Edicion textos periodísticos

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Fundación Nuevo Periodismo y Corporación Andina de Fomento
Taller de edición de textos periodísticos
Con Álex Grijelmo.
Cartagena de Indias, Colombia
26, 27 y 28 de octubre de 2005
Relatoría: Pedro Pablo Mejía
La edición de textos periodísticos comprende aspectos generales, como escoger
un género apropiado para desarrollar cierta información, y aspectos particulares, como la
utilización correcta de cada palabra. En este taller, Álex Grijelmo compartió experiencias
de trabajo con editores de medios escritos de Ecuador, Puerto Rico, Colombia, Panamá,
México, Perú, Venezuela, Costa Rica, El Salvador y Nicaragua. Se realizaron ejercicios,
se discutieron ideas y se socializaron experiencias, con el fin de detectar aciertos y
errores de la práctica periodística cotidiana. Se detectaron errores comunes y se
abordaron temas como las funciones del editor; los géneros periodísticos; el papel de la
prensa como intérprete de la realidad, los títulos y las entradas, y uso correcto de las
palabras.
En palabras de Álex Grijelmo “Los editores son el guardameta de una redacción,
los balones llegan a la portería porque los demás no frenaron el ataque del equipo
contrario. Aunque suden y trabajen, algún balón va a llegar y alguno será gol. Por más
buena defensa que tenga el equipo, al portero le llegan balonazos y debe tener seriedad,
experiencia y trucos para atajarlos, para resolver el problema, para corregir los errores.
Los porteros inciden directamente en el resultado tanto por lo que atajan como por lo que
no. El fallo de un portero se nota mucho, y el de un editor también”. La calidad de un
periódico depende en gran medida de la calidad de sus editores, quienes están
encargados de mejorar la calidad de los reporteros.
Tareas de un editor
La falta de tiempo, las exigencias que impone el diseño, y la necesidad de
presentar una información completa, de interés y que sea agradable para el lector, son
retos que enfrentan los editores de periódicos.
Sus funciones van desde coordinar un equipo de periodistas, hasta supervisar los
textos y hacerles control de calidad. Debe conocer la agenda informativa y conocer
también quienes son sus destinatarios. Hacer control de calidad significa titular bien,
lograr una entrada atractiva, recortar textos, precisar datos, verificar cifras, hacer clara la
información y corregir errores gramaticales. El editor se enfrenta al texto con ojo crítico,
con la intención de resolver las preguntas que el lector se haría.
El editor hace su labor desde el momento en que delega un tema al reportero.
Orientarlo acerca del enfoque, de las fuentes que debe consultar y de los posibles
ángulos desde los cuales abordar la información representa un considerable ahorro de
tiempo a la hora de corregir.
El editor acompaña al redactor durante todo el proceso, así puede conocer sus
habilidades y darle el impulso que necesita para que mejore. Un redactor bien respaldado
dejará de escribir algo como “un grupo de campesinos”, porque sabrá que el editor le va a
preguntar “¿un grupo de cuántos campesinos?”. Este tipo de cuestiones básicas
retumbarán en su oído cada vez que salga a reportear.
Hay cuatro funciones básicas que debe cumplir un editor:
1. Leer el titular y no tocarlo hasta después de haber leído el lead. El titular es lo más
importante, pues es lo primero que lee el lector.
2. Examinar que el lead tenga fuerza.
3. Conseguir los datos que hacen falta para que el texto se entienda bien.
4. Verificar que los aspectos conflictivos estén contrastados.
Género periodísticos
Además de alimentar y mejorar la información para que los lectores la
comprendan, el editor también debe definir qué es noticia y qué no. Y qué se debe escribir
como crónica y qué como reportaje. Con su guía, el periodista debe preguntarse cuál es la
mejor forma para que el lector se entere de algo y, según el caso, debe escoger el género
periodístico más apropiado, o, en otros términos, la indumentaria con que saldrá vestida la
información. Un vestido que no se elige por capricho sino según el grado en que el
periodista está involucrado con la noticia.
Los lectores cada vez exigen más presencia del periodista, más interpretación,
porque quieren encontrar en el periódico información adicional que complemente lo que
ya vieron por televisión, escucharon por radio o averiguaron por internet.
De acuerdo con Grijelmo, en la noticia la voz del periodista está al margen del texto.La
noticia es un hecho que se cuenta de manera distante, fría. Es información que acaba de
ocurrir.
