La influencia del Plan de Once Años en la educación primaria en

Anuncio
La influencia del Plan de Once Años en la
educación primaria en Sinaloa, 1958-1964
María Alejandra López Espinoza,*
Jorge Verdugo Quintero**
El Plan para el Mejoramiento y la Expansión de la Educación Primaria, mejor
conocido como Plan de Once Años, fue parte de la política educativa federal del
entonces presidente Licenciado Adolfo López Mateos (1958-1964). El Plan
educativo nació en determinadas condiciones que lo hicieron posible: más de la
mitad de la población mexicana era analfabeta, existía una alta cantidad de
deserción en la escuela la cual representaba un 50%. Las condiciones de
crecimiento económico que se vivían en nuestro país después de la segunda
guerra mundial hicieron posible una mayor inversión en educación y por ende, el
arranque del Plan. Es importante recalcar que el Plan de Once Años fue el primer
intento de planificación seria en México, ya que antes no se hacían planeaciones
en educación, el Plan representó la formalidad e institucionalización de la
educación básica en México.
Sinaloa vivía condiciones similares a las del centro del país, un
crecimiento económico que se manifestó después de la segunda guerra
mundial, cuando México entró al periodo de sustitución de importaciones; esto
provocó el hecho de que nuestro país entrará al juego económico de producir y
exportar productos que los Estados Unidos necesitaban debido a que se
encontraba ocupado luchando. Por otro lado, nuestro estado también sufría
cambios económicos y sociales importantes: se daba un proceso de migración
del campo a la ciudad y un proceso de urbanización, ya que las ciudades más
importantes como Culiacán, Mazatlán, Ahome, se consolidaban como tales,
con el crecimiento de servicios públicos: agua potable, luz eléctrica,
establecimiento y creación de escuelas, carreteras, etcétera.
En el presente trabajo se abordará específicamente lo relacionado con el
Plan de Once Años en Sinaloa, se explicará cuál fue la influencia que tuvo este
––––––––––––––
*
Egresada de la octava generación de la Maestría en Historia de la Facultad de Historia-UAS.
Profesor e Investigador en la Facultad de Historia-UAS.
**
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
plan educativo en la educación primaria en Sinaloa, se especificará y se
ahondarán en cada uno de los aspectos en los que influyó, desde las plazas para
maestros, escuelas, hasta de la reforma de planes y programas de estudio y
libros de texto gratuitos.
Es importante señalar la necesidad de estudiar el Plan de Once Años en la
educación primaria en Sinaloa, porque este Plan representa a la educación
contemporánea; sin embargo, no existen estudios históricos locales que
abarquen el periodo estudiado en este caso, ni tampoco estudios históricos
sobre dicho Plan. De hecho, las investigaciones que se han elaborado en el
ámbito de la educación histórica han abarcado tan solo hasta 1940, de ahí la
importancia de considerar este estudio como punto de partida de otras
investigaciones que abarquen periodos históricos posteriores. Invito a
investigadores interesados en la historia de la educación a que se motiven a
emprender nuevos estudios que arrojen más información sobre esta importante
línea de investigación que constituye la historia de la educación, ya que aún
queda mucho por hacer en este rubro.
Magisterio 1960
La implantación del Plan de Once Años en educación primaria pretendía con
respecto al magisterio aplicar reformas tendientes a aumentar el número de
plazas y a mejorar por medio de los cursos que se iban a impartir por el Instituto
Federal de Capacitación del Magisterio Nacional. Los avances de la
implementación de esta reforma se empezaron a sentir con mayor fuerza a partir
de 1960.
En cuanto a la creación de plazas para el magisterio, la situación que
privó en el año de 1960 estuvo caracterizada por una constante petición de
éstas por parte de los padres de familia, ya que ellos eran los más interesados
en que sus hijos estudiaran. Se gestionó por parte del director federal de
educación, profesor Maximino Hernández Escanio, el aumento de plazas, no
teniendo una pronta respuesta.
La formalidad que fue tomando el Instituto Federal de Capacitación del
Magisterio (IFCM) en la preparación de docentes en Sinaloa fue palpable a
partir de 1960 y al igual que en el resto del país, al exigirle a los maestros de
Sinaloa tanto federales como estatales que se inscribieran en los cursos de
capacitación que con regularidad se celebraban y, lo más importante aún, que
se tomarían medidas contra los que no se inscribieran: los que desobedecieran
esta norma no tendrían derecho a inscribirse en los cursos de verano en los
cuales se les otorgarían títulos a los maestros. Esta medida fue benéfica para
40
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
motivar a los maestros e incluso para combatir el problema de la falta de
interés que existía hacia la preparación constante.
De hecho en este mismo año, el IFCM por medio de Isidro Salas Barrón
encargado del instituto en Sinaloa, se dio a la tarea de elaborar estadísticas para
saber la realidad del problema de la preparación del magisterio, y de esta
manera mejorar el sistema de capacitación. Mediante las estadísticas se obtuvo
la información de cuántos maestros tenían titulo, cuántos no, cuántos eran
pasantes, cuántos contaban tan solo con estudios de secundaria o de primaria.
En cuanto al número de maestros estatales que laboraban en el año de
1959 en las primarias del estado, representaban un total de 1,888; mientras que
el gobierno federal sostenía en ese año tan solo 1,121 maestros de educación
primaria.
De los datos anteriores se puede deducir que el gobierno del estado
sostenía una cantidad de maestros mucho más grande que la que era auspiciada
por el gobierno federal de hecho, el gobierno estatal en repetidas ocasiones
hizo un llamado de auxilio al gobierno federal para que lo apoyara en el
sostenimiento de plazas, además de que se necesitaba un mayor número de las
mismas, porque con las que se contaba no eran suficientes.
En el mismo año de 1959 se lograron algunos beneficios importantes
para el magisterio de Sinaloa: se implementó la Ley del Seguro de Vida y de
Retiro para el Magisterio al Servicio del Gobierno del Estado, lo cual habla de
la necesidad que se tenía, y de la trascendencia que tuvo esta ley para los
maestros, ya que esto los apoyaba y les garantizaba tranquilidad a la hora de
jubilarse. En lo que respecta al seguro de vida, la ley los protegía de accidentes
y en caso de muerte tenía la obligación de ayudar a sus familiares.1
En cuanto al sueldo que percibía el magisterio de Sinaloa, se puede decir
que sufrió un considerablemente aumento, producto del convenio que había
firmado en 1958 el gobernador Gabriel Leyva Velázquez con el SNTE sección
27, y también de la presión de la huelga que se llevó a cabo en enero de 1959
para que se cumpliera con dicho convenio.
El sueldo de los maestros estatales aumentó a $45.00 por el convenio de
nivelación, haciendo un total de $270.00 mensuales para 2,400 plazas de
maestros pertenecientes al estado.
––––––––––––––
1
Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, t. LI, Segunda Época, Jueves 26 de marzo de
1959, Suplemento que contiene la Ley del Seguro de Vida y de Retiro para el Magisterio al
Servicio del Gobierno del Estado de Sinaloa, expedida por el H. Congreso Local en Decreto Núm.
281.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
41
Para el año de 1960 se llevó a cabo un incremento aún mayor en los
sueldos del magisterio dependiente del estado; esto se debió a que el
gobernador Gabriel Leyva Velázquez se comprometió a nivelar los sueldos en
partes, hasta culminar en el año de 1961 con la nivelación total de los sueldos
de los maestros del estado con el de los federales.
