Micenas. El lugar.- Micenas era una ciudadela amurallada construida sobre una colina de 278 m. en la región de la Argólide, en la península del Peloponeso. Su fama es doble. De un lado se la menciona en la obra de Homero como la “Micenas rica en oro”, la ciudad más poderosa de la Grecia de los primeros tiempos, la de los héroes y la Guerra de Troya, cuyo rey, Agamenón, dirigió la expedición de todos los reinos griegos que acabó en la conquista de Troya. Era una potencia que señoreaba el Mediterráneo de Siria a Italia. De otro lado es el solar de una historia de sangre y horror, de maldición familiar. Las primeras construcciones se realizaron en torno al año 1600 a. C., época en que todavía los cretenses, no griegos, eran los que dirigían la vida en el Mar Egeo. El fin de Micenas sobrevino en torno al 1.200 a.C., culminándose con la destrucción y el incendio del recinto en el 1.100 a.C. El mito.- Comienza con Tántalo, amado de los dioses, con quienes mantenía cotidiana intimidad. Pero en una ocasión quiso poner a prueba su clarividencia: hizo matar y descuartizar a su hijo Pélope, a quien sirvió como comida a los dioses que eran sus invitados. Todos se dieron cuenta y evitaron probarlo, salvo Deméter, que se comió un hombro. Los dioses lo reconstituyeron, supliendo el hombro ausente por uno de marfil, y le dieron nueva vida. Su padre fue castigado en el Hades (el reino de los muertos): sumergido en el agua hasta el cuello, cada vez que iba a beber bajaba su nivel, de manera que nunca podía 1 alcanzarla; una rama cargada de frutos pendía sobre sus ojos, pero cada vez que alzaba la cabeza para comer , la rama se retiraba. Continúa la historia con Atreo, hijo de Pélope, que con su hermano Tiestes, asesinó a un hermanastro. Su padre los maldijo y los expulsó del reino. Más tarde, Atreo y Tiestes se enfrentaron entre sí: ambos competían por el trono de Micenas, y, además, Tiestes se había convertido en amante de la mujer de Atreo. En venganza, Atreo hizo matar a tres hijos de Tiestes y se los sirvió como platos en un banquete. Terminada la comida, le mostró las cabezas de sus hijos, y lo expulsó de Micenas. Otro hijo de Tiestes, Egisto, desconocido para Atreo, acabó siendo educado junto a él. Llegado un momento su tío le ordenó matar a su padre; por el contrario, Egisto dio muerte a su tío y le entregó el reino a su padre Tiestes. El siguiente eslabón en esta historia es su bisnieto Agamenón, casado con Clitemnestra, la hermana de Helena, y rey de Micenas. Su hermano Menelao, rey de Esparta, estaba casado con Helena. Cuando ésta fue raptada por Paris y llevada a Troya, Agamenón se puso a la cabeza de la expedición griega que se encaminó a Troya para devolver a Helena a su marido Menelao. Los contingentes griegos se reunieron en la llanura de Áulide, en la costa oriental de Grecia. Pero los vientos se echaron y no permitían la salida de la expedición. Consultado el adivino, resultó que la diosa Ártemis estaba ofendida porque Agamenón había cazado una de sus ciervas consagradas. A cambio de permitir el soplo de los vientos, exigió el sacrificio de Ifigenia, hija de Agamenón. Éste la hizo venir con su madre a Áulide, con la excusa de casarla con Aquiles. Llegada, la sacrificó a la diosa. Continúa la historia con la vuelta de Agamenón a Micenas tras diez años de lucha en Troya. En su ausencia, su mujer se había convertido en amante de Egisto. A su llegada, desoyó las advertencias de Casandra, adivina troyana que lo acompañaba como esclava, y, mientras se bañaba en una bañera, la pareja de amantes, cómplices, lo mataron a hachazos, así como a Casandra. Así vengaba la madre la muerte de su hija. Su hijo, Orestes, fue sacado a escondidas de Micenas a la muerte de su padre, para proteger su vida. Criado fuera y a escondidas, volvió de mayor a Micenas, y, con la colaboración de su hermana Electra, 2 asesinó a su madre y a Egisto en pago de la muerte de su padre. Pero Orestes, manchado con la sangre de su madre, perseguido por las Erinias, diosas de la culpa, que lo enloquecieron, sólo alcanzó la paz tras ser purificado de la sangre de su madre en Atenas. El conjunto arqueológico.