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LA DOLARIZACIÓN: 15
AÑOS DESPUÉS
CARLOS JULIO EMANUEL
UEES
21 DE ENERO DE 2015
1. Introducción
En el cuarto de siglo antes del año 2000, en Ecuador experimentamos con
tipos de cambio fijos, y sus consiguientes devaluaciones, cambios
múltiples, bandas cambiarias, mini-devaluaciones preanunciadas, y
flotación cambiaria, tanto libre como controlada. Estuvimos a punto de
implantar la convertibilidad en 1996 en el gobierno de Abdalá Bucarám, lo
que en retrospecto hubiese sido bueno, hasta que en el 2000 se decretó la
dolarización.
Ecuador puede, por consiguiente, considerarse un importante caso para el
estudio de varias opciones de política cambiaria, aunque la implantación de
la dolarización fue mucho más que la elección de una nueva alternativa
cambiaria. Fue una medida revolucionaria porque implicó un cambio
profundo, un cambio radical, en el ámbito monetario del país.
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2. ¿Qué nos dice la historia sobre la
Moneda?
La historia del desarrollo económico establece claramente que
ninguna sociedad puede progresar sin una moneda fuerte o
sana.
La historia también nos indica que cuando la gente percibe que el estado es
incapaz de mantener el valor de su moneda, simplemente buscará una moneda
más fuerte.
El sucre ecuatoriano nació en 1884 y terminó con el peso “fuerte” que circuló
desde 1846.
El peso fuerte había reemplazado al peso ecuatoriano en vigencia desde
nuestra independencia en 1830.
El sucre duró 116 años hasta que se implantó la dolarización el 9 de enero
del 2000.
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La primera moneda importante del Ecuador se conoce en el mundo
numismático como la moneda Moby Dick. Es el doblón ecuatoriano
de 8 escudos, acuñado por la Casa de la Moneda de Quito entre 1838 y
1843, con un peso de 0.7614 onzas de oro puro de 21 kilates (0.875). Es
famosa porque fue la moneda que el Capitán Ahab clavó en el mástil de
su barco El Pequod como recompensa al primer marinero que avistase a
la ballena blanca Moby Dick, en la novela de Herman Melville de 1851.
En las colonias americanas, que se convirtieron en los EEUU, se eligió
como moneda propia al peso español que era la moneda más fuerte
del momento, que pasó a llamarse dólar en el siglo 17 que se
convirtió luego –y hasta ahora-- en la principal moneda de reserva del
mundo. Pero la moneda de oro ecuatoriana también circuló en los EEUU
en la mitad del siglo 19. En Ecuador tuvimos, entonces, una moneda
fuerte antes que EEUU, durante la Presidencia de Vicente
Rocafuerte y la segunda Presidencia de J.J. Flores.
4
5
6
3.- ¿Para qué sirve la moneda?
La necesidad del hombre de encontrar algún objeto de valor como unidad
de cuenta y facilitador del intercambio, es decir una “moneda”, lo
acompaña desde la prehistoria. Ninguna sociedad ha progresado sin una
moneda estable y confiable. Esta es una condición necesaria aunque no
suficiente para alcanzar el desarrollo económico sustentable.
Hoy en día no existe pena de muerte por rehusarse a utilizar una
determinada moneda, como en el siglo 13 con Kublai Khan, pero siguen
existiendo leyes de “curso forzoso” que cumplen la misma función de
castigo, porque obligan a la gente a utilizar una determinada moneda.
¿Por qué la gente se rehúsa a aceptar papel moneda sin respaldo, o
moneda que no considera confiable? Porque la gente es más
inteligente que sus gobiernos.
Un marco monetario ideal sería aquel en el que no existan monedas
de curso forzoso, sino un conjunto de monedas que circulen y
compiten libremente. De esta forma es la gente quien decide qué
moneda quiere emplear para sus transacciones.
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Esto se debe a que la moneda no sirve sólo para el intercambio,
ni interesa exclusivamente como unidad de cuenta. Lo
fundamental es que tiene una importantísima función como
reserva de valor.
Por eso, es la gente quien decide cual moneda usar para
precautelar el fruto de su trabajo, su patrimonio.
Este comportamiento explica también la lógica detrás de la Ley
de Gresham del siglo XVI, de por qué la gente prefiere ahorrar
la moneda buena y utilizar como medio de pago la moneda
mala: “La moneda mala saca la buena de circulación”.
