PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA DE COSTA RICA EL LEGADO CULTURAL DE ITALIA Disertación del señor Primer Vicepresidente de la República Alfio Piva Mesén, en ocasión del aniversario 150 de la Unificación de Italia, acto realizado en el Teatro Nacional el día 17 de marzo de 2011 Amigos y amigas: No es difícil para alguien que hace justicia con la historia hablar sobre el legado cultural de Italia en el mundo. Como representante del Gobierno de la República de Costa Rica, que ve en Italia a un país hermano, como académico, pero sobre todo, como hijo de inmigrante italiano, me complace profundamente compartir con todos ustedes este homenaje en ocasión del 150 aniversario de la unificación de Italia. Siglo y medio han sido fundamentales para la consolidación e identificación de la nación y del Estado italiano, pero la grandeza de esta patria se remonta desde mucho tiempo atrás. Italia es la cuna del Renacimiento, que puso al ser humano como la primera y principal fuente de inspiración y que lo condujo a la libertad de pensamiento y a encender las lumbreras del saber científico, renunciando así a un mundo de oscuridad y de limitaciones. Italia ha sido parte esencial en el fundamento de la mayor parte de las nacionalidades de la Europa moderna. Las ruinas que aún subsisten en varios países europeos evidencia el poderío y la cultura romana desde hace más de veinte siglos. Por todas las tierras donde se establecieron, quedan vestigios de su legado artístico, su literatura, el Derecho y los instrumentos de trabajo que denotan el profundo conocimiento de la cultura italiana. En el caso específico de las relaciones entre Costa Rica e Italia, desde el año 1853 se iniciaron en nuestro país los intentos de acercamiento con Italia a través de nexos diplomáticos, y producto de este esfuerzo fue posible entre ambos países la firma en 1863 del llamado “Tratado de Amistad, Navegación y Comercio”, que entre otros aspectos establecía la perpetua paz y amistad entre los dos Gobiernos y entre sus ciudadanos, en condiciones de libertad y protección recíprocas. Una década más tarde, en 1873, se firmó la “Convención de Extradición recíproca entre Italia y la República de Costa Rica”, con lo cual ambas naciones, desde etapas tempranas de sus procesos de consolidación nacional, estrecharon sólidos vínculos legales de amistad y armonía, de los cuales hoy nos sentimos orgullosos como países civilizados, amantes de la paz, del derecho y de la democracia. En medio de un contexto romántico y patriótico hoy hace 150 años los italianos celebraron con júbilo el nacimiento de una nación unida territorialmente e integrada socialmente. Sin embargo, las condiciones económicas y sociales de la época eran difíciles, dado que el país se encontraba con graves problemas de carácter social, político y administrativo. Es entonces cuando empiezan los procesos más importantes de inmigrantes italianos al continente americano, y Costa Rica fue uno de los principales destinos. La presencia de ciudadanos italianos en nuestra patria ha tenido una rica aportación en la historia costarricense. Aportaciones en la cultura y la ciencia, en la economía y el trabajo, así como en la arquitectura y en la colonización, nos demuestra con claridad los vestigios de los inmigrantes italianos en la educación pública, el conocimiento científico, la edificación del Teatro Nacional y la colonización de San Vito, en la Zona Sur del país. A mediados del siglo XIX llegaron a Costa Rica importantes figuras como Alejandro Pomareli, Alfonso Cinelli y Roberto Bertoglio, quienes nos dejaron una profunda huella en el campo de la educación. Pomareli despertó en la cultura costarricense la enseñanza de los clásicos del Renacimiento; Cinelli fue autor de numerosos compendios en gramática, geografía, historia, aritmética y deberes ciudadanos; por su parte, Bertoglio, que llegó a finales del siglo fue uno de los más importantes inspiradores en la promulgación de la Ley Fundamental de Instrucción Pública, del año 1885. En materia del derecho penal, también es digno reconocer la influencia de la cultura italiana en Costa Rica, por ejemplo, los contenidos temáticos de criminología de finales del siglo XIX se nutrieron con los programas dictados por el profesor Francisco Carrara, de la Universidad de Piza. Fue en el Derecho Penal italiano en el que se inspiraron a partir de 1890 los abogados costarricenses de la época. Y qué decir de la influencia cultural artística, donde las primeras compañías de ópera llegaron a nuestro país entre 1863 y 1869 integradas por artistas italianos que despertaron en el ánimo y el espíritu nacional el gusto por ese género musical. De hecho, profesores como Olintto Metti, Pedro Visoni y Alvice Castegnaro tomaron la decisión de quedarse en Costa Rica para enseñar a nuestra juventud el arte del piano. Castegnaro se dedicó a la formación de orquestas y a dar lecciones de piano, violín, canto y armonía. De igual forma, en el desarrollo arquitectónico se evidencia la influencia italiana en Costa Rica, las aportaciones – reconocidas en la época como importantes para el embellecimiento de San José – de Francisco Tenca (principalmente) y de Lorenzo Durini, fueron vitales a principios del siglo XX dado que contribuyeron en la reconstrucción urbana de San José con la elaboración de planos y ejecución de trabajos. También es preciso reconocer esta noche, las importantes aportaciones científicas de Felipe Valentine, en el campo de la ingeniería, ocupando incluso cargos públicos en los gobiernos de don José María Castro Madriz y de don Jesús Jiménez Zamora. De Carlos Emery con sus estudios sobre hormigas en Costa Rica; de Alfredo Borelli, quien realizó investigaciones sobre forfículas de Costa Rica; de Luigi Cognetti, que publicó una investigación sobre lombrices; y de Guido Grandi, con sus estudios sobre insectos. El espíritu solidario de la unidad italiana, se puso de manifiesto en nuestro país a través de la creación de diversas organizaciones sociales como la Asociación Italiana de Mutuo Socorro y la Sociedad Filantrópica Italiana, que de manera solidaria supieron atender las necesidades de trabajo y de salud de muchos italianos. Este espíritu de solidaridad es propio de la sociedad costarricense que al igual que el pueblo italiano ha sabido luchar para mejorar su calidad de vida. Está claro que la inmigración italiana en Costa Rica no tuvo intencionalidad aventurera, porque encontraron en esta nación paz y seguridad, y se quedaron en nuestro país incorporando y enriqueciendo nuestra cultura con sus principios, valores éticos y sobre todo nutriendo a Costa Rica con su espíritu de trabajo tesonero. Con orgullo, les digo en este hermoso Teatro Nacional, que los ciudadanos italianos se quedaron en Costa Rica para construir, se quedaron para desarrollar, y se quedaron para enseñar sus oficios y sus conocimientos profesionales que han sido vitales para nuestro país. Salieron de Italia en condiciones difíciles, y llegaron acá en situaciones similares, pero su ánimo por un mundo mejor fue labrado con hidalguía. Para todo el pueblo de Italia, para su pueblo y para su Gobierno, nuestro saludo efusivo en el aniversario 150 de la reunificación nacional, y nuestro deseo permanente de hermandad con tan noble patria. MUCHAS GRACIAS