N° 273 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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TEMA:
PRINCIPIO
DE
CONGRUENCIA.
DESPIDO
CON
CAUSA.
INJURIAS: VALORACIÓN SUBJETIVA. VIOLACIÓN DE PRIVACIDAD.
Acuerdo Nro.
Fe, a los
273
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En la ciudad de Rosario, Provincia de Santa
días del mes de agosto del año dos mil once, se reunieron en
Acuerdo los Sres. Vocales de la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones en lo
Laboral, Dr.Nicolás Jorge Rogelio Vitantonio,Dr. Enrique Arnaldo Girardini y
Dr. Sergio Fabián Restovich, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados
“PEREZ MARTIN C/ALTO PALERMO SA S/DEMANDA LABORAL”
EXPTE.N°81/11 Venidos para resolver
recurso de nulidad y de apelación
interpuestos contra el fallo dictado por el Juzgado de Primera Instancia en lo
Laboral Nominación Nº 3 de Rosario. Efectuado el estudio de la causa, se
resolvió plantear las siguientes cuestiones:
I) ¿Es procedente el recurso de nulidad?
II) ¿Resulta ajustada a derecho la sentencia apelada?
III) ¿Que pronunciamiento corresponde dictar?
Practicado el sorteo de ley, resultó el siguiente orden de votación:
Dr. Vitantonio, Dr.Restovich y Dr.Girardini.
A la primera cuestión el Dr. Vitantonio dijo: El recurso de
nulidad que fuera oportuna y temporalmente introducido por el actor a fojas 250
no ha sido mantenido en esta instancia y no advirtiéndose vicios del
procedimiento ni intrínsecos de la sentencia de anterior grado jurisdiccional
(arg.art. 114 CPL) que ameriten un pronunciamiento oficioso de nulidad,
corresponde declararlo desierto.
De suyo, y a mayor abundamiento, no puede tomarse como
fundamento de la nulidad el primer agravio del recurrente donde denuncia el
supuesto vicio de congruencia del fallo, violación principista que no se hubo
configurado y que queda claro a poco que se examine el fallo de anterior
instancia, aspectos que se examinarán en el remedio apelatorio.
Al interrogante planteado voto por la negativa.
A la misma cuestión el Dr. Restovich dijo: Adhiero en los
fundamentos y conclusiones del Dr. Vitantonio, y voto en idéntico sentido.
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A la misma cuestión el Dr. Girardini dijo: Que habiendo tomado
conocimiento de los autos y advirtiendo la existencia de dos votos totalmente
coincidentes que hacen sentencia válida, me abstengo de emitir opinión.
A la segunda cuestión el Dr. Vitantonio dijo:
1) Contra la
sentencia de anterior grado jurisdiccional, cuyo testimonio luce agregado a fojas
245/248, que rechaza en su totalidad la pretensión contenida en el escrito
introductorio de la instancia e impone las costas al actor, se alza el perdedor
mediante el pertinente recurso de apelación. Elevados los autos ante esta instancia
revisora, el recurrente expresa sus agravios mediante el desarrollo de los
argumentos que explicita a fojas 263/275 y que resultan contestados por la
demandada a fojas 277/280, dejando los presentes en estado de resolver.
2) El actor formula ocho agravios contra la sentencia de anterior
instancia, a saber: a) que la sentencia hubiese violado el principio de congruencia;
b) el fallo suple la inactividad del demandado, generando una manifiesta
arbitrariedad; c) que el juez a quo hubiese juzgado el caso según sus propias
creencias, circunstancia que le está absolutamente vedado; d) existencia de una
clara contradicción en la consideración de la conducta del actor; e) falta de
valoración de prueba esencial para su parte; f) falta de aplicación al caso de la
legislación vigente y la subsidiaria aplicación del convenio colectivo número
139/75; g) aplicación de una excesiva sanción admitida para el caso y h) que el
fallo violentó el principio de la invariabilidad de la causa del despido.
