LA FUNCION EL YO Y DEL JUICIO, LA REALIDAD

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LA FUNCION DEL JUICIO,
EL YO Y LA REALIDAD
(Aproximaciones
metapsicológicas)
~ Hugo Mayer
Introducción
El presente es un ensayo que apunta a revisar las conocidas formulaciones acerca "del principio de existencia y la capacidad de atribución. Pero introducirme en la reflexión sobre el Yo y sus funciones
me lleva inevitablemente a otras cuestiones (realidad material, realidad
psíquica, representación, narcisismo, identificación, estructura y escisión del Yo, compulsión repetitiva, etc.) no menos problemáticas que
la que se comienza abordando.
Los temas' -reconozcoson demasiado importantes. Pero mi
propósito no ha sido, ni podido ser, el de agotarlos sino, casidefensivamente, el de no eludirlos en mi lectura de Freud.
¿Atribución y existencia?
¿O existencia y atribución?
Quienes consideran que para Freud el juicio atributivo es' anterior
al juicio de existencia suelen citar, como uno de los principales respaldos, La negación. Como se sabe, Freud habla en ese artículo de
dos decisiones que competen a la función del juicio: una que adjudica
o niega a una cosa una cualidad (decisión atributiva) y otra que con1* Dirección: Aráoz 2095, 49 'B' (1425) Capital Federal, R. Argentina.
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Hugo Mayer
cede o niega a una representación su existencia en la realidad (examen
de realidad).
La prueba de realidad no debe confundirse con el juicio de existencia, como se puede entender en las siguientes líneas:
"No sé trata ya de si algo percibido (un objeto) ha de ser o
no acogido en el Yo sino de si algo existente en el Yo como representación puede ser también vuelto a encontrar en la percepción
(realidad)" (Freud, 1925).
Un argumento en favor de que; aun para Freud, el principio de
existencia es la premisa de las capacidades ulteriores lo encontramos
en su definición de la decisión atributiva del juicio. Porque, para atribuir o negar una cualidad a una cosa, es necesario reconocerla previamente como existente'. También en este sentido interpretamos la
afirmación de Freud (1938 a): "Los niños gustan de expresar una relación de objeto mediante una identificación 'Yo soy el obieto'. 'Tener'
: es lo último de las dos cosas: después de la pérdida del objeto se cae
'en el 'ser'. Ejemplo: el pecho. 'El pecho es una parte de mi, yo soy
el pecho'. Sólo más tarde: 'Lo tengo'; es decir 'No lo soy''',
Consideremos ahora, a partir de una cita de Freud (1915), el punto
de vista evolutivo, al que se suele recurrir para sostener que el principio de atribución es previo al de existencia.
"Pasamos así desde el prtmttivo Yo real que ha diferenciado
el interíor del exterior conforme a exactos signos objetivos a un
Yo de placer que antepone .a todo el carácter placiente, l... ]
, Despúé« de esta nueva ordenación queda nuevamente estableCida
la coincidencia de las dos polarizaciones, o sea la del Yo-suieto
con placer y la del mundo exterior con el displacer (antes' indiferencia)". ,
Habría entonces un primer momento evolutivo en el que el' Yosujeto se reconocería como existencia diferenciada del mundo exterior
que resultaría indiferente. Este momento, previo a la vigencia del prin, cipio del placer, sería previo también al principio atributivo o de valor.
Habría, tan sólo, reconocimiento de existencias: la del Yo-sujeto y la
del mundo exterior.
Lo que sí aparece mucho más tarde es el examen de la realidad.
