EL PROTAGONISMO DEL PACIENTE EN SU AUTOCUIDADO EMPATIA DE LA ENFERMERA EN EL PROCESO DE CAMBIO Ullán Álvarez, Esther [email protected] García Sacristán, Gema [email protected] DISCUSIÓN INTRODUCCIÓN Presentamos un caso clínico en el que el paciente como persona, la enfermedad como desencadenante y la enfermera . como facilitadora de de su autonomía propician el cambio hacia conductas saludables Modificar hábitos de vida es costoso, la no adherencia se sitúa entre el 70% y el 90%. Cada logro debe ser comentado con refuerzos positivos según la pauta del paciente, integrando en todo el proceso la relación de prioridad que debe dar lugar a cada cambio. Mantener esa relación de ayuda, de comprensión y confianza hace que el papel decisor del paciente se instaure en las consultas de los profesionales sanitarios con habilidades en comunicación y entrevista clínica. Obtener una decisión autónoma de una persona enferma requiere la ayuda de otros para averiguar que piensa. "Averiguar qué desea o cree una persona o que le importa forma parte del cuidado del paciente" Cassel E, La persona como sujeto de la medicina. La empatía durante todo el proceso, la facilitación para expresar sus emociones, la individualización de las intervenciones y evitar juzgar las decisiones o imponer una elección desde la posición del profesional hacen que la monitorización del progreso en el cambio se pueda realizar. CASO CLÍNICO Varón de 49 años que acudió hace tres años a la consulta de su enfermera para realizar historia clínica. En la valoración realizada se detectan valores de TA límites, calendario vacunal incompleto, consumo de alcohol moderado y consumo de tabaco de 10-15 cigarrillos/día, así como buenas relaciones laborales, sociales y familiares. Se encuentra bien y en etapa de precontemplación de sus hábitos tóxicos. Tras la recomendación de vigilar la TA no vuelve a consulta hasta hace dos meses que es derivado por su médico para despistaje de TA. Se realiza valoración por patrones funcionales y se detectan cifras de TA más elevadas, obesidad con IMC de 31%, el consumo de alcohol ha pasado a ser excesivo, el de tabaco es de 20-30 cigarrillo/día y se añade estrés laboral. Ante esta situación es necesario saber su opinión y sus prioridades para intervenir en la mejora de su salud. El paciente asumió ese papel protagonista que se le ofertaba y decidió bajar peso para ver si las cifras de TA se normalizaban. Acudía a las citas periódicas. Finalmente su médico le prescribió un tratamiento antihipertensivo. Tras esta decisión y en cada visita su enfermera le recordaba los factores pendientes y él iba diciendo cuando y cómo dejar de fumar y de qué forma disminuir el consumo de alcohol. En la actualidad sus cifras de TA se han normalizado, ha dejado el consumo de alcohol y ha pasado a formar parte del grupo de exfumadores. La