En la crónica el periodista se involucra un poco más, de manera que la información
tendrá un carácter más humano. Requiere de un estilo diferente a la noticia, no se trata
sólo de un hecho de última hora; necesita mayor extensión en caracteres, con más datos
enmarcados en el tiempo, con antecedentes y con posibles consecuencias. Permite
elementos narrativos, descriptivos y otras licencias literarias.
En el reportaje la presencia del periodista es todavía mayor. Se diferencia de la
crónica en que el hecho no acaba de ocurrir, no es necesariamente algo del día anterior.
Demanda mayor número de fuentes y elementos descriptivos más personales. Un
reportaje se puede elaborar cuando se trata de algo que sucedió hace semanas o meses,
y que ahora tiene elementos nuevos, que causan impacto.
Estética de los géneros
Hay que brindarle al lector la posibilidad de distinguir gráficamente los géneros en
las páginas del periódico. Así se dará una idea sobre el tipo de información que va a leer y
sobe el grado de presencia y de interpretación por parte del periodista. Los periódicos
tienen la obligación ética de darle pistas al lector para que se acostumbre a que un
reportaje va en un código y una noticia en otro. Esas pistas pueden ser los colores y la
rotulación de los artículos, que, además, tienen un sentido de orden. La diferencia se nota
en elementos como las columnas, los tipos y tamaños de letra y la diagramación. Una
columna de opinión, al igual que una entrevista, por la usual presentación del formato
pregunta-respuesta, es fácilmente identificable.
Hay que mantener códigos estables y un rigor ético para reflejar seguridad y
coherencia. Esto implica involucrar la forma como parte del fondo.
Interpretación
Mas que noticias, los periodistas deben encontrar historias, salir con los sentidos
abiertos, detectar el conjunto de elementos que surgen en torno al hecho que cubren:
rostros, lenguaje corporal, sensaciones, sentimientos. El periodista los transmite al lector
según el tipo de información y el género que esté manejando. La crónica y el reportaje
explican la realidad, la interpretan; esto es distinto de opinar. Las opiniones implican
juicios de valor, mientras que la interpretación requiere de datos que sustenten. Si el
periodista va más allá de lo que realmente sabe, estará opinando. La línea que separa el
juicio de valor del juicio de hecho es muy delgada, por eso se requiere rigor. Si decimos
“las imponentes pirámides”, estamos dando un juicio de hecho, porque realmente son
imponentes, pero si se dice “un imponente trabajo”, estamos haciendo un juicio de valor.
Esta comparación nos muestra lo fina que es la diferencia.
Si el desempleo ha bajado y hay cifras que lo sustentan, el periódico puede titular:
“Mejora la situación laboral”. Ese caso está haciendo un juicio de hecho. Sin embargo,
cuando el dato es demoledor, no hace falta interpretar nada, por ejemplo cuando se titula:
“Dos de cada cinco kilómetros tienen grietas”. Lo importante es avisarle al lector del grado
de intervención del periodista en la información, de esta manera no habrá manipulación.
Se trata de mantener una actitud preventiva.
Normas de titulación
Definido el enfoque y el género apropiado, y por ende el grado de intervención del
periodista, el siguiente reto de un editor es titular bien la información.
Como recomendación inicial, el periodista no puede terminar de hacer una
entrevista o llegar a la redacción sin tener el titular en la cabeza. Si no lo tiene, quizás
deba explorar un poco más en el sitio de reportería para encontrarlo. Cuando el periodista
llega con el titular es porque ya tiene claridad sobre lo que quiere escribir, tendrá en la
cabeza un primer párrafo y no cederá ante la tentación de hacer un relato cronológico.
Existen algunas reglas sobre titulación que forman parte de los manuales de estilo
de los periódicos. En cuanto a usar cifras, por ejemplo, sólo se recomienda hacerlo en
títulos cuando representan algo que el lector puede entender fácilmente. Todos saben qué
significan 40 minutos de lluvia, pero no 40 millones de dólares. Un título como: “Turismo
de Guatemala disminuye en 15 por ciento” no dice tanto como “Guatemala pierde uno de
cada siete turistas”. Decirle a un ciudadano común y corriente: “Roban 10.500 millones”
no significa tanto como decirle “Millonario robo”. Este último titular transmite mejor el
efecto de que se trata de algo grande. Igualmente “Inversión millonaria” causa más
impacto que “Invierten mil millones”. Casi siempre es mejor evitar títulos de negación. Se
deben utilizar títulos que afirmen algo. De igual manera, es necesario tener presente que
los periodistas deben dar respuestas y no generar preguntas sin responderlas. Sobre el
uso de siglas: cuanto menos se utilicen, mejor.