A continuación se muestran unos datos en los que se hace una
comparación entre los sueldos que percibían los maestros estatales en el año de
1957 y los que percibían en el año de 1960.
Sueldos percibidos por los maestros del estado en los años de 1957 y 1960 en el estado de
Sinaloa.
Sueldos percibidos en 1957
Sueldos percibidos en 1960
cantidad
Tipo de plaza
cantidad
tipo de plaza
$457.00
Maestro “A”
primaria rural
$716.00
Maestro
primaria
urbano
$1,082,00
Inspector escolar
de
“A” de
normalista
$865.00
Maestro “A”
primaria rural
$1,236.00
Maestro
primaria
urbano
$1,960.00
Inspector escolar
de
“A” de
normalista
Fuente: Cuarto Informe de Gobierno del General Gabriel Leyva Velázquez, Congreso del Estado,
1960, p. 8.
Como se observa, comparando lo que ganaban los maestros en el año de
1957 que fue cuando ingresó al gobierno Gabriel Leyva Velázquez, con lo que
ganaban para el año de 1960, se llegó a aumentar el sueldo casi a la mitad de lo
anteriormente percibido.
Claro que esto de la nivelación de los sueldos del magisterio estatal no se
vio desprovisto de sus problemas, pues cada vez que el gobernador del estado
declaraba que tendría problemas para cubrir los aumentos de sueldos a los
maestros, entonces el peligro de huelga se hacía evidente.
En lo que respecta a la preparación del magisterio de Sinaloa, para 1960
la situación que imperaba era falta de formación y capacitación, ya que la
mayoría de los maestros que laboraban en las escuelas primarias no contaban
con su título de maestros, situación que el Instituto Federal de Capacitación del
Magisterio (IFCM) pretendía resolver.
Con respecto a las escuelas rurales la situación que imperó en cuanto a la
preparación del magisterio era todavía más alarmante, el número de maestros
rurales que contaba con su título era mínimo, esto se explica por el hecho de
42
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
que a los maestros rurales se les exigía una menor preparación pedagógica que
a los maestros urbanos.
Con toda seguridad se puede decir que la preparación de los maestros era
insuficiente, aunque a partir de 1960 con la aplicación del Plan de Once Años,
el IFCM entró con mayor fuerza en el escenario educativo, impulsando más
cursos, estableciendo veinticuatro centros de estudio y consulta, en los cuales
los maestros podían recibir la orientación y la ayuda pedagógica necesaria. El
Instituto también impartió pláticas por radio sobre diferentes asignaturas, como
parte de la nueva reestructuración que sufrió el IFCM para que los maestro
tuvieran mayor facilidad de capacitarse y prepararse.2
También a los maestros se les impartió cursos de educación audiovisual
que se llevaron a cabo en Culiacán del 18 al 27 de abril de 1960. A dichos
cursos asistieron sólo los maestros que fueron comisionados en las escuelas,
pero estos se encargarían de difundir entre sus compañeros las innovaciones
pedagógicas enseñadas, así como las nuevas técnicas de la enseñanza.3
Por parte del gobernador del estado general Gabriel Leyva Velázquez se
les brindó facilidades cubriéndoseles la sexta parte de la colegiatura por cada
año de estudio a los maestros- estudiantes de la escuela normal, y también a
los maestros que estudiaban en el Instituto para que elevaran la calidad de su
labor docente.
Sin embargo, cuando se trataba de cursos regulares que se llevaban a
cabo en la capital y para los cuales los maestros se tenían que trasladar a
recibirlos, se hacían presentes problemas de índole económico y por ello es que
se explica en parte la apatía y el desinterés que existía en el magisterio por
capacitarse, ya que recibían muy poco apoyo por parte del gobierno para
estimularlos a emprender tan importante actividad. Los gastos de pasaje, de
alimentación, de hospedaje tenían que ser solventados por los propios
maestros, cuya mayoría venía del medio rural a estudiar a la escuela Normal de
Sinaloa ubicada en Culiacán. El gobierno no apoyaba económicamente a estos
maestros en los gastos que tenían que hacer para obtener una mejor
preparación, lo único que se les brindaba era hospedaje en las escuelas
primarias; la mayoría prefería no hacerlo por las incomodidades que tenían que
sufrir, sólo los que no contaban con el dinero suficiente para hospedarse en
––––––––––––––
2
Cuarto Informe de Gobierno del General Gabriel Leyva Velázquez, 15 de diciembre de
1960, p. 7.
3
Ibíd., Carpetón de educación, Informe de labores de la escuela Internado Infantil del
Estado de Sinaloa.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
43
algún hotel o casa de asistencia tenía que sacrificarse alojándose en alguna
escuela.
Se inscribieron en los cursos orales del IFCM más de mil maestros del
sistema federal y estatal, los cuales carecían de titulo. Mediante estos cursos
que se impartieron por el mencionado organismo los maestros esperaban
cursar los estudios de primero, segundo y tercero de secundaria y algunos
cursarían el primero de profesional; el encargado del IFCM en Sinaloa en 1960
era el profesor Isidro Salas Barrón.
El día viernes 13 de febrero de 1960 se llevó a cabo en Culiacán, en el
Centro Cívico Constitución el primer congreso de educación física del
noroeste, el cual fue sin duda de gran significación para la educación primaria.
Este congreso representó una forma que sirvió para sentar las bases para la
planeación y formalidad en la educación física. Se buscó trazar un plan general
de trabajo, ya que anteriormente la educación física en las primarias era llevada
a cabo de manera muy informal, sin planeación de actividades, lo que provocó
una preparación muy deficiente del alumno en esta área, además de que al
maestro no se le obligaba a trabajar el tiempo adecuado y sólo cubría dos horas
diarias: con este congreso se trató de dar un mayor impulso e importancia a
este tipo de clases extracurriculares. A dicho congreso asistieron los delegados
de los estados de Baja California, Sonora, Nayarit y Sinaloa, así como
delegados y representantes de institutos, escuelas normales, universidades,
entre otros. Los temas que se trataron en dicho congreso, el cual tuvo una
duración de tres días, fueron los siguientes: la organización y coordinación de
programas y calendarios de escuelas primarias, urbanas, secundarias, normales
y universidades; programas y calendarios del sector extraescolar, juvenil,
campesino y burócrata; planes de trabajo para la organización de los juegos
deportivos del noroeste de México.4
En 1959 la SEP destinó para la educación en Sinaloa $9’325,311.04,
mientras que el gobierno del estado invirtió en el mismo ramo la cantidad de
$29’598,174.56,5 haciendo una comparación encontramos una enorme
diferencia, ya que el Gobierno del estado invertía la mitad del erario público en
educación (53.4%). De hecho, el estado de Sinaloa figuraba entre los que más
presupuesto invertía en este ámbito, lo cual habla del gran esfuerzo que se
––––––––––––––
4
Ibíd., jueves 12 de febrero de 1960, p. 3.
Estadísticas históricas de finanzas públicas y producto estatal bruto, Gobierno del
Estado, Secretaría de Hacienda Pública y Tesorería, Dirección de Estadística y Estudios
Económicos, p. 80.
5
44
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
hacía por parte del general Gabriel Leyva Velásquez, por tratar de mejorar la
educación en el estado y principalmente la educación primaria. Sin embargo
esto no era suficiente, ya que el panorama general que presentaba la educación
primaria en el estado de Sinaloa era desolador.
