Unas palabras de la presidenta de Esprit International Communications… Reflecting our Clients’ Excellence ¿Ha padecido de metidas de pata en sus traducciones? ¿Siente que no tiene el control? ¿Quién exactamente ejecuta las traducciones de su empresa? En los 35 años que llevo de traducir, revisar y capacitar a otros traductores en Esprit, la agencia de traducción que dirijo, y en las aulas donde impartí clases a nivel universitario, he sido testigo de muchos problemas de traducción que enfrentan nuestros clientes. ¡Usted no creería las cosas tan inverosímiles que he visto! Lamentablemente, he visto muchas traducciones a español, francés, así como a otros idiomas y he tenido el dudoso honor de enmendarlas para mis clientes. En repetidas ocasiones, nuestros clientes han solicitado que Esprit revise sus materiales anteriores o sólo les dé unos toques para pulirlos, ya sea porque han recibido quejas o porque su equipo de marketing hispano no quiere ni usarlos. Muy pronto, nuestros traductores identifican que esos documentos no sólo requieren una “revisión” sino volver a hacerlos. Un solo vistazo nos da una buena idea de la situación, pero no es sino hasta el detallado proceso de limpieza y revisión que es posible percibir las divergencias de la traducción respecto al documento original en inglés. Para un corrector resulta imposible desempeñar la labor de revisión y corrección necesarias cuando la traducción es de muy mala calidad; únicamente los traductores con amplia experiencia son lo suficientemente capaces para dicha tarea, como el equipo hispano parlante de Esprit. Y sin lugar a dudas, en repetidas ocasiones hay que revisar la tabla de tiempos para redefinir la duración del proyecto. Con el fin de no incurrir en costos o tiempo adicionales, de inmediato le notificamos a nuestro cliente acerca del estado del proyecto que nos comisionó. Le informamos acerca del trabajo real que el proyecto requiere; le explicamos cuál es la calidad de la traducción y ofrecemos algunos ejemplos que ilustren el caso; para ello utilizamos un proceso de traducción inversa al idioma del cliente para que éste se sienta cómodo. A partir de este análisis, nuestro cliente tiene que revaluar la situación, destinar un nuevo presupuesto y recalcular el tiempo que se tenía destinado para este trabajo, con base en sus necesidades y presupuesto. Con la intención de ahorrarse algunos centavos, algunos clientes contratan los servicios de traductores incompetentes que tratan de disfrazar extractos del texto que no comprenden, ya sea dejando elementos en inglés como abreviaturas o títulos que desconocen o eliminando enunciados o secciones de la versión original. Bueno, incluso redactan lindas historias relacionadas con el tema que pueden tener sentido en español, pero que de ninguna manera reflejan el documento en inglés. En una traducción poco profesional, donde imperan los bajos estándares de calidad, la interpretación errónea agrava las ya de por sí traducciones equivocadas. Simples palabras cotidianas e incluso expresiones comunes usadas por un hispano hablante a menudo son puestas en un orden diferente, tergiversando su significado. Cuando nos topamos con este tipo de trabajo plagado de errores cuestionamos si de verdad fue realizado por una persona de habla hispana o incluso por un ser humano. En repetidas ocasiones son realizados por traductores poco competentes, para quienes el español es su segundo o tercer idioma o que son ajenos a determinado mercado. Son muchas las veces que nos hemos encontrado con textos “traducidos” por máquinas o sistemas de traducción (Reverso, Babel o cualquier otra herramienta de traducción en línea) y ¡Son fatales! (Más información: descargue nuestro artículo acerca de las herramientas de traducción « Free Web Translators » (inglés) accesible en la página principal (Home) del sitio web de Esprit) En un principio, estos sistemas son alimentados por traductores experimentados que después delegan la tarea a traductores inexpertos (o a cualquier persona). El resultado es un desastroso cuadro integrado por retazos de estilos de redacción dispares y niveles de lenguaje distintos, en donde no hay homogeneidad ni control del vocabulario. Además, estos documentos tienen una comprensión de la industria o de la cultura empresarial del cliente muy pobre; simplemente son una amalgama de esfuerzos aislados, revueltos e integrados en una licuadora. A decir verdad, el cliente también juega un papel crucial en esta situación. Usted no contrataría a un empleado sin antes conocerlo bien, ¿cierto? ¿Acaso se ha entrevistado con la persona que le ofrece sus servicios de traducción o con quien está a cargo de sus proyectos en el idioma extranjero? ¿Está al tanto de cuáles son sus acreditaciones profesionales? ¿Acaso esta persona se ha mostrado honesta con la información que ha difundido y puede sustentarla? ¿Sabe si el propietario de la agencia de traducción es un traductor profesional con educación universitaria y amplia experiencia en varios idiomas o sólo es un revendedor? (Más información acerca de estos revendedores en la sección Acerca de Nosotros (About Us) en el sitio web de Esprit, en www.espritint.com: “Professional Excellence since 1979”). Es preferible que los clientes sepan quiénes hacen sus traducciones y conozcan si estas personas están profesionalmente capacitadas para hacerlo. De lo contrario continuarán recibiendo malas noticias acerca de las malas traducciones por las que pagaron cantidades sustanciosas de dinero. En lugar de elegir al azar un servicio de traducción del directorio telefónico porque ofrece ¡Los mejores precios!, su mejor opción es elegir una agencia de traducción pequeña tipo boutique, con un historial sólido, dirigida y operada por traductores humanos, que orientan sus años de experiencia a la satisfacción de las necesidades particulares de sus clientes. En la mayoría de las ocasiones, el propietario de una empresa revendedora de servicios de traducción NO es un traductor profesional, sino sólo una persona con un vago conocimiento de algunos idiomas o, si usted es realmente afortunado, es alguien que puede hablar algunos idiomas. En ambos casos, la mayoría no cuenta con los conocimientos ni destreza necesarios que demandan las traducciones profesionales. Lo que es más, estas empresas dirigidas por personas que no son traductores utilizan herramientas automáticas o esos traductores en línea “gratuitos” que aparecen en internet. Su idea es aumentar sus ganancias, eliminando el esfuerzo humano. Pero ni los millones de dólares que se han invertido desde la década de los 70 para desarrollar y explorar los resultados de una “máquina traductora” ni los esfuerzos de las empresas desarrolladoras de programas que anhelaban obtener grandes ganancias han podido reemplazar con inteligencia artificial la traducción profesional hecha por un cerebro humano. Simplemente, NADIE ha podido hacerlo. Si esto no ha sucedido en el inglés escrito, ¿por qué habríamos de creer que es posible conseguirlo en otro idioma? Cualquiera puede colocar en su página web un texto promocional atractivo, hecho por sí mismo o por un profesional, para ofrecerle sus servicios, pero ser un traductor profesional conlleva una vida de dedicación. Ya sea en anuncios impresos o en internet le van a asegurar que sus traducciones tienen un tratamiento basado en el TLC. Le van a asegurar que usted es para ellos lo más importante; le van a asegurar un servicio serio y el precio más bajo del mercado. ¡Sólo son promesas! Los traductores de Esprit son sus aliados lingüísticos. Son gente de carne y hueso con aptitudes humanas desarrolladas a partir de proyectos que contienen desafíos interesantes. Permítanos ayudarlo a retomar el control de sus traducciones. No deje que tengan Metidas de Pata como las que aparecen en nuestra sección de humor “Lost in Translation” del sitio web de Esprit. Tal y como dice nuestro eslogan promocional: ¡Cualquiera hace promesas… pero Esprit las cumple! Judith Gauthier, M.A.