Este requiere una maduración .yolca muchísimo mayor y la posibilidad
de 'la experiencia, como' mediadora entre la representación y el objeto
: de la percepclón, en sus posibles relaciones. Con todo, es necesario
reconocer que entre el primer momento en que la polaridad es Yo-sujeto
(placer) versus mundo externo (indiferencia) y el último momento del
••
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•
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•
La Tunc,i6h' del juicio, el Yo y la realidad
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Yo-realidad definitivo capaz de realizar un adecuado examen de la
, reaíldád,' media un 'segundohlOmentóerl el desarrollo evolutivo del Yo,
, totalmente dependlente del prlnclplo' del placer, por el cual "lo malo,
, lo ajeno al YÓ'y lo' exterior son para él idénticos". Y esto reviste una
'impornm'6ia'suprema
'si pensamos que' el Yo realidad definitiva no
destierra totalmente y para siempre al Yo placer sino que,"en todo caso,
logra obtener su subordinación provisional bajo la inspiración del prin, cipio de realidad" En efecto, siendo el Yó el punto de articulación entre
la realidad material yla pslqulca, por una parte, y entre el principio del
placer y el principio de realidad, porlaotra, noes difícil imaginar cómo,
trente a la' regresión dé' un Yo relativamente débil, el principio de
, placer crece a expensas del principio de realidad. Una parte muy importante del Yo comienza, entonces, a funcionar adecuándose más a
, la subjetividad y al deseo que a la objetividad de la realidad material
que la percepción intenta reflejar.
'Esta división en dos territorios yotcos.ien Uno de los cuales reina
el principio del placer y en el otro, el principio de realidad, esloque
. constituye una' ésclslón -del Yo. En el seno del Yo se puede inferir
,."otra escisión, ,todavía', 'que es genérica' y constitutiva. Me refiero a 'la
: escisión entre' el Yo real y el Yo' ideal, el primero' regido por los' dos
. principios antes mencionados (principio del placer y de 'Iarealitlad) y
el segundo formado por identificación primaria, gobernado por la corn:pulsión' repetltlva".
El Yo y el examen de la realidad
¿Qué es la realidad? Todo lo que "es" forma parte de la realidad.
La realidad es todo" lo que existe. Es todo lo que nos rodea y cons"tituye:' Etimológicamente, real significa "cosa". Alude a "todas las
cosas que tienen' existencia efectiva" (Ooromlnas, 1976). En filosofía,
los términos "realidad" y "real" constituyen un manantial inagotable
de definiciones e' interpretaciones de 'las más diversas. Hay quienes
lo definen por la positiva; haciendo equivaler ser real a "ser" o a "ser
actual "o a "existir;'. Otros lo definen 'por la negativa y, entonces, ser
real aparece como lo opuesto a "ser áparente", "ser potenclal" o "ser
, posible'! (Ferratér Mora; 1969). '
,
.: Para el' pslcoanálisls la 'pregun'ta acerca" de qué, es lo rea; no
puede ser +ndiferentÉi:--¿CÓmo herTlO~~deestablecer que, estamos ante
una percepción de lo externo y no ante una representación interna?
'A lo la'rgo 'de la obra de Freud el interrogante recibe diferentes res-
.puestas,
' .., ,"
'
Desarrollo este temacon m~yor profundidad en "Acerca de, la escisión del Yo",
Actualidad psicológica, V, 50 Y ·:~n..tom9,_,deJ,Yo.ideal':. depréxtma
aparlctón,
90
l(Íugo Mayar
"Una de las hipótesis fundamentales del Proyecto de 1895 es
la de que, en su origen, el aparato psíquico no dispone de un
criterio para distinguir entre una representación fuertemente cargada del objeto satisfactorio y la percepción de éste" (Laplanche
y Pontalis, 1971).
En esta misma línea se inscriben otros desarrollos, como su concepción de que la realización alucinatoria de deseos es el resultado
de una regresión,' en virtud de la cual se carga el polo perceptivo
(op.cit.). Sin embargo, en esta época Freud ha comenzado ya a dudar
de que en la patogénesis de las .enfermedades psíquicas opere la realidad material o por lo menos solamente ella. Como le confiesa a
Fliess (1897), ya no cree en sus neuróticos. He aquí el punto de partida de la discriminación entre la realidad material y realidad psíquica.
