Menores de la calle en la economía informal. Un análisis desde la

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Título: Menores de la calle en la economía informal. Un análisis desde la
perspectiva feminista.
Autora: María Espinosa Spínola.
Institución de Procedencia: Instituto de Estudios de la Mujer. Universidad de
Granada.
Resumen
A partir de la tesis doctoral en antropología social que estoy realizando desde algunos años
sobre niños y niñas de la calle1 en México Distrito Federal, me propongo reflexionar sobre
los trabajos y actividades que los y las menores realizan, siempre dentro de la economía
informal 2 para obtener recursos económicos y por tanto, como estrategia para sobrevivir en
la calle3.
Una de las formas más visibles de trabajo infantil dentro de la economía informal se produce
en las calles de las grandes ciudades, por tanto hablar del sector informal implica hablar sobre
el trabajo infantil y la especial situación de vulnerabilidad en la que se encuentran estos niños
y niñas (Informe VI de la OIT 2002:28). Según la OIT se estima que de los 211 millones de
niños que trabajan en el mundo, 110 millones llevan a cabo trabajos en los que son
explotados. En América Latina las cifras de niños y niñas que trabajan rondan el 16%, en el
caso concreto de México Distrito Federal la población infantil trabajadora asciende a
13.773.
Estas cifras nos muestran un incremento de los trabajos que se realizan en las calles en la
última década, siendo la mano de obra infantil el ejemplo más impactante de
informalización del trabajo como consecuencia de las crisis económicas (OIT 2002:29).
De los 211 millones de menores trabajadores, 102 millones son niñas. Cifras que dejan
fuera un gran colectivo de pequeñas que realizan actividades no económicas realizadas
dentro del hogar, me refiero a las tareas domésticas y el cuidado de hermanos y hermanas
pequeñas.
En la calle tanto niñas como niños venden todo tipo de artículos: chicles, golosinas,
pañuelos, ayudan a llevar la compra a las señoras, hacen de payasito, hacen de faquires,
1
Los datos que se exponen a continuación sobre trabajo infantil hacen referencia tanto a” niños en la
calle” o lo que es igual, jóvenes que trabajan en la calle pero que por la noche regresan a casa de sus
padres o de algún familiar para dormir, como a los denominados “niños/as de la calle”, es decir, menores
que transcurren todo el día en la calle y que pernoctan a la intemperie, en las estaciones de autobuses,
parques, alcantarillas, etc.
2
Entendemos por economía informal “las acciones de los agentes económicos que no adhieren a las
normas institucionales establecidas o a los que se niega su protección” (Beige y Portes 1990:990) en
Portes (2004:10).
3
La investigación doctoral se centra en “menores de la calle”.
1
lavan trastes4, lavan carros5, cantan, bailan, etc. Sin embargo, hay trabajos que van a
desempeñar según género, división sexual del trabajo que como se verá a lo largo de la
comunicación, también existe entre los menores en situación de calle.
Otras de las actividades a las que recurren muchos de ellos para obtener ingresos son: la
prostitución, sobre todo en el caso de las niñas, el robo y la mendicidad. Respecto a la
prostitución señalar que según el EDIAC6, CDHDF7 y UNICEF8 (1996) México es uno
de los principales países de América Latina donde la prostitución infantil aparece como uno
de los problemas sociales más sobresalientes. Para estos organismos el término “menor
prostituida” se utiliza en oposición a “niñas prostitutas” o “prostitutas” para destacar el
hecho de que las menores son llevadas a la prostitución sin posibilidad de optar. “No se
puede hablar de “prostitución libre” cuando se trata de menores y jóvenes privadas de
necesidades básicas: materiales, sociales y afectivas” (1996:39). En el caso de los niños y
niñas de la calle la situación de pobreza en la que viven los obliga, en muchos casos, a
ejercerla por iniciativa propia. Las edades a las que comienzan a prostituirse según la ONU
varía entre los ocho y los doce años.
Los objetivos de esta investigación son:
-
Conocer la situación de precariedad en la que trabajan los menores de calle,
prestando especial atención al trabajo generizado que también existe entre esta
población.
-
Visibilizar a las niñas y su situación de especial vulnerabilidad ya que comienzan a
trabajar a edades más tempranas y con frecuencia son víctimas de los abusos, la
venta y la prostitución infantil.
La metodología utilizada ha sido principalmente cualitativa ya que considero que a
partir de esta se puede comprender mejor la realidad de los sujetos que están inmersos en
ella, en este caso de los niños y niñas de la calle. Sujetos que tienen una existencia propia
como resultado de un proceso histórico, cultural y social. Creo que esta metodología es
4
Platos, cacharros.
Coches.
6
Espacio de Desarrollo Integral, A.C.
