EDITH STEIN: CRUZ Y NOCHE La noche se asemeja al camino de la cruz, pero la cruz va más allá. Ella misma es la luz y el camino en medio de la experiencia de la noche. La noche es el símbolo y la cruz es el signo. Para meditar: “La cruz no es fin en sí misma. Ella se eleva y empuja hacia lo alto” (CC21) “El que se ha decidido por Cristo, está muerto para el mundo y el mundo para él” (CC22) “El que quiera tomar parte en su vida debe como Él caminar a la muerte de Cruz, crucificar como Él la propia naturaleza con una vida de mortificación y negación de sí mismo y ofrecerse a la crucificación en la Pasión y en la muerte como Dios quiere” (CC40). Adentrarse en la noche es un paso que el hombre tiene que dar libremente, para que ésta sea realmente vivida como seguimiento de Cruz, y a partir de allí dejarse guiar por la fe. “porque la fe es el camino a través de la Noche hacia la meta de la unión con Dios y (C 81) “…por medio de la fe pura, cuando por la desnudez, oscuridad y pobreza de espíritu se arraiga en el alma, se le infunde esperanza y amor, un amor que no se da a conocer por sentimiento alguno de ternura en el alma, sino que se manifiesta por un mayor ánimo y una desconocida fortaleza. (CC 90-91) La cruz verdad de la vida y de la muerte. La cruz es la verdad, revela a Dios y su amor; nos cuenta hasta qué punto llega este amor. En el calvario el ser humano se encuentra a sí mismo y su verdad. La cruz revela el sentido de la vida y de la muerte para todo hombre, y el nexo indisoluble que une la vida y la muerte, nexo que está constituido por el amor, por el don de uno mismo: la vida nace del amor que se recibe y tiende al mismo amor que se entrega. Se vive y se muere por el mismo motivo, porque el amor recibido tiende por naturaleza a convertirse en amor entregado. Y todo esto se dice desde la Cruz de Jesús, el amado que no puede sino donar el Amor, en un gesto que es el más poderoso y expresivo símbolo del misterio de la vida y de la muerte del hombre. . (Amadeo Cencini) El sacrificio y misterio de la Cruz La fuerza y el sentido del Sacramento del amor se encuentran principalmente en el sacrificio de la cruz, muestra del infinito amor de Dios a los Hombres: “Los Frutos de la tierra se han convertido en su carne y sangre, llenos de su vida. La creación visible en la que entró ya por su encarnación, está ahora unida a él de un modo nuevo, misterioso. La fuerza de la palabra creadora de vida está vinculada al sacrificio. La Palabra se hizo carne para ofrecer la vida que recibió; para ofrecerse a sí mismo y a la creación redimida por su ofrenda como sacrificio de alabanza al Padre “(Obras 395). Hna. Duby