En efecto, como lo reitera más tarde (1916-17) los síntomas aluden
a recuerdos de satisfacciones libidinales infantiles, en los que se
entremezclan componentes provenientes de la realidad material objetiva y componentes de la fantasía subjetiva. Tiene, para la' neurosis,
el mismo valor y la misma eficacia, pues, ambos forman parte de la
realidad verdaderamente operante, en cada sujeto; esto es, de la realidad psíquica.
Las fronteras entre el recuerdo de algo realmente acaecido en la
relación del sujeto con el mundo exterior y algo imaginado en la relación con éste, se hacen cada vez más tenues hasta desaparecer. Con
todo, Freud sigue buscando la explicación de cómo se realiza la discriminación entre la percepción y la representación. No abriga dudas,
ya, de que una representación considerada real por el protagonista
que relata su historia ha sido, en efecto, psíquicamente real (¿verdad
. histórica?) y como tal debe tratarse. Pero ¿qué pasaba en el
aparato psíquico de aquellos pacientes que tomaban por percepciones
sus representaciones? Esto le planteó otro problema que intentó
resolver imaginando la existencia de un dispositivo en el Yo que le
permitiera protegerse contra el peligro de confusión entre las huellas
mnémicas asociadas a representaciones verbales capaces de consciencia y las percepciones provenientes del exterior (Freud, 1917, 1938 b).
Este dispositivo", al que llamó "prueba de la realidad" o "examen de
la realidad" (Realitatsprüfung) (1911), estaría anulado (><>. en el sueño y
•• Un antecente del Realitiitsprüfung quizá sea el "signo de realidad" del Proyecto
(1895).
"" Aunque infiramos de Freud mismo que por más intensa que sea la regresión .Y
por más importante que sea el cuadro psicótico, nunca se llega a una abolición
total de la capacidad de examinar la realidad. Siempre queda una parte del Yo
. -escisión
del Yoque observa "la fantasmagoría patol6gicacomo
si fuera
un observador trnparctálv (Freud, 1938 b). e
.,
La funci6f1 del juicio,
91
el Yo y la realidad
en los estados delirantes y alucinatorios. La función de dicho dispositivo sería: a) diferenciar qué es lo percibido por el Yo de lo representado en el Yo;' b) comparar lo representado con lo percibido, con
el fin de' adecuar y reacomodar, permanentemente, lo primero a lo
segundo; aun cuando la percepción esté fuertemente influenciada por
'las representaciones preexistentes y por las tendencias desiderativas.
Cuando este dispositivo falla, nos encontramos con las alteraciones
del juicio que, en diferente medida, acompañan a todos los cuadros
pslcopatolóqlcos.
, En la psicosis alucinatoria él Yo real (Yo-realidad definitivo) es
sustituido, en gran parte, por el Yo placer (e Ideal), incapaz de una
confrontación .entre la percepción y la representación del objeto. En
la psicosis la representación en el Yo es atribuida a la realidad. Se le
endosan los caracteres de una percepción y se la trata como tal. Lo
interno, slqúlendo un camino regresivo, se ha hecho externo para el
Yo. Una parte de éste es tratada como si fuera parte de la realidad. La
representación de cosa detenta el lugar de la representación verbal
que debería simbolizarla y se confunde, con la cosa en sí. Por esto se
dice que lo repudiado por el Yo retorna desde lo real (Freud, 1918, 1924
a y b).
Que algo existe para alguien significa que ese algo es fuera de
él; en ese momento. Más tarde, como dice Abadi (1978), ese algo podrá
ser re-presentedo
pero estará inexorablemente perdido como acto que
se vive, como cosa que se percibe. Ese algo quedará formando parte
de la historia,' podrá ser evocado, aludido, representado, pero jamás revivido. La realidad percibida y su respectiva representación quedan, así, organizadas según tres coordenadas:
a. espacial:' dentro-fuera (interior-exterior);
b. temporal, actual-no actual (presente-pasado):
c. material: presencia-ausencia
(existente-inexistente).