7
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
8
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
5
2
la más adecuada a la hora de rescatar las “voces alternativas”. Las principales técnicas
empleadas han sido la observación participante, las entrevistas en profundidad, los
cuestionarios y algunas técnicas audiovisuales como la fotografía y el video. La intención
ha sido la de obtener una mayor y completa información para analizar la realidad
“laboral” de los menores que viven en la calle.
Resultados de la investigación
Según el análisis preliminar de la información etnográfica recogida en las tres estancias de
investigación realizadas en México Distrito Federal, podemos señalar que hay una gran
diferencia entre vivir en la calle en función de si los que viven en ella son niños o niñas.
La situación desigual de las niñas parte ya desde el hogar, principalmente por los roles
que ocupan en el interior de la familia que son determinados en función del género y por
algunas de las consecuencias que de esto se derivan. Nos referimos al hecho de ser
regaladas o vendidas a otras familias para realizar las tareas domésticas.
Una vez en la calle los trabajos que desempeñan también van a estar determinados en
función del género y aunque hay trabajos que realizan tanto chicos como chicas, algunos
están reservados exclusivamente para las niñas, una vez más, todos los relacionados con
el cuidado del hogar. En el caso de que una chica quiera realizar un trabajo de “puro
hombre” tendrá que hacerse pasar por un niño, no tanto por el trabajo físico que debe
desempeñar, sino, y como señala una de las informantes, por el riesgo que supone que
una mujer trabaje entre hombres.
Las estrategias que van a desempeñar las niñas para sobrevivir y para conseguir recursos
económicos van a ser distintas a las de los niños por la situación de especial
vulnerabilidad en la que se encuentran. Además, la calle implica más riesgos para ellas
por su condición de mujeres ya que a la situación de abandono que sufren, al igual que
los niños, con frecuencia son víctimas de los abusos sexuales y la prostitución. Actividad
esta última con grandes repercusiones sociales puesto que, según sus percepciones, al
ejercerla “pierden su valor como mujeres”.
3
Introducción
A partir de la tesis doctoral en antropología social9 que estoy realizando desde algunos
años sobre niños y niñas de la calle en México Distrito Federal, me propongo reflexionar
a la luz de la categoría género, sobre los trabajos y actividades que los y las menores
realizan, siempre dentro de la economía informal10 para obtener recursos económicos y
por tanto, como estrategia para sobrevivir en la calle.
Una de las formas más visibles de trabajo infantil dentro de la economía informal se
produce en las calles de las grandes ciudades, por tanto hablar del sector informal implica
hablar sobre el trabajo infantil y la especial situación en la que se encuentran estos niños
y niñas (Informe VI de la OIT 2002:28). Según la OIT11 se estima que de los 211
millones de niños que trabajan en el mundo, 110 millones llevan a cabo trabajos en los
que son explotados. De los 211 millones de menores trabajadores, 102 millones son
niñas. Cifras que dejan fuera un gran colectivo de pequeñas que realizan actividades no
económicas al interior del hogar, me refiero a las tareas domésticas y el cuidado de
hermanos y hermanas pequeñas.
En la calle tanto niñas como niños venden todo tipo de artículos12: chicles, golosinas,
pañuelos, ayudan a llevar la compra a las señoras, hacen de payasito, hacen de faquires,
lavan trastes13, lavan carros14, cantan, bailan, etc. Sin embargo, como se verá a lo largo de
esta comunicación aunque los roles asignados tradicionalmente a los géneros se
flexibilizan en la calle, la división sexual del trabajo también se reproduce en esta
población creando diferenciaciones de género que se muestran desde los discursos y
prácticas de los menores.
El trabajo infantil al igual que sucede con la población en situación de calle, es un
fenómeno que apenas se ha estudiado utilizando una metodología cualitativa que vaya
más allá de las cifras, que está bien saber para hacernos una idea de la magnitud del
9
Parte del trabajo de tesis doctoral se enmarca dentro del Proyecto SEJ2005-06393 “Desigualdades de
género en el contexto de la globalización: cuidados, afectos y sexualidad” dirigido por Carmen Gregorio
Gil y financiado por la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación, dentro del Plan Nacional de
Investigación científica, Desarrollo e Innovación tecnológica.
10
Entendemos por economía informal “las acciones de los agentes económicos que no adhieren a las
normas institucionales establecidas o a los que se niega su protección” (Beige y Portes 1990:990 cit. en
Portes 2004:10)
11
Organización Internacional del Trabajo.
12
Ver Espinosa (2006:192)
13
Platos, cacharros.
14
Coches.
4
problema, pero que no tiene en cuenta las prácticas y discursos de los chavales. Además,
en una gran parte de las investigaciones la dimensión de género ha quedado olvidada
porque se ha considerado como un todo dentro del universo masculino, dejando fuera la
realidad de las niñas.