Del análisis de la Historia de la Civilización de los
estadounidenses Will y Ariel Durant, queda claro que ese deseo
atávico del ser humano de salvaguardar el fruto de su trabajo y
ahorro en metales preciosos y otros objetos de valor --que debe
ser parte del genoma humano-- proviene de su convencimiento
de que todos los gobiernos, desde la época de Hammurabi,
1780 A.C., han sido inflacionarios.
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Lo anterior se resume en la conocida frase de estos
esposos historiadores:
“Bankers know that history is inflationary and that
money is the last thing a wise man will hoard.”
“Los banqueros saben que la historia es inflacionaria y
que el dinero es lo último que un hombre sabio
acumula.”
Pero nosotros sabemos que no se trata solamente de lo
que piensen los banqueros, sino la gente de manera
general.
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La dolarización implantada al año siguiente del establecimiento del euro en
la Comunidad Europea –como moneda virtual o de cuenta-- debe
analizarse a la luz de los estudios del Nobel de Economía, Robert Mundell,
en los años 50 sobre Áreas de Moneda Optima. En síntesis lo que
postulaba Mundell, “El padre del euro”, es que a futuro habrían pocas
monedas en el mundo en función de áreas geográficas de significación
económica. Y para quienes proponíamos la dolarización nos resultaba
obvio que entre las monedas del futuro no se encontraría el sucre.
La dolarización se eligió en Ecuador como la alternativa más apropiada
para introducir una moneda fuerte en la economía, como lo fue el doblón
de 8 escudos a mediados del siglo 19. Pero siempre quedó claro que ni
ese, ni ningún sistema cambiario, podía garantizar, por si solo, un
crecimiento económico sostenible, ni promover la competitividad.
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4. Del manejo monetario irresponsable:
Banco Central y Gobierno
La historia del mundo entero está plagada del manejo irresponsable de la
moneda por parte de los gobiernos. En América Latina los procesos
hiperinflacionarios en Brasil, Chile, Bolivia, Argentina, etc., que han
producido los nombres más folklóricos para sus monedas, la
consuetudinaria eliminación de ceros para engañar a la gente con nuevas
paridades, para deleite y beneficio de los numismáticos, han sido el orden
del día en casi todos nuestros países. Y en esto Ecuador fue la excepción
por 116 años, hasta fines de la década de los 90.
Justamente esa experiencia desastrosa provocada por el manejo
irresponsable de la moneda por parte del gobierno ecuatoriano, fue lo que
nos llevó a implantar la dolarización, primero de manera espontánea,
informal o de facto, hasta que se lo hiciera oficialmente, de jure.
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En 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial, y con la caída de la
producción agrícola exportable (cacao), Ecuador promulgó la Ley de
Inconvertibilidad Monetaria, que impidió que los billetes de los bancos
privados puedan ser convertidos a metálico. Esta situación produjo
emisiones exageradas del medio circulante para atender el apetito fiscal de
los gobiernos de turno, y consecuentemente se generó inflación.
Ese mismo año comenzó a expandirse en el mundo el concepto de
Banco Central cuando se estableció la Reserva Federal Americana. En
corto tiempo este esquema se implantó en la mayoría de los países.
En 1927 el Profesor Edwin Kemmerer de Princeton fundó el Banco
Central del Ecuador (BCE), al mismo tiempo que se eliminó la capacidad
de los bancos privados para imprimir su propio dinero. Sus billetes fueron
reemplazaron por los del BCE, el “Instituto Emisor”.
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Para enfrentar el problema inflacionario, el BCE creado por Kemmerer
tenía poder para emitir dinero, pero sólo bajo un estricto patrón oro.
Se introdujo así una moneda fuerte, con una paridad de 5 sucres por
dólar.
Cinco años después, en 1932, se suspendió el patrón oro, con lo cual el
medio circulante quedó subordinado al BCE y a las necesidades fiscales
del gobierno.
Una nueva misión económica llegó a Ecuador presidida por Robert Triffin,
experto de la Reserva Federal y del FMI, misma que produjo la Ley de
Régimen Monetario de 1948, cuyo objetivo fundamental era contrarrestar
y moderar los efectos de los ciclos económicos, con préstamos del BCE al
estado y al sector productivo. Su directorio incorporó al Gobierno
(volviéndolo corresponsable del diseño de la política monetaria). Y se le
dio al BCE la potestad de devaluar la moneda. (Acuerdo de Bretton
Woods).