Una atenta y afinada lectura del extenso y fundado memorial del
recurrente me llevan al convencimiento de que – en definitiva – todos los
agravios pueden ser tratados conjuntamente pues se direccionan – tal su clara
teleología – a cuestionar el rechazo de la pretensión y la convalidación de la
juridicidad del despido directo con causa del que fuera objeto. Con todo, el
esfuerzo argumental del recurrente no logra quebrar el eje central del discurso
jurídico del fallo que, con acierto, focalizó la cuestión en debate en lo propio del
thema decidendi : la valoración subjetiva de la injuria.
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3) Ad límina resolutionem quiero referirme en forma particular al
primer agravio en el que el actor le reprocha al fallo un vicio de congruencia,
yerro que no es tal.
En efecto, hija dilecta del sistema o principio dispositivo, propio del
procesalismo decimonónico, en que las partes poseían un señorío ilimitado sobre
el proceso, dominio que se perdería si el magistrado se entrometiera en la traba de
la litis – ora en los aspectos fácticos cuanto en los referidos a su autoridad
jurisdiccional - la congruencia ha sido definida como “…la exigencia de que
medie indentidad entre la materia, partes y hechos de una litis incidental o
sustantiva y lo resuelto por la decisión jurisdiccional que la dirima…” (cf.
Peyrano, Jorge W. -
El proceso civil. Principios y fundamentos – Editorial
Astrea, Buenos Aires, 1978 – pags. 64 y sigts., entre tantos otros autores)
proyectando la clara idea de que la decisión jurisdiccional debe ceñirse
estrechamente a los aspectos propuestos por las partes y sometidas a su decisión.
De suyo, como bien afirma el recurrente, así pasó a todas las legislaciones
procesales ( arg. art. 243 del C.P.C.C., de aplicación supletoria).
De la lectura del fallo de anterior instancia no surge que el a quo
hubiese violado aquel principio. Por el contrario, las reflexiones personales del
magistrado, aportados para resolver la litis, se constituyen – por lo mismo – en el
eje de su discurso jurídico ya que – como se adelantara y enseguida examinaré –
nos encontramos ante un supuesto de valoración subjetiva de la injuria. Por otra
vertiente, tampoco violenta el principio de congruencia el contenido descriptivo
del telegrama rescisorio enviado por la demandada y el fundamento del fallo ya
que existe un correlato jurídico entre el hecho imputado por la empleadora y la
valoración efectuada por la sentencia en clara aplicación del artículo 242,
segundo párrafo, del régimen de contrato de trabajo.
4) Despejado el camino sobre la posible incongruencia, que hubiese
traído a consideración la nulidad del pronunciamiento de anterior instancia,
examinemos el centro de la cuestión en debate.
Llegan absolutamente inconcusos a esta instancia revisora los
siguientes hechos: a) que el actor fue despedido con causa, mediante telegrama
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enviado por la empleadora y reconocido entre las partes; b) que el motivo de la
ruptura fue la inscripción, en una comunicación de apercibimientos, “acotaciones
de mal gusto y ofensivas, conducta inadmisible para un dependiente de la firma”
(sic); c) que el actor reconoció como de su autoría y de su puño y letra las
inscripciones realizadas.
El actor, sin embargo, se agravia de la juridicidad que el fallo le
otorga al acto rescisorio de la empleadora. Para así efectuarlo transita dos
caminos centrales: 1) que el iudex a quo exorbitó el texto legal, aportando
reflexiones personales y, en consecuencia, descalificando su actitud que no
considera grave y 2) que la comunicación en cuestión le fue sustraída de su
casillero personal por un supervisor, violando así la órbita de su privacidad. No le
asiste razón en su reproche.
5) En efecto, afirmar – a casi cuatro décadas de la sanción de la ley
de contrato de trabajo – que el legislador de 1974 no definió la “injuria” como
causal de extinción del contrato de trabajo resulta una verdad de Perogrullo.
