ÁNGEL RUBIO CASTRO OBISPO AUXILIAR DE TOLEDO A TODOS LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS, RELIGIOSAS, VIDA CONSAGRADA, INSTITUTOS SECULARES Y FIELES DE LA ARCHIDIÓCESIS DE TOLEDO Queridos hermanos y hermanas: Os escribo esta carta para comunicaros que el Santo Padre, Benedicto XVI en su gran benignidad, me ha nombrado Obispo de Segovia. Cuando con tanta ilusión hemos comenzado el programa del plan pastoral diocesano 20072008; cuando estamos a punto de estrenar el directorio diocesano de la Iniciación Cristiana; cuando el Sr. Cardenal con sus Obispos Auxiliares estamos realizando la Visita Pastoral al Arciprestazgo de Guadalupe; cuando yo pensaba que no había llegado mi hora, la Santa Madre Iglesia, como la Virgen en Caná adelantó esta hora como el vino mejor, y desposarme para siempre con la Iglesia particular de Segovia y a través de ella con las demás comunidades cristianas del mundo. He aceptado este compromiso eclesial, con gozo, disponibilidad y obediencia. Dejo la Archidiócesis que me vio nacer, crecer, vivir, trabajar y entregarme con tanto gozo y esperanza en el misterio sacerdotal y episcopal. Me alegra haber tomado parte "en los duros trabajos del Evangelio según la fuerza de Dios", en una diócesis con gran vitalidad que se mantiene fiel a la fe cristiana desde los primeros tiempos enriquecida con la sangre de los mártires que nunca han faltado y el testimonio de santidad y sabiduría de sus pastores y fieles desde San Ildefonso hasta nuestros días. Doy gracias a Dios por todo ello. Mi gratitud particular en este momento al Sr. Cardenal Arzobispo, Don Antonio Cañizares Llovera. A su lado he aprendido a gastarme y desgastarme para servir en esta parcela del pueblo de Dios. Ha sido y es para mí un ejemplo de admirable entrega, en tiempos difíciles y recios para la Iglesia y el mundo. Nos edifica a todos con el testimonio sereno de su propia vida y nos alienta a vivir evangélicamente el sacerdocio y la vida cristiana en esta su querida diócesis que es parte muy importante de la historia de España. Junto a D. Antonio, D. Carmelo, hermano obispo, hemos vivido una experiencia de vida en común que ha resultado ejemplar y positiva. Como miembros del Colegio Episcopal hemos sentido muy vivamente la plena comunión con el sucesor de Pedro y con la Iglesia universal que nos hace católicos. Hago extensivo mi agradecimiento al Sr. Cardenal, Don Francisco Álvarez, que sigue vinculado a nuestra diócesis por su condición de Arzobispo emérito. A todos los sacerdotes diocesanos, personas con sagradas y fieles laicos de Toledo que formáis parte de mi vida, porque he recibido de vosotros, la ayuda, amistad, comprensión y amor que yo también he querido ofreceros, aunque a veces no lo haya logrado por mi desconocimiento y limitaciones. Que la Virgen de Guadalupe y la del Sagrario y la del Prado -es la misma Madre con distintos nombres- me acompañe y conduzca mis pasos para cumplir siempre la voluntad del Señor. Que allí donde estemos vivamos unidos a Cristo, siempre agarrados de la mano de María. Es verdad que algo se muere en el alma cuando un amigo se va, pero si este amigo es verdadero, ni se muere ni se va. Un abrazo fraternal a todos. Toledo, 3 de noviembre de 2007 ÁNGEL RUBIO CASTRO OBISPO AUXILIAR DE TOLEDO SALUDO DEL OBISPO ELECTO, MONS. ANGEL RUBIO CASTRO, A LA DIOCESIS DE SEGOVIA Mis queridos hermanos y hermanas: Con espíritu de fe y gratitud, principalmente a Dios nuestro Padre, me dirijo a vosotros llenos de gozo y esperanza, porque en su gran benignidad, el Santo Padre, Benedicto XVI, me ha confiado a mí, indigno siervo y servidor vuestro, desde ahora el cuidado y solicitud de esa Iglesia, al haber aceptado la renuncia a su gobierno pastoral a nuestro queridísimo hermano Obispo, Mons. Luis Gutiérrez Martín, que con su palabra y testimonio ha servido fielmente durante doce años a la diócesis. Acepto esta misión con el deseo de entregarme con la gracia de Dios "por vosotros y por todos los hombres" al ministerio episcopal que el Papa me encomienda. Desearía que este mensaje de saludo fraterno llegara a todos los pueblos y comunidades de la que para mí es mi ya muy querida diócesis de Segovia. De manera particular saludo a todos los sacerdotes del presbiterio de Segovia, del clero diocesano y religioso. Estaré muy cerca de vosotros como padre y hermano para compartir vuestra amistad, acompañaron en todo momento y tomar parte en los "duros trabajos del evangelio, según la fuerza de Dios". Mi saludo al Sr. Arzobispo de Valladolid y a los Sres. Obispos de la provincia eclesiástica, de la que ya formo parte. Mi recuerdo y afecto a los seminaristas, religiosos y religiosas de vida activa y contemplativa, institutos seculares y movimientos apostólicos. Espero vuestra colaboración en la acción salvadora que Dios está llevando a cabo en la historia. Con la experiencia de la oración hemos de despertar, sanar y purificar la acción evangelizadora. Mi saludo respetuoso a las dignas y estimadas autoridades, civiles, militares, judiciales y académicas de la ciudad de Segovia y de la provincia. Desde nuestra responsabilidad y mutua colaboración podamos tener una convivencia en libertad, participación y respeto de los derechos humanos, dentro de la pluralidad de opciones legítimas. Mi saludo afectuoso a los pobres, ancianos, enfermos, emigrantes, marginados y todos los que sufren en el cuerpo o en el alma. La pastoral de la diócesis no se lleva a cabo sino en la debilidad, la pasión y la cruz. Un saludo cariñoso a todos los niños. He de encontrarme con vosotros muy pronto en las parroquias, con las familias, en los colegios, en la catequesis para conocer y amar a Jesús y vivir la alegría de la inocencia, de la sencillez y de la bondad que os caracteriza. Mi vida desde ahora va a quedar estrechamente unida con vuestra propia vida. Mi persona, con todo lo que tengo y soy, ha de ser para vosotros en el ministerio Episcopal que el Señor me ha ÁNGEL RUBIO CASTRO OBISPO AUXILIAR DE TOLEDO confiado. Tened la certeza que "todo lo puedo en Aquel que me conforta": La persona de Jesucristo, Salvador único, esperanza para todas las gentes, camino, verdad y vida. Rezad mucho por mí, como yo lo hago por vosotros. Me encomiendo filialmente a la Virgen Santa María, en las diversas advocaciones que existen en la diócesis, con nombres tan bonitos como nuestra Señora de la Fuencisla, Patrona de la Comunidad de Ciudad y tierra, como la de mi pueblo que se llama Guadalupe. Es la misma Madre del Cielo con distintos nombres que tienen sus hijos para invocarla. Me encomiendo a San Frutos, patrón de la diócesis, para que me siga protegiendo como lo hace con vosotros, y al Santo Carmelita San Juan de la Cruz cuyo cuerpo incorrupto se conserva en el convento que lleva su nombre. El me ayudará a vivir con plenitud el amor en el atardecer de mi vida. Un abrazo fraternal a todos. Toledo, 3 de noviembre de 2007