La Obediencia a Dios en la llave que abre la puerta de sus bendiciones Hechos 5:29 ¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! Obediencia es hacer la voluntad de Dios. Jesucristo es nuestro mayor ejemplo de obediencia. El negarse a obedecer es tan malo como la brujería. Éxodo 24:7 Después tomó el libro del *pacto y lo leyó ante el pueblo, y ellos respondieron: Haremos todo lo que el Señor ha dicho, y le obedeceremos. Ser terco y hacer la voluntad propia sin tener en cuenta los principios divinos es como adorar ídolos. Obedecer hoy en día, es demasiado impopular por el carácter de la gente de estos tiempos, cuando la mayoría vive de manera superficial, en sus propios razonamientos, ignorando toda sabiduría de Dios y sin entender que la rebeldía es una fuerza maligna que los separa del plan original de Dios. La confrontación entre Jesucristo y Satanás es una batalla entre la Salvación y la condenación; entre la Luz y las tinieblas, entre el bien y el mal, pero el trasfondo espiritual es una confrontación entre la rebelión y la obediencia. Obedecer es la mayor expresión de adoración a nuestro Dios. Toda forma de desobediencia es una sutil forma de adoración al príncipe de las tinieblas. La Obediencia es una llave poderosa que cierra puertas al enemigo de Dios que viene a matar nuestra fe, robando las oportunidades y bendiciones que Dios coloca en nuestro camino para destruir nuestros sueños y nuestra alma en el infierno. Mira lo que declara el SALMO 1 "Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los *blasfemos, sino que en la *ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! Porque el Señor cuida el *camino de los justos, mas la senda de los malos lleva a la perdición. En cambio, los malos son como paja arrastrada por el viento. Por eso no se sostendrán en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos" El árbol simboliza la verdadera felicidad, la plenitud de vida. Las aguas del río simbolizan la palabra de Dios. La paja representa caminos inciertos que parecen fáciles y divertidos, pero están llenos de problemas, tristezas y decepciones. Dice Dios: " Mis hijos oyen mi "Voz" y me siguen,... la voz del extraño, no seguirán. El justo siempre querrá ser más sabio, en cambio el pecador se divierte en su necedad y se hace torpe en sus razonamientos. El oír y obedecer a Dios, cambia nuestra forma de pensar y aviva nuestros sentidos. Si atesoramos la Voz de Dios, nos damos cuenta que orar, ayunar y vivir para agradar a Dios es fácil y en ello hallamos deleite. Es más difícil vivir siendo esclavo de pecados porque las consecuencias son muy duras y deja heridas para toda la vida. "El que tiene oídos para oír que oiga" Dichoso significa: Bienaventurado, feliz el íntegro delante de Dios. Bueno es vivir en armonía entre lo que creemos, pensamos, hablamos y hacemos. Dios nos advierte del peligro del engaño y el falso placer. Los autosuficientes desprecian a Dios y se ríen y el que con ellos anda corre riesgo de negar y de perder su fe. "Dichosos los que siguen la Ley del Señor... los que guardan sus mandamientos...y siguen sus caminos... decretos... normas... mandatos...". La palabra de Dios revela cuan sucia esta el alma de manera que podamos limpiarnos de toda maldad. Jesucristo, hizo la voluntad del Padre, no condescendió con el pecado, se acercó a pecadores pero para evangelizarlos, no para llevarles la cuerda, ni para actuar como ellos, sino para marcar la diferencia. Hay dos caminos eternos uno de salvación y otro de condenación, es nuestra la responsabilidad elegir donde pasar la eternidad. La distracción estanca en lo espiritual, personal y financiero, nos roba el tiempo, nos llena de falsas ilusiones y nos hace presa fácil del engaño. El Señor es Luz a nuestra vida, la firmeza de su Palabra es la garantía de su Verdad. Él nos hace más que vencedores si somos obedientes y con prudencia apartamos nuestros pies de toda senda de iniquidad.