Dilema Debajo de esta Europa dividida en dos por la religión, una protestante y otra católica, hay una división más profunda que atañe a la actitud moral con que los habitantes del norte y del sur se enfrentan a la vida. Puede que en Estocolmo o en Hamburgo a las tres de la tarde en invierno, cuando ya se halla oscura la calle, muchos obreros y ejecutivos piensen que a esa hora, mientras ellos trabajan de forma absolutamente rentable para su empresa, la gente morena y manirrota del sur esté tocando la guitarra con palmas de alegría ante una ración de gambas bajo la dulzura de un sol de 25 grados, cuya fiesta sospechan que se pagará a su costa con la moneda única. Por otro lado puede que en contrapartida muy pocos habitantes de la orilla del Mediterráneo estén dispuestos a renunciar al placer de vivir al día en medio de un caos creativo para cambiarlo por el orden, la eficacia y racionalidad en el trabajo de los países bálticos. Se está tan poco rato en este planeta que basta con el sonido de una tarantela durante una larga y placentera sobremesa con amigos a la sombra de una parra para justificar toda la existencia. Esta moral filosófica del sur ante la vida, el hecho de que aquí la razón exija ir en busca del placer a como dé lugar, no es compatible con la idea de que a este mundo se ha venido a trabajar y a ser responsable. La moral calvinista es una forma muy dura de salvación frente a la laxitud con que en el confesonario católico se perdonan todos los pecados, incluso los más execrables. Recibida la absolución el pecador puede irse al bar a tomar un par de cañas como si no hubiera pasado nada; en cambio el protestante boreal se adentra cada noche en la oscuridad con la culpa pegada a la nuca como una niebla por no haber sido recto y eficiente del todo durante el día. Bajo la creencia de que el éxito económico era una prueba de la gracia divina los calvinistas fundaron su dicha en el ahorro y en la contabilidad. Ellos desarrollaron un capitalismo muy recio, mientras los católicos contemplaban el paso de unas nubes cargadas de oro por la veleta del campanario. De hecho el dilema que divide a los países del norte y del sur en Europa hoy todavía es el mismo que se plantea en cualquier atraco a mano armada: elegir entre la bolsa o la vida. Manuel Vicent, El País, 15 de enero de 2012 1. Organización de las ideas del texto El texto puede estructurarse en tres partes: a) 1ª parte: (L. 1ª-7ª; "Debajo de esta (…) moneda única"). Esta parte contiene- pensamos- una idea principal que podría formularse del modo siguiente: La división de Europa respecto a la forma de vida, apoyándose en una ejemplificación. b) 2ªparte (L. 7ª-13ª; "Por otro lado (…) a ser responsable"). En esta parte su sentido general podría ser: La forma y actitud ante el trabajo de los países bálticos ante la filosofía de vida de los países sureños, incompatibilidad de ambas formas de vida. c) 3ª parte (L. 13ª-22ª; "La moral calvinista (…) la vida"). La moral de los países protestantes frente a la moral católica, y cómo conciben ambos la posibilidad de la salvación. Una idea derivada, secundaria, es el rígido capitalismo de los países protestantes. En la primera parte, se introduce el tema señalando la división de Europa, y esta división la argumenta con las otras ideas, que sirven de apoyo a la primera. Por tanto, su estructura podemos clasificarla como deductiva, ya que nos lleva desde la idea principal hasta los casos particulares que la apoyan y justifican. RESUMEN: TEMA: - 3. Comentario crítico ``Dilema´´ es una columna de Manuel Vicent, publicada en el periódico El País el pasado 15 de enero, en la que se explican las diferencias entre los europeos del norte y del sur, y, al hilo, la división entre católicos y protestantes. Se trata de argumentar, para contraponer la forma de vida, de trabajo y su moral, del norte frente al sur. En primer lugar, debemos indicar que los protestantes creen en la existencia de Dios, pero se separan de la iglesia católica, al sostener única verdad divina la libre interpretación bíblica. La mayor parte del protestantismo en Europa se encuentra en Reino Unido y Alemania. Al hacer la primera lectura en general