Para evitar caer en lugares comunes es recomendable no jugar con títulos de
películas, canciones, libros o refranes. Titular “Crónica de una derrota anunciada” es una
falta de originalidad y demuestra pereza mental.
Las citas textuales están bien cuando tienen gracia y cuando no son largas. El
entrecomillado requiere de un respeto sagrado, porque debe responder a lo que se ha
dicho. Tiene mucha fuerza, porque es lo que alguien está diciendo.
Titular sin verbo no es necesariamente malo, porque pueden usarse sustantivos
que representen una acción, como “Atentado en x parte” o “12 muertos en explosión de
gas”.
Los titulares son más próximos en presente que en pasado. Es preferible titular “El
Presidente llega hoy a Madrid” o “Uribe llega la semana próxima”, que decir “llegará hoy”
o “llegará la semana próxima”. También se deben evitar los títulos con participio como:
capturado, detenido, sancionado o censurado.
El buen editor plantea buenos titulares respetando el diseño; no puede pedir que
se baje el tamaño de la letra para que vaya cierta frase completa. Por su parte, el
diseñador tampoco le puede pedir al editor que alargue el texto o que le ponga una
palabra más para cuadrar el diseño.
Palabras frías y calientes
Para titular es recomendable utilizar palabras calientes, es decir, aquellas que por
su sonoridad y su fuerza llaman más la atención de los lectores. Varias de ellas provienen
del árabe, como ‘abismal’, ‘adalid’, ‘alarde’, ‘alboroto’, ‘algarabía’, ‘auge’, ‘azote’, ‘hazaña’,
‘jaque’, ‘macabro’, ‘maroma’, ‘máscara’, y ‘rehén’.
Por su parte, bastantes de las palabras frías provienen del griego como
‘pedagogía’, ‘filosofía’, ‘tragedia’, ‘blasfemia’, ‘melancolía’, ‘misterio’, ‘círculo’, ‘génesis’,
‘crisis’, ‘análisis’ y ‘diagnóstico’.
Cuando el idioma se refiere a algo pequeño recurre a las íes: ‘ínfimo’, ‘nimio’,
‘mínimo’. En cambio, las aes o las oes reflejan lo grande: ‘descomunal’, ‘faraónico’.
Casi siempre es más cálida y contundente una palabra corta que una larga. En los
diarios latinos, los titulares son más cortos y exigen que el periodista sea ingenioso para
buscar las palabras que se acomoden al diseño y que capten mayor atención. En los
diarios españoles, los titulares son más largos y más rigurosos.
Los titulares tienen que conmover, llamar la atención, ser sugerentes. Los titulares
fríos hacen un periódico plano. La sonoridad de las palabras contribuye a dar o restar
importancia a un hecho. Mientras un periódico de los llamados serios diría “fulano habla”,
en un periódico de técnica popular se diría “fulano rompe su silencio”, así lleve sólo siete
días sin hablar; en lugar de decir “entrevista con fulano”, diría “fulano se confiesa”, y para
decir “dudas sobre tal o cual cosa” titularía “polémica por tal o cual cosa”.
Otro ejemplo de términos calientes es el lenguaje del fútbol, porque utiliza mucho
la fuerza de las erres, que son muy sonoras. Por ejemplo: remate, rebote, barrera y cierre.
Palabras calientes
Uno de los ejercicios del taller consistió en buscar expresiones calientes para
reemplazar expresiones frías. Estos son algunos ejemplos:
-
Descubre: hallazgo, destapan, estalla.
Critica: fulano arremete.
Aplazan: congelan, paralizan.
Importante: histórico, de vida o muerte.
Revancha: venganza, ajuste de cuentas.
Alguien se repliega: se retracta, se atrinchera, resiste.
Alegría: euforia.
Descontento: frustración.
Nuevo: inédito, sin precedentes.
Alboroto: zafarrancho, escándalo.
Preocupación: angustia.
Pérdidas: saldo rojo, quiebra, ruina.
Los precios suben: se disparan.
-
Ruido: estruendo.
