CIÈNCIA ROMANT1CA EL PLANETA " B A R C E L O N A " Por Mario L L E G E T Este ano que ya està por terminar ha sido el afio de las Barcelonas y Barcelonetas repartidas por toda la geografia del ancho mundo. Fero, lo que son las cosas, tenemos en pleno espacio y brillando como una estrella a una "Barcelona" que, a pesar de mis denodados esfuerzos por divulgaria, no ha tenido la menor resonancia ni en la Prensa, ni en los medios oficiales. Me refiero al planeta que lleva el nombre de la Ciudad Condal, gracias al genio de un ilustre astrónomo barcelonès, don José Comas y Solà, tan injustamente olvidado como su planeta "Barcelona". En mls conferencias, en mis libros, en mis artículos, he mencionado una y otra vez la existencia del planeta "Barcelona", pero siempre he predicado en el desierto, Algunas veces he recibido cartas muy amables, pero la cosa no ha pasado de aquí. Cuando se trató de organizar una exposición sobre las Barcelonas del mundo, o cuando se ha tratado de citar nombres y dar conferencias, nadie me ha llamado y todos me han silençiado. Mis sugerencias por lo visto no sirven en la Ciudad Condal. A mi, personalmente, tanto me da, porque nunca me las he dado de "figurón", pero como barcelonès y ciudadano me duele. Barcelona es de todos los que hemos escrito millares de artículos sobre la ciudad, o vivido en ella por espacio de muchos lustros. Pero como que nadie es profeta en su tierra, voy a insistir, voy a escribir otro articulo sobre la "Barcelona" del espacio desde las acogedoras pàginas de CANIGÓ, portavoz de la capital del Ampurdàn, esperando que la tramontana me ayude a divulgar como se merece el nombre del planeta "Barcelona" y confiando, ademàs, que en 1963 sea llamado a colaborar en la I I Exposición sobre las Barcelonas del Mundo, para afiadir a esas Barcelonas la Barcelona del espacio. CANIGÓ es una revista abierta a todas las ldeas e inquietudes y sé que mis palabras han de llegar —como la tramontana— hasta las puertas mas cerradas. Adelante, pues. EL PLANETOIDE 945 Don José Comas y Sola (1868-1937), que fue el primer Director del Observatorio Fabra y era un hombre de extraordlnaria cultura y sensibilidad, gracias a un método fotogràfico propio descubrió en 1927 un pequeno planeta o asteroide, hoy catalogado con el número 945 en el Catalogo General de Asteroides de Cincinnati (Estados Unidos). Pero ademàs de sabio, Comas y Solà era lo que hoy llamamos con evidente carino "un sabio romàntico", un hombre de corazón y un barcelonès de pro (todo un senor de Barcelona, como diria José Pla). He aquí explicado por qué nuestro astrónomo quiso bautizar con el nombre de su ciudad el planeta que descubrió en 1927. ¥ he aquí explicado, también, por qué al reparar el injusto olvido en que se ha tenido la "Barcelona" del espacio, no hago otra cosa que sacar de un no menos injusto olvido el nombre de José Comas y Solà, que apenas ha visto la luz en la Prensa barcelonesa desde la fecha de su fallecimiento. Tan sólo mis queridos amigos don Federico Armenter de Monasterio y el Bvdo. P. Ignacio Puig, S.I., me ayudaron a recordar ambos nombres: el del astrónomo mas importante que ha tenido Espana y el del planeta por él descubierto en el lejano afio 1927. LAS DOS BARCELONAS Prescindamos por el momento —otros han hablado extensamene de ello— de las Barcelonas repartidas por toda la Tierra, y quedémonos tan sólo con las dos Barcelonas de nuestro tema: la Ciudad Condal y el asteroide 945. i Qué tienen de común? Nada, o mejor dicho casi nada, excepto el profundo sabor sentimental que las une a través de una distancia de centenares de millones de kilómetros. En primer lugar, resulta curioso comparar el diàmetro de ambas Barcelonas- Si la Ciudad Condal se extiende a lo largo Diputació de Girona — Servei de Biblioteques La noctae es nuestra amiga y mi* allà del campo de nuestra vista se extlenden nnevas constelaclonea... y el planeta "Barcelona". de unos 10 ó 12 kilómetros, resulta que éste es, poco mas o menos, el diàmetro del planetoide que lleva su nombre entre Marte y Jftpiter, brillando en pleno Cosmos como un pequeno astro de 14." magnitud. Pero las desemejanzas son muchas. En el planeta "Barcelona" los barceloneses no pesaríamos pràcticamente nada. Es decir, pesaríamos millones de veces menos, porque la reducida masa de aquel asteroide impone sobre su superfície una casi absoluta ausencia de gravedad. En estàs condiciones se comprende que la "Barcelona" del espacio sea un mundo desprovisto de atmosfera y sometido a temperaturas extremas, que dejan muy cortas las màximas de frío registradas en el corazón de Sibèria o de la Antàrtida. Si un dia los futuros astronautas barceloneses consignen poner el pie sobre el asteroide 945 "Barcelona", tendràn que calzar gruesos y pesados zapatos y andar con suma prudència para no perder contacto con aquel suelo pràcticamente ingràvido. Asimismo, deberàn proveerse de un traje a presión, de aire y calefacción suficientes, màs una pequena antena para poder comunicarse por onda corta con la astronave que les habrà conducido hasta aquel pedazo sentimental de nuestra ciudad, sobre cuyos desiertos parajes tenemos el mismo derecho de plantar nuestra bandera que el que se otorgaron los rusos cuando estreUaron sobre la Luna aquel "Lunik I I " portador de sus insignias. — termina «n lo pàg. figui·nf· —