TP: La carta de María que nunca le pudo enviar a Juan. Integrantes: Juan Martín Encalada, Santiago Blanco. Te tengo que confesar la verdad sobre mi vida: sobre lo que dijiste de mí, mi relación paralela con vos, la de Hunter y mi actual marido Allende. Sobre la verdad voy a empezar con la de mi personalidad: sé que soy muy bondadosa y estoy llena de sentimientos puros como vos me dijiste en una de tus tantas cartas llenas de confesiones y comentarios sobre mi vida y la de mis cercanos. Mi actitud de ser reservada y no hablar siempre no es producto de mis amoríos con vos, Hunter y Allende; sino de tu manera de ser tan confusa para mí, esa violenta manera de llevarme por la plaza San Martín del brazo como si fuera una muñeca… tu muñeca, no la terminaré de entender hasta que tal vez algún día me hables de vos y de tu manera de ser. Esa manera retorcida de explicarme tus conclusiones todavía las estoy pensando, entenderte a vos y tus tantas hipótesis nunca me fueron fáciles. Otra cosa que provocó tener actitudes cerradas y bipolares en mí fue tu cuadro con la escena de la ventana, no puedo sacarla de mi cabeza… en donde causa un efecto de identificación y tristeza por verme a mí misma en un simple paisaje de una chica solitaria mirando el horizonte. Aquel “horizonte solitario” sería claramente yo intentando buscar la respuesta a mi pregunta: ¿soy feliz con Hunter o sería mejor quedarme con Allende? Porque hasta ese momento mi único problema era saber qué hacer con Allende mientras sigan pasando los años, ¿le sigo mintiendo con su primo, sería mejor contarle la verdad? Hasta ese momento solo era eso, hasta que llegaste vos. Sobre los amoríos que te nombré de Hunter y Allende, no te negaré que me pasa algo con Hunter. Esos viajes a la estancia no son por nada. Por más que tenga sentimientos por vos ya me basta con mis relaciones a escondidas con Hunter para tener otra con vos. Quiero que terminemos de vernos. Al comienzo vi con buenos ojos tus intensiones de estar conmigo pero me terminé dando cuenta de que tan solo eran un deseo de descargar tu impotencia en un falso amor hacia mí, “la chica que entendía tu cuadro”. Decidí quedarme con Allende y Hunter, estas dos relaciones paralelas ya las mantenía bien hasta que llegaste, y quiero volver a como estaban las cosas en su momento: vos con tu vida de pintor que odia a los críticos y yo con mi vida viajante entre amor y amor. Hasta luego Juan Pablo, lo siento pero esta falsa relación no da para más. MARÍA