Asociación de Salesianos Cooperadores Región Ibérica 2.1.3.- Eclesiología conciliar Septiembre 2011 2.- Un cristiano 2.1.- La vocación del Hombre. 2.1.1.- En el Bautismo y la Confirmación: Una nueva Dignidad 2.1.2.- Seguir a Cristo hoy 2.1.3.- Eclesiología Conciliar 2.1.4.- La Iglesia: Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo 2.1.5.- Los Sacramentos de la Iglesia TEMAS DE FORMACIÓN INICIAL 2.- UN CRISTIANO 2.1.- LA VOCACIÓN DEL HOMBRE Región Ibérica 2.1.3.- ECLESIOLOGÍA CONCILIAR 2.1.3.Eclesiología Conciliar OBJETIVO El Concilio Vaticano II supuso una amplia reflexión de la Iglesia sobre si misma y sobre el mundo. A la luz del Espíritu, se abrió a todos los hombres ofreciéndole su saber y su servicio. De la reflexión sobre su propia estructura y misión surgió la constitución dogmática Lumen Gentium, sobre la constitución de la Iglesia. Es importante saber que dijo y que cambió desde aquel momento. REFERENCIAS Bíblicas «Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres». (1Cor.12,12-13). «Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra todo en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común» (1Cor.12,4-7). “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solamente por el salario, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor ni son suyas las ovejas. Entonces el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único que le importa es el salario, no las ovejas. Yo soy el buen pastor. Como mi Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, así conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traer. Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un solo pastor” (Jn 10, 11-16 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos, porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 19-20). «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros» (Jn.13,35). TEMAS DE FORMACIÓN INICIAL 2.- UN CRISTIANO 2.1.- LA VOCACIÓN DEL HOMBRE Región Ibérica 2.1.3.- ECLESIOLOGÍA CONCILIAR PVA: Estatuto art. 2, 3, 6, 8, 9, 19, 20, 25, 32 Reglamento art. 1 y 4. DESARROLLO Documento para la reflexión 1 Historia de los Modelos de la Iglesia. La Iglesia tiene una larga historia de casi ya 2000 años. En estos largos siglos, la Iglesia a sufrido toda serie de vicisitudes y transformaciones, de la Iglesia de las catacumbas a religión oficial del Imperio Romano; de maestra de Europa en la Edad Media a ser desafiada por la cultura y los poderes públicos en la Modernidad; de la actitud apologética y defensiva de los siglos XVIII y XIX a la apertura al mundo propugnada por el Concilio Vaticano II. El teólogo norteamericano Avery Dulles ha propuesto cinco modelos de iglesia que explican las diferentes concepciones acerca de la Iglesia. - Iglesia como sociedad perfecta. Se subrayan los elementos institucionales. Lo externo prima sobre lo interior. Sentimiento de superioridad frente a las “sociedades mundanas”, que esconde un espíritu defensivo. - Iglesia como comunión mística Se subrayan los elementos interiores de la Iglesia: la experiencia del Espíritu, y la comunión entre los miembros, que se entiende ante todo como amor y amistad. Ser miembro significa estar en comunión con Dios por su Espíritu. - Modelo sacramental. En este modelo, la iglesia se entiende a sí misma como sacramento. Un sacramento es la presencia visible de lo invisible. La Iglesia a través de su existencia concreta y visible hace perceptible la comunión invisible entre Dios y la humanidad. - Modelo heraldo La Iglesia se entiende a sí misa como anunciadora (heraldo) del evangelio. Está en función de una misión, que consiste en el anuncio explícito de la Buena Noticia de Jesucristo. En este modelo, la Iglesia deja de mirarse a sí misma y se abre a la misión, que entiende como dar a conocer a Jesucristo. - Modelo servidora. La misión de la Iglesia no es solo proclamar a Jesucristo sino servir a los pobres. Este es el aspecto subrayado por este modelo. En situaciones de secularización, el único lenguaje inteligible es el del servicio. Sirviendo a los pobres la Iglesia realiza su ser. Sin embargo, privado de las otras dimensiones, la Iglesia puede convertirse en una ONG más. 2 La Eclesiología del Concilio Vaticano II La eclesiología dominante antes del Concilio Vaticano II (1961-65) era el del modelo de iglesia como sociedad perfecta. A través seis redacciones y profundas transformaciones, TEMAS DE FORMACIÓN INICIAL 2.- UN CRISTIANO 2.1.- LA VOCACIÓN DEL HOMBRE Región Ibérica 2.1.3.