Se puede aseverar que una vez que sale el gobernador Gabriel Leyva de
la administración pública de Sinaloa, la cantidad de presupuesto invertida sufre
variaciones y por desgracia, el presupuesto invertido en educación por los
gobiernos posteriores es menor.
Escuelas primarias
En 1959, funcionaron 467 primarias dependientes del Estado, distribuidas como
sigue: tres centros escolares, 70 escuelas urbanas, 58 semi-urbanas y 336 rurales;
atendidas por 1,713 profesores, 36 profesores de educación física, 13 profesores
de economía doméstica, 11 profesores de danza.6
En cuanto a las escuelas primarias dependientes de la federación, había
en existencia 560 escuelas primarias rurales, 12 urbanas, 8 artículo 123, y 30
particulares incorporadas.7
Para el año de 1960, funcionaron 469 escuelas primarias dependientes del
Estado, distribuidas en las siguientes categorías: 3 centros escolares, 71
escuelas urbanas, 60 escuelas semi-urbanas, y 335 escuelas rurales, que fueron
atendidas por 2, 106 profesores.8
Como se puede observar, el número de escuelas que funcionó en 1959 y
en 1960 es prácticamente el mismo, lo cual nos habla de que no funcionaron
más escuelas, las cuales se necesitaban por la demanda de niños en edad
escolar. Otro aspecto que hay que destacar es el número de profesores, en el
cual se observa un notable incremento, lo cual indica que hubo un aumento en
el número de plazas, benéfico para la educación primaria en Sinaloa. Las
escuelas rurales en su mayoría era escuelas pequeñas que no contaban con
todos los grados y en las que trabajaban uno o dos maestros, la mayoría de las
veces, sin embargo, las escuelas primarias que sostenía el Estado eran escuelas
urbanas, que contaban por lo regular con todos los grados, se tenían mayor
cantidad de aulas y de maestros, lo cual implicaba un mayor gasto para su
sostenimiento.
––––––––––––––
6
Tercer Informe de Gobierno del General Gabriel Leyva Velázquez, 15 de diciembre de
1959, p. 10
7
Ibíd., p. 12.
8
Cuarto Informe …, op. cit., p. 4.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
45
El gobierno del general Gabriel Leyva Velázquez, en repetidas ocasiones,
solicitaba apoyo al gobierno federal y a la Secretaria de Educación Publica,
para que lo ayudaran en el sostenimiento de las escuelas primarias.
La situación que prevalecía en las escuelas primarias en Sinaloa era
grave, principalmente en lo que se refiere a las rurales: la mayoría de las
escuelas que se tenían en el estado constaba de una o dos aulas en las cuales
asistía un gran número de niños, aproximadamente 70 alumnos o hasta más.
En cuanto a la infraestructura física de los planteles escolares éstos en su
mayoría estaban en malas condiciones, hechos de lámina o de otros materiales
más rudimentarios, se carecía de mobiliario o el mobiliario con el que se
contaba estaba en malas condiciones.
La situación no variaba mucho en las escuelas primarias que pertenecían
al medio urbano. Aunque algunas tenían mayor número de aulas que las
rurales, no en todas se impartía hasta el sexto año. Estas primarias urbanas
presentaban muchas carencias, ya sea con respecto al mobiliario, problemas
con la infraestructura física de los planteles, los cuales se encontraban en malas
condiciones materiales, además de contar con un grandísimo número de
alumnos que asistía a las aulas, convirtiendo en antipedagógico el trabajo que
realizaban los maestros. La ayuda de la iniciativa privada en este renglón fue
casi nula, de hecho el gobierno estatal en repetidas ocasiones insistió a la
iniciativa privada del estado para que ayudará en el sostenimiento de escuelas,
sin embargo, ésta prestaba oídos sordos, prueba de ello es que en el año de
1960 tan solo existían en Sinaloa 8 escuelas artículo 123, las cuales se
caracterizaban por ser escuelas primarias sostenidas por los patrones, con el fin
de que los hijos de los trabajadores no se quedarán sin asistir a una escuela.
Las escuelas artículo 123 que existían en funcionamiento se encontraban
todas ubicadas en el sur de Sinaloa: en el Rosario, el Huejote, Las Cabras, el
Chele y el Recreo.9
Construcción de escuelas
En 1959, por parte del Gobierno del general Gabriel Leyva, se terminaron de
construir 39 escuelas, se repararon 37, se ampliaron y adaptaron 10.10
En este mismo año, del mes de enero al mes de agosto se invirtió la
cantidad de 3 millones de pesos, en la construcción y reparación de aulas y de
esa cantidad el 50% se invirtió en la ciudad de Culiacán, lo cual habla de que
––––––––––––––
9
Diario de Culiacán, 14 de febrero de 1960.
Tercer Informe …, op. cit., pp. 16, 17, 18.
10
46
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
se invertía más dinero en las escuelas urbanas, en detrimento de las escuelas
rurales. El Ingeniero Andrés Izaguirre, jefe del departamento de obras públicas
en el estado, informó que esta cantidad tan raquítica que se invirtió en el año de
1959 para este rubro, tan sólo alcanzaba para hacer enmiendas a las escuelas y
para pagar la mano de obra en la reparación de las mismas, y que se necesitaba
cuando menos una cantidad de 10 millones de pesos para poder subsanar el
problema de las construcciones, reparaciones y ampliaciones que hacían falta
en el estado.
Esto ilustra brevemente el problema tan grave que se vivía en este
renglón, ya que lo que se invertía por parte del gobierno estatal no era
suficiente, cayendo en manos del pueblo la responsabilidad de la construcción,
reparación y ampliación que se tenía que hacer a las escuelas.
Para el año de 1960 el Comité Administrador del Programa Federal para
Construcción de Escuelas (CAPFCE) implementó un nuevo programa de
construcción, que consistía en escuelas de tipo prefabricado, estas escuelas
además de la estructura general contaban con el mobiliario necesario y con un
cupo para 50 alumnos. Se obtuvieron mediante un convenio del gobierno
estatal con el federal, y con apoyo también de la iniciativa privada y se
adquirieron 50 escuelas de este tipo para el estado de Sinaloa,11 esto se hizo
con el fin de subsanar el grave problema que representaba la falta de escuelas
primarias en la entidad.
También es importante aclarar que las construcciones, reparaciones y
ampliaciones que se hacían a las escuelas eran obra tanto del gobierno estatal,
como de los vecinos de las comunidades, padres de familia e iniciativa
privada, que cooperaban para que los niños tuvieran escuelas a donde ir a
estudiar.
La realidad es que a pesar del enorme esfuerzo que se hacía por parte del
gobierno, padres de familia, vecinos, la iniciativa privada, el club Rotario de
Culiacán, y de otros clubes, las escuelas carecían de más aulas y de
reparaciones, lo que se puede apreciar claramente en los informes que
enviaban los directores de las escuelas primarias al director general de
educación en el Estado de Sinaloa, profesor y licenciado Enrique Escalante
López. Por lo regular, los directores se quejaban en dichos informes de labores,
de que no se les había reparado o ampliado la escuela como se les había dicho
y que estaban en espera de ello.