¿Cómo se conforman estas discriminaciones?
Freud (1915) sostenía que, primitivamente, el niño discrimina lo interior de lo exterior
mediante la musculatura. Si ante un estímulo doloroso puede escapar
(fuga), la excitación será externa; si no le resulta posible eludirla, entonces, será interna. La frontera entre lo interno y lo externo se va
modificando con la evolución del Yo y con ésta también se modifica
el parámetro del juicio. El papel de la musculatura será paulatinamente
reemplazado por el desarrollo de la prueba de la realidad.
, En los primeros tiempos, en la época del Yo real primitivo, el objeto
de las pulsiones sexuales es el, propio Yo. En este primer momento
-¿autoerótico?,
¿narcisista?, ¿autoerótico-narcisista?las pulsiones
de' autoconservación se satisfacen con objetos que son vividos como
, , , Hugo Mayer
partes del 'ser; Sólo la experiencia termina por imponerlos como externos y autónor;nos de las 'necesidades individuales. 'Las pulsiones sexuales, inicialmente fundidas a las de conservación, se separan de
, éstas -aunque
sin perder su apoyatura en ellas- para investirlas
huellas que aquellas relaciones objetales van dejando en elpsiquismo
primitivo: Esas 'huellas quedan, como inscripciones (identificaciones 'y
representaciones) constitutivas del Yo. "El mundo externo se hace
interno a través de estas inscripciones que son cristalizaciones 'de 'la
experiencia, sedimento de las primitivas relaciones de objeto: Huellas
que son la presencia interior de algo' presente-exterlor-pasado, y de
algo ausente-exterior-actual,
Presencia interior que va constituyendo
la historia del individuo, aunque no una historia lineal. Historia que
es un' ordenamiento' de inscripciones que 'aluden a sucesos que, al
menos parcialmente; fueron experiencias materiales actuales. lnscrlpciones y ordenamientos que se enlazan a otras inscripciones que de
alguna forma (contigüidad o simbolismo) aluden a ellos. Se van confor, mando de esta forma la historia yla geografía del individuo siguiendo
los rastros de las primitivas relaciones lnterpersonales, Se podría decir
que si "la anatomía es el destino", la geografía libidínal del hombre' es
su historia. Historia que condensa muchas historias, en la que se
expresa lo primitivamente inscrito y desde la cual' éste intenta ser representado. Así, lo que está perdido como oreséntecién, ,'en la medida
en que se acepta como perdido, serécupera
como 'representación.
Representación' que puedé asimilar 'los atributos del objéto y Hansfórmarse en su representante (identificación securidariajo bien, puede
intentar recrear, evocatlvamente, dichos atributos (representación).
Representación e ldentlflcaclón (primarias y secundarias) que son las
dos modalidades en que las relaciones con los objetos quedan inscritas en el psiquismo, a 'la vez que Ioaprlnclpales 'elerriemtos constitutivos del Yo (Abadi, 1978), Historias 'míticas que hablan dé lo vivido
alguna vez,' en la realidad. En' una realidad psíquica operante en el
presente, más allá de su naturaleza "objetiva" o ilusoria, y más allá
de saber que sus orígenes remiten siempre a una realidad material
,qLie la determina en última instancia.
,Resumen
El autor propone considerar al principio de existencia como prevlo al de, atribución. Subraya 'que Freud se expidió taxativamente respecto del ser (existencia)
y del tener '(atribución), En este sentido, recuerda su afirmación ,(1938) de' que el
tener, para el niño, era ulterior al .ser. Que tantos consideraran -y siguen conslde'randoque la 'atribución precede ala existencia es un' malentendido que surge
inevitablemente cuando ~e identifican dos cosas tan diferentes' como son el principio
"de :exist~r'1Cia:
y Ia prueba de realidad. Esta es descrita como una adquisición rela-
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La furición del juicio, el Yo y la realidad
tivamente tardía que surge en' el Yo, como cristalización de la experiencia, mucho'
después que los p~incipios de existencia y atribución.