Por todo esto, mi acercamiento a los jóvenes de la calle lo he realizado desde un enfoque
etnográfico, que al analizar lo que se nos muestra como “natural” permite evidenciar
cómo se reproduce la ideología patriarcal dominante y se perpetúan así las desigualdades
de género. Las técnicas utilizadas con este fin han sido, la observación participante en los
lugares de trabajo de los menores y las entrevistas en profundidad, prestando especial
atención a dos momentos que considero relevantes; cuando vivían con sus familias y por
tanto, antes de salir a la calle y una vez en ella.
En los apartados que siguen abordaré en primer lugar, el fenómeno de los menores en
situación de calle y su relación con el trabajo infantil. En segundo lugar, trataré de
exponer brevemente el marco teórico que ha guiado el análisis de la población infantil
trabajadora para posteriormente, en el tercer apartado, mostrar la realidad de los menores
entrevistados. Por último, para concluir, presentaré algunos de los resultados a los que
he llegado.
1. Menores “de la calle” y trabajo infantil
El fenómeno de los menores en situación de calle afecta cada vez más a las grandes
ciudades de buena parte del mundo, no es un problema exclusivo de países empobrecidos
aunque sí es cierto que éstos albergan el mayor número de ellos. En el caso de América
Latina el fenómeno se encuentra especialmente extendido. Un ejemplo significativo es
México, donde se estima que en 1995, sólo en la capital existían 13.373 menores que
vivían o trabajaban en sus calles. El colectivo de niños y niñas denominado por la
literatura “de la calle” hace referencia a los menores que viven de día y de noche en la
calle, sin embargo, los menores “en la calle” son aquellos que trabajan en la calle pero que
por la noche regresan a casa de sus padres o de algún familiar para dormir.
Respecto su origen en México, la mayoría de los estudios que han abordado este tema lo
sitúan en la década de los ochenta, concretamente a partir de la crisis que sufre el país
como consecuencia de las políticas económicas de reajuste estructural (UNICEF 1987).
5
También hay quienes hablan de que su inicio tuvo lugar en los años cuarenta
concretamente cuando comienza a gestarse una base industrial moderna caracterizada por la
supeditación de la agricultura a la industria, siendo una de sus consecuencias la migración
rural - urbana. (DIF Puebla 1987). Es decir, el cambio en el sistema económico causó un
incremento en la urbanización y un aumento del sector terciario. Las ciudades comienzan a
transformarse como consecuencia de la incorporación al "progreso" que marca la nueva
economía mundial. Uno de los principales efectos fue la migración del campo a la ciudad,
los campos se abandonan porque la inversión del capital en la industrialización del país dejó
en desamparo al sector agrícola. La ciudad, sin embargo, comienza a crecer con el
surgimiento de la industrialización y debido a las grandes expectativas laborales que parecía
ofrecer. Esta situación causó un desajuste entre la gran cantidad de población que llegó a las
ciudades y la deficiente infraestructura de la que disponían. La población que emigró
comenzó a concentrarse en las zonas periféricas de la ciudad formando bolsas de pobreza y
creando lo que en la actualidad se denomina “ciudades perdidas” o “paracaidistas”15. .
La calle entonces va a desempeñar un papel fundamental porque se transforma en un lugar
en el que la población desempleada va a realizar toda una serie de actividades para obtener
recursos económicos, la mayoría relacionadas con la venta ambulante.
Existe una estrecha relación entre los niños y niñas trabajadores y aquellos que hacen de la
calle una forma de vida ya que un número muy elevado de menores, antes de salir a la calle
trabajaron en ella para contribuir a la economía familiar. En este sentido Luís Leñero
(1999:53) señala “Las familias pobres resienten la presión explotadora de un sistema que
no les deja posibilidades de supervivencia, las obliga a disponer de sus pocos recursos para
no sucumbir. Motivo que hace que pongan a sus niños a trabajar”.
El trabajo infantil ha existido a lo largo de la historia principalmente como apoyo a la
familia, cambiando esta situación a partir de la industrialización que supuso la inserción
laboral de los menores como mano de obra barata. Es por tanto, a partir del siglo XX,
con aparición de los derechos de protección al menor, cuando comenzó a reconocerse
como un problema social.
15 Se les llama así a los lugares en los que se concentra una gran cantidad de población en situación de
pobreza extrema. Son construcciones de cartón y tienen el techo de metal.