- ECLESIOLOGÍA CONCILIAR se llegó a un amplio consenso sobre qué es la Iglesia. La Constitución Dogmática “Lumen Gentium” aprobado en 1964 por 2151 votos a favor y 5 en contra se convirtió en el nuevo paradigma de la eclesiología y en la columna vertebral de los documentos conciliares. Es interesante poner en evidencia algunos factores externos e internos, que han contribuido a determinar la eclesiología del Vaticano II. Me parece que están bien resumidos en esta reflexión teológica: „En los últimos 25 años se han verificado, en la sociedad y en las Iglesias del Occidente cristiano, transformaciones tales que constituyen problemas muy serios para la cristiandad occidental en la difusión del mensaje cristiano. La expansión económica y científica ha seguido un ritmo vertiginoso. El modelo clásico de sociedad ha entrado en crisis. Con la rebelión del Tercer Mundo contra toda forma de neocolonialismo ha sido puesta en discusión la superioridad del Occidente. A la emancipación de la mujer, a la gran difusión de un nuevo modelo de cultura entre los jóvenes, y a los enormes problemas de orden económico, demográfico y ecológico, no pueden ser sordas las Iglesias. En su interior están más vivas que nunca las esperanzas hacia una mayor participación de todos los miembros en los dos momentos en que se elaboran y se toman las decisiones y hacia un diálogo real con las otras Iglesias y religiones. El compromiso de la Iglesia a favor del hombre la obliga a defender sus derechos donde quiera que fueran violados. En el continente sudamericano el episcopado, los teólogos y los hombres de Iglesia han hecho la opción preferencial por los pobres, entendidos en un sentido más amplio de la sola pobreza económica‟. La presencia de la Iglesia en el mundo es preciosa. Es luz que ayuda a encontrar el designio de Dios sobre la humanidad y guía la inteligencia hacia soluciones plenamente humanas. Es fermento que colabora en la transformación profunda de la humanidad, inyectando en ella energías de bien. Es fuerza solidaria en el compromiso de edificación de la sociedad actual. Si es verdad que la Iglesia tiene necesidad de la humanidad, de la que forma parte y con la que comparte gozos y esperanzas, angustias y sufrimientos, es igualmente cierto que la humanidad tiene necesidad de la Iglesia, llamada a ser en ella `sal de la tierra, `luz del mundo, `ciudad sobre el monte. La Iglesia existe para ser signo del Reino de Dios. Para hacer visible y creíble este signo, la Iglesia debe renovarse y convertirse, rejuvenecerse y purificarse. Para ello debe profundizar sus opciones fundamentales: la pasión por Dios, que la libere de cualquier conformación con el mundo en sus criterios, valores, actitudes, comportamientos; la fraternidad y comunión eclesial, de modo que pueda ser punto de referencia para el mundo y ser atrayente y convincente; el impulso misionero, que la ayude a vencer el miedo o la timidez de los discípulos reunidos con las puertas cerradas en el Cenáculo, y la lleve a anunciar el Evangelio a todos; el compromiso de servir, desarrollando simpatía y solidaridad hacia todos; la opción por los pobres, que son su marchamo de identidad, calidad y fecundidad 3 La nueva conciencia eclesial Hay dos nuevas actitudes de la Iglesia de hoy, presentadas por la Gaudium et Spes, que evidencian su conciencia de no ser ya señora, sino sierva del mundo: la actitud de diálogo y el mensaje de optimismo. La actitud de diálogo nace del reconocimiento de la unión fundamental entre el orden de la creación y el de la redención. La Iglesia reconoce plenamente la dignidad de la naturaleza humana y los derechos del hombre, defiende los valores auténticamente TEMAS DE FORMACIÓN INICIAL 2.- UN CRISTIANO 2.1.- LA VOCACIÓN DEL HOMBRE Región Ibérica 2.1.3.- ECLESIOLOGÍA CONCILIAR humanos y coopera con todos los hombres y mujeres de buena voluntad en la construcción de un mundo más humano. Con esta actitud de diálogo, la Iglesia participa en la búsqueda común de soluciones a los graves problemas, que hoy angustian a la humanidad. En esta colaboración la Iglesia no se propone como objetivo sacralizar, ni mucho menos eclesializar la sociedad civil, puesto que reconoce la autonomía que, por voluntad del Creador, tiene la realidad temporal. Con su acción la Iglesia aporta el don inestimable de la luz del Evangelio, con que es capaz de pronunciar palabras de valor eterno, allí donde acaba la sabiduría humana. Hoy la Iglesia sabe que el diálogo le es absolutamente necesario, como expresión de su misterio de comunión y de unidad en la diversidad, como signo legible de su compromiso de crear sinergia con las demás religiones, con las otras Iglesias cristianas, con todos los hombres y las mujeres de buena voluntad, para colaborar en la construcción