“Más que medida, más que creer, más que obedecer: es amor…” “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11:1 En esta oportunidad te saludamos, a sabiendas que aún somos cortos para mostrar al mundo cuanto te amamos. Esa es y será, la misión por la que vivimos y vivir es Cristo. Aún así sin estar completos, rendimos estas letras a tu total servicio; esta vez llevan lo que nos inspira: La Fe en Cristo. Si fuéramos a realizar algún intento por acercarnos a lo que es la Fe como concepto; tendríamos que en primer lugar, adentrarnos en la palabra de quien único la origina. Así entraríamos además en Su presencia y si en Su presencia, también a nuestra humillación, pues nada hemos encontrado, que tanto nos humille el intelecto como la economía divina e infinita de DIOS, siendo así de obligada: nuestra reverencia a EL. Se escribe sobre la Fe, por la confusión, la manipulación y la tergiversación de que es víctima en nuestros días los conceptos relacionados con la Fe Cristiana. Y si la Fe en Cristo sufre, cuanto más entonces el reino que sustenta, pues ella es todo por cuanto el Rey y Su reino han trabajado. De otra forma no queda otra alternativa que al menos, con estas letras defendamos la identidad que DIOS nos ha regalado. Pues que es la Fe si no: tu identidad y nuestra identidad Divina, dada por DIOS para que creyésemos en Su Cristo; DIOS hecho carne. La Fe indudablemente es olor grato, de DIOS y hacia DIOS. Cuando un hombre la manifiesta, DIOS y Su reino re revelan a otros palpablemente; pero antes, debió llegar desde el cielo el objeto al que abraza, y si desde el cielo: de la mano del Rey del reino. Ella es, provisión de DIOS ante los límites de la razón del hombre, para que le conozcamos; el mecanismo cognoscitivo que rebasa al razonamiento del hombre y permite que “…entendamos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios...” Hebreos 11:3. No quitamos, los méritos a la razón, mucho se puede con ella entender de DIOS “…las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas…” Romanos 1:20. Sin embargo como se ha dicho, la razón para ir más allá de las cosas hechas y no explicarnos; sino llevarnos hasta lo invisible, Su eterno poder y deidad; tiene límites que el hombre es incapaz de romper. Necesitamos la Fe como instrumento de conocimiento adicional y forma superior de éste ante la razón. Así, los que entienden pero no le glorifican “…no tienen excusa…” Romanos 1:20 dado al ejercicio de su razón. Aunque, un poco antes de terminar “…envanecidos en sus razonamientos, y su necio corazón sea entenebrecido.” Romanos 1:21. Y por otra parte continúen “…profesando ser sabios, se hagan necios” Romanos 1:22. Aún pueden apelar a DIOS, para que rogando en el nombre de Jesucristo les sea dado el don de la Fe y puedan reconocer la existencia de DIOS como medio de conocimiento. Se comprendería, si aún la razón se impusiera a nuestra exhortación, pues sabemos que: “…no es de todos la fe...” 2 Tesalonicenses 3:2. Y es que a la razón ¿quién la lleva a aceptar?: “…para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones” Efesios 3:17 Sólo la Fe sabe reconocer a DIOS, y sólo mediante ella se puede manifestar el poder y la deidad de DIOS, mostrando la medida de nuestra Fe las medidas de EL, en nuestros corazones. Así mucho tiene que ver la Fe, con la medida en que DIOS se ha revelado. Y si el Rey se ha revelado también la manifestación de Su reino en la tierra. Por demás si entendemos que la biblia es un todo unificado, que contiene, la divina, progresiva y redentora revelación de DIOS, en dos etapas sucesivas [Donet, 2013, p. 15], las que son Antiguo y Nuevo Testamento, podemos constatar que cuanto más DIOS se ha revelado más han conocido de EL los hombres y por ende mayor Fe han manifestado, y si mayor manifestación de esta Fe, mayor manifestación del objeto de la misma: Cristo Jesús, y si Cristo manifestado, el reino de DIOS. Siendo así “…Jesús, el autor y consumador de la fe…” Hebreos 12:2 Quien es DIOS mismo hecho carne, con el que la revelación y la manifestación del Reino de DIOS no sólo hizo la mayor gala de su extensión, sino que alcanzó su mayor nivel de decibeles en cuanto a su proclamación y también la mayor manifestación a la humanidad en el mayor esplendor que los hombres hayan