condiciones que posea el postulante”; y, en supuestos como el de
autos, podría significar una discriminación vedada tanto por las normas generale s del orden amiento
fundamental (artículo 16 de la Constitución nacional; artículo II. de la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre; artículos 1, y 2.1. de la Declaración Universal de Derechos
Humanos; artículo 1, y 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; artículo 8 de
la Constitución pro vincial), como por las más e specíficas de similar grado (artíc ulo 11 de la
Convención sobre la Eliminación de todas las Fo rmas de D iscriminación contra la M ujer; y artículo
20, segunda cláusula, d e la Constitución provincial).
A la luz de esas disposicione s es claro que el c riterio de la dema ndada , que en definitiva
supone la creación de una exigencia no prevista por la ley para el acceso al empleo público, es
descalificable.
Por otra parte, y como bien lo expresa el señor Juez de Cámara doctor De Mattia en su
voto, al que adhiero, la demandada cuenta -conforme a su propio planteo- con razonables
posibilidades para resolver la pretensión de la actora.
Puede ahora agregarse que la situación del personal contratado al que la demandada
refiere, podrá hacer comprensible su sentimiento de injusticia, mas no privar a la actora de su
derecho.
Es que, desde un punto de vista estrictamente jurídico, su situación respecto de aquel
personal es distinta a la de los sujetos a que refiere la norma invocada.
En efecto, mientras el artículo 134 (Anexo I, ley 9286) no otorga sin más derecho a la
designación, según interpretación -que comparto- efectuada por la Corte Suprema de Justicia de
la Provincia en autos “Álvarez” (A. y S. T. 130, pág. 267), reiterada en numerosas oportunidades,
el artículo 130, en cambio, no establece meramente un mecanismo de selecció n, sino d e efectiva
designación.
De allí que la situación del hijo o del cónyuge de un agente fallecido, tampoco es sin más
equiparab le a la de los aspirantes que meramente ganan un concurso de selección, supuestos en los
que la autoridad podría en principio valorar la concurrencia de sobrevinientes razones de interés
público que podrían tornar innecesario el nombramiento.
Por el contrario, e l artículo 130 obliga, en tanto existan vacantes y se reúnan los requisitos
exigidos por el ingreso, a la designación, pues de otro modo se privaría de sentido a la expresión
“deberá designar...directamente” utilizada en la no rma, la que ordena que cuando se reúnan los
requisitos que menciona “el nombramiento tendrá lugar”.
Además, e n el pronu nciamiento recaído en los mencionados autos “Álvarez” se arribó a
tal conclusión restrictiva respecto del person al contratado (artículo 134, ley 9286), co n sustento
en que no es razonable pensar que el legislador ha admitido la posibilidad de que se sustituyan los
rigurosos procedimientos de selección del person al, con el “simp le recurso d e procede r a la
celebración de contratos”; consideracio nes éstas que, a mi juicio, no son sin más trasladables a los
supuestos del artículo 130, el cual -como es evidente- no se conforma con el “simple recurso” del
contrato, sino con el fallecimiento mismo del agente.
Por lo tanto, y sin que ello imp lique emitir pronunciamiento sobre la constitucionalidad
del artículo 130 (Anexo I, ley 9286) -examen que no se ha requerido en el caso-, son bien distintos
los valores jurídicos en juego en uno y otro caso.
Por lo dem ás, mientras e l artículo 134 supone la creación de vacantes, ello no es así -en
principio- en los casos del artículo 130, lo que suma una razón más para desechar todo intento de
equiparación entre estas categorías de agentes, y relativiza las razones vinculadas a la crisis a que
refiere la demandada.
También a mayor abunda miento considero qu e no es obstáculo pa ra el reconocimiento del
derecho lo dispuesto en el artículo 41, inciso 8, de la ley 2756, por cuanto se trata de una norma
que -salvo en cuanto a los órganos competentes para nombrar y remover al personal- debe
entenderse modificada por la ley 9286, mediante la cu al la legislatura reasumió la regulación de
la relación de empleo público municipal, particularmente en cuanto a su contenido y vicisitudes
(constitución, modificación y ru ptura).
Voto, pues, por la afirmativa.
A la tercera cuestión, el señor Juez de Cámara doctor De Mattia dijo:
Atento el resultado obtenido al tratar la cuestión anterior corre sponde d eclarar proc edente
el recurso interpuesto y en consecuencia condenar a la Municipalidad de San Justo a que , previa
verificación de los requisitos legales de ingreso, proceda a dictar un acto administrativo designando
a la señora Magdalena Beatriz Pacheco directamente y sin prueba de selección, en el cargo de nivel
inferior en la especialidad o agrupamiento que revistaba su señor padre, el fallecido Alejando
Daniel Pacheco , u otro equivalente y según las con diciones qu e ostente la postulante. Imponer
las costas a la demanda y diferir la regulación de honorarios profesionales.
Así voto.
A la misma cuestión, los señores Jueces de Cámara doctores Palacios y Lisa, dijeron que
la resolución que corresp ondía adoptar era la propuesta por el señor Juez de Cámara doctor De
Mattia, y así votaron.
En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Cámara de lo Contencioso
Admini strativo Nº 1 RES OLV IÓ: Declarar procedente el recurso interpuesto, y en consecuencia,
condenar a la Municipalidad de San Justo a que, previa verificación de los requisitos de ingreso,
proceda a dictar un acto administrativo designando a la señora Magdalena Beatriz Pacheco
directamen te y sin prueba de selección, en el cargo de nivel inferior en la especialidad o
agrupamien to que revistaba su señor padre, el fallecido Alejando Dan iel Pacheco, u otro
equivalente y según las condiciones que ostente la postulante.
Imponer las costas a la demandada y diferir la regulación de honorarios profesionales.
Registrarlo y hacerlo saber.
Con lo que concluyó el acto, firmando los señores Jueces de Cámara por ante mí, doy fe.
Fdo. PALAC IOS (en disidencia) - DE M ATTIA - LISA - Barraguirre (Secretario).
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