Así, el escenario quedaba listo para lo que vendría después.
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La caída de la producción agrícola exportable y la consiguiente
Inconvertibilidad de los años 20 reapareció en los años 90 debido al
Fenómeno del Niño y a la caída de los ingresos petroleros.
Igual que antes, hubo una expansión exagerada del medio circulante que
provocó inflación y devaluación, hasta desembocar en el congelamiento de
los depósitos bancarios y en la dolarización.
Por manera que tanto en los años 20 como en los 90 fue necesario recurrir
a una modificación del régimen monetario para darle al Ecuador una
moneda estable, como ocurrió con el doblón de 8 escudos, 8 años después
de su independencia.
En síntesis:
En los años 20 Kemmerer restableció el patrón oro:5 sucres por dólar.
En la crisis económico-financiera-política de los 90, la solución fue la
dolarización, como un proxy, un sucedáneo, del patrón oro.
En ambas crisis, que derivaron en la caída de los gobiernos de turno,
la población recibió una moneda fuerte para iniciar el nuevo rumbo
económico del país.
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5. El camino hacia la dolarización
El proceso de dolarización informal o espontáneo de la economía, en el
que la gente cambiaba voluntariamente sus depósitos, inversiones y
tenencias en sucres por dólares, se dio en la década de los 90.
Mientras en 1990 el 99.9% de los depósitos de ahorro y plazo y el 92.5%
del cuasi dinero en la economía estaban en sucres, seis años más tarde,
en 1996, el 23.8% de los depósitos de ahorro y plazo y el 28% del cuasi
dinero estaban dolarizados.
Cuando se anunció la dolarización en enero del 2000, la economía ya se
encontraba dolarizada “informalmente” en un 60%. Esta decisión política
sólo ratificó la decisión que ya había tomado la gente. Para el 31 de
diciembre del 2000, un año después, los sucres se habían cambiado por
dólares en un 97.4%.
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Dolarización Informal o Espontánea
AÑO
Depósitos en dólares /
Depósitos Totales (%)
Cuasi dinero en dólares /
Cuasi dinero Total (%)
1990
0.1%
7.5%
1991
0.3%
7.6%
1992
2.9%
10.9%
1993
5.7%
12.6%
1994
9.2%
15.7%
1995
19.2%
24.3%
1996
23.8%
28.0%
1997
33.3%
36.9%
1998
39.3%
43.7%
1999
55.1%
59.3%
jan-00
58.5%
64.0%
feb-00
61.0%
66.7%
Esta fue una decisión soberana de la gente que dejó de confiar en la moneda
nacional.
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Hacia finales de los 90, lo que se produjo fue una verdadera fiebre
por el dólar: la desconfianza en el sucre superaba la altísima tasa
de interés establecida por el BCE para enfrentarla.
En los primeros 5 días del 2000 el sucre se devaluó en 25%, con
una tasa de interés de 150%. Comparemos esto con el interés
cobrado por la Reserva Federal –cercano a 0%-- para enfrentar la
crisis financiera de EEUU del 2008.
La tasa de conversión que se estableció para dolarizar:
25.000 sucres por dólar, fue 400% más alta que la de un año y
medio antes, produciéndose la primera macrodevaluación en
la historia del país.
Al inicio de su gobierno Mahuad había cautivado a mucha gente
con su discurso de Las Siete Armonías. A medida que avanzó su
gestión, él mismo comenzó a hablar de la posibilidad de que su
gobierno corriese la misma suerte del Titanic. En eso fue
profético, pues pudo más la metáfora del Titanic que sus Siete
Armonías, como destacó Vistazo en Enero del 2000.
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AL SUCRE NO LO SALVO NI LAS SIETE
ARMONÍAS
18
6. Significado de la dolarización
¿Qué significa realmente la dolarización en el Ecuador?
Es la garantía de que el gobierno ya no puede usar la emisión
monetaria como política de fomento para la actividad
productiva, ni la devaluación como arma de competencia.
Al anclar la política cambiaria, la dolarización clausura
definitivamente la política monetaria discrecional del BCE, dejándola
como exógena y ubica a la política fiscal como herramienta clave de
manejo económico.
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El gobierno ya no puede imprimir moneda para financiar sus gastos. En su
lugar, debe obtener recursos en forma no inflacionaria.
La Ley de Responsabilidad Fiscal de 2002 --derogada hace pocos años- buscó también anclar la política fiscal.