––––––––––––––
11
Cuarto informe …, op. cit., pp. 10, 11, 12, 13.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
47
Las tiendas escolares eran un elemento importante que no se puede dejar
de mencionar, las cuales eran puestas en marcha por parte del gobierno, para
que por medio de sus ingresos se repararan las aulas o se comprara material
escolar.
Las escuelas prefabricadas representaron una verdadera novedad que
impulsó la CAPFCE en el importante renglón de construcción de escuelas, como
parte del Plan de Once Años. Las características generales que tenían estas
escuelas consistían en que eran escuelas ya fabricadas y que eran traídas al
estado de Sinaloa como a otros estados ya listas para ser armadas, el material
que se usaba para su instalación estaba compuesto de estructuras metálicas,
cancelería, puertas, instalación eléctrica y ventanales con plástico translucido.
Estas escuelas iban a ser exclusivamente para el medio rural y los poblados que
más las necesitaran.
Las escuelas prefabricadas además de contar con una aula con capacidad
para 75 alumnos y una casa anexa para el maestro, también estaban dotadas de
mobiliario, aparato cinematográfico, tocadiscos, biblioteca y material
didáctico, sólo que para ser instaladas los pobladores de los lugares en donde
iban a ser colocadas necesitaban cooperar con los gastos de instalación,
además de una aportación de 17,500.00.
En el mes de abril de 1960 llegaron la primeras 16 escuelas prefabricas al
estado de Sinaloa, transportadas por cuatro trailers, las cuales fueron llevadas a
la parte posterior del palacio de gobierno. Esta noticia despertó muchas
esperanzas en la población de Sinaloa de que se diera un mejoramiento en la
educación primaria.12
Para el mes de junio de 1960 ya se habían completado 30 escuelas
prefabricadas, sobrepasando las 26 que la SEP había prometido mandar al
estado de Sinaloa, las primeras cinco escuelas se instalaron en los poblados de
La Cofradía de Navolato, Rancho Viejo y Santa Rosa, de Mocorito, pueblo
Viejo y Las Parritas, de Guasave.
En junio de este mismo año ya se había incrementado el número de
escuelas prefabricadas a 50, incluyendo las primeras 30 que ya se habían traído
inicialmente. Los poblados en donde se instalaron estas escuelas fueron: 12 en
el municipio de Culiacán, 1 en el Vergel, 1 en el ejido del rosario sindicatura
de El Dorado, 5 escuelas con la cooperación de AARC se instalaron en distintos
puntos de las zonas de trabajo, 1 en el ejido de Navolato, en los municipios de
––––––––––––––
12
Diario de Culiacán., miércoles 6 de abril de 1960, p. 1.
48
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
Ahome, 1 en el ejido de Jiquilpan, en El Fuerte 1 en Tetaroba y otra en El
Rincón de Aliso, en Guasave se construyeron 2 escuelas.13
También se construyeron más escuelas de este tipo en los municipios de
Escuinapa y Angostura.
Respondiendo a la iniciativa lanzada por parte de la Agencia Mexicana
de Publicidad, en mayo de 1960 se convocó a una reunión por parte del gerente
de la sucursal del Banco Nacional de México en Culiacán, señor Teodoro
Peralta, para invitar a formar un comité de reconstrucción de escuelas, y que de
esta forma se diera por parte de la iniciativa privada la ayuda tan necesaria en
este renglón.
El comité pro-reconstrucción de escuelas quedó integrado por el general
Leandro A. Sánchez Salazar, que fungió como presidente y por el Licenciado
Román R. Millán el cual fue vicepresidente.
Este Comité recibió ayuda de los diferentes clubes rotarios existentes, los
cuales estaban formados por empresarios y también de los grupos de
agricultores del estado de Sinaloa, así como de las Juntas de Mejoramiento,
Moral, Cívico y Material (JMMCM), de los padres de familia, alumnos de la
Universidad de Sinaloa, Sociedad de Padres de Familia, inspectores escolares,
directores de escuela y de la sociedad en general.
La labor que tenía que llevar a cabo dicho comité era grandísima, ya que
la mayoría de los planteles escolares se encontraban en pésimas condiciones
materiales.
Las parcelas escolares
Con respecto a las parcelas escolares se puede decir que cumplieron un papel
muy importante en la obtención de recursos económico para apoyar la
construcción de escuelas, sólo que en 1959 sale a la luz pública el problema de
corrupción y de mal funcionamiento que se estaba dando en las parcelas
escolares; incluso es en ese mismo año cuando se elabora un proyecto para que
se echen a andar dichas parcelas y que lo que se obtuviera se mandará a la
Dirección de educación, quien iba a controlar directamente las parcelas escolares
por lo del problema de corrupción.
De acuerdo con la legislatura vigente en esos años, se debían repartir 10
hs por ejido. En el año de 1960 se contaba con un total de 13,270 hs, las cuales
muchas veces no producían nada, ya que no eran trabajadas o el dinero
recaudado no se invertía en las escuelas o muchas veces eran rentadas o
––––––––––––––
13
Idem, miércoles 28 de septiembre de 1960
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
49
vendidas por algunos funcionarios. Según el comandante de la novena zona
militar debía de existir el número de parcelas antes mencionado, contemplando
que por ejido se dotaban 10 hs, sin embargo, esto fue sólo una conjetura,
porque muchos ejidos no eran dotados de parcelas o algunos las vendían a
terceros.
El número total de parcelas existentes en este año era de 167, pero no se
trabajan 44, lo cual indica que no se les daba la atención que merecían, por lo
tanto, los resultados que se obtenían no eran tan satisfactorios como debían de
ser.
También los eventos que se realizaban en las escuelas primarias por parte
de los directores del plantel, de los maestros, y padres de familia, cumplían una
función muy importante, ya que brindaban apoyo económico en lo que
concierne a este rubro de reparación, ampliación o construcción de escuelas.
Dichos eventos consistían en vender antojitos mexicanos en los festivales
escolares que se organizaban, funciones de cine y teatro, y rifas, entre otras.
Campaña alfabetizadora
Las campañas alfabetizadotas se organizaron en todo el país para abatir hasta
donde fuera posible el problema de deserción escolar. A los centros acudían a
estudiar personas que en su mayoría eran adultos o jóvenes que se dedicaban a
trabajar, incluso asistían niños que por falta de cupo en las escuelas se habían
quedado sin ingresar a la escuela primaria.
La campaña nacional de alfabetización en realidad no era algo nuevo,
ésta surgió originalmente en 1944 por iniciativa de Jaime Torres Bodet,
durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho. Para el año de 1959
existían 70 centros alfabetizantes, los cuales eran atendidos por igual número
de maestros; se inscribieron a dichos centros 2,670 alumnos, de los cuales se
lograron alfabetizar 1,64114 y la cantidad que se invirtió para el sostenimiento
de la campaña alfabetizadora fue de $148,220.00.
Fue en 1959 cuando el gobierno del estado mandó a elaborar un
instructivo a través de las Direcciones de Educación estatal y federal para
reglamentar el trabajo de la campaña, y en base a esto se procediera a formar
un comité Estatal de alfabetización, y a la formación de los comités
municipales, a los cuales se les pedía reunieran fondos para esta importante
campaña.
––––––––––––––
14
Tercer informe…, op. cit., p. 15.