de la `civilización de la justicia, de la paz y del amor. Esto lleva consigo el deber de repensar el contenido y el estilo del servicio pastoral. Su contenido es anunciar a Jesucristo, ser signo de la nueva humanidad, colaborar en la transformación social con todos los promotores del bien, denunciar cuanto atenta a la dignidad de la persona humana. Su estilo es el del respeto de la diversidad sin pretensión de querer imponer nada a nadie, del diálogo abierto y honesto con todos, de la voluntad de servicio sin ceder a componendas. El mensaje de optimismo, a su vez, parece encarnar el evangelio, tal como lo sintetiza magníficamente Juan: `Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo nico, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna (Jn 3,16). Amar al mundo. Amar a la humanidad. Éste es, en efecto, el mensaje de optimismo que la Gaudium et Spes ha difundido en la Iglesia postconciliar y al que no ha permanecido indiferente la eclesiología postconciliar. La Iglesia ha optado por la solidaridad total con la humanidad y con sus conquistas, ofreciendo el sentido último que éstas tienen en el plan divino del Creador. - Más sacramental que institucional - Más comunión de comunidades que sociedad perfecta - Más misionera y dinámica - Más corresponsable e igualitaria - Pueblo de Dios en cuyo interior y a cuyo servicio está la jerarquía - Peregrina y provisional, dinámica más que estática - Concreta en cada comunidad local - Acogedora y humanista frente a los valores del mundo - Abierta al diálogo ecuménico Pautas para la reflexión - ¿Tenemos noticia de como era la Iglesia antes del Vaticano II? - ¿Qué supuso el Vaticano II? ¿Cual fue el cambio principal? - ¿Que retos afronta la Iglesia como institución hoy? TEMAS DE FORMACIÓN INICIAL 2.- UN CRISTIANO 2.1.- LA VOCACIÓN DEL HOMBRE Región Ibérica 2.1.3.- ECLESIOLOGÍA CONCILIAR - ¿Nos sentimos implicados en el rejuvenecimiento de la Iglesia? - ¿Qué visión de la Iglesia existe en nuestras comunidades eclesiales? - ¿Qué idea se tiene, en general, de la santidad?. ¿Cómo presentar a los fieles, y particularmente a los jóvenes, la belleza de la santidad? - -¿Cómo hacer crecer entre los fieles la conciencia de la misionariedad de todo el pueblo de Dios? PARA DOCUMENTARSE – OTROS RECURSOS Materiales - Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, nn.7; 40. - Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nn. Proemio, 1-4, 11, 21, 23, 40-45, 76, 91. - Concilio Vaticano II, Apostolicam Actuositatem, nn.2-3. - Juan Pablo II, Christifideles Laici, nn.16; 19. - Catecismo de la Iglesia Católica, nn.770-776; 781-795. - A.C.S., Comentario Oficial del R.V.A., pág.301 (27.4). - Aguinaldo 2005, Don Pascual Chávez SDB, Rector Mayor. Bibliografía - La Iglesia, misterio, comunión y misión, Antonio María Calero, CCS (Claves Cristianas), Madrid 2001. - Somos Iglesia, Antonio María Calero, CCS (Claves Cristianas minor), Madrid 22002. - Vaticano II, remembranza y actualización, Santiago Madrigal, Sal Terrae (Presencia Teológica 120), Santander 2002. Documentos Gaudium et Spes. Constitución Conciliar sobre el Mundo Actual “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del TEMAS DE FORMACIÓN INICIAL 2.- UN CRISTIANO 2.1.- LA VOCACIÓN DEL HOMBRE Región Ibérica 2.1.3.- ECLESIOLOGÍA CONCILIAR Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia” `Por ello, el Concilio Vaticano II, tras haber profundizado en el misterio de la Iglesia, se dirige ahora no sólo a los hijos de la Iglesia católica y a cuantos invocan a Cristo, sino a todos los hombres, con el deseo de anunciar a todos cómo entiende la presencia y la acción de la Iglesia en el mundo actual. Tiene, pues, ante sí la Iglesia al mundo, esto es, la entera familia humana con el conjunto universal de las realidades entre las que ésta vive; el mundo, teatro de la historia humana, con sus afanes, fracasos y victorias; el mundo, que los cristianos creen fundado y conservado por el amor del Creador, esclavizado bajo la servidumbre del pecado, pero liberado por Cristo, crucificado y resucitado, roto el poder del demonio, para que el mundo se transforme según el propósito divino y llegue a su consumación [13]. En nuestros días, el género humano, admirado de sus propios descubrimientos y de su propio poder, se formula con frecuencia preguntas angustiosas sobre la evolución presente del mundo, sobre el puesto y la misión del hombre en el universo, sobre el sentido de sus esfuerzos individuales y colectivos, sobre el destino último de las cosas y de la humanidad. El Concilio, testigo y expositor de la fe de todo el Pueblo de Dios congregado