Una crítica constante de los detractores de la dolarización es que al
no poder devaluar la moneda, las exportaciones se vuelven caras y
pierden competitividad. La idea de que estamos indefensos, sin
capacidad de reacción, frente a nuestros socios comerciales que si pueden
devaluar sus monedas (que se deprecian, no devalúan) y que la
dolarización afecta el crecimiento y diversificación de nuestras
exportaciones es un argumento falso.
Estos comentarios políticos prejuiciados han dado origen a mitos que son
fácilmente rebatibles, que surgen de nostálgicos que añoran una época en
que todo parecía resolverse mediante la “magia” de las devaluaciones.
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El sostener que la devaluación otorga competitividad nace de una
concepción mercantilista del siglo 17 que asume la riqueza como
estática; que el “pastel económico” es de un tamaño determinado, que
sólo puede ser repartido, pero que no puede ser aumentado.
La realidad es otra: caso contrario ¿cómo explicar el mejoramiento del nivel
de vida y bienestar de los habitantes del planeta de manera sostenible a
través del crecimiento de la productividad? Esto se debe a que con cada
intercambio comercial, el “pastel económico” se hace más grande para
todos; porque el comercio no es un juego suma cero.
Antes del establecimiento del FMI en 1946, que puso orden a los mercados
cambiarios, las devaluaciones competitivas se daban de manera frecuente.
Hoy, la práctica de devaluar para competir, ya no existe; nadie
apuesta a devaluar ante la creciente disciplina monetaria imperante y
la convicción de que el tipo de cambio debe reflejar los precios reales
de la economía.
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¿Qué implica una devaluación?
• No crea riqueza, sino que la destruye,
• Incrementa los precios de los productos, anulando la competitividad
supuestamente ganada,
• No genera una ventaja o competitividad sostenible, siendo el clásico
ejemplo de la “falacia de la composición”.
• Beneficia temporalmente a los exportadores, pero es perversa para la
mayoría de la gente, los pobres, que recibe su salario en moneda
nacional, y debe pagar, a través del impuesto inflacionario y del
deterioro de su poder adquisitivo, el beneficio de unos pocos.
• No mejora la competitividad como lo demuestra el hecho de que desde
agosto de 1998 a enero del 2000 — en año y medio — el sucre se
devaluó en 400%, y en los cinco años previos a la implantación de la
dolarización en el 900%, lo que debió convertir a Ecuador en el
campeón mundial de la competitividad. Y no lo fue.
• Venezuela es otro ejemplo de lo anterior: el tipo de cambio libre es 30
veces más alto que el oficial: 180 Bsf frente a 6,30. ¿Y cual es la
competitividad de ese país? ¿Por qué está en crisis?
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Otro caso es Zimbabwe, que dolarizó en el 2009. Pero el año anterior
una hiperinflación de 231 millones por ciento en julio del 2008 hizo
necesaria la emisión de billetes de 100 millones de millones de dólares
(100B: 1 más 14 ceros) zimbabwenses como el de la gráfica, cuando
los precios se duplicaban cada 24 horas. Este billete apenas alcanzaba
para comprar 30 dólares estadounidenses. En noviembre del 2008
Zimbabwe presento la más reciente gran hiperinflación en el mundo
(segunda en la historia) al registrar la cifra de 89,7 trillones por ciento.
23
24
25
¿Ganó acaso Zimbabwe competitividad con este desempeño? Obviamente
que no. Debe quedar claro entonces que la competitividad surge de la
ventaja competitiva, que significa manejar con eficiencia los recursos
humanos, financieros, físicos y tecnológicos de los países.
En esencia competitividad es sinónimo de eficiencia y productividad.
La dolarización apunta a crear riqueza a través de una economía de libre
mercado donde el comportamiento de los precios otorga señales claras
sobre el funcionamiento general de la economía.
Esto nos obliga a pasar de una estrategia en precios—fácilmente
imitable—a una competencia en calidad a base de mayor valor
agregado.
Por lo expresado las salvaguardas que hoy son noticia de primera
plana, resultan injustificadas primero porque ningún país ha
devaluado, (sus monedas se han depreciado) y, en segundo lugar,
son contraproducentes, porque aumentarán el precio de los bienes de
importados afectando a los consumidores.
¿Qué país europeo ha puesto salvaguardas contra la depreciación del
rublo?
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7. ¿Qué ha logrado Ecuador con la
dolarización?