Derivada de la comtumelia del derecho romano, que significaba desprecio por la
otra persona, la injuria laboral establecida por el artículo 242 del régimen de
contrato de trabajo es – también resulta sabido – un modelo o patrón de conducta,
un estándar jurídico de tipo muy abierto y flexible en el que encajarán las
actitudes de cualquiera de las dos partes incumplidoras de sus obligaciones del
contrato de trabajo y que – conforme la segunda parte del artículo citado – deberá
valorar el juez. Es que, como bien afirma Luis Ramírez Bosco, “..los jueces de
grado son los que en último caso están facultados para decidir si una observancia
contractual es o no de las injurias porque esta valoración que les encarga la ley no
es susceptible de revisión por la vía extraordinaria…” (cf. Ramírez Bosco, Luis –
Su comentario al artículo 242 LCT en Ley de Contrato de Trabajo Comentada y
Concordada – Rodríguez Mancini – Director – Barilaro – Coordinadora –
Editorial La Ley, Buenos Aires, 2007, Tomo IV, págs. 291 y sgts.).
Aquella génesis en la conceptualización de la injuria llevó a toda la
doctrina nacional, desde el dictado mismo de la ley y en forma absolutamente
unánime, a determinar la presencia concurrente de elementos objetivos y
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elementos subjetivos en su estructura (cf. López, Justo – Su comentario al artículo
242 LCT en Ley de Contrato de Trabajo comentada – Ediciones Contabilidad
Moderna – Buenos Aires, 1978 – Tomo II, págs. 952 y sigts.; Cabanellas,
Guillermo – Tratado de Derecho Laboral – Editorial Heliastas SRL – Buenos
Aires, 1988 – Tomo II, Volúmen 3 – págs. 162 y sigts.; Ackerman, Mario y
Devirgilis, Miguel Angel – Configuración de la injuria laboral - L. T. – XXX –
682; Ojeda, Raúl Horacio – Su comentario al artículo 242 LCT en Ley de
Contrato de Trabajo comentada y concordada – Vazquez Vialard – Director;
Ojeda – Coordinador – Editorial Rubinzal Culzoni – Santa Fe, 2005, Tomo III,
págs.343 y sigts.; entre tantos otros). El elemento objetivo es la “inobservancia” ,
de parte de uno de los contratantes, de las obligaciones del contrato de trabajo a
su cargo; es el actuar antijurídico e incumplidor; es, en definitiva, el ilícito
contractual, hecho que debe ser realizado por el agente con intención;
discernimiento y libertad, conforme lo manda el artículo 900 del Código Civil.
De su parte, y en lo propio de lo que nos interesa y estamos
examinando, el elemento subjetivo supone la imputabilidad; la sensación interna
de quien la padece de que el hecho del incumplidor resulta agraviante impidiendo
la continuidad del contrato. Es la violación del estándar jurídico del buen
trabajador (arg. art. 63 LCT), estructurado normativamente en el principio de
buena fe, generando en el sujeto agraviado – sea el empleador o el trabajador – el
derecho a despedir o a denunciar el contrato, según sea el caso.
Queda claro también que la propia ley le otorga al magistrado la
facultad de valorar si el incumplimiento puede subsumirse en el centro de
imputación normativa del primer párrafo del artículo 242 de la ley de contrato de
trabajo. Es que, en definitiva, el hecho generará la extinción – sea por despido o
por denuncia; lo que deberá valorarse por el juez es la antijuridicidad de aquella
rescisión y el consecuente derecho al cobro de las indemnizaciones pautadas en la
ley, según corresponda.
6) Esto es lo ocurrido en autos. Bien afirma el a quo, en opinión que
comparto y que rescata de igual forma la doctrina vernácula, que un hecho puede
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ser considerado injurioso en un contexto histórico o social determinado y no en
otro.
La juridicidad de la conducta extintiva del empleador, como bien
afirma el fallo alzado, no está dada por el contenido de las atestaciones que, de
puño y letra, incluyera Pérez en la nota de comunicación del apercibimiento sino
“ por el desdén a la sanción impuesta e, incluso, su desprecio por los que llegan
temprano al trabajo desvalorizando gravemente, con tales expresiones, el
cumplimiento de las obligaciones contractuales consagradas en los artículos 62,
63, 64 y 65 LCT y, además, hizo alarde y se ufanó de su incumplimiento…” (sic).
El contenido de las atestaciones de la nota marcan claramente aquella
subjetividad; la clara intencionalidad en sustraerse al cumplimiento de su débito
“de buena fe” y las facultades de dirección y disciplinarias que tiene el
empleador, no fueron desvirtuadas por el recurrente con agravio ninguno.
