¡ ®: Humberto López Cruz Editor editorial hispano cubana 132 La lógica del desvarío: la poética del desastre en Virgilio Piñera Ricardo Baixeras Borrell Colegio Jesuitas de Sarriá, Barcelona Sabemos, qué carcajada, que lo lúdico es lo agónico. José Lezama Lima ("Virgilio Piñera cumple 60 años" Poesía completa 437) Del mismo modo que el pensamiento de la vida incluye el pensamiento de la muerte, así también, en general, el pensamiento de la dicha -la beatitud- implica un profundo e inigualable conocimiento de la desdicha. Clément Rosset (La fuerza mayor 51) El motivo de esta reflexión sobre los Cuentos fríos de Virgilio Piñera es una incertidumbre q.ue asalta al lector (o cuando menos a este lector) cada vez que se enfrenta a ellos. La incertidumbre, como siempre, tiene la forma estelar de una pregunta, que son dos: ¿pueden desencanto, desvarío, desdicha, desastre e ironía representar un itinerario posible para la lectura crítica de estos relatos? ¿Es este desencanto doloroso, palpable desde su primer cuento, el gesto devastado, pero mordaz, de un "hombre invisible", como le llamó Guillermo Cabrera Infante (57), cuyo ros- Virgilio Piñera: el artificio del miedo tro es, en realidad, el reflej o quebrado de una inteligencia ruinosa? 1 Para cercar mejor estos interrogantes hay que decir cuanto antes que la dificultad de leer a Piñera y escribir sobre él tiene su origen en UllOS cuentos entregados a la expresa renuncia de un mundo concebido desde una perspectiva lógica o natural y que ofrece, como resultado final, una visión defonnante y deformada de la realidad. Pero no deberíamos suponer con ello que 10 extraño, lo que carece de lógica o lo sobrenatural se convierte entonces en la única vía de escape para el lector azorado por sus cuentos. La declaración expresa de que el espacio crítico que se abre siempre ante cualquier escritor -y especialmente en autores tan afines a Piñera como Kafl(a o Beckett2- es el terreno saludable y propicio para abonar el equívoco y la más incierta de las ambigüedades se cumple con el autor de El que vino a salvarme de una forma fatal. Esa renuncia ideológica a la que parecen lanzarse desbocados y solitarios muchos de sus anónimos personajes no es sino la búsqueda agónica y delirante -desvariada y desastrosa- por encontrar un 1 N o podemos evitar pensar en Virgilio Piñera cuando leemos el final del poema de Jaime Gil de Biedma, "De Vita Beata": "[nJo leer, no sufri1~ no pagar cuentas, y vivir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia" (173). 2 Parece indudable que algunas de las consideraciones críticas que han iluminado las lecturas de los textos de Franz Kaflca y de Samue1 Beckett podrían utilizarse para la interpretación de la obra de Piñera. El desvarío de sus cuentos guarda algunas semejanzas y muchas diferencias con estos dos escritores que han sido capaces de cartografiar el paisaje de nuestra más acuciante cordura. Con todo la crítica y el juego de la interpretación se nos antoja desasosegante y condenada al fracaso por infinita.