- Micenas era un recinto amurallado concebido básicamente para residencia real. Su fundación, y los restos que nos quedan, corresponde a la Edad del Bronce Medio y Reciente (entre el 160 y el 1150 a. C.), primer periodo del establecimiento de los griegos en la Península Balcánica. Habría que destacar del conjunto la muralla, particularmente la Puerta de los Leones, los círculos de tumbas A y B, las tumbas de cúpula y el mégaron o palacio real de Micenas. Las tumbas de cúpula (tholos).- Se encuentran en la zona baja de la ciudad. La más famosa de ellas es la llamada de Atreo, primera gran obra maestra de la arquitectura europea. La gran cúpula circular (tholos) tenía 14,50 m. de diámetro por 13,20 m. de altura, superando técnicamente a las demás tumbas. La cúpula la formaban 33 hileras de piedras de diámetro en disminución según aumentaba la altura. Estaba adornada con rosetones de bronce, de los que quedan algunos agujeros y clavos de fijación. La puerta de entrada tiene una altura de 5,40 m. de altura, coronado por un dintel y dos bloques que forman un triángulo. El dintel está formado por dos arquitrabes monolíticos, el mayor de 118 toneladas. En otro tiempo la entrada debió estar adornada por dos pilastras recubiertas de estuco de las que sólo queda la basa. En el interior, el espacio de la puerta lo limitaban dos columnas más pequeñas decoradas en colores vivos. Fragmentos de esta decoración de encuentran en el British Museum en Londres. La falsa cúpula está precedida por un corredor de entrada (dromos), de 36 m. de longitud, excavado en parte en la roca y sujeto por bloques calcáreos tallados. A un lado de la cámara se abre una portezuela que da paso a una habitación excavada en la roca, la cámara sepulcral propiamente dicha. Se trata de tumbas reales. Pertenecen a la última época de este periodo, la descrita, de en torno al año 1300 a. C., contemporánea de la Puerta de los Leones. Hay otras más, una la llamada de Egisto y otra de 3 Clitemnestra. La primera es del 1.500 a.C. más o menos y la segunda del 1.300 a.C. La muralla y la Puerta de los Leones.- Tenía una longitud de 900m. y un espesor de entre 6 y 8 m., siendo su altura en algunos lugares de 19 m. En su construcción se emplearon inmensos bloques de piedra calcárea sin labrar, tan desproporcionados que los griegos posteriores lo dieron por obra de Cíclopes. Esta técnica era fruto no de la ignorancia, sino de una voluntad deliberada, ya que se la hace alternar con tramos de sillería prismática, en los que se intercalan elementos escultóricos tan refinados como el dintel con relieve de la columna flanqueada por leones que corona la puerta principal de la acrópolis de Micenas (s. XIII a.C.). Se compone de cuatro bloques calcáreos: dos pies verticales, umbral y dintel. Por dentro, junto a la entrada, están los restos de un granero, que conserva restos del incendio de 1100 a.C.: contiene pythoi con grano carbonizado. Por este lado se encuentra el Círculo de tumbas A. Los círculos de tumbas A y B.- Son rumbas reales. Datan de los años 1650 a 1550 a. C. El B, más alejado de la ciudad, consta de 24 enterramientos (9 en fosa, 14 en pozo y 1 en cámara). El A, de 28 m. de diámetro, también estaba también en el exterior, hasta que se incorporó a la ciudad con la ampliación de las murallas en el 1300 a.C.; son 6 tumbas de fosa, rodeado de una doble fila de losas calcáreas. Aquí encontró H. Schliemann en 1874-76 19 esqueletos y una gran cantidad de joyas y objetos de oro, entre ellos las máscaras funerarias que se encuentran en el Museo Nacional de Atenas. De aquí se sigue subiendo en espiral hacia la cumbre bordeando casas micénicas hasta el palacio real, que se encuentra en la cumbre. El palacio.