En los 15 años desde su establecimiento, hay consenso respecto de los
efectos positivos de la dolarización en nuestra economía, entre los que
cabe destacar lo siguiente:
Ha habido estabilidad económica con crecimiento. El Producto Interno
Bruto creció en el 4.5% en promedio en el período 2000-2007. Por
contraste, en los cinco años previos a la dolarización, el Producto Interno
Bruto creció a menos del 1% anual, y en el año 1999 decreció en el 6.3%,
justo el año de la acelerada depreciación del sucre. En el período 20022013 el PIB creció en promedio algo por debajo de 5%, cifra superior al
promedio de crecimiento del PIB de los países de América Latina y el
Caribe. En cuanto al PIB per cápita, su aumento fue de 150% al pasar de
US $ 1626 a US $ 4253 en el período 2000-2013.
27
.
El déficit promedio del Sector Público no Financiero entre 1990 y
1997 fue equivalente al 1.7% del PIB, mientras que en el período
2000-2007 hubo un superávit fiscal promedio del 1.5 % del PIB.
Esto ocurre porque la dolarización evita la pérdida adquisitiva de los
ingresos tributarios, que aumentan con la reactivación de la
economía y la mayor eficiencia de la administración tributaria.
Mientras estuvo vigente la Ley de Responsabilidad Fiscal, la
dolarización tuvo un efecto positivo en las finanzas públicas. En el
período 2009-2012 el resultado global de las operaciones del
sector público ha sido deficitario en 1.5% del PIB en promedio,
cifra superada en los dos años subsiguientes.
28
.
Los depósitos bancarios se incrementaron al recuperarse la confianza de
los agentes económicos en la moneda y en el sistema financiero. De
aproximadamente $ 1554 millones de dólares a fines de 1999, estos
aumentaron a más de $ 10.000 millones de dólares en el 2002. A finales de
2011, el total de captaciones había aumentado a $ 17.344 millones de
dólares y en la actualidad bordea los $ 25.000 millones de dólares.
Las exportaciones también han experimentado un crecimiento importante:
al pasar de $ 4000 millones de dólares en el año 2000, a $ 22.322 millones
en el año 2011; a $ 23.764 millones en el 2012, y a $ 24.847 millones de
dólares en el 2013 .
29


La inflación se ha reducido, constituyéndose en el mayor logro de la
dolarización en el campo social, al recuperarse el poder adquisitivo
del ingreso familiar. Esta bajó del 90% a fines de 1999 al 22% en el
año 2001, a un dígito en el 2002 y al 2.28% a fines del 2007. A fines
del 2013 y del 2014, la inflación fue de 2.72 % y 3.59 %,
respectivamente, producto de un mayor gasto público y del aumento
de precios a nivel internacional.
Los salarios han aumentado ligeramente en términos reales desde
que se implantó la dolarización; los tradicionales incrementos
salariales deben ahora responder al aumento de la productividad.
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Inflac ion anual 1998-2007
(variac ión del IP C )
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
31
Todos estos logros macroeconómicos son importantes.
Pero el mayor impacto de la dolarización se ha dado en el campo
microeconómico: en el cambio de las expectativas de la gente para
hacer sus transacciones. La reactivación del consumo es el resultado
directo de esas expectativas ya que la gente percibe que la
dolarización trae estabilidad, aspecto fundamental para que una
economía crezca de manera sostenible.
El aumento del consumo de la mano con la recuperación del ahorro y
el aumento de los créditos en el sistema financiero, indica que ha
habido un crecimiento global de la economía.
Antes de la dolarización era impensable obtener créditos para vivienda
a 15 años plazo como existen en la actualidad. Y en esto hay campo
para mejorar, pues en Panamá créditos similares tienen plazos de
hasta 30 años.
32
8.- Lo que queda por hacer
Una vez resuelto el problema monetario a través de la
dolarización, que nunca propuso ser la panacea para resolver
todos los problemas económicos del Ecuador, quedó por delante el
trabajo de dinamizar y volver más competitivo el aparato
productivo. Con este propósito se aprobó en el 2002 una Agenda
Nacional de Competitividad, con el propósito de reducir el “Costo
Ecuador”.
Según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico
Mundial, en el período 2006-2007, ocupamos el puesto 96 entre
148 países. A partir de ese año hemos mejorado nuestra posición:
a 86 (2011/2012) y a 71 (2013/2014); estamos justo en la mitad del
índice. Los aspectos favorables para haber logrado este resultado
son: la inversión en infraestructura y en educación.