Abaleado: acribillado, eliminado.
El gobierno retira una ley: retrocede.
Retorno: regreso.
Distribuyen: reparten.
Conversación privada: reunión secreta, cara a cara, encuentro íntimo.
Atraco mortal: sangriento atraco.
Divergencias: ruptura.
Discusión: bronca.
Revés o contrariedad: fracaso.
Mal tiempo: mala racha.
Títulos para reportajes
La titulación está muy relacionada con los géneros periodísticos. La manera de
titular nos da pistas sobre si un texto es una noticia, una crónica o un reportaje. Algunos
recursos para titular son la paradoja, la contradicción o las palabras de doble sentido.
Por ejemplo, en un reportaje sobre el éxito de los bomberos entre las mujeres, un
periódico tituló: “Bomberos que encienden”. Aquí se usó una palabra que tiene relación
con el contexto de los bomberos y se aprovechó su doble sentido. Siempre hay que tener
cuidado, la palabra debe funcionar en ambos sentidos. Por ejemplo, para el matrimonio de
dos trapecistas en un circo, no sirve titular “Amor en la cuerda floja”, porque uno de los
dos sentidos no concuerda. Este titular serviría en el caso de que fuera una separación.
Otros ejemplos que funcionan son: “A la telefónica se le cruzan los cables”, para
referirse a problemas en la compañía telefónica, o “Tyson contra las cuerdas”, cuando el
boxeador fue acusado por un mujer de haberla violado.
Otra técnica de titulación en reportajes es el juego de palabras, como por ejemplo
“Lío de Janeiro”, para referirse a una situación difícil en la ciudad brasileña. Durante los
Juegos Olímpicos de Barcelona el diario El País publicó, en su suplemento, varios títulos
que jugaron con la metáfora, la paradoja o la contradicción. Estos son algunos ejemplos:
- En la inauguración: “La flecha en llamas encendió el estadio”.
- Un nadador que pasó a semifinales en la modalidad de espalda: “Hacia el podio
avanzando de espalda”.
- Cuando el nadador ganó: “Martín, el espaldarazo”.
- Estados Unidos perdió en voleibol con España y todos sus jugadores tenían la cabeza
rapada: “España pone los pelos de punta a Estados Unidos”.
- En natación los favoritos fueron perdiendo: “Los mitos se ahogan en la piscina”.
- Una judoca perdió a su entrenador dos meses antes: “Miriam lucha con el recuerdo de
su entrenador”.
- Una judoca era favorita al oro: “Una llave para la esperanza”.
- El presidente Felipe González no fue a la clausura a pesar de que los Juegos fueron un
éxito: “Felipe González no acudió a colgarse la medalla”.
Estas técnicas no funcionan para cualquier texto, dan resultado el 25 por ciento de
las veces. Sin embargo, es la primera fórmula que se debe buscar porque es la más
eficaz. Cuando se da en el clavo es un éxito.
El primer párrafo
Después de definir un buen titular es importante desarrollar una buena entrada. El
llamado lead de un artículo compite con un croissant, con un panecillo, porque la gente
está desayunando y leyendo. Así de dura es la competencia y por eso la primera
aproximación del texto debe mostrar qué estilo de música se va a tocar.
Empezar con una frase corta y directa, de no más de una línea de extensión y que
tienda a la interpretación, es un arranque de impacto. Un ejemplo es: “El golpe de Beta se
sentirá hoy en San Andrés y Providencia. La tormenta tropical, próxima a convertirse en
huracán, se desplaza con vientos de 100 kilómetros por hora hacia las dos islas
colombianas y amenaza también las costas de Nicaragua”.
No hay que tener la obsesión de ponerlo todo en la entrada. Hay que evitar los
párrafos largos porque cuando el lector los ve extensos se predispone a que el artículo va
a ser aburrido. Por eso una de las claves es manejar oraciones simples, sin
subordinación.
Tampoco se puede dejar de lado que el lead tiene que arrancar contando la
historia de nuevo, no debe ser una continuación del sumario (entradilla). Es el texto el que
debe contener todas las partes de un titular y los destacados no se eliminan.
El orden lógico para empezar un texto es: sujeto, verbo, predicado. Iniciar con un
complemento circunstancial es un error. Por eso no se recomienda empezar con frases
que indiquen lugar, tiempo, modo, causa, cantidad, instrumento, medio, compañía o
finalidad.