50
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
En 1960 la campaña de alfabetización creció y mejoró en varios aspectos:
aumentó la cantidad de inversión, aumentó el número de maestros, de alumnos
y de lugares en donde se alfabetizaba a la población. Como lo muestran los
datos que a continuación se mencionan: se contaba con 87 escuelas rurales por
cooperación y con 3 centros alfabetizadores, a los cuales se inscribieron 3,760
alumnos, de los cuales se logró alfabetizar a 2,224 personas.
En este año se aprobó un decreto que autorizaba a los municipios un
impuesto adicional correspondiente al 5%, el cual se iba destinar a la campaña.
De antemano, muchos municipios ya se estaban dando a la tarea de pagar los
sueldos de los maestros alfabetizadores.
Las escuelas primarias rurales por cooperación funcionaban en los
mismos planteles escolares de las escuelas rurales existentes, sólo que estos
mismos eran prestados y utilizados en un horario en el que no asistían niños a
estudiar.
La campaña estaba sostenida por varias fuerzas activas, aunque la mayor
aportación la hacia el gobierno estatal, a pesar de ser lanzada desde la política
educativa del gobierno federal. Cada estado tenía que hacerse cargo de los
gastos que de ella se desprendieran, de antemano el gobierno federal era el que
menos aportaba en dicha actividad, mientras que la iniciativa privada aportó un
poco más que los presidentes municipales, ya que tenía que brindar la mayor
aportación posible, porque si no aportaba nada a la educación pública mediante
el establecimiento y sostenimiento de escuelas artículo 123 o mediante el pago
de maestros, entonces se le solicitaba su ayuda por parte del gobierno federal y
estatal en la campaña alfabetizadora. Los maestros que trabajaban en las
campañas no aparecían en nómina y en el pago de su sueldo cooperaban la
iniciativa privada, y los padres de familia, por lo que su sueldo era mucho
menor que el de un maestro de educación primaria rural. Muchas veces se
presentaban dificultades para reunir la cantidad de dinero que se necesitaba
para cubrirle el sueldo al maestro alfabetizador, por lo que en ocasiones se
tardaban tiempo en pagarle.
El Sindicato Nacional de Trabajadores al Servicio de la Educación
(SNTE) sección 27 varias veces insistió en tratar de ayudar a los maestros
alfabetizadores en el mejoramiento de su situación laboral, tratando de que se
les pagará vía nómina y de que recibieran los mismos beneficios que tenían los
maestros estatales.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
51
Alumnos
En cuanto a los alumnos inscritos en el nivel elemental en las escuelas
pertenecientes al Estado, se tienen los siguientes datos, se inscribieron 109,995
alumnos en total, de los cuales 59,369 se inscribieron en las primarias
pertenecientes a las escuelas del estado y 50,626 alumnos se inscribieron a las
primarias dependientes de la federación.15 En 1959, el índice de reprobación y de
deserción era muy alto: los niños que no alcanzaban ni tan siquiera inscripción,
eran alrededor de 27,425, los cuales anualmente no alcanzaban ni a inscribirse en
las escuelas primarias.
Si se analiza la cantidad de alumnos que se inscribieron en ese año, que
fueron en total 109,995 alumnos tanto en primarias federales como estatales, y
si se compara con los alumnos que no alcanzan inscripción, (27,425), puede
observarse el grave problema educativo que se vivía en las escuelas primarias
en Sinaloa.
Para el año de 1960, en se inscribieron en el nivel elemental 96, 172
niños, que obtuvieron un 77% de aprovechamiento; sin embargo, no hay datos
de cuántos niños terminaron, lo cual habla por sí solo de que el porcentaje de
aprovechamiento puede ser un tanto ficticio.16
En el mismo informe de Gobierno de 1960, aparece que con relación a
los alumnos que asistían a las escuelas del sistema federal, se inscribieron
62,469, de los cuales terminaron su educación primaria 2,103. Esto nos
muestra un panorama por demás desolador de la realidad educativa en Sinaloa,
ya que el número de alumnos que terminaron su instrucción primaria era
demasiado bajo en relación con los que se habían inscrito.
La deserción y reprobación de los alumnos representaba un grave
problema para la educación primaria en Sinaloa, al igual que en todo el país.
En 1960 las cosas no mejoraron mucho, ya que en realidad existían incontables
causas que impedían que los alumnos asistieran a la escuela de forma regular.
Los informes de los directores muestran con claridad esta problemática, y
hacían una larga lista de lo que ellos consideraban las causas de la reprobación
y deserción de los alumnos que estudiaban en las primarias del Estado de
Sinaloa.
Una de las causas (quizás la más importante) que provocaba deserción y
reprobación de los alumnos de educación primaria fue sin duda el aspecto
––––––––––––––
15
16
Tercer informe…, op. cit., p. 1.
Cuarto Informe…, op. cit., p. 5.
52
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
económico: los alumnos tenían que abandonar sus estudios para trabajar y de
esta forma apoyar a sus padres en el mantenimiento del hogar.
Otra de las causas fue la movilidad de los padres de familia, ya que
existía una población flotante que se tenía que trasladar de un lugar a otro para
trabajar en el campo, por lo que sus hijos abandonaban la escuela para irse
junto con ellos.
La propagación de algunas enfermedades contagiosas: viruela,
sarampión, gripe, tosferina, es otra de las causas de inasistencia y de
reprobación.
Finalmente, una de las causas más fuertes que existía era la falta de
cooperación de los padres de familia, ya que ellos carecían de una cultura
educativa, por lo que la educación de sus hijos representaba en realidad un
aspecto sin importancia. Para ellos el estudio no tenía gran peso en su vida, por
lo que la subsistencia por medio del trabajo y la ayuda de sus hijos para
sobrevivir era lo más importante.
Analfabetismo y alfabetismo
Sinaloa contaba en 1950 con una población de 510,943 habitantes, de los cuales
casi la mitad de la población era analfabeta, 213,629, mientras que la cantidad de
personas que sabían leer y escribir era de 297,308. Estas cifras muestran a
grandes rasgos la situación tan grave que se vivía en el ámbito educativo.
Para el año de 1960 la situación había mejorado un poco ya que casi la
tercera parte de la población era analfabeta: con una población de 564,559
personas, 399,104 sabían leer y escribir, mientras que, 165,455 eran
analfabetas.
En 1970 Sinaloa contaba con una población de 836,269 personas, de las
cuales 658,493 sabían leer y escribir, mientras que 177, 776 eran analfabetas.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
53
Población alfabetizada y analfabeta en el Estado de Sinaloa
AÑO
TOTAL DE POB.
POB.ALFABETIZADA
POB. ANALFABETA
1950
510,934
297,308
213,629
1960
564,559
399,104
165,455
1970
836,269
658,493
177,776
Fuente: Estadística Históricas de México, Tomo I, INEGI, México, 1985, p. 101.
Desayunos escolares
Los desayunos escolares se empezaron a distribuir en la entidad en 1959 y 1960
por el Gobierno del estado en las diferentes primarias de Sinaloa, el problema de
la pobreza en que se encontraba la mayoría de las familias provocaba
desnutrición en los niños, lo cual afectaba el aprendizaje de los mismos. Para
tratar de subsanar el problema que se tenía con respecto a la alimentación de los
niños, se repartieron de manera gratuita desayunos escolares en las escuelas
primarias.
Estos desayunos empezaron a ser distribuidos por el Estado con la ayuda
e iniciativa del presidente López Mateos y de su esposa Eva Sámano de López
Mateos, esta última era la que en realidad estaba encargada de esta importante
labor de promoción y apoyo, labor que fue secundada en el estado de Sinaloa
por la esposa del gobernador Gabriel Leyva Velázquez, Doña Rosario Ochoa
de Leyva, mediante el Comité Pro-Infancia.
