Salvador Cerón Aguilar

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Salvador Cerón Aguilar
La Educación a revisión:
hacia un nuevo Modelo Educativo
En los tiempos políticos que corren, se anticipa un esfuerzo importante en materia educativa, como expresión importante de la política social del
gobierno entrante.
La educación en nuestro país es necesaria e insuficientes los logros alcanzados en su ámbito. Un nuevo modelo educativo se antoja
indispensable para enfrentar los retos de la globalización y apertura comercial y política que hemos elegido como forma de relación internacional
como país. El esfuerzo educativo que anuncia el nuevo régimen deberá privilegiar el despliegue orgánico de sanos fundamentos filosóficos que
permitan reconstruir desde una perspectiva integradora el sistema educativo nacional.
La Educación a revisión
Un trabajo que publicó la UNESCO en los setentas, "La Educación en Marcha", se iniciaba con el sugerente tema "La Educación a Revisión"; en
éste se afirmaba que la educación compromete tan radicalmente el destino de los hombres que es indispensable escrutar con profundidad y
repensar ampliamente su papel en el desarrollo de la sociedad y de las personas en particular.
La pocas realizaciones logradas en nuestro país, sobre todo en materia de desarrollo humano, obligan al tratamiento de la educación desde
distintos ángulos. Los aspectos tecnólógicos propios del campo, la innovación, la cultura, el desarrollo social, los mercados de trabajo, los
cambios del entorno y la propia persona humana. Alrededor de estos temas gira hoy la discusión y el debate educativo que se ve también
acompañado del debate sobre los aspectos institucionales, la administración y el financiamiento de la educación.
Autores de muy diversas corrientes no pueden evadir la discusión ni el reto que la educación plantea. El tratamiento integral que la educación
demanda, se presenta en un contexto de gran pragmatismo político y económico, en el que las propuestas deben probar su consistencia en
incluso ofrecer resultados concretos.
El riesgo del tratamiento integral está tanto en su posible superficialidad, como en un eclecticismo que puede derivar facilmente en la pérdida del
rumbo correcto, al cambiar los valores que debieran ser permanentes por el logro de resultados inmediatos de corte productivista. Se hace
necesario por ello, una consciente y mesurada investigación sobre el tema. Como afirma Paz en su "Tiempo Nublado", "...la pretendida
universalidad de los sistemas [del] s. XIX se ha roto, otro universalismo plural amanece".
La Educación en la Apertura y Globalización
En el terreno económico nuestro reto mundial es el desarrollar una sociedad competitiva, y en esa búsqueda de la especialización productiva, las
diferentes facetas de la cultura humana sufren modificaciones que se reflejan en los órdenes social y político.
La Educación es el vehículo idóneo e imprescindible para sentar las bases de la universalización de la sociedad mexicana. El impasse
revolucionario pretendió incorporar a nuestro país en la cultura mundial despojándolo de su naturaleza histórica. Ya teníamos abierto el camino de
la globalización cuando se nos hizo voltear hacia raíces que nos ataron a sujeciones geopolíticas. Así se gestó el desarrollo de una sociedad y
economía cerradas. Se requirieron esfuerzos aperturistas de fin de siglo, para permitirnos sobrevivir en un mundo integrado.
El primero y verdadero motor de los cambios es el hombre y no una abstracta y anónima estructura social, con la cual nadie se siente identificado.
Si bien las estructuras condicionan al hombre concreto y le hacen vivir particulares circunstancias de orden y jerarquía, éstas sólo se validan por
la función de servicio que tienen con la persona. Permanece la primacía del hombre sobre las estructuras, la ética sobre la técnica, el espíritu
sobre la materia y el trabajo sobre el capital.
Enrique Alduncin afirma en su excelente trabajo "Los valores de los mexicanos" que "para definir el camino de México se precisa resolver el
conflicto entre la tradición y la modernidad, cancelar la inercia en la aplicación de los modelos agotados y abandonar la imitación extralógica. El
horizonte de planeación debe rebasar los ciclos sexenales y centrarse en la realidad, en los problemas nacionales y en nuestra posición en el
contexto internacional. Si no queremos llegar tarde también a la postmodernidad, hemos de hacer algo más que aprender de los errores y
cuestionar el mito de la modernidad".
