“AÑO DE LA UNIDAD NACIONAL FRENTE A LA CRISIS EXTERNA.” Elsa Soledad Chang Guevara Protagonismo Infantil Unida II Tema I PARTICIPACIÓN PROTAGÓNICA DE LA INFANCIA Indicadores de una Experiencia Significativa de Participación Infantil El término participación en los niños y niñas nos conlleva a afirmar que ellos tienen voz, deben ser escuchados y lo que opinan y proponen debe ser tomado en consideración. Para los niños y niñas la participación implica diálogo, comunicación y ser escuchados por los adultos; pero también significa perder el miedo, actuar con libertad y ser valorados. Considero que una experiencia significativa de participación infantil implica tener como indicador, un proceso de sensibilización, es decir concientizar a los niños sobre cuál es su rol dentro de la comunidad, conocer y reclamar activamente sus derechos y tener en claro el objetivo que desean lograr; habilitar la participación en la toma de decisiones, asumir responsabilidades y formular normas o funciones a través del diálogo y mecanismos que ofrezcan a todos la oportunidad de poder expresar con libertad sus ideas, sentimientos e intereses. Otro indicador es el desarrollo personal, pues la participación en experiencias significativas incide de manera positiva en los niños y niñas, pues contribuyen a su formación y al desarrollo de valores, actitudes, habilidades y competencias necesarias para el ejercicio de la ciudadanía y participación social. Permiten reafirmar la participación de los niños y adolescentes en el ámbito familiar, comunitario, escolar; en los gobiernos locales, regionales; en los organismos nacionales e internacionales. El principal indicador de una experiencia significativa de participación infantil, es el proceso de organización donde los niños son los integrantes del movimiento en el que participan, donde definen colectivamente su posición en la sociedad, lo que quieren lograr en conjunto, articulan propuestas y alternativas; formulan ideas de cómo quieren lograr sus objetivos, esto implica tener en consideración los derechos de todos los niños sin exclusión de sexo, edad o grado de vulnerabilidad. Estableciendo una cultura de convivencia, creando un ambiente de amistad, alegría y comunidad con relaciones de respeto mutuo entre niños y niñas; donde se identifiquen como personas con propios intereses y derechos. Este espacio les debe brindar la oportunidad de opinar, asociarse libremente sin intervención restrictiva o manipulativa de adultos o instituciones; así podrán autoevaluar críticamente sus actividades, las funciones de cada miembro y la misión de su organización infantil; permitiendo que las decisiones sean los resultados de procesos internos donde los niños y las niñas tienen la última palabra. Al estar organizados crean prácticas, estructuras y reglamentos que garantizan la renovación permanente del liderazgo, alentando a todos a los miembros a participar y fomentando un espíritu abierto de intercambio de ideas, en la cual cada uno asuma el compromiso de involucrarse para lograr un fin común, donde todos tengan igual oportunidad de ser líderes. Así mismo asume el compromiso que cada niño y niña reconozca sus derechos, su condición de sujeto social y propongan alternativas prácticas para lograr el desarrollo de sí mismo y de su comunidad. Otro indicador son las relaciones armónicas entre adultos y niños, la experiencias significativas son experiencias con propuestas metodológicas centradas en los niños y niñas las cuales generan un clima de relación adultos-niños/niñas basado en la confianza y el respeto (horizontalidad y equidad), donde se sigue el ritmo de los niños/ niñas o adolescentes sin presionarlos, y se emplea sus códigos. Las acciones del proyecto se deciden, diseñan, ejecutan y evalúan con los propios niños y niñas. Otro indicador es la Vigilancia del proceso, puesto que las experiencias significativas son los aportes de la participación de los niños y niñas en estas; en función al impacto, la novedad o al fortalecimiento que aquella tenga. Al respecto, los procesos de organización, de aprendizaje de asociación, constituyen un indicador importante, que permite que los niños y niñas en base a la formación de sus valores y virtudes desarrollen sus habilidades para el ejercicio de sus derechos y ciudadanía. Esto conlleva a realizar una vigilancia crítica permanente de las prácticas cotidianas de participación de los niños, niñas y adultos, por tal motivo es fundamental que las instituciones que trabajamos a favor del bienestar de la niñez asumamos la organización de niños, niñas y adolescentes, como un espacio para el ejercicio de participación de los niños y las niñas. El Impacto de la participación infantil en el desarrollo personal repercute en el desarrollo de mejores niveles de autoestima, seguridad, autonomía, dominio de habilidades sociales y desarrollo de sus capacidades de expresión de sentimientos e ideas de los niños, niñas y adolescentes, necesario para enfrentar otras formas de poder que apuntan a su exclusión social, cultural, política y afectiva. Mejora la capacidad de interrelación personal, el diálogo con el adulto, el manejo de conflictos, la elaboración de propuestas, la percepción de su realidad y el sentido crítico. Contribuye a reforzar los niveles de integración social de los niños y niñas, a alentar su protagonismo y reforzar los valores de solidaridad y democracia. Desarrolla habilidades para asumir responsabilidades. Los niños, niñas y adolescentes obtienen un mayor conocimiento de sus derechos. En conclusión la organización como espacio de participación de niños y niñas, la guía respetuosa y oportuna de los adultos y el clima de afecto, de confianza y alegría son fundamentales para hacer del ejercicio de participación una experiencia de crecimiento personal y colectivo. Las experiencias significativas de participación contribuyen al desarrollo de relaciones de equidad entre los adultos y niños/niñas a partir de su mayor visibilización social y de su reconocimiento como sujetos sociales. Crean condiciones para una mayor presencia e inclusión de los niños/niñas y de los adolescentes en las organizaciones e instituciones comunitarias, donde ellos sean portadores del derecho a participar directa y activamente con pensamiento e iniciativas propias en todo lo que interese al bien de la humanidad. Generan un mayor apoyo gubernamental a las iniciativas de los niños y adolescentes. Forman a los niños y niñas para el ejercicio de su ciudadanía y liderazgo. Incrementan el nivel de incidencia de los niños y niñas sobre las instancias que definen las políticas y adoptan decisiones en el ámbito local, nacional e internacional. Contribuyen al desarrollo de mecanismos que garantizan que se les escuche y se tome en cuenta su opinión.