La ciencia para mi es como jugar a un videojuego. Cuando empiezas a jugar no sabes cómo funciona ni si te va a gustar o vas a conseguir ser bueno en ello, pues con la ciencia pasa lo mismo. Al principio, como no sabes qué hacer, empiezas a probar y pulsas todos los botones y vas descubriendo que puedes moverte, saltar o incluso lanzar objetos. Pero de repente te aparecen obstáculos como champiñones o tortugas y te detienes a observar todas las posibilidades que tienes para superarlo: pueden ser inofensivas y que no te causen ningún daño, pueden formar parte del fondo de la pantalla y que no sean parte del juego o pueden ser enemigos a los cuales tienes que matar…pero cómo. Comienzas a probar tu primera hipótesis, son inofensivas y no pasa nada, sin embargo, tu pensamiento no era válido y te matan, por lo que es lo contrario: son enemigos. Así que te dispones a probar si saltando sobre ellos consigues matarlo, y efectivamente, has vencido al champiñón o a la tortuga y tu hipótesis se convierte en una teoría que vas a aplicar cada vez que te encuentres cualquier enemigo. Aunque más tarde te das cuenta que esa teoría no es válida para otros enemigos como los erizos, a esos solo los puedes eliminar disparando o arrojándoles cualquier objeto. Con esto llegas a la conclusión que una hipótesis puede ser válida y convertirse en teoría pero más tarde puede que te des cuenta de que esa misma teoría no es válida para un conjunto en general sino para algo específico o incluso que tus cálculos eran incorrectos; y por ese motivo la ciencia siempre avanzará y llegarán nuevos científicos y contradigan la teoría en la que siempre se ha basado la gente porque comprueban que aquella hipótesis estaba mal formulada. Pero hay un problema, antes de acabar el juego y llegar hasta el final con tu nueva teoría tienes que enfrentarte al gran jefe, la sociedad. El problema más grande al que te puedes enfrentar. Antes de superar al gran jefe te caerás muchas veces, incluso pensarás en rendirte, pero no, sigues adelante y le demuestras a todo el mundo que tienes razón. Les enseñas a todos con pruebas y hechos que has estado estudiando durante mucho tiempo hasta llegar al final para que vean que es cierta tu teoría. Cuando consigues superar a ese gran jefe, la sociedad, consigues hacerte un hueco en el juego de la ciencia, pero recuerda que no es el final, este juego nunca se acaba.