LAS AGALLAS Definición Las agallas son estructuras anormales de partes de los tejidos de las plantas que se desarrollan por la reacción específica a la presencia o a la actividad de un organismo inductor. Lo que diferencia a las agallas de otras anormalidades que puedan presentarse en las plantas es que la reacción de la planta al ataque del organismo inductor se produce siempre con procesos de hipertrofia (crecimiento anormal de las células) e hiperplasia (multiplicación anormal de las células). Agalla de rama y de hoja Formas Son muy variadas, predominando las esféricas. Pueden ir desde las denominadas “escobas de brujas” de los sauces llorones, que se producen en los amentos, cuyas florecillas se transforman en hojas en primavera debido a los ácaros y a virus cuyo papel no está determinado, hasta las agallas en forma de cuerno de las pistacias. La diversidad de las agallas es máxima entre las producidas por los insectos cinípedos; pueden tener una o varias cámaras larvales y con formas muy variadas: esféricas, ovales, cilíndricas, lenticulares, fusiformes, con tamaños que van desde unos mm hasta más de 40 mm. Su textura puede ser leñosa o carnosa y pueden tener apéndices externos o pilosidad variable. Organismos inductores Pueden ser de muchos tipos, como virus, hongos, bacterias, nematodos e insectos. Estos organismos utilizan la agalla como medio para procurarse nutrientes y refugio. De ellos son los insectos los que han llegado a una mayor especificidad y complejidad en sus ciclos de vida en relación con la formación de agallas. Cada especie de insectos gallícola es específica de una planta hospedante y ataca también específicamente determinados tejidos (puede ser cualquier órgano de la planta incluyendo raíces, tallos, yemas, hojas, flores y frutos) habiendo cierto predominio de las agallas de hojas y la preferencia por las raíces de los nematodos o de los tallos y yemas por los lepidópteros. Entre los Himenópteros se encuentran muchos de los insectos gallícolas más evolucionados y con agallas estructuralmente más complejas y variadas. Los principales pertenecen a la familia de los cinípedos: son pequeños insectos, de uno a siete mm, de colores mates y abdomen comprimido lateralmente con un ovopositor enrollado en espiral. En nuestro país hay unas 140 especies de las 1400 que aparecen en todo el mundo. El grupo habría evolucionado a partir de antepasados parasitadores que formaban agallas en alguna papaverácea. De ahí se habría producido la diversificación hacia otras formas herbáceas y arbustivas, para finalmente colonizar las fagáceas, especialmente las del género Quercus. Ciclo de vida de los cinípedos El ciclo típico contiene una alternancia obligatoria de dos generaciones, una con machos y hembras, que puede surgir de agallas producidas en primavera en las yemas de las partes aéreas de los robles y otra exclusivamente de hembras que se reproducen por partenogénesis. Las hembras fecundadas de la primera generación pondrían sus huevos en las raíces, formando agallas subterráneas de las que saldrían en invierno las hembras de la segunda generación, sin alas, que pondrían sus huevos en los tallos aéreos para dar lugar de nuevo a la primera generación. Formación de la agalla Cuando los huevos entran en contacto con los tejidos producen rotura de paredes celulares de las células vegetales, al contener sustancias que rompen proteínas, celulosa y pectinas. Las células cercanas a la larva sufren el proceso de hipertrofia e hiperplasia, que puede estar producido por la producción de auxinas (hormonas vegetales), como consecuencia de las cuales se forman alrededor de la cavidad larval varias capas de tejido: una de tejido nutritivo y un estuche lignificado, que constituyen la “agalla interna” y un tejido cortical con haces vasculares que conectan con la planta y una epidermis que envuelven la agalla interna y constituyen la “agalla externa”. Significado adaptativo de las agallas Hay hipótesis de varios tipos: desde la que sostiene que las agallas han evolucionado sin propósito definido, hasta las que postulan que la agalla tiene por objeto localizar y neutralizar los efectos tóxicos del inductor y por tanto tendrían un valor adaptativo para la planta. Para algunos autores las agallas favorecerían tanto al inductor como a la planta, minimizándose el daño para la planta y maximizándose el rendimiento nutritivo para el parásito del árbol. La mayoría sólo encuentra un valor adaptativo para el insecto, que obtiene mejoras nutricionales con la disminución de las defensas químicas de la planta (componentes fenólicos), así como una protección climática frente a cambios bruscos de temperatura y otros agentes meteorológicos, en particular frente a la deshidratación. Por último la agalla proporciona una defensa frente a otros organismos parasitadores como los hongos, que podrían encontrar muy adecuado el ambiente húmedo de la agalla interna (las elevadas concentraciones de taninos de la agalla externa evitarían la instalación de gérmenes microbianos) La agalla como biotopo Las agallas constituyen a menudo el soporte de comunidades de organismos que encuentran cobijo y disponibilidades alimenticias. Habría una fauna primaria integrada por los insectos ligados directamente a la agalla, donde incluiríamos a otros tipos de insectos, así como a otros cinípedos que han perdido la facultad de producir agallas y las usan como inquilinos viviendo de los tejidos de la agalla como comensales. En esta fauna primaria también encontramos otros insectos himenópteros que parasitan o depredan a los insectos productores de las agallas. La fauna secundaria está constituida por organismos ligados a las agallas de forma indirecta, que las utilizan como alimento (insectos, aves, hongos, parásitos, etc.) o bien que las utilizan como cobijo (arañas, insectos sociales que construyen en ellas sus nidos, etc.)