Los desayunos escolares que se distribuían estaban compuestos por
raciones de leche, pan y huevos y los alumnos sólo cooperaban con la
cantidad de $1.00.
Programas escolares
Con relación a este aspecto sólo se puede destacar que los nuevos planes y
programas de educación primaria entrarían en vigor en el año de 1961, por que
de 1958 a 1960 se seguían utilizando los mismos planes y programas que
estaban vigentes desde 1946 y no habían sido actualizados. Tan solo en el año de
1960 se menciona que la Secretaría de Educación Pública hizo una invitación al
Gobierno del estado para que se integrara una comisión mixta, la cual se iba a
54
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
encargar de conocer los importantes cambios que se deseaban implementar en
los planes y programas.
Libros de texto gratuitos
La noticia de que se iban a elaborar y distribuir libros de texto gratuitos fue bien
recibida por la prensa local, sólo que en un principio existía el temor de que estos
sólo, fueran a ser destinados para aquellos niños que asistían a estudiar en las
escuelas del Distrito Federal y no para los de todo el país, ya que este beneficio
se ansiaba profundamente en Sinaloa.
Con relación a los libros de texto gratuito también se puede hacer
mención de que en 1959 los alumnos todavía seguían comprando libros
comerciales, incluso en este año se da una fuerte alza a los precios de libros
que utilizaban los niños de primaria de todo el país, ya que los libros de texto
gratuitos se empezaron a distribuir en Sinaloa en el año de 1960.
Fue en 1959 cuando se pidió por parte de algunos maestros que se
elaborara un libro, el cual fuera editado por el gobierno del estado; se
solicitaba que hablara sobre la historia y geografía del estado de Sinaloa, pero
que fuera hecho por un especialista; asimismo, que se hiciera su distribución
gratuita para todos los niños de educación primaria en el estado, y además que
se llevara como materia obligatoria, porque la gente desconocía su propia
historia. De hecho, ya en Mazatlán se había elaborado un libro con semejantes
características, pero que fue descartado por contener muchos errores y desde
entonces no se había intentado hacer nada parecido.
Sin lugar a dudas que la distribución de los libros de texto gratuitos ha
sido una de las labores más importantes que se han llevado a cabo en la
historia, ya que el hecho de que los libros fueran comerciales representaba un
obstáculo más para que los niños pudieran asistir a la escuela.
En 1960 se hace saber a los maestros estatales que los libros de texto que
se distribuirían serían gratuitos y que se sancionaría a quien pidiera libros
distintos a éste, que fue aprobado por la Comisión Nacional de Libros de Texto
Gratuitos (CONALIT); además se dio la noticia de que sólo se distribuirían por
lo pronto los libros de texto y el cuaderno de trabajo para primero y segundo,
mientras que los libros de tercero y cuarto grado se haría posteriormente en el
mes de marzo.
Estos detalles en cuanto a la distribución de los libros de texto gratuitos,
eran parte de su novedad y de los primeras impresiones que se hicieron, ya que
posteriormente se editaron y se distribuyeron más libros en todas las escuelas
del país, ya fueran federales, estatales, municipales, particulares.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
55
En lo que se refiere a la distribución que hacía el gobierno del estado de
libros que eran editados por él, sólo distribuía gratuitamente algunos libros y
folletos de personajes importantes de la historia, tales como Benito Juárez,
Venustiano Carranza, estos libros se editaban con el propósito de que llegaran
a manos de todos los niños de primaria. Sin embargo, éstos sólo llegaban a
unas cuantas manos, por lo cual se hizo la petición por parte de algunas
personas de que se dejarán de imprimir estos libros y folletos y que en su lugar,
ese dinero de destinará como parte del pago del sueldo que se le tenía que
hacer al magisterio sinaloense.
Influencia del Plan de Once Años en la Educación primaria en Sinaloa,
1961-1964
El Plan de Once Años como se le conoció más comúnmente al Plan educativo
federal impulsado por el presidente Adolfo López Mateos y por su secretario de
Educación Pública Jaime Torres Bodet, pero cuyo verdadero nombre era Plan
para el Mejoramiento y la Expansión de la Educación primaria, representó un
avance significativo. Se puede mencionar que en el aspecto cualitativo, las
reformas educativas implantadas eran necesarias para modernizar la educación,
ya que el programa que se utilizaba por los maestros para la enseñanza tenían dos
décadas de antiguedad.
Los libros de texto gratuitos sin duda alguna representaron para la
educación primaria en Sinaloa una obra de gran significación en el terreno
educativo, signo de gratuidad de la educación y de tratar de hacerles menos
pesado el gasto a los padres de familia, además de la uniformidad en la
enseñanza, porque los mismos libros eran utilizados por los niños de la ciudad
y del campo.
En cuanto a la preparación del magisterio, no cabe duda que era uno de
los principales objetivos de este Plan, y por ende, el IFCM entró con mayor
fuerza al escenario educativo: los centros de educación pedagógica, los cursos
orales IFCM, los cursos de educación audiovisual, ponían en manos de los
maestros todos los novedosos recursos y técnicas pedagógicas que se estaban
difundiendo, así como el impulso que se le dio a la planeación educativa en
Sinaloa, ya que se incitaba a los directores de educación tanto del sistema
federal como del estatal, para que se llevará a cabo una planeación en el ámbito
educativo para conocer a fondo el problema.
Sin embargo, en el aspecto cuantitativo, a pesar del gran esfuerzo
gubernamental, hablando específicamente del plano presupuestal, las carencias
56
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
eran muchas en las escuelas. La población crecía, y no se podían solventar
satisfactoriamente las necesidades: la participación de la SEP y del gobierno
federal en la educación en Sinaloa fue a todas luces insuficiente.
En el ámbito material, fue poco lo que se avanzó, ya que las carencias y
las malas condiciones en que se encontraban los planteles escolares eran un
hecho palpable: la falta de material escolar, de condiciones adecuadas e
higiénicas para el trabajo, en muchas ocasiones se hicieron presentes, no
obstante, se construyeron escuelas pero a paso lento, no como lo exigían las
circunstancias que se vivían.
De hecho las desigualdades regionales entran en juego en este problema
del presupuesto invertido en educación, ya que la mayor cantidad de
presupuesto y por ende de beneficios materiales para la educación primaria por
ende, se registraron en el centro del país.
No se puede dejar de mencionar tampoco el problema de crecimiento
poblacional en el país y en el estado, por lo que todo esfuerzo parecía
insuficiente por la gran cantidad de niños que cada vez más concurrían a la
escuela.
A pesar de todo, el Plan de Once Años tuvo una influencia decisiva en la
educación primaria en el estado de Sinaloa, el cual marcó una etapa en la
historia de la educación destacándose como la expresión más contundente de
modernidad educativa. Algunas de esas características: planeación educativa,
libros de texto gratuitos, planes y programas basados en el enfoque
globalizador, ideas pedagógicas que pregonaban la importancia de la
comprensión dejando de lado la memorización, incremento de plazas para
maestros, creación de nevas de escuelas, libros de texto gratuitos. Todo esto en
conjunto representa un proyecto de modernidad que pretendía que no existiera
ni un solo niño sin educación, que la población urbana en notable aumento
tuviera la educación que tanto necesitaba.