Cuando se empieza por el complemento circunstancial el lector se demora para llegar a la
oración principal, lee primero cosas que son de segundo orden y eso hace más difícil la
comprensión. Se demora milésimas de segundo en entender, pero varias milésimas
terminan por cansarlo. Si se altera lo natural hay ruido. Lo sencillo es lo eficaz. Para que
algo funcione lingüísticamente en el cerebro se necesita una oración. La monotonía se
debe romper con el fondo, con lo que se cuenta, con las metáforas, no con la estructura.
Las informaciones que empiezan con "dos días después de tal cosa" o "en un
encuentro con periodistas" o "en el Congreso de la República", retardan lo importante.
Pocas veces el escenario es lo clave de la información. Si es así el escenario se debe
convertir en el sujeto, por ejemplo: "la plaza de toros fue el lugar elegido por el Presidente
para ofrecer una conferencia de prensa".
Protección de la fuente
En muchas ocasiones, si no se protege el nombre de la fuente, no se obtiene
información. ¿Dar o no dar el nombre de la fuente? ¿Dar sólo pistas del nombre de la
fuente?, son preguntas que se hacen los editores frecuentemente. Es importante ser
exigente, eso permite proteger más las fuentes y el lector no dudará de la veracidad del
testimonio. Si el medio es confiable se puede permitir hacer atribuciones indirectas como:
"según fuentes futbolísticas consultadas".
Un editor puede preguntar de dónde viene la información, no para que el redactor
revele la fuente, sino para protegerse de que no haya información viciada. Además puede
pedir que se afine un poco más el dato diciendo “fuentes del club”, “directivos del club” o
“miembros del cuerpo técnico”, porque de esta manera se sabe que fue alguien que tiene
más acceso a los datos publicados que por ejemplo un celador.
A no ser que sea algo que no perjudica a nadie, todas las declaraciones no
asumidas con el nombre se deben confirmar con una segunda fuente. Esa información
inicial debe usarse como pista para confrontarla por otro lado. Cuando se trata de
opiniones es muy importante decir quién las da, porque al lector le interesa saber qué
grado de conocimiento tiene el personaje sobre el tema. Cuando una persona no quiere
aparecer dando una opinión hay algo sospechoso. O la sostiene con su nombre o no le
interesa a nadie.
Cambiar el nombre de la fuente para proteger la identidad no es recomendable, porque de
entrada el lector se siente engañado. Lo mismo pasa cuando se cambia una foto; así diga
fotomontaje, lo que se ve es una falsedad. Se altera la realidad y eso genera ruido. El
lector desconfía y puede pensar que hay más datos falsos. Hay fuentes que siempre
quieren hablar y que siempre dan información veraz, pero llegará el día en que darán
información falsa, porque a lo mejor les reporta un beneficio. En esos casos la obligación
del periodista es desenmascarar la fuente.
Un medio no puede mentir. Está permitido no dar los datos completos de una
fuente para protegerla, pero no está permitido mentir.
Edición del texto
Después de definir el titular y redactar una entrada atractiva, normalmente el editor
encuentra necesario acortar los textos. La edición debe empezar por los adverbios
terminados en mente y con los pleonasmos que producen los verbos antes de un
participio.
Frases como “durante el día de hoy”, se pueden reemplazar simplemente por
“hoy”. Evitar frases que suenan bonito pero no aportan: “fulanito nunca se imaginó esta
mañana cuando salió a su trabajo que iba a sufrir un accidente”. Es obvio que nunca se lo
imaginó, de lo contrario se habría quedado en casa. En el texto sólo se debe incluir lo
relevante: “Fue un día cualquiera”…si fue un día cualquiera ¿para qué lo contamos?
Tampoco se debe abusar de frases entrecomilladas que muchas veces no tienen nada de
especial.
Recomendaciones:
- El periodista no debe suponer que el lector se acuerda de una noticia publicada
anteriormente. Lo que se publique debe entenderlo un marciano que abre por
primera vez el periódico.
- Hay que asumir que el lector no es experto en economía, en deportes o en
política. No se debe pensar que hay un lector especial para cada sección. Hay que
buscar que quien no sepa de economía entienda una nota económica y quiera
aprender del tema.
- Precisión en los datos. “Los sectores populares consumen más productos
importados que en el pasado”. ¿Qué es el pasado?, es necesario dar una fecha.