Se destaca la importancia de la realidad material en el pensamiento ·freudiano.
La realidad psíquica 'jamás perdería su apoyatura en esa realidad material que la
determina en última instancia. El puente más importante que conduce de la una a
la otra es, precisamente, la prueba de realidad. Esta debe evaluar permanentemente
la correspondencia y adecuación entre' las representaciones del Yo y las percepciones
de los objetos del mundo exterior.
Se reseña luego cómo el objeto perdido como percepción deja una huella psíquica desde la que se lo intenta "re-presentar".
"Re-presentación" que sigue caminos
diversos:
a. "re-presentación" imitativa de los atributos formales del objeto (identificación
primaria).
b. re-producción asimilativa de los atributos esenciales del objeto (identificación
secundaria).
c. re-creación evocativa de los atributos formales y esenciales del objeto (representaciones);
Quedarían así configuradas tres modalidades de estructuración yoica. Un Yo Ideal
constituido esencialmente' por identificaciones primarias y gobernado por la compulsión de repettclón."
Un Yo real' conformado por representaciones e identificaciones
que expresan de un modo elaborado, respectivamente, las relaciones -de tener y de
ser- con los objetos. De este modo queda planteada la existencia de una doble
escisión del Yo;',una; entre el. Yo Ideal y el Yo real; otra, dentro de este último,entre
un Yo-placer (principio del placer) y .el Yo-realidad definitivo (principio de realidad).
Finalmente se intenta subrayar la importancia del .amor parental. objetivado como
condición que requiere el. Yo en su evolución para apartarse del narcisismo, robusteciéndose con la fuerza de las pulsiones en la medida que condena o sublima las
aspiraciones pulsionales preedípicas o edípicas o bien, las integra en el nivel genital, en lugar de reprimirlas. Cuando el objeto de la satisfacción perdido o ausente
en el mundo externo no se "re-presenta" simbólicamente en el interior, su pérdida
-no aceptada- intentará aplacarse por "actuaciones" que procuran aprehenderlo en
un objeto del mundo exterior. En estas circunstancias, el Yo, impulsado por identificaciones primarias, quedará atrapado en una compulsión repetitiva.
Summary
FUNCTlON
OF JUDGEMENT,
THE EGO AND REALlTY
The author's contention is that the principie of existence is previous to that of
attribution. He stresses that Freud expressed his views on being (existence) and having
(attribution) in a restrictive way. In thls respect, he mentions Freud's statement (1938)
that, for the child, having comes after being. The fact that ·so many authors have
considered -and still do- that attribution precedes existence ls an inevitable misunderstanding derived trorn 1he ldentiñcatlon of two very different things: the principie'
of exístence and reality testlnq, The Iatter is described as a relatively late acquisltion
on the part of the Ego, as the crystallization of experience, which emerges long after
the principies of existence and attribution.
The author stresses the lrnportancé of material reality in Freud's thinking. Psychic
reality never loses its anchorage in that material reality wnlch ultimately determines
it. The most important link leading trom one to the other is, precisely, reality testlnq, .
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Hugo Mayer
which must constantly evaluate the correspondence and adequation between the Ego
representations and the conceptions of the object in the outer World.
The author points out that the object lost as a perception leaves béhind it a
psychic trace on the basis of which the individual attempts to "re-preseni" it. "Representation" tollows different paths:
a) Imitative "re-presentation"
fication).
b) Assimilative re-production
tification).
of the object's formal attributes (primary identi-
ot the
object's essential attributes (secondary iden-
e) Evocative re-creation of the object's formal and essential attributes' (representations).
Thus there would be three modalities of ego structuring. An Ideal, Ego essentlalty
constituted by primary identifications and ruled by repetition compulsion. A real Ego
made up of representations and identifications which express in an elaborate way,
respectively, the relationships -having and being- with objects. This leads to the
existence of a double splitting of the Ego: one between the ideal Ego' and the real
Ego, and the other, within the latter, between a pleasure-Ego (pleasure principie)
and the definitive reality-Ego (reality principie).