6
Según la CONAETI16 (2007) trabajo infantil es: “toda aquella actividad económica o
estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niños y niñas que no tienen
la edad mínima de admisión a un empleo”. En relación a esta definición, distintos
Organismos Internacionales como UNICEF17 o la OIT señalan que hay una gran variedad
de actividades que no necesariamente perjudica a los menores, siendo además la
realización de las mismas beneficiosa al estimular el desarrollo físico, moral y social sin
interferir con su educación escolar, las actividades recreativas o el descanso (INEGI
2004).
Son varias las causas que pueden originar este fenómeno, entre ellas podemos señalar; la
pobreza, las carencias de políticas sociales de protección a la infancia y, en ocasiones, los
valores o formas de conceptualizar el trabajo de niños y niñas en una cultura
determinada, donde se entiende como una forma de aprendizaje que aporta toda una serie
de habilidades y responsabilidades enriquecedoras para niños y niñas. La pobreza por
tanto, aparece como una de las posibles causas que explica la existencia de niños y niñas
trabajadores, siendo a su vez, una de las causas de salida a la calle de los menores18.
Desde la disciplina antropológica además se insiste en la importancia de analizar este
fenómeno teniendo en cuenta las nociones culturales locales de la niñez19, las prácticas
locales de la organización social y las circunstancias económicas locales. Esto pone de
manifiesto que en muchas ocasiones y en diversas culturas, los menores viven una etapa
del ciclo doméstico de la familia en la que adquieren habilidades de supervivencia o donde
se concibe la niñez como un tiempo para ayudar a contribuir a la economía familiar
(Magazine 2007:243).
El trabajo infantil pasa a ser explotación laboral cuando las actividades que desempeñan
los menores: se realizan a tiempo completo o una edad demasiado temprana, el horario es
prolongado, el trabajo produce en el menor tensiones, el trabajo y vida en la calle en
malas condiciones, cuando conlleva demasiada responsabilidad, obstaculiza el acceso a la
educación o cuando atenta contra la dignidad de la persona, como la esclavitud y la
explotación sexual (UNICEF 1997).
16
Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil.
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
18
Ver Espinosa (2006)
19
Ver las aportaciones que desde la antropología se han realizado sobre la niñez (Aptekar 1998, SheperHughes y Hoffman 1997).
17
7
La infancia trabajadora al igual que sucede con el fenómeno de los menores en situación
de calle, ha sido el centro de atención de numerosos estudios20 los más influyentes se han
llevado a cabo principalmente desde distintos organismos internacionales como la OIT y
UNICEF21. También los países afectados por
esta cuestión han realizado
fundamentalmente informes sobre el estado de la infancia trabajadora, en el caso de
México el INEGI22 es una de las entidades encargadas de realizarlos. Por último, señalar
que algo común en prácticamente todos los trabajos es la consideración de la población
infantil trabajadora como un todo homogéneo sin tener en cuenta aspectos centrales
como son la edad y el género y que considero claves para su análisis.
2. Marco teórico
Antes de mostrar la realidad a la que me he acercado, me gustaría explicar los conceptos
sobre los que se ha llevado a cabo su análisis. En concreto abordaré desde los
planteamientos teóricos feministas categorías tales como género y división sexual del
trabajo y su expresión en el trabajo infantil.
El género es un factor crucial en el trabajo infantil ya que en función de este la población
infantil trabajadora va a desempeñar un tipo de actividades u otras, tanto dentro de su
hogar de origen como posteriormente en la calle, teniendo según Leyra (2005:6) “la
realización de las mismas una incidencia diferenciada en el desarrollo y socialización de
niños y niñas”.
La noción de género la utilizamos como una categoría de análisis23 que nos permite
entender las desigualdades, según Gregorio Gil (2006:18) “nos posibilita el estudio de
los procesos de construcción de diferencias y jerarquizaciones sostenidos en la existencia
de dos categorías diferenciadas de personas: “hombres” y “mujeres”. Reconocer que los
roles y funciones de género son aprendidas ha supuesto el cuestionamiento de los
20
Para un desarrollo de los trabajos realizados sobre población infantil trabajadora, así como de las
disciplinas que lo han abordado ver Leyra (2005)
21
Ver entre otros el informe del estado mundial de la infancia realizado por UNICEF (1997) y el informe
VI de la OIT (2002).
22
Instituto Nacional de Estadística Geográfica e Informática.
23
Nos nutrimos de las aportaciones de la teoría feminista y de las revisiones que se han realizado a dicha
categoría principalmente desde la antropología social (Del Valle 1989; Gregorio Gil 2002; Lamas 2000,
Maquieira 2001, Narotzky 1995).
8
estereotipos y ha permitido evidenciar una discriminación que sitúa a las niñas en una
situación de desventaja social por el hecho de ser “mujeres”.