“Un buen puñado de instituciones”. ¿Cuánto es un buen puñado?, es necesario
dar una cifra o un dato que de idea de la cantidad. Hay que evitar términos como
“un grupo”, “varios”, “diversos”, “numerosos”. Si no se tiene la cifra exacta, hay que
dar una aproximación: “una treintena”, “una quincena”. Todo lo que es
cuantificable hay que ponerlo. En lugar de “un hombre alto”, “un hombre de 1,90”.
Y en lugar de “apenas unos días después”, “tres días después”.
- Los datos deben estar relacionados con algo. “Se importaron 6 mil toneladas de
leche en polvo”. ¿Eso es mucho o es poco?
- Cuanto más se acerque el verbo al presente, mejor. “El gobierno ha decidido
tomar precauciones”. “El gobierno ha tomado precauciones”. “El gobierno toma
precauciones”.
- Es mejor escribir “a causa”, o “como consecuencia”, que escribir “a consecuencia”.
- Hay que evitar el abuso del verbo dejar. “El terremoto dejó…” es mejor utilizar
causó. Porque dejar implica que pasó por aquí, dejó algo y siguió su ruta.
- El uso de las comas puede cambiar el sentido de la oración. Cuando decimos “el
jugador del Real Madrid, Ronaldo, se lesionó” es como si él fuera el único jugador
del Real Madrid. Lo correcto es no poner su nombre entre comas. Así mismo,
-
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cuando se escribe “los niños que viven lejos llegaron tarde al colegio” es porque
sólo los niños de la clase que viven lejos llegaron tarde. En cambio cuando se
escribe “los niños, que viven lejos, llegaron tarde al colegio” es porque todos los
niños viven lejos y todos llegaron tarde.
El abuso de la frase “llevó a cabo” se debe evitar. Un congreso no se lleva a cabo,
se reúne, se clausura o se inaugura.
Hay que huir de los “podría”, “al parecer”, “puede”, “terminaría” o “habría”. “Habría”
significa que no hay, no significa posibilidad, es una negación, algo que pudo
haber ocurrido, pero no ocurrió. “Habría ido si me hubieras invitado”, significa que
no fui. “Según los testigos, este tipo se habría robado el dinero”, no es real, no se
lo robó, quiere decir que lo habría robado si hubiera podido, y además da la
sensación de rumor.
El uso de la palabra “desde” indica un inicio y por lo tanto una duración. “Desde el
jueves tuvo que mudar su toldo”, quiere decir, el jueves, el viernes y así
sucesivamente. Lo correcto es escribir “el jueves tuvo que mudar su toldo”.
La palabra ‘anciano’ es conflictiva, se recomienda usar la edad exacta o
aproximada. “Una persona de 80 años”.
Las expresiones de “don” y “doña” sólo se usan en historias coloquiales, en
crónicas amenas.
Poner el verbo en plural o singular después de palabras como mayoría o 15 por
ciento es válido sólo según el contexto. “El 15 por ciento de las mujeres está
embarazado”, puede referirse al 15 por ciento de su cuerpo, que es diferente al “15
por ciento de las mujeres están embarazadas”.
Se debe diferenciar entre el momento en el que se escribe y el momento en el que
se lee. Escribir “en las próximas 24 horas” no significa nada, porque ¿cuáles son
las próximas 24 horas para el lector? Tendría que ponerse “durante el martes”.
Tampoco está bien decir “las últimas horas”.
Lo que es futuro para el periodista es pasado para el lector. Cuando se escribe
algo que va a pasar entre el momento en que se escribe y el que se lee, se debe
usar el futuro compuesto. No se puede decir que un tenista que jugó en la
madrugada en Australia ya disputó la final, porque pudieron suspender el partido.
En ese caso lo correcto es escribir “habrá disputado la final en la madrugada”.
“Mientras que”, es adversativo: “yo vivo en Colombia, mientras que mi hermano
vive en Venezuela”. El otro “mientras” sólo es temporal, indica concordancia: “yo
voy a Colombia mientras mi hermano va a Venezuela”. En este último caso no va
la coma antes de la palabra mientras.
El sonido del “e” antes de “i” es cacofónico, por eso es preferible cambiar los
términos. “Blancos, negros e indígenas” se puede cambiar por “Indígenas, blancos
y negros”.