Es pues importante destacar la necesidad de un modelo revisado y propio que nos incruste eficazmente en el contexto de la economía mundial y
que al mismo tiempo nos preserve en los valores de carácter permanente que nos distinguen como mexicanos. Ese modelo que hemos
practicado como sociedad "fiel al espejo diario" de López Velarde y que es indispensable tomar en cuenta para actualizar las potencias que
consumen la plenificación de la persona en su dimensión social.
Los resultados políticos de México anuncian el disfrute de una etapa de confianza social, de confianza en nosotros mismos y en nuestras
instituciones. El gran reto es conseguir la vuelta a los principios y valores que favorecen la convivencia social de la persona. Al México en crisis le
ha correspondido una crisis del sistema educativo fundamentalmente alrededor de su finalidad y valores. Si se es consciente de esas
circunstancias, se ofrece la posiblidad de evaluar nuestro sistema educativo no sólo a partir de sus resultados y la calidad del producto, sino
abarcando las pautas, fines, sujetos y medios que participan en el proceso educativo. Esto es, evaluar y proponer en su caso la necesidad de un
nuevo modelo educativo.
Hacia un nuevo Modelo Educativo
En un modelo educativo no sólo se fijan pautas, fines sujetos y medios sino que también se debe describir el proceso a seguir para alcanzar las
metas propuestas. Hacia 1991 apuntaba la SEP en "Hacia un Nuevo Modelo Educativo", "el modelo consiste en la organización dinámica de la
educabilidad del individuo y la sociedad en función de sus relaciones y una cronología"
A través del diálogo se conjuga la inventiva creadora del hombre con las circustancias dadas por la naturaleza y circunstancias del proceso
educativo. En este contexto, el diálogo no es negación de la verdad sino conjunción de los distintos momentos de la verdad en un modelo
integrador. La verdad es una pero tiene muchas caras. Delinear un nuevo modelo educativo es algo más que proponer un modelo pedagógico; es
la superación de un marco de mera racionalidad que de hecho ya ha sido rebasado, puesto que la educación desde el punto de vista histórico ha
tenido en México una clara tendencia hacia el aspecto cuantitativo. El gran retraso educativo que demostraban los índices de analfabetismo en
décadas pasadas ya no lo es tanto y tiende a disminuir; México entra en una etapa en la que la cantidad ha de apoyarse en la calidad de la
educación; el país se expande comercialmente por sus numerosos acuerdos mercantiles y políticos que exigen la presencia de personas capaces
y competitivas, con habilidades y con los valores que afiancen su presencia en el mundo.
La calidad no se constreñirá al contenido de los programas, sino que concierne a toda la complejidad de los contenidos educativos: saberes,
valores, actitudes y destrezas, así como los propios procesos donde se promueven y se proponen a los alumnos para ser aprendidos.
En los tiempos políticos que corren, se anticipa un esfuerzo importante en materia educativa, como expresión importante de la política social del
gobierno entrante. Se ha considerado necesaria la creación de un organismo que se aboque al impulso de la educación permanente de todos los
grupos sociales, así como el disponer de aquélla infraestructura indispensable para cumplir cabalmente las metas de cobertura de la educación
básica y media. Mas aún, se ha anunciado desde la campaña del candidato triunfante a la presidencia, un esfuerzo importante en materia de
becas e investigación científica y tecnológica.
Todo este esfuerzo deberá vertebrarse dentro de un modelo educativo que explicite su marco filosófico y teórico que defina el rumbo y en cierta
forma el modo. Es claro que la definición de políticas y estrategia concretan el modo y el ritmo del proceso.
La filosofía es la consideración abstracta del fin; la teoría es la consideración abstracta de los medios para alcanzar el fin concreto y las
estrategias y política serán entonces la consideración concreta de cada uno de esos medios. Por ende no puede entenderse que una política
educativa se defina al margen de la filosofía y la teoría educativas. Por ello, el esfuerzo educativo que anuncia el nuevo régimen deberá privilegiar
el despliegue orgánico de sanos fundamentos filosóficos, que permitan reconstruir desde una perspectiva integradora, el sistema educativo
nacional.
Salvador Cerón Aguilar
STF Consulting Group
Presidente
sceró[email protected]
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