Entendiendo que las diferencias no hacen referencia a ninguna base natural o biológica,
sino que son el resultado de un proceso histórico, social y cultural, me he centrado en
observar cómo las representaciones de la masculinidad y feminidad son interiorizadas
por los menores mediante una socialización diferenciada24 y cómo las van a reproducir,
pero siendo conscientes e incluso generando en ocasiones estrategias de resistencia. Esto
significa que las diferencias de género y sus expresiones son el resultado de la actuación,
negociación e interpretación de los sujetos, en este caso, de la infancia trabajadora.
Pienso por tanto, a los menores que la integran como actores sociales y con capacidad de
agencia.
La división de funciones y roles sociales que desempeñan niños y niñas al interior del
hogar25 y fuera de este, está estrechamente ligada a la división sexual del trabajo,
siendo como señala Comas (1995:34) “las relaciones sociales existentes las que se
concretan en determinadas maneras de repartir el trabajo26”. Y además siendo, como
señala esta misma autora (1995:34) las actividades que diferencialmente realizan hombres
y mujeres y su diferente valoración social definida por cómo cada sociedad construye su
representación de las diferencias entre los sexos.
Considero que la forma en la que se hace expresa la división sexual del trabajo entre los
menores y por tanto, la manera en la que se lleva a cabo la asignación y reparto de tareas,
permite entender porqué las niñas son principalmente las encargadas del cuidado y
realización de actividades al interior del hogar, renunciado con frecuencia a estudiar para
que lo hagan sus hermanos. Incluso, como veremos en el siguiente apartado, llegando a
ser regaladas o vendidas a otras familias para trabajar en el servicio doméstico, lo que
significa que ya desde el hogar parten de una situación de desigualdad. Es por tanto,
siguiendo a Comas (1995:35) “la vinculación de las mujeres a la reproducción de la vida
24
Ver Del Valle (1993).
Entendemos por hogar siguiendo a Narotzky (1988:17) “la reunión de personas bajo un mismo techo
que se realiza, modifica y perpetúa en función de la explotación directa de unos recursos”.
26
Entendemos el trabajo como “el conjunto de actividades, relaciones sociales, saberes y representaciones
que se ponen en contribución para producir y distribuir bienes y servicios y para reproducir el proceso
mismo por el que se crean y distribuyen tales bienes y servicios (Comas d`Angemir, 1995:33).
25
9
lo que se selecciona para justificar la distribución de actividades. Se considera que las
mujeres son las responsables del hogar porque son reproductoras y porque son madres”.
3. De la casa a la calle
En relación al marco de análisis planteado pretendo mostrar cómo en los discursos y
prácticas de los menores entrevistados subyacen las premisas sobre las que se configuran
dos tipos de sujetos distintos, hombres y mujeres y los lugares que van a ocupar en la
sociedad. Con esta finalidad en las entrevistas me he centrado en dos momentos que
considero importantes para entender cómo se interiorizan las identidades de género y se
reproduce la división sexual del trabajo entre los menores. Un primer momento, antes de
la salida a la calle, abordando cuestiones relacionadas fundamentalmente con la
distribución de tareas entre los miembros del grupo doméstico y la valoración de las
mismas y un segundo momento, una vez en la calle, conociendo el tipo de trabajos que
van a desempeñar para obtener recursos económicos.
Considero que la socialización diferenciada que se produce desde el hogar contribuye a
definir las actividades, funciones y expectativas de los y las chavales en un futuro
aunque no siempre sean aceptadas. Entiendo el hogar como un espacio en el que las
identidades de género se producen, reproducen y transforman mediante prácticas
sociales.
Es importante por tanto, señalar algunas de las características que son comunes en los
hogares de los niños y niñas que han sido entrevistados. En todos los casos los menores
procedían de familias que vivían en extrema pobreza, dentro de sus hogares sus madres
eran las encargadas de las tareas domésticas y el cuidado, los padres trabajaban en
actividades tales como la venta ambulante, cargadores de agua, taqueros, siendo los
encargados del trabajo productivo y por tanto, ubicados en el ámbito público. A esto
hay que añadir que, en aquellos casos en los que la madre trabajaba fuera del hogar, las
actividades a las que se dedicaban eran con frecuencia una extensión de las tareas que
realizaban al interior del hogar, como la venta de comida en la calle o el trabajo doméstico
en casas ajenas.
10
De esta forma, como veremos a continuación, la relación que se establece entre las
mujeres y la reproducción27 hace que un gran número de niñas, al igual que sus madres,
se ocupen de las tareas domésticas y lleven a cabo el cuidado de sus hermanos pequeños.
Además, la realización de tales actividades que son una prolongación de los roles
asignados tradicionalmente a las mujeres, por ser realizadas en la esfera privada y no ser
remuneradas, son socialmente desvalorizadas, al no ser consideradas trabajo ni por las
personas que las realizan, ni por el sistema económico (Gomes 2005).