Fina"y, the author emphasizes the importance of parental love, obiectified as a
condition required by the Ego's evolution in order to leave narcissism behind and
this become stronger with the strength of the drives in so far as it condemns or
sublimes the pre-Oedipal or Oedipal drives orelse, integrates them into the genital
level, instead of repressing them. When the object of satisfaction is lost or missing
in the outer world, and it is not "re-presented" syrnbolllcally in the inner world, its
loss -which is not accepted- wi" be counteracted by means of "acting out", aiming
al aprehending it in an object of the outer world. Under such circumstances, the Ego,
governed by primary identifications, wlll be trapped in repetition compulsion.
Résumé
LA FONCTION DUJUDGEMENT,LE
MOl ET LA R.EAL/TE
L'auteur propose considérer le principe d'existence comme préalable 'a celul
d' attrlbution. " remarque que Freud s'est prononcé radicalement sur les notions
d'etre (existence) et d'avoir (attribution). A. cet égard, il fait appel a I'affirmation
freudienne (1938) sur ce que l'avoir, pour I'enfant, étalt ultérieur a !'etre. S'il y en
a tant que ont considéré -et continuent considérant- I'attribution comme précédant
I'existence, c'est qu'ils sont tombés dans un malentendu surgi forcément quand on
identifie deux choses aussi différentes que le principe d'existence et I'épreuve de
réalité. cetre-ct est décrite comme une acquision relativement tardive surgie dans
le Moi et produite par la cristallisation de I'expérience et beaucoup plus aprés que les
principes d'existence et d'attribution.
On y détache I'importance de la réalité matériefle chez Freud la réatlté psychique
ne perdrant pas son appui 'sur cette réallté matérielle que la détermine en dernlere
instance. C'est justement I'épreuve de réalité qui unit I'une et I'autre, celle qui doit
évaluer constamment la correspondance et J'adéquation entre les représentations du
Moi et les perceptions des objets du monde extérieur.
Ensuite, on y renseigne sur la maniere ou !'objet perdu comme perception laisse
une trace psychique, a partir laquelle on tente de re-présenter. "Re-présentation"
suivant divers chemins:
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La función del juicio, el Yo y la realidad
a. "re-présentatlons"
primaires).
b. re-production
secondaires).
imitative
assimilative
des attributs
des attributs
formels
de I'objet
(identifications
essentiels
de I'objet
(identifications
c. ré-création évocatoire des attributs formels et essentíels de I'objet (représentations).
De cette tacen, iI resterait configuré trois modalités de structuratíon du MoL
Un Moi Idéal constitué essentiellement par des identifications primaires et commandé
par la compulsión de répétition. Un Moi réel conformé par des représentations et des
identifications exprimant respectivement et d'une maniere élaborée les rapports d'étre
et d'avoir avec les objets. Alors, de cette tacen reste posé I'existence d'un double
clivage du Moi, I'un, entre le Moi kiéel et le Moi réel, I'autre, dedans ce dernier, entre
un Moi-plaisir (principe de plaisir) et le Moi-réalité définitif (principe de réalité).
Finalemerit, on y tente de remarquer I'importance de I'amour parental objectivé
comme condition requise par le Moi dans son évolution, essayant se détourner du
narcissisme et, en méme temps, se fortifiant avec la force des pulsions dans la mesure
qu'iI condamme ou sublime les souhaits pré-oedipiens ou oedipiens, ou bien, qu'iI les
integre au niveau génital au lieu de les refouler. Alors, quand I'objet de la satisfaction,
perdu ou absent dans le monde extérieur, n'est pas représenté symboliquement dans
I'intérieur, sa perte -non acceptéecherchera s'apaiser a travers la "mise en acte",
procurant le saisir dans un objet du monde extérieur. A ce moment, le Moi, poussé
par les identifications primaires, restera attrapé dans une compulsion répétitive.
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