por Cristo, no puede dar prueba mayor de solidaridad, respeto y amor a toda la familia humana que la de dialogar con ella acerca de todos estos problemas, aclarárselos a la luz del Evangelio y poner a disposición del género humano el poder salvador que la Iglesia, conducida por el Espíritu Santo, ha recibido de su Fundador. Es la persona del hombre la que hay que salvar. Es la sociedad humana la que hay que renovar. Es, por consiguiente, el hombre todo entero, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad, quien centrará las explicaciones que van a seguir Al proclamar el Concilio la altísima vocación del hombre y la divina semilla que en éste se oculta, ofrece al género humano la sincera colaboración de la Iglesia para lograr la fraternidad universal que responda a esa vocación. No impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna. Sólo desea una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido Gaudium et Spes, num 1 a 3 Hacia una imagen joven de Iglesia Especialmente en los Hechos de los Apóstoles, que nos presentan el origen de la Iglesia, podemos lograr inspiración, voluntad y dinamismo, para comprometernos en la tarea inaplazable de rejuvenecer la Iglesia. En los Hechos están presentes los rasgos específicos y constantes de una Iglesia, que quiere mantenerse fiel a su Señor y ser fecunda en su labor en el mundo Una Iglesia martirial, litúrgica, evangelizadora y diaconal Ante todo, la Iglesia manifiesta una naturaleza martirial, es decir, sabe dar razón de su fe, porque está llamada a ser testigo del Señor Crucificado y Resucitado. Por esto, con frecuencia la Iglesia es una realidad contracultural, en el sentido de ser portadora de un Evangelio que no coincide con la mentalidad del mundo. En este su carácter paradójico, que aparece muy claro en el sermón de la montaña del evangelio de Mateo y en el sermón de la llanura del evangelio de Lucas, reside precisamente su fuerza profética y su significatividad TEMAS DE FORMACIÓN INICIAL 2.- UN CRISTIANO 2.1.- LA VOCACIÓN DEL HOMBRE Región Ibérica 2.1.3.- ECLESIOLOGÍA CONCILIAR En segundo lugar, la Iglesia es una comunidad litúrgica, que celebra su fe, hace crecer nuevos hijos por medio de la iniciación cristiana, lleva al creyente a la plena configuración con Cristo. La liturgia es una verdadera escuela de santidad, porque transforma la existencia personal y comunitaria en oración. Aunque la desafección para con la Iglesia parece provenir muchas veces de la falta de atracción de tantas liturgias, no se puede negar ni el valor ni la necesidad de una auténtica vida celebrativa. Esto, además de la necesidad de una catequesis litúrgica que nos introduzca en los misterios y nos ayude a madurar en la fe, implica el cuidar la calidad de las celebraciones, de modo que sean sencillas y hermosas, dignas y fecundas. El tercer elemento característico de la Iglesia se refiere a su fuerza evangelizadora y a la capacidad de anunciar a Cristo y su Evangelio. Tertuliano decía que `Cristiano no se nace, se llega a serlo. Ésta `es una afirmación particularmente actual, porque hoy estamos en medio de persuasivos procesos de descristianización, que generan indiferencia y agnosticismo. Los caminos acostumbrados de transmisión de la fe resultan en no pocos casos impracticables. No se puede dar por descontado que se sepa quién es Jesucristo, que se conozca el Evangelio, que se tenga una cierta experiencia de Iglesia. Vale para niños, muchachos, jóvenes y adultos; vale para nuestra gente y, obviamente, para tantos inmigrados, provenientes de otras culturas y religiones. Hay, pues, necesidad de un renovado primer anuncio de la fe. Finalmente, la Iglesia tiene una característica diaconal; sabe que su misión es servir al pueblo de Dios y al mundo. Esta misión no es exclusiva del Papa, de los obispos, sacerdotes, religiosos o seglares comprometidos, sino de todos los bautizados que, en razón de su Bautismo, comparten la misión de su Señor y Maestro. Esto requiere aprender a servir, estar atentos a las necesidades de los demás, dar siempre el primer paso para ir a su encuentro, asumir compromisos generosos, ser apóstoles. Los cristianos están llamados a ayudar a los hombres a superar la desilusión y la apatía, a gozar de las realidades hermosas de la vida, a activar la capacidad de soñar un futuro a medida de hombre, a inventar nuevas relaciones entre personas y entre Estados, a respetar la naturaleza, a poner fin para siempre a la guerra. Tal vez también entre los creyentes se viva el escepticismo de quien no cree que un mundo alternativo al actual sea posible. Aguinaldo 2005, Don Pascual Chávez