En el caso de las niñas entrevistadas muchas de ellas fueron regaladas o vendidas para
trabajar en el servicio doméstico. Esto consiste en entregarlas a otras familias a cambio de
su propio “sustento”, “regaladas”, o intercambiarlas por bienes materiales o dinero, si
eran vendidas. Así lo explica Jennifer.
"Yo estuve un tiempo viviendo con mi mamá pero por lo regular siempre me andaba
regalando con la gente. No me vendía porque nunca le dieron dinero por mí, siempre me
regalaba a familias. Regalar es como dar algo pero a cambio de nada. (Se queda
pensando unos segundos y continua diciendo) Con mi mamá nunca estuve estable porque
me mandaba con las familias. Cuando me mandaba con una familia, la misma me
regresaba porque decía que yo era una desobediente, una ingrata y una malagradecida.
Luego ya me regalaba a otra familia y allí tenía que hacer todo el día cosas, lavar la ropa,
limpiar, cuidar a sus hijos. Pero siempre me decían que lo hacía todo mal y me
regresaban con mi mamá"
El testimonio de Guadalupe describe el tipo de tareas que debía realizar en su nuevo
“hogar” así como las condiciones y las exigencias de las mismas con jornadas de trabajo
interminables.
“Entonces me dedique allí a la casa, a cocinar, a lavar su ropa, hacer su cuarto, como
chacha, me tenía como chacha. Entonces la señora por poquito, insignificante que no
hiciera, la señora me pegaba bien feo. También tenía una hija soltera pero apareció con
una panzota porque se fue a coger (ríe) y cayó embarazada. Entonces tuve que cuidar yo
del niño y más alante cuidar a sus otros hijos que vivían con ella. Y este… siempre me
27
Ver Moore (1999).
11
mandaba al mandado, me mandaban a comprar las tortillas, la cena para la noche, a
hacer el desayuno para el otro día”
En el caso de los niños entrevistados, la mayoría de ellos aunque también trabajaban
cuando vivían con sus familiares, lo hacían fuera de casa y ayudando a sus padres. Así
lo cuenta Pedro que acompañaba a su padre a vender helados.
"De mis hermanos yo siempre iba detrás de mi papá. Lo ayudaba en su trabajo, él era
comerciante y vendía paletas28. Nos íbamos a otros pueblos. Salía con mi papá a vender
paletas por todas las escuelas, primaria, secundaria... Cuando estaba yo niño íbamos
gritando: ¡paletas! ¡paletas!”
A continuación Luís describe las actividades que realizaba en casa para ayudar en la
economía doméstica, concretamente colaboraba en las labores del campo, también vendía
paletas y además, se encargaba del cuidado del ganado.
"Cuando estaba yo chico, tenía unos seis años, más o menos, seis años y medio ayudaba
a mi familia en la corta de café, pero yo estaba chico y nada más cortaba café. Cuando
me vine a Toluca, de chico, trabajaba para ayudarles, bueno mi papá me dijo que
vendiera yo paletas de hielo y ya le ayudaba yo. Desde los siete, ocho años ya empezaba
yo a vender paletas de hielo. Había una paletería donde me prestaban carritos de paletas,
y así vendía yo mi parte. Era un carro chiquito porque yo también estaba chiquito.
También iba a los campos los domingos y los sábados y así, cuando no estudiaba. Entre
semana cuando estudiaba, las mañanitas iba yo, como teníamos puercos, antes de irme a
la escuela iba a cortar pastura y hierba para los animales. Eran pocos cinco o seis"
Sus testimonios ponen de manifiesto la socialización generizada de los menores siendo
los niños, al igual que sus padres, los que se encargan del trabajo productivo y por tanto,
los que llevan a cabo su actividad en el ámbito público, remunerado y valorado. Pero esta
asignación de tareas que responde a divisiones genéricas no siempre va a ser reproducida
sin más, muchas de las informantes eran conscientes de esto y además, manifestaron su
disconformidad oponiéndose a reproducir los mismos patrones. Julia es un ejemplo.
28
Helados de hielo.
12
“Pues yo pienso que a lo mejor yo hubiera repetido lo mismo más o menos la historia
de mi mamá, pintarme, tener hijos y estar cuidando al tipo. Creo que por lo que le ha
pasado a mi mamá yo no quiero pasar por lo mismo ¡y no! No me siento capaz de tener
una familia, no me gustaría tener a un hombre que de repente me dijera: ¡ay te quiero!
