SCHADENFREUDE (PLACER ANTE LA DESGRACIA AJENA) Los

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SCHADENFREUDE
(PLACER ANTE LA DESGRACIA AJENA)
Los graves problemas financieros y económicos padecidos en los últimos tiempos hicieron
visibles la alegría, el gozo o el placer sentidos por ciertas personas ―¿pocas o muchas?―ante las
dificultades enfrentadas por los Estados Unidos, el sistema capitalista y sus «villanos», los
banqueros de Wall Street.
Tales sentimientos no representaron una emoción desconocida. El sentimiento de alegría
ante la desgracia ajena es conocido desde hace mucho tiempo y se manifiesta en múltiples
circunstancias. ¿Acaso los empleados no se alegran ante el despido de un gerente abusador?
¿Acaso muchos empresarios no disfrutan cuando a un competidor le va mal en los negocios?
¿Qué hincha de Boca no se regocija ante una derrota de River o viceversa? Los estudiosos del
tema señalan que estos sentimientos no difieren mucho de los que experimentan los espectadores
de un circo cuando se ríen al ver a un payaso pisar una cáscara de banana, resbalarse y caer.
Las emociones a las que hacemos referencia se designan como schadenfreude
(pronunciado shadenfroide) en alemán. La razón por la cual cito aquí un vocablo en este idioma la
expliqué en un artículo anterior1: “schadenfreude es otra palabra que encontré en artículos escritos
en inglés y referidos al mundo de los negocios. La Wikipedia dice que significa, en alemán, placer
que se deriva de la desgracia ajena. Agrega que schaden es daño y freude, gozo”.
En inglés no existe una palabra equivalente y la utilización de schadenfreude tanto en la
literatura referida a los negocios como en otras publicaciones se comenzó a popularizar hace unos
15 o 20 años. ¿Existe una palabra equivalente en castellano? Parecería que no. Con dos, podría
decirse «alegría malsana» aunque tal vez esta expresión no signifique exactamente lo mismo,
También, «delectación morosa», menos utilizada que la anterior, que el Diccionario de la Real
Academia Española describe así: “complacencia deliberada en un objeto o pensamiento prohibido,
sin ánimo de ponerlo en obra”.
Un autor señala que “un estudio demostró recientemente que un poco de schadenfreude
puede contribuir a aliviar el estrés. Esto no constituye una sorpresa. Cualquiera, en un momento u
otro, quizás varias veces por día, se ha reído ante la desgracia ajena y luego sentido mejor. Es
saludable”. Se disfruta de la desgracia ajena, se dice, porque se piensa que se hizo justicia cuando
el otro recibió “lo que se merecía”.
Una característica de sentir schadenfreude es la posibilidad que nos provoque sentimiento
de culpa después de notar su presencia porque podemos pensar que no es correcto
experimentarla. Nos avergonzaría que los demás se enterasen de su existencia. Un experto
aconseja que si tal cosa sucediera, se debe demostrar sentirse mal por su presencia porque esto
obra como atenuante. Existen así la categoría de schadenfreude interior, que se oculta, y la de
schadenfreude exterior, que se revela a quienes nos rodean.
1
Ver artículo # 109 Zeitgeist en www.guillermoedelberg.com.ar
2
Schadenfreude es un sentimiento complejo (¿es perverso, se relaciona con la envidia, la
crueldad y la venganza?) que se presta a la discusión: ¿constituye una maldad contra la que
tenemos que luchar o es parte de la naturaleza humana que debemos aceptar y a la vez tratar de
controlar?
Un artículo publicado en The New York Times (W. St. John, Sorrow So Sweet: A Guilty
Pleasure in Another’s Woe, 24 de agosto de 2002) resumió varias investigaciones llevadas a cabo
con el objeto de aumentar su comprensión, a saber:
•
En un estudio en una universidad se compararon desgracias similares sufridas por
dos personas, una de buena posición económica y físico atractivo y la otra, lo
opuesto. La conclusión a la que se arribó indicó que se sintió más alegría por la
desgracia de la primera que por la de la segunda. El autor del estudio concluyó que
la envidia es un buen predictor de schadenfreude.
•
Otro estudio modificó la conclusión anterior. Si bien la envidia contribuye a sentir
schadenfreude, el resentimiento la supera en este sentido. Su autor señaló que la
desgracia de una persona es vista con alegría cuando se estima que no merece el
estatus de que disfruta (una opinión agregó que se siente más envidia por las
personas más cercanas que por las lejanas).
•
Un tercer estudio, relacionado con la manifestación de schadenfreude en el lugar de
trabajo, indicó que parte del placer sentido ante la caída de un ejecutivo deshonesto
es la posibilidad que le brinda a los integrantes de la organización de sentirse
moralmente superiores. Éstos interpretan que no progresaron tanto como el
ejecutivo caído porque no se involucraron en prácticas no éticas.
Los estudios sobre schadenfreude se han basado con frecuencia, dicen los especialistas, en
la teoría de la “comparación social,” la cual señala que nos sentimos mejor con nosotros mismos
cuando la gente que nos rodea tiene mala suerte. También se indica que las personas con baja
auto estima son más proclives a experimentar schadenfreude que aquellas cuya auto estima es
alta.
Otros estudios realizados por médicos neurólogos por medio de imágenes obtenidas a
través de resonancia magnética parecen demostrar físicamente que, por lo general, las mujeres
sienten más empatía por la desgracia ajena que los hombres.
No está de más que recordemos lo que dice el tango2 en caso de que en alguna oportunidad
suframos una desgracia y experimentemos schadenfreude por parte de otros: verás que todo es
mentira, / verás que nada es amor, /que al mundo nada le importa... / ¡Yira!... ¡Yira!... / Aunque te
quiebre la vida, / aunque te muerda un dolor, / no esperes nunca una ayuda, / ni una mano, ni un
favor.
Guillermo S. Edelberg DBA
Profesor Emérito, INCAE
www.guillermoedelberg.com.ar
2
Yira yira. Tango, 1929. Letra y música: Enrique Santos Discépolo.
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