EDITORIAL Bienvenidos al Antropoceno La era del hombre ha comenzado. Ya es tan profunda la zanja que hemos tallado en este planeta, que hasta nos hemos hecho merecedores de designar una nueva época geológica en nuestro honor. Este nuevo planeta Tierra es sin duda distinto de todo lo que ha sido durante los últimos 4.500 millones de años; estamos ante una nueva configuración y un nuevo orden. Según algunos, la era del hombre comenzó hace cerca de 10.000 años, cuando las primeras sociedades humanas inventaron lo que sería la primera gran revolución de la historia: la agricultura. Con la agricultura se quemaron bosques, se araron suelos, se construyeron terrazas y diques, acciones que afectaron profundamente el cielo, la tierra y el agua. Según algunos, estos cambios fueron la causa de grandes emisiones de metano y gas carbónico a la atmosfera, suficientes para impactar el clima de todo el planeta. Pero la mayoría prefiere pensar que la verdadera huella del hombre empieza con la Revolución Industrial, cuando la quema de combustibles fósiles abrió nuevas perspectivas para la humanidad y se dieron las condiciones para que la población humana creciera de manera exponencial, al igual que el uso de recursos. Los pilares del sistema terrestre han sido perturbados tan rápida y profundamente que no hemos dado lugar a reacomodaciones: hemos cambiado el clima, hemos extinguido un sinnúmero de especies, hemos contaminado los mares, el aire y la tierra, hemos depredado recursos, hemos puesto, así, en peligro nuestra propia subsistencia como especie. Ya no es un asunto de científicos que pidan a gritos crear conciencia. Es un asunto de la humanidad entera que nos pide repensar y replantear nuestras más profundas estructuras, sobre las que hemos construido nuestra noción de ser y de sociedad. En este sentido de urgencia, de necesidad de cambio, muchos han asumido el reto con entereza. En las últimas semanas pudimos ser testigos del increíble poder que tienen las acciones cuando están motivadas por la lógica conjunta del corazón y la razón. Durante PlanetOn, el festival de cine ambiental que tuvo lugar en la Universidad de los Andes durante la segunda semana de noviembre, pudimos ver y oír embelesados los testimonios de hombres y mujeres comprometidos que han decidido cambiar una parte de la historia. Por otra parte, y en otro nivel, durante la Cumbre de Cambio Climático, celebrada en París, también se está asumiendo el reto de discutir y de negociar acuerdos internacionales que limiten drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, y que en últimas reencaucen las políticas económicas y de desarrollo de las próximas décadas. El acuerdo, tal vez el más ambicioso y difícil jamás planteado, es una muestra más de que estamos parados en la delgada línea que divide la historia en dos. ¿Seremos o no la generación capaz de asumir el reto con entereza y redefinir el Antropoceno en función de lo que fuimos capaces de hacer? • Catalina González A. Profesora asociada del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes [email protected] Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias 3 Hipotesis19.indd 3 28/01/16 15:58