plantas no tienen bastante fuerza y vigor para preparar los principios activos, y que por esta razón los líquidos que contienen son muy acuosos y poco salinos, resinosos ó extractivos. Para decidirse en favor de una ú otra de estas opiniones sería necesario cotejar, las diferencias de composición de las raíces, y mejor todavía de sus propiedades medicinales , cuando se han recolectado en esas épocas; pero por desgracia carecemos de datos en número suficiente. Dice Baumé que las raíces de primavera disminuyen por la desecación casi mitad más que las de otoño, y experimentan una ligera fermentación por la mucha cantidad de agua que contienen, siendo este el motivo de que no pueden conservarse por tanto tiempo, de lo cual deduce «que el estado suculento no es la calidad esencial que debe buscarse en las raíces,» y en vista de repetidas observaciones, que no cita, cree más conveniente arrancarlas en otoño y al principio del invierno. La mayor disminución de peso que experimenta una raíz recogida en primavera, no puede significar que tenga más virtud medicinal; así, pues, teniendo en cuenta las razones expuestas, la duración de los vegetales y lo que la práctica ha demostrado, creemos poder formular las siguientes conclusiones: Las raíces anuales, por su existencia efímera y á fin de que puedan tener elaborados sus principios, deberán recolectarse cuando la planta está en el curso de su vegetación, poco antes de la fecundación ó terminada la fructificación , sin aguardar á que se caiga el tallo, pues todas sus partes mueren al mismo tiempo. ' Las raíces bienales , como tampoco abundan en principios activos durante el primer año, siendo el agua laque principalmente domina en ellas, deben recogerse en otoño, antes de empezar la vegetación del segundo año, ó poco antes de la fructificación. Así la raíz de angélica recolectada en Junio, mientras el tallo está muy tierno , dista mucho de ser tan aromática como la que se recolecta después de la caída de las hojas, y es casi inodora la que separan de la planta que ha fructificado y llegado al término de su existencia. Poco antes de la fructificación la remolacha contiene de 8 á 10 por 100 de azúcar en su raíz tierna y jugosa, que después de la fecundación está de él exenta, volviéndose coriácea y estoposa.