Es que, a pesar de su tremendo esfuerzo argumental, el fallo
focaliza – en mi criterio – de forma absolutamente clara el contorno jurídico de la
cuestión en debate, sin que el recurrente pueda desvirtuar lo subjetivo de su
propia actitud que, resulta claro, encuadra en el centro de imputación normativo
de los artículos 62, 63 y concordantes del régimen de contrato de trabajo. Todas
las referencias de los agravios del actor acerca de la axiología parcial de la
prueba; de la utilización de conocimientos personales del magistrado o, lo que es
más, la imputación de la violación del principio de proporcionalidad entre falta y
sanción, no enervan el resultado del pronunciamiento.
7) Por otra vertiente, el tránsito argumental del actor – esbozado ya
en el responde y profundizado en su memorial de agravios – direccionado a
imputar a su supervisor la sustracción de la nota de su propio casillero, tampoco
tuvo crítica que amerite ser tenida en cuenta. Es que el fallo, con absoluta nitidez
examina todos los aspectos de esta cuestión sin recibir protesta efectiva ninguna.
Así el a quo refiere que se encuentra probado que en el ámbito de
trabajo existe un pizarrón o transparente donde se colocan noticias o
informaciones y que tal hecho se acredita con la constatación judicial realizada y
con los testigos que deponen en la causa. No existe censura en este tema.
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Tampoco se queja el recurrente, con argumento valedero, sobre la afirmación del
fallo de que la supuesta sustracción no fue probada por quien la invoca, sin que el
apelante hubiese derrumbado aquella tesis con elemento probatorio ninguno.
8) En síntesis, los agravios del recurrente no resultan de la solidez
necesaria para alterar el resultado del pronunciamiento de anterior instancia pues,
una axiología en línea con las variables propias del ordenamiento vigente, me
llevan a concluir que le asiste razón en cuanto declara la validez del despido
causado.
Propongo se desestimen los agravios del actor, se rechace el recurso
de apelación interpuesto y se de respuesta afirmativa al interrogante planteado,
confirmando la sentencia apelada con costas al actor (artículo 101 CPL).
A la misma cuestión el Dr. Restovich dijo: Adhiero a los
fundamentos y conclusiones del Dr. Vitantonio, y voto en idéntico sentido.
A la misma cuestión el Dr.Girardini dijo: Que se abstiene al votar
por análogas razones a las expresadas respecto a la primera cuestión.
A la tercera cuestión el Dr. Vitantonio dijo: corresponde: 1)
Declarar desierto el recurso de nulidad interpuesto por el actor. 2) Rechazar el
recurso de apelación y, en consecuencia, confirmar en su totalidad la sentencia
venida en revisión. 3) Imponer las costas al perdedor (artículo 101 CPL). Los
honorarios de segunda instancia se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los
que, en definitiva, correspondan regular en baja instancia por los principales.
A la misma cuestión el Dr.Restovich dijo: Visto el resultado
obtenido al votarse las cuestiones anteriores, corresponde dictar pronunciamiento
en la forma propuesta por el Dr. Vitantonio.
A la misma cuestión el Dr. Girardini dijo: Que se abstiene al
votar por análogas razones a las expresadas respecto a la primera cuestión.
A mérito del Acuerdo que antecede, la Sala Primera de la Excma.
Cámara de Apelaciones en lo Laboral de Rosario, RESUELVE: 1) Declarar
desierto el recurso de nulidad interpuesto por el actor. 2) Rechazar el recurso de
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INJURIAS: VALORACIÓN SUBJETIVA. VIOLACIÓN DE PRIVACIDAD.
apelación y, en consecuencia, confirmar en su totalidad la sentencia venida en
revisión. 3) Imponer las costas al perdedor (artículo 101 CPL). Los honorarios de
segunda instancia se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los que, en
definitiva, correspondan regular en baja instancia por los principales. Insértese,
hágase saber, y bajen.- (Expte. N° 81/11)
GIRARDINI
RESTOVICH
(ART.26 LOT)
VALDES TIETJEN
8
VITANTONIO
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