Ética de las palabras
Las palabras ajenas al idioma español, como los anglicismos, promueven la falsa
idea de que es más prestigioso lo que se anuncia en inglés. El periodismo no puede ser
difusor de ese complejo de inferioridad. El papel de la prensa debe ser de defensa ante
esa colonización cultural. Casi todos los anglicismos tienen traducción en español.
No todo es un “evento”, también hay “coloquios”, “charlas” o “discusiones”.
“Evento” en español es algo que puede ocurrir o que no, es algo inseguro, pero por
influencia del inglés se ha generalizado su uso.
Los grandes poderes intentan imponer palabras para que los medios las difundan.
Hablan de flexibilidad de la plantilla, de crecimiento negativo en la economía, de
incursiones aéreas, de bajas civiles. Hay una manipulación en el lenguaje en la que no
deben caer los periodistas.
No se puede crecer cero o crecer negativamente, nunca se dice que algo decreció
positivamente. En la guerra las bajas son militares. Cuando sube el transporte público se
trata de un reajuste, pero cuando baja no lo es.
En español no es lo mismo “género” que “sexo”. Una mesa tiene género pero no
tiene sexo. Decir violencia de género es como decir violencia de subjuntivo. Es una
cuestión gramatical. Tampoco es debido hacerle el juego a frases como “los niños y niñas
que están solos y solas”, porque eso va contra la economía del idioma, nadie puede
sostener una conversación así. Se habla de la lengua materna ¿y por qué no de lengua
paterna? Cambiando la lengua no cambia la realidad. Si se dice que “seis policías
detuvieron a los atracadores”, la tendencia es pensar en policías varones, porque la
realidad dice que hay más hombres policías que mujeres policías. Se pensará diferente
cuando haya más mujeres en la policía.
Es equivocado afirmar que las personas piden un crédito, cuando lo que hacen es
comprarlo. Esa expresión pone al cliente en situación de inferioridad y ubica al banco
como una institución de beneficencia que está haciendo un favor, y es el cliente el que
hace el favor al ir a favorecer su negocio con los intereses que paga.
Oral es lo que se expresa con la boca, no lo que se hace con la boca. Lo correcto
es bucal. El odontólogo hace un examen bucal y el estudiante presenta un examen oral.
Esa ética de las palabras tiene que estar en la mesa de un editor.
Evitar anglicismos
Marketing: mercadeo, mercadotecnia.
Rating: sintonía, audiencia.
Look: apariencia, imagen, aspecto.
Rentar: alquilar, arrendar.
Parquear: estacionar.
Hobby: pasatiempo, afición.
Fashion: moda.
Feeling: sensaciones, sentimientos.
Brackets: frenillos, aparatos de ortodoncia.
Stand: mostrador, punto de exhibición.
Penthouse: apartamento grande en el último piso.
Light: ligero, dietético, bajo en grasas, superficial.
Reality: telerrealidad.
Lobby: cabildeo, sala, vestíbulo, recibidor.
Holding: consorcio o grupo de empresas.
Bypass: circunvalación, rodeo, desvío.
Dream Team: equipo de ensueño.
Business: negocio.
Coastway: carretera costera.
Ranking: clasificación, escalafón, listado.
Hit: golpe o un éxito.
Short: cortos, bañador, pantaloneta.
Mall: centro comercial, centro de compras, plaza de comidas.
Email: correo electrónico, cibermensaje, cibercarta.
Acceder: entrar.
Compact Disc: disco compacto.
Premium: preferente, de lujo, de primera.
Shock: golpe.
Tips: listado, datos.
Topics: temas, puntos, cuestiones.
Top: los más.
Evitar archisílabos
Además de los anglicismos, hay una tendencia a alargar las palabras, son los llamados
archisílabos, como los siguientes:
Concretizar: concretar.
Metodología: método.
Peligrosidad: peligro.
Intencionalidad: intención.
Problemática: problema.
Ejercitar: ejercer.
Complementar: completar.
Señalizar: señalar.
Climatología: clima.
Finalidad: fin.
Potencialidad: potencia.
Obligatoriedad: obligación.
Totalidad: todos.
Emotividad: emoción.
Motivaciones: motivos.
Fundamentar: fundar.
Utilización: uso.
Conformar: formar.
Seguimiento: control.
Posicionarse: situarse.
Ejemplarizante: ejemplar.
Institucionalizar: instituir.
Personalizado: personal.
Sobredimensionamiento: exceso.
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