- Fue construido entre el 1400 y el 1350 a.C., nivelando la colina en el lugar en que hubo un palacio anterior (1600 a.C.) más pequeño. Dos piezas destinadas a la guardia preceden un largo corredor que conducía al gran patio. A la izquierda se encontraban los cuartos de habitación; un pequeño cuarto de baño, revestido de estuco rojo, se considera el lugar en que 4 Clitemnestra mató a Agamenón. A la derecha, una escalera conduce a las habitaciones oficiales: un atrio precede a la sala del trono, un pórtico y un vestíbulo daban acceso al espacio más sagrado: el mégaron. El núcleo del palacio está constituido por un salón rectangular, en cuyo centro se encuentra el hogar, en estuco rojo, para el fuego; cuatro columnas, de las que quedan tres basas, sostenían el techo. La sala entera estaba pintada en ricos colores, incluido el suelo, también revestido de estuco pintado, del que quedan restos. Lo precedía un pórtico cuyos flancos están cerrados por la prolongación de los muros laterales de aquél (mégaron). De esta unidad arquitectónica deriva el templo griego. Los palacios de la época tenían varias mégara, sólo que uno es principal, en el que se encuentra el trono real y la tarima para la estatua del dios, ante la que el rey celebra las ceremonias del culto. La ordenación interna es racional, a diferencia de los “laberintos” de Creta la decoración pictórica mural, sin embargo, es copia cretense. Epidauro. El lugar. Epidauro era una pequeña polis situada en la región de la Argólida, en una península del golfo Sarónico. Su fama se debió al santuario de Asclepio, situado en un valle interior. El dios.Asclepio (Esculapio para los latinos) era hijo del dios Apolo y de una mortal. Su padre le encargó su educación al centauro Quirón, que le enseñó la Medicina. Tal fue la habilidad que Asclepio alcanzó en su ejercicio que 5 llegó a ser capaz de resucitar muertos. Alarmado por ello, que desbarataba el orden del mundo, Zeus lo fulminó con un rayo. Tras su muerte fue transformado en constelación (Serpentario). Al dios se lo representa con un bastón en torno del cual se enroscan dos serpientes (símbolo que se ve en muchas farmacias actuales). El santuario.El santuario de Asclepio es del siglo IV a.C. A él se entraba por un propíleo. El santuario contenía un gran templo con una estatua en oro y marfil del dios sentado, obra de Trasímedes de Faro, otros pequeños templos, pórticos, baños, un gimnasio y una palestra, cantinas y casas de sacerdotes. De todo lo ello lo más relevante que queda es el tholos, un edificio redondo de mediados del siglo IV a.C., obra de Políclito el Joven, con hermosas columnas corintias, y uno de los más perfectos teatros griegos del siglo IV a.C. Todavía hoy es sede de festivales de teatro antiguo. Su acústica es perfecta: un murmullo en la escena se oye en las gradas más elevadas (son cincuenta las que se superponen en altura). Tiene cabida para 14000 espectadores. La gran época del santuario comienza en este siglo. Las curaciones iban precedidas de una serie de ritos religiosos tras de los que el paciente se acostaba (incubación) en el suelo del dormitorio anejo al templo. Finalmente los sacerdotes prescribían los remedios curativos, en interpretación de los sueños del paciente. En Epidauro se desarrolló una verdadera escuela de Medicina, cuyas prácticas eran sobre todo mágicas, pero que preparó el advenimiento de una medicina más científica. Este arte era practicado por los Asclepiadas (descendientes de Asclepio), el más célebre, Hipócrates. 6 Entre sus remedios se contaban prevenciones higiénicas (baños, fumigaciones), dietas (purgas, vomitivos, narcóticos y el masaje, abluciones y unciones). Estos remedios estaban muy lejos de la charlatanería. Los buenos resultados terapéuticos se explican por su enorme práctica diagnóstica y sus conocimientos farmacológicos, pero también por la sugestión y el ambiente saludable en que este santuario, verdadero sanatorio, estaba enclavado. Los que curaban dedicaban exvotos (reproducciones de la parte enferma del cuerpo en oro, plata y mármol). 7