conocido: Su victoria en la cruz del calvario. Hecho al que extendiéndolo todo por parte de la humanidad, nunca seremos capaces de medir en plenitud. Por otro lado tenemos la relación entre la Fe y la obediencia; obediencia como resultado de la Fe y obediencia manifiesta pero sin Fe. A lo que nos trataremos de acercar usando el pasaje en Lucas 15:11‐32, el cual cuenta las relaciones entre un padre y sus hijos. En dicha historia, uno decide reclamar su herencia y se marcha hasta llegar a una provincia apartada. Dicha herencia debía ser recibida luego de la muerte del padre. Recibirla constituía una señal de la ausencia del mismo. Esto, aunque todos estimarían como certeza la muerte de su padre, no le interesó, negando así su propia identidad. El segundo hijo le había servido a su padre por muchos años, obedientemente; sin embargo ante el regreso de su hermano y la decisión de su padre no sólo de recibirlo sino también de festejarlo, se enojó, terminando menospreciando la fiesta de su padre. Al primero, regresando arrepentido el Padre lo recibe perdonándolo; aunque llega sin ningún bien, en harapos, contaminado por la inmundicia, en total sequedad y hambre, nada de esto se le tiene en cuenta. El Padre por el contrario viste su desnudes y no sólo sacia su hambre sino que hace una fiesta por su regreso con lo mejor de sus bienes. Por otra parte al hermano, le insiste en que participe en la fiesta y ante la inconformidad que manifiesta, le persuade de su identidad como dueño y heredero de todo. Así, tenemos un hijo desobediente y por otro lado uno muy obediente. Pero ambos, interesados en los recursos y bienes del padre y no en el padre mismo. Ninguno en verdad amaba y estimaba como valiosa la relación con el padre, tampoco el amor del padre hacia a ellos y menos la felicidad del padre, en fin el padre no era el objeto de su Fe. A la postre, el menor deposita su confianza, su esperanza, reverentemente en el padre, terminando en la presencia de él recibiendo misericordia; mientras que el mayor, aunque obediente, continúa concentrado en su propia dignidad y obras. La Fe que viene de DIOS, genera obediencia como consecuencia y manifestar obediencia no significa Fe. Evidenciando que la creencia en el Antiguo testamento, donde los hombres pensaban que: la obediencia era muestra de Fe, queda contundentemente abrogada en el Nuevo testamento donde DIOS manifiesta que: la obediencia es resultado de tener Fe. La Fe es más que obedecer. “Por la fe Abraham,…obedeció…; y salió sin saber a dónde iba” Hebreos 11:8 “Por la fe Abel ofreció a Dios… y alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio…” Hebreos 11:4 Tenemos además que “…los demonios creen, y tiemblan.” Santiago 2:19. Si la Fe fuera la suma de creencias, donde una de ellas es que es una llama de fuego que de tocarla quedaríamos pulverizados por los siglos, entonces de seguro fuera la Fe que nos inmovilizaría y a la que siempre miraríamos desde lejos. Por eso es que los demonios creen y tiemblan, la Fe les quema. Ellos entienden, conocen, en fin creen pero nunca actúan. La Fe, más que supuestos es la acción según lo que se nos ha dado a conocer, la confianza que tengamos en quien lo ha revelado, la certeza que hayamos recibido y la convicción que en nosotros se haya producido “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Romanos 10:17. Accionar la perfecciona y si la perfecciona la hace crecer, acercándonos a su autor. “Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?” Gálatas 3:5 De tal forma que la Fe es mucho más que creer; es obrar, obras buenas como el DIOS que la genera. De otra forma es muerta e incierta. Así Cristo nos dice: “…Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.” Santiago 2:18 De la misma forma en el antiguo testamento “¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo…? ¿…ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?” Santiago 2:21-22 La Fe es medida del Rey en nuestro corazón, es más que creer y más que obedecer. Ella es Cristo manifestado, la máxima señal del reino y su Rey. Es, amarlo a EL con todo, dado a que nos amó primero y por Su amor ahora y sólo ahora, podemos amar. EL es el fuego por el que amamos: Fuego consumidor… El es, más que medida, más que creer, más que obedecer: es amor…