del texto, me ha recordado a la historia actual que tienen las regiones independentistas de España, que rechazan el sur y tienen esos mismos prejuicios contra los andaluces en este caso. Manuel Vicent, la primera separación que hace entre los europeos, es cómo se enfrentan a la vida. Ya no solo los protestantes llevan una forma de vida distinta, sino el norte de Europa en general. Así encontramos una división cultural, debido a que los países del sur de Europa tienen fama de llevar una vida familiar y pausada, escaso desarrollo industrial, carácter abierto, tendencia a la vagancia y al jolgorio, escasa formalidad, entre otros… Además el desarrollo que puede existir en países como Alemania, Holanda o Reino Unido (países protestantes) es significativamente mayor que el de países como España, Portugal o Italia, ya que el protestantismo siempre ha tenido una tendencia mucho más emprendedora y mercantilista que el catolicismo, tal como nos dice en la línea decimonovena: ‘’Ellos (los países protestantes) desarrollaron un capitalismo muy recio, mientras los católicos contemplaban el paso de unas nubes …´´ . Del mismo modo que se puede establecer una división en la cultura, también podemos observar dos términos que dividen Europa, los países PIGS (utilizado como término peyorativo por los ingleses) y los países WASP (Alemania, Francia, Escandinavia, Países Bajos, y Reino Unido). Estas diferencias las desarrolla Manuel Vicent durante toda la primera parte del texto, aludiendo a ambas culturas. Así también en la sexta, séptima línea dice: ``cuya fiesta sospechan que se pagará a su costa con la moneda única´´, se refiere, evidentemente , al euro. De esta idea, deducimos que la mayor parte de los ingresos europeos provienen de los países protestantes, de ahí la división político-económica de Europa y la discriminación y los prejuicios con la Europa del sur. A mi modo de ver, estos prejuicios se han incrementado con la crisis económica actual, ya que, esta, de alguna forma, le ha dado la razón a quienes pensaban de esta manera. Ante esta situación de los países PIGS, que son los que más están notando el efecto de la crisis, los países protestantes, como Alemania, piensan que deben pagar por sus irresponsabilidades y derroches. Desde mi punto de vista, esta posición que están tomando es muy egoísta, y estas diferencias citadas anteriormente están propiciando un alejamiento de la Unión Europea justo cuando más necesitamos el apoyo por parte de todos. Además, Manuel Vicent en las líneas decimosegunda, decimotercera, y decimocuarta, dice; ‘’La moral filosófica del sur ante la vida (…) no es compatible con la idea de que a este mundo se ha venido a trabajar´´. Pero esto dista mucho de la realidad, ya que, según un estudio de la OCDE, en España o Portugal se trabajan más horas que en Alemania; además, Gran Bretaña tiene más deuda pública que Portugal y Alemania y Francia, en su día, incumplieron los acuerdos sobre el déficit público. En la última parte del texto, nos habla de la moral calvinista, que es una doctrina dentro de los protestantes, y su comparación con la moral cristiana. Simplemente se observa una clara diferencia entre la rectitud y obediencia referida a la salvación por parte de los protestantes, y la flexibilidad total del catolicismo. Entiendo que Manuel Vicent ha expuesto estas diferencias como denuncia de la situación actual, y ha descrito bastante bien los papeles de cada uno, el de la eficiencia por parte de los protestantes y la vagancia de los países sureños, es decir, católicos; solo que, desde mi punto de vista, distan mucho de la realidad, pero todo es consecuencia de las falsas etiquetas que se nos impone, de la generalización y también un poco del desconocimiento, porque, de la misma forma que dice el texto, invitaría a cualquier holandés o Alemán una tarde de invierno a las 15 horas a cualquier rincón del sur de España, a ver cuántas familias están de juerga y cuántas están trabajando para salir de la crisis que tanto nos está afectando y de la cual tanto nos está costando salir, debido, en parte, a la escasa ayuda que nos proporcionan todos ellos. Alba Ramírez Rodríguez, 2 bachillerato C.