Presupuesto invertido en educación
El presupuesto que se invirtió en educación en Sinaloa en 1961 correspondió a la
cantidad de $39, 856,116.00 o sea el 56% del total del presupuesto que fue de
$70, 190,299.00.
Como se puede observar, la partida presupuestal que se le asignó al
ámbito educativo fue más de la mitad del presupuesto total, lo cual habla de la
importancia que se le daba a este aspecto. Es importante decir que desde el
inicio de su gestión el general Gabriel Leyva Velázquez en 1957 había
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
57
invertido un 43%, casi la mitad del presupuesto; esto se menciona porque aún
no se había elaborado ni aplicado el Plan de Once Años.
Sin embargo, a pesar del gran presupuesto inyectado en educación, este
no era suficiente, las carencias y problemas que se presentaban en el nivel de
educación elemental eran exorbitantes: faltaban aulas y escuelas que construir,
maestros, pupitres, material escolar.
Las desigualdades regionales se hacían presentes en el aspecto del
presupuesto, prueba de ello es que en la prensa local aparecen algunas quejas
que muestran estas desigualdades, pues mientras en el centro del país se
ejercería el mayor presupuesto, se construían hospitales, escuelas, viviendas, en
fin, obras de beneficio general, el estado de Sinaloa permaneció olvidado de la
mano de dios, ya que el presupuesto que se le asignaba no alcanzaba para
grandes obras,
negar la grandiosa obra que se viene llevando a cabo en la capital de la República,
sería como querer tapar el sol con una mano. Allí se ha dejado sentirla gran
preocupación por López Mateos, de combatir la ignorancia, la insalubridad y la
pobreza. La responsabilidad gubernamental para buscar el mejoramiento de los
habitantes, está constreñido solamente a la capital.17
Por otro lado, las desigualdades subregionales, dentro del estado de
Sinaloa también se hacían presentes, ya que los municipios a los que se les
inyectaba el mayor presupuesto eran Culiacán y Mazatlán, mientras los
municipios como Angostura, Mocorito, Badiraguato, San Ignacio, Cosalá,
Choix, contaban con un mínimo presupuesto que no les alcanzaba ni para
cubrir las más básicas necesidades, como la introducción de agua potable y luz
eléctrica; en el renglón educativo las cosas estaban igual, ya que tenían un gran
atraso general que se debía principalmente a la cuestión económica.
Se puede aseverar que los municipios que gozaban de mayor solvencia
económica y poder político eran Culiacán, Mazatlán, Ahome y Guasave, por lo
tanto, estos mismos municipios también presentaban mayor adelanto que los
demás en el aspecto educativo.
Escuelas primarias
El número total de escuelas primarias que funcionaron en el estado de Sinaloa en
el año de 1961 fue de 1,076 correspondiendo 473 a las escuelas primarias
dependientes del gobierno estatal y 603 a las primarias dependientes del
––––––––––––––
17
Diario de Culiacán, marzo de 1961, p. 2.
58
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
gobierno federal; 34 planteles sostenidos por el gobierno estatal eran urbanos, los
que representaban una mayor erogación, mientras que el gobierno federal solo
sostenía 16 escuelas urbanas.
Las construcciones de escuelas se realizaron en conjunto por la
cooperación económica que se dio entre el gobierno del estado y el CAPFCE,
ayuda de los Ayuntamientos, de la iniciativa privada que incluía la cooperación
económica de los padres de familia, clubes sociales, como el Club Roratio de
Culiacán, Club de Leones, grupos de campesinos, pescadores.
Las escuelas prefabricadas que llegaron a Sinaloa en el año de 1960, ya
habían crecido en número: en 1961 se registró un aumento de 22 escuelas
prefabricadas en Sinaloa y en total había 72 escuelas de este tipo.
Se informó que se iban a construir algunas escuelas prefabricadas nuevas
en los siguientes lugares: 4 escuelas más en Elota, 1 en Cosalá, 6 en
Badiraguato, 1 en Angostura, 5 en San Ignacio, 6 en Guasave, 1 en Mazatlán, 2
en Rosario, 11 en Sinaloa de Leyva, 6 en Ahome, 3 en Choix, 1 en El Fuerte, 3
en Concordia.18
Entre las actividades que realizaba el comité se pueden enumerar las
siguientes: pintar las escuelas, reparación de albañilería, reposición de sus
servicios sanitarios, tomas de agua, conexión de tuberías, arreglos e
impermeabilización de techos.19
El director de Educación Estatal, profesor Enrique Escalante López, llevó
a cabo una tarea similar a la del Comité Pro-reconstrucción de escuelas, pero la
diferencia estribaba en que la labor del director de educación era en el aspecto
de conservación de escuelas, la cual consistió en llevar a cabo una campaña de
concientización para que los alumnos ayudarán a conservar en buen estado sus
escuelas, que ya habían sido reparadas. Se incitó a los inspectores de escuela,
directores y maestros para que se unieran a dicha campaña de conservación de
escuelas y la promovieran con sus alumnos.
Se pueden notar importantes avances en lo referente al aspecto de
construcción y reparación de escuelas, lo cual tiene que ver directamente con la
aplicación del Pan de Once Años en Sinaloa, sin embargo, cabe hacer la
puntual aclaración de que si bien esto no era suficiente para resolver un
problema que tenía una gran magnitud, si para subsanar minimamente hasta
donde fuera posible dicho problema y que menos niños dejaran de asistir a la
escuela primaria por falta de escuela.
––––––––––––––
18
19
Ídem., domingo 10 de septiembre de 1961, pp. 1, 5.
Ídem, sábado 19 de agosto de 1961, p. 1.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
59
Cuando se quería construir alguna escuela, los padres de familia
solicitaban a la SEP y al Gobierno del estado su cooperación, ya que la mayoría
de las veces ellos ya habían recaudado una gran cantidad de dinero que se iba a
invertir en este renglón.
Las parcelas escolares eran otra forma mediante la cual se recaudaban
fondos, supuestamente cada escuela rural tenía que contar con una parcela
escolar para que fuera trabajada y el producto que se obtuviera fuera invertido
en las escuelas primarias, sin embargo, en la realidad muchas escuelas rurales
que contaban con una parcela escolar no la trabajaban, en otras ocasiones
algunos funcionarios cometían actos de corrupción y rentaban o vendían las
parcelas sacando beneficio personal de ello. El Consejo Técnico era un
organismo que se formaba en la escuela, el cual tenía como finalidad recaudar
fondos para su mejoramiento. Las tiendas escolares y cooperativas eran medios
con los cuales también se obtenían fondos para invertirse en la reparación y
ampliación de las escuelas.
Centros de Alfabetización
A falta de escuelas y como el número de analfabetas era muy alarmante aún, se
continuó con la campaña alfabetizadota; en febrero de 1961 el gobernador
Gabriel Leyva Velázquez convocó a una reunión en el centro dermatológico de
Culiacán, a la cual asistieron todos los presidentes municipales, el director de
educación federal Maximino Hernández Escanio, el director de educación
estatal, profesor Enrique Escalante López, los inspectores escolares, magisterio,
sectores obrero, agrario y popular.
El propósito con el que se reunieron estas fuerzas activas del estado fue
para que se rehabilitara la campaña, solicitando a cada uno de estos importante
sectores su cooperación económica en la campaña.