No me gustaría que me estén diciendo ¡ay, tráeme esto! ¡ay, cocíname esto! No, porque
me gusta vivir mi libertad, quiero hacer lo que yo quiera, con quien yo quiera, las veces
que quiera, salir con quien a mi se me de la gana”
Una vez en la calle tanto niñas como niños realizan un sin fin de actividades siempre
dentro de la economía informal para obtener recursos económicos, venden todo tipo de
artículos: chicles, golosinas, pañuelos, ayudan a llevar la compra a las señoras, hacen de
payasito, hacen de faquires, lavan trastes29, lavan carros30, cantan, bailan. Produciéndose
aquí una flexibilización de los roles de género como estrategia para sobrevivir en la calle.
El caso de Amador así lo muestra al realizar tareas como limpiar y cuidar niños
consideradas como “femeninas”.
“En la calle he trabajado de todo, en los vidrios de faquir, tirando basura, lavando un
puesto, de mandador que es que te mandan a por cosas: ve por esto, ve por lo otro. Los
trabajos me lo han dado los comerciantes, los de los tacos, los de los jugos31. También tejo
pulseras, más aparte cuando yo estaba en el centro de rehabilitación de la iglesia, cuando
me conociste, sí llegué a trabajar de conserje y cuidaba a los niños de la escuela. Cuando
salían los niños a la una, que a barrer los salones, que a limpiar, que a trapiar32 las
ventanas, que si pinta esto…”
En el siguiente ejemplo Ana describe las actividades que realizó en la calle y la estrategia
que ingenió para poder realizar un trabajo propiamente masculino como es ser “cargador”,
para lo cual tuvo que decir que era niño y por tanto, vestirse y actuar como tal. También
cuenta algunos de los inconvenientes que tiene en caso de realizarlo una mujer “yo me hacía
pasar por niño porque como mujer y más allí, ya habría pasado por todo el sindicato de
29
Platos, cacharros.
Coches.
31
Zumos.
32
Limpiar.
30
13
diableros”. Sus palabras muestran además, que aunque los menores son conscientes de los
roles asignados, no siempre van a reproducirlos sin más, generando para ello estrategias de
resistencia y cambio.
“En la calle hice de todo, recuerdo una vez intenté ayudar a hacer la limpieza en la casa
de una señora. La pasé limpia y limpia, la pinche casa todo el día y después me dio nada
más que cien pesos. Yo pensé: ¡ su puta madre! También limpié coches ¡Ah! Me acuerdo
que anduve de cargadora de la merced que era un trabajo para puro hombre, así, pinche
ruco33 y bien fuerte. El cargador es que si alguien compra le cargas las bolsas o cajas en
el diablo 34 entonces tu lo llevas, lo llevas en medio de toda la pinche gente y así pensaban
que yo era niño. Yo me hacía pasar por niño porque como mujer y más allí, ya habría
pasado por todo el sindicato de diableros35 y de todo el mercado”
Otras de las actividades a las que recurren los menores para obtener ingresos o bienes
materiales son: la prostitución, sobre todo en el caso de las niñas, el robo y la
mendicidad. Según el EDIAC36, CDHDF37 y UNICEF (1996:39) México es uno de los
principales países de América Latina donde la prostitución infantil aparece como uno de los
problemas sociales más sobresalientes. Para estos organismos el término “menor
prostituida” se utiliza en oposición a “niñas prostitutas” o “prostitutas” para destacar el
hecho de que las menores son llevadas a la prostitución sin posibilidad de optar. “No se
puede hablar de prostitución libre cuando se trata de menores y jóvenes privadas de
necesidades básicas: materiales, sociales y afectivas”. En el caso de los niños y niñas de la
calle la situación de pobreza en la que viven los obliga, en muchos casos, a ejercerla por
iniciativa propia. Las edades a las que comienzan a prostituirse según la ONU varía entre
los ocho y los doce años.
Respecto a la prostitución y según la información etnográfica, tanto niños como niñas la
han ejercido con la finalidad de obtener recursos económicos pero es interesante señalar
que en las entrevistas pocas chicas lo reconocen aunque sí señalan a aquellas que lo han
hecho, resaltando además el “poco valor” de conseguir dinero mediante esa actividad y la
33
Viejo.
Un carro.
35
Se refiere a todos los hombres que trabajaban al igual que ella llevando las compras en carros.
36
Espacio de Desarrollo Integral, A.C.