33
Entre los obstáculos que subsisten en el sector público están: la
debilidad de las instituciones; la falta de independencia del poder
judicial; los malos y costosos servicios públicos; la corrupción e
ineficiencia burocrática. Pero hay falencias también en el sector
privado: la falta de innovación o tecnología de punta para producir
bienes de calidad a precios competitivos.
Como referencia hacia donde debemos apuntar: Chile ocupa el mejor
puesto (34) en América Latina por tener instituciones sólidas,
presupuesto fiscal equilibrado, bajo nivel de endeudamiento público,
menores niveles de corrupción, buen funcionamiento de los mercados
con altos niveles de competencia interna, apertura al comercio
exterior, duplicación de la capacidad de banda de Internet, expansión
del número de usuarios de internet, entre otros.
34
Algo importante en el campo financiero: Panamá usa el dólar
como moneda de curso legal desde 1904, pero su crecimiento
económico con baja inflación está relacionado además con
reformas bancarias que permiten el libre ingreso de bancos
y la minimización de costos operativos. Dado que el libre flujo
de capitales y la dolarización no promueven por sí solos la
integración financiera, Panamá implantó reformas para
integrarse al mercado internacional, y para atraer la
inversión extranjera en un marco de respeto al estado de
derecho. Por ello, su sistema bancario es indiferente entre
destinar recursos al mercado local o al extranjero, y en
consecuencia actúa como estabilizador de la economía.
Ese también es parte del camino que le queda por recorrer a los
sectores público y privado de Ecuador. En este contexto, el
Impuesto a la Salida de Capitales ecuatoriano es un serio
impedimento al libre flujo de capitales.
Y no cabe olvidarse del ancla fiscal ante el gasto desmedido.
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9.- ¿Es la dolarización un proceso
irreversible?
El argumento de quienes plantean el abandono de la dolarización es que
hemos perdido soberanía al no tener política monetaria. Detrás de esto se
esconden personas nostálgicas de ese pasado en el que el gobierno
podía emitir, generar inflación y devaluar, básicamente para satisfacer el
gasto fiscal. Sorprendentemente lo que se propone es una
restauración conservadora en lo monetario, frente a lo revolucionario
que fue implantar la dolarización.
Más allá de la falacia del arma devaluatoria para dizque recuperar
competitividad, el hecho cierto es que la verdadera soberanía
monetaria radica en tener una moneda de calidad internacional, con
valor, y no en defender a ultranza una moneda que nadie quiere.
En su libro Playing Monopoly with the Devil, Manuel Hinds, Ministro de
Finanzas de El Salvador cuando este país dolarizó en Enero de 2001,
justo al año siguiente de Ecuador, afirma que es sobre el concepto de
moneda con calidad internacional, y no sobre el tamaño de la
economía, que debe redefinirse la teoría de Áreas de Moneda Óptima de
36
Robert Mundell.
Para la inmensa mayoría –por lo menos un 85 %-- de los ecuatorianos,
el retorno a una moneda propia para que el gobierno recupere
soberanía monetaria, y pueda emitir y devaluar, es inaceptable, porque
choca contra la soberanía monetaria que ya ejerce la gente desde
el año 2000.
Es que contra el pronóstico de algunos críticos, la dolarización resultó
ser una medida muy democrática porque llegó hasta los ecuatorianos
de más bajos recursos.
La dolarización ha creado un ambiente de estabilidad, ha mantenido el
poder adquisitivo de los salarios, ha estimulado el ahorro y
democratizado el consumo.
El costo de desdolarizar sería demasiado elevado porque la gente
desconfiará inmediatamente de la nueva moneda y difícilmente la
aceptará a cambio de los dólares que hoy poseen. Al sólo anuncio del
abandono de la dolarización se retirarían los dólares del sistema
financiero, al tiempo que la nueva moneda estaría sujeta a una
inmediata y fuerte depreciación.
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Y recordemos que el paso previo para llevar adelante un eventual
proceso de desdolarización es el “corralito” o el congelamiento de
los depósitos bancarios que hoy en día bordean los $ 25.000
millones de dólares; tarea nada fácil a la luz de lo acontecido hace
15 años.
Por lo expresado, para todo fin práctico, el proceso de dolarización
en Ecuador pude ser calificado de irreversible, so pena de estar
dispuestos a asumir los costos de una crisis todavía mayor a la
experimentada a fines de los años 90.
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