Sin embargo, los obstáculos a vencer eran muchos, en primer lugar los
maestros vivían una situación laboral difícil, el sueldo que percibían era de
$4.00 diarios; con este sueldo no les alcanzaba ni para cubrir sus más
apremiantes necesidades, comparando este sueldo con lo que ganaba un
maestro de primaria en el año de 1960 la diferencia que existía era abismal,
pues un maestro de primaria rural categoría “A” era de $865.00 mensuales.
En este dato se puede apreciar la enorme diferencia en el sueldo entre
estos dos tipos de maestros, aclarando que el maestro rural era uno de los que
percibía el sueldo más bajo que el de sus demás compañeros que tenían otra
categoría, como por ejemplo maestro urbano.
60
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
Otro aspecto importante que se debe de aclarar, es que los maestros
alfabetizantes eran maestros que presentaban una preparación más deficiente
que el resto del magisterio, ésta era la causa por la que no se les exigía mucho,
y también de las condiciones laborales precarias en las que trabajaba.
Los sueldos de estos maestros eran muy mal pagados y llegaban
retrasados, porque la iniciativa privada tenía que reunir el dinero, padres de
familia, dueños de algunas empresas, ejidatarios, eran los encargados de reunir
los fondos con los que se sostenía a los maestros.
El SNTE sección 27 trató de mejorar la situación de estos maestros
pidiendo que aparecieran en la nómina de los sueldos, e incluso que algunos de
ellos asistieran a los cursos del IFCM de los cuales eran excluidos.
Alumnos
En cuanto a la cantidad de alumnos que asistieron a estudiar a las escuelas
primarias tanto de la federación como del estado, se puede apreciar un total de
168,116 alumnos, de los cuales 98, 438 asistieron a las escuelas dependientes del
Estado, mientras 69, 678 alumnos asistieron a las escuelas dependientes de la
Federación. Se puede observar que era mayor el número de alumnos que asistía a
las escuelas estatales. Esto quizás se pueda explicar, por el hecho de que el
gobierno estatal sostenía mayor número de escuelas urbanas (134), mientras que
el gobierno federal sólo sostenía 16 escuelas. El número de niños que asistía a
las escuelas urbanas era muy grande, porque en ellas se contaban con casi todos
los grados y por ende, con muchas más aulas que las escuelas rurales que
contaban con una o dos.
Entre las principales causas que provocaban la deserción y reprobación
de los alumnos de educación primaria, se encontraban principalmente el factor
económico, ya que los alumnos tenían que abandonar sus estudios para trabajar
en el campo, esto con el fin de ayudar en el sostenimiento de la familia. Otra de
las causas era por las enfermedades que atacaban a los menores y finalmente la
apatía y el desinterés de muchos padres de familia.
Para tratar de solucionar el problema de deserción y de reprobación en las
escuelas primarias, se decidió tomar una importante medida encaminada a
obligar a los alumnos que trabajaban a asistir a clases, dicha medida consistía
en que la Dirección de Acción Social que tenía como encargada a Doña
Alejandra Retamoza, se encargaría de repartir permisos a menores que se
dedicaban a la venta de billetes de lotería, canasteros, boleros, cargadores, entre
otros, se les iba a entregar un permiso, previo llenado de solicitud en donde se
les tomaban sus datos.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
61
Con esta medida se aseguraba que los niños que trabajaban no
abandonaran sus estudios de educación primaria, porque si no se les suspendía
el permiso de trabajo. Cabe hacer la puntual aclaración de que esta medida,
sólo se aplicó en la ciudad de Culiacán
En cuanto a los menores de edad que trabajaban en el campo se puede
decir que eran constantemente explotados por los patrones, ya que eran
sometidos a trabajar largas jornadas por los propietarios de las tierras. De
hecho, salieron a la luz pública denuncias que se referían a la explotación de
menores de edad, estas mismas denuncias se le habían hecho llegar al
gobernador del estado general Gabriel Leyva.
Tan difícil se presentaba la situación para que los niños pudieran terminar
su educación primaria completa. Con esto me refiero a que cursaran los seis
años escolares, ya que en las escuelas primarias rurales en su mayoría se
contaba con solo los primeros tres grados.
La población analfabeta existente en 1961 todavía era muy alta; en
cuanto al problema de deserción también presentaba niveles altos: el
porcentaje de alumnos que desertaban era de 40% del total de la población que
se encontraba en edad escolar.20
Desayunos escolares
En las escuelas primarias del estado se repartían desayunos escolares desde 1959,
aunque no a todas las escuelas primarias llegaba este beneficio, ya que éstos se
repartían principalmente en Culiacán y otros pocos municipios. Para 1961 ya
había aumentado el número de desayunos que se repartían a los niños, y se había
ampliado también el radio de acción a más municipios.
En 1961 llegó en furgón la leche que se envío desde México por la
esposa de López Mateos, la cual se distribuiría en todos los municipios como
parte de los desayunos escolares, sin embargo, era claro que no todos los niños
alcanzaban a tener sus desayunos escolares.
Magisterio
En 1961 trabajaron impartiendo clases en Sinaloa 2,147 maestros del sistema
estatal, mientras que dependientes de la federación trabajaron 1,223. Como se
puede observar, el número de maestros estatales era casi el doble, esto a pesar de
que el número de escuelas federales era mayor que el de las estatales: había 130
escuelas más del sistema federal sobrepasando el número de las escuelas
––––––––––––––
20
Ídem, jueves 13 de marzo de 1961, pp. 1, 5.
62
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
estatales.Este hecho se explica porque la mayoría de las veces trabajaba un solo
maestro en varios grupos en los planteles dependientes de la Federación, en
cambio, en las escuelas estatales la mayoría de las veces había un maestro por
grupo.
Con respecto a los maestros dependientes del Estado, se registró un
aumento de 41 plazas en este año, cantidad a toda luz insuficiente para cubrir
las necesidades educativas que se tenían en la entidad. La solicitud de maestros
para las escuelas primarias por parte de los padres de familia y directores fue
una constante durante el año de 1961.
En cuanto a la preparación del magisterio se vivieron grandes avances
gracias a la implementación del Plan de Once Años en Sinaloa; se llevó a cabo
un proceso de formalidad e institucionalización del IFCM, ya que este
organismo tomó medidas para que los maestros acudieran de manera regular a
capacitarse y que no sólo asistieran a los cursos de verano en la idea de
conseguir el puro título. Por otro lado, los cursos de educación audiovisual se
llevaron a cabo con mayor intensidad y mediante ellos se difundieron las
novedosas técnicas y recursos pedagógicos para después ser utilizados dentro
de las aulas.
El propósito que perseguía el IFCM sin duda era de gran trascendencia
para la educación del país, ya que se pretendía que todos los maestros tuvieran
su título profesional, pero para lograrlo los maestros tenían que acudir a cursos
de preparación y capacitación pedagógica a lo largo del ciclo escolar. Además,
los que tenían una preparación muy deficiente tenían que escalonar a niveles
superiores, los cuales eran impartidos por el mismo IFCM. Por ejemplo, un
maestro que sólo contaba con el nivel de educación primaria tenía que cursar la
secundaria, claro que en una modalidad semiescolarizada, en la que en poco
tiempo obtenían su certificado de secundaria; algunos escalaban otro nivel para
obtener su certificado de la preparatoria, hasta llegar con el de profesional.
Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35
63
Descargar