37
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
34
14
estigmatización de todas aquellas niñas que la ejercen “perdiendo su valor como mujeres”
Así lo expresa Teresa en la entrevista:
“Yo he tenido varios, muchos… (se queda pensando) puros señores que me han llegado
y que luego me decían: ¡Te doy tanto! contando que te vas a acostar conmigo. Pero, ¡no!
prefiero trabajar. Guadalupe sí, ella sí lo hacía, se iba con casi la mayoría de los taxistas
hasta por diez, veinte o treinta pesos. Yo pienso que eso es perder el valor de una mujer
¿no? de no valorarte. Mira, yo siempre fui drogadicta y siempre trabajé pa mi vicio, pa
calsarme38, pa vestirme... Nunca he necesitado de irme a acostar con un cabrón para que
me de una lana39. Siempre he tenido lo mío por mí, no porque ¡ay, ya me fui a acostar con
él y me dio tanto! Mira, la mayoría de ellas lo han hecho, yo a lo mejor nunca lo hice
porque yo me reflejaba en ellas y pensaba ¡mira cómo andan! Y uno no sabe ni qué
enfermedad traen y vaya a que me vayan a pegar una enfermedad que ni Dios padre me
lo quite. Y no, mejor así lo dejamos. Y yo veía a ellas que luego se iban y se iban con uno y
con otro, y ya cuando regresaban traían su lana pero de irse a acostar con los señores,
no tanto porque lo ganaran por su sudo. Bueno (se queda pensando y se ríe) pues sí lo
ganaban con su sudor, pero con su cuerpo ¿no? Pero no, pues yo gracias a Dios, no”
Otra cuestión interesante recogida de las entrevistas es que un gran número de ellos, sobre
todo niñas, mantenían relaciones sexuales con policías, comerciantes, taxistas y chavos40
de calle a cambio de bienes materiales, servicios, protección, favores o droga y no
exclusivamente por dinero. A esto le llaman “sexo recompensado” estableciéndose así una
relación que va más allá de las retribuciones económicas y terminando cuando ya no lo
necesitan, encuentran otra persona que les ofrezca una cantidad mayor o cuando les
ofrecen mejores condiciones. Isa en la entrevista cuenta algo sobre esto.
“Las relaciones que había en la banda eran más o menos formales, pero yo recuerdo
que me dijieron: si quieres que te cuide te tienes que aflojar41 y si quieres monear42
igual”
38
Calzarme.
Dinero.
40
Niños.
41
Consentir mantener relaciones sexuales.
42
Drogarse con disolvente.
39
15
Por último, otra de las actividades a las que recurren con frecuencia tanto niños como
niñas para obtener recursos económicos es la mendicidad. El testimonio de Sebastián es
un ejemplo.
“Ya de grande cambian muchas cosas, cambia tu parecer de ser, tu forma de ser, más
que nada ya las cosas no te las tomas en risa sino que te las tomas en serio. De niño, la
neta, a uno se le hace fácil. Bueno, cuando yo era niño pus todo me valía madres. Para
conseguir lana43 pedía y la gente me soltaba una lana, ahora de grande no, porque la
neta, me da pena44. Sólo lo hago cuando ando tomado45 pero lo hago con todo respeto”
4. Conclusiones
A partir del análisis de los discursos de los menores en situación de calle y desde mi
acercamiento desde dentro se derivan algunas cuestiones que considero relevantes. En
primer lugar, señalar que existe una estrecha relación entre la población infantil
trabajadora y la población denominada “de calle” ya que un gran número de menores
antes de salir a la calle trabajaron en ella para contribuir en la economía familiar.
En segundo lugar, analizar el fenómeno del trabajo infantil a la luz de la categoría género
nos permite desvelar las prácticas que reproducen un sistema cultural de dominación de
género que origina desigualdades desde la infancia mediante una socialización
diferenciada, generizada. Por tanto, la situación desigual de las niñas parte ya desde el
hogar principalmente por los roles tradicionalmente asignados a las mujeres y por
algunas consecuencias que de esto se derivan, me refiero al hecho de ser regaladas o
vendidas a otras familias para desempeñar las tareas domésticas.
Añadir también que aunque en muchas ocasiones es difícil delimitar entre trabajo infantil
y explotación laboral, es evidente que muchas de las menores que trabajan como internas
dentro del servicio doméstico se encuentran en una situación de “explotación” ya que las
condiciones en las que realizan esta activad son pésimas,
las jornadas de trabajo
interminables y el trato que reciben es frecuentemente inhumano. Siendo además un
trabajo “no valorado” por realizarse en el ámbito privado lo cual contribuye a la
invisibilización de las niñas y de su trabajo.
43
Dinero
Vergüenza.
45
Borracho.
44
16
Una vez en la calle tanto niñas como niños van a desempeñar toda una serie de
actividades dentro de la economía informal, flexibilizándose en este momento los roles de
género como estrategia para conseguir recursos económicos y por tanto, para sobrevivir
en la calle.
Por último, señalar que aunque las representaciones de la “masculinidad” y “feminidad”
son con frecuencia reproducidas por los menores, ellos y ellas son conscientes de esto y
en ocasiones, al no estar de acuerdo van a manifestar su inconformidad o van a generar
estrategias de resistencia y cambio.
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