Thea von Harbou, la mujer detrás de Metrópolis

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LATERCERA Domingo 29 de diciembre de 2013
Metrópolis
Cultura&Entretención
RR Von Harbou escribió Metrópolis para Fritz Lang; la pareja se separó en 1933.
Thea von
Harbou, la
mujer detrás de
Metrópolis
R Reeditan la novela escrita por la guionista y
esposa de Fritz Lang, cuya memoria fue
opacada por su adhesión al nazismo.
Pablo Marín
Metrópolis, la ciudad del
futuro, está dividida en dos.
En la de arriba, dispuesta
como una pirámide gigantesca, están los planificadores y patrones; en las profundidades viven los trabajadores, esclavos que
habitan casas uniformes.
Pero el orden se altera
cuando el hijo del déspota
John Fredersen conoce a
una joven obrera, tras lo
cual abraza la causa de los
trabajadores. El conflicto
entre el capital y trabajo,
Thea von
Harbou
Ed. Gallo Nero. 280 págs
19 euros en
fnac.es
sin embargo, es seguido por
la conciliación.
Metafórica y visionaria,
además de extensa y visualmente deslumbrante, Metrópolis (1927) es varias cosas
en la historia del cine, aparte de clásico de la ciencia ficción y epítome de la modernidad. Dirigida por Fritz
Lang, ha sido estudiada y reestrenada a través de las décadas. No mucho se habla ni
se escribe, sin embargo, del
rol que en ella le cupo a su
guionista, Thea von Harbou
(1888-1954), por entonces esposa de Lang. Tampoco se
hace gran caudal del hecho
de que existe una novela homónima, compuesta a partir
del guión.
El libro fue reeditado gracias al sello Gallo Nero y dio
la opción de aproximarse al
perfil contradictorio y oscurecido de una creadora que se
menciona a la pasada en la
historia del cine, normalmente como la esposa nazi de
un cineasta que huyó casi
con lo puesto de Alemania,
en 1933. Las cosas, como suele ocurrir, fueron un poco
más enrevesadas.
Nacida en Bavaria, su padre
fue un oficial del Ejército
prusiano que le inculcó, en-
tre otras cosas, el cariño por
los animales. Estos fueron
protagonistas de su primer
relato, a los 14 años. Tras salir del colegio, viajó por Africa y al regreso inició una carrera en las tablas. Daba por
entonces muestras de independencia y de rasgos feministas, siendo una temprana
defensora del aborto.
Como escritora alcanzó
cierto renombre, publicó
su primera novela en 1910.
Según plantea Frederick
Ott en Los filmes de Fritz
Lang, su ficción es “nacionalista” y “marcadamente
melodramática”, mientras
sus personajes resultan
arquetípicos.
Diez años más tarde escribió sus primeros guiones
para el productor y director
Joe May, quien le presentaría
a Fritz Lang. Juntos trabajarían en una decena de filmes,
incluyendo M (1931) y El testamento del Dr. Mabuse
(1933), exitosa sociedad que
incluso opacó su colaboración con cineastas como F.W.
Murnau y Carl Dreyer.
Por Lang dejó Harbou a su
primer esposo, con quien se
había casado en 1914. El realizador, por su parte, ya sostenía un affaire con ella para
cuando se produjo el misterioso suicidio de su primera
mujer. “Estuvimos casados
11 años, porque durante 10 no
tuvimos tiempo para divorciarnos”, dijo Harbou a su
secretaria. Ni el estatus marital ni la sociedad creativa
impidieron a Lang tener un
amorío con la actriz Gerda
Maurus, que aparece en su
filme Espías (1927).
Para 1931, Lang y Harbou
eran cada uno para su santo,
aun si seguían casados.
Cuenta la leyenda que la segunda se habría convertido
en una nazi convencida, y el
segundo tomó desde temprano distancia de Hitler. No
hay, sin embargo, mayor evidencia que sustente esta afirmación y Patrick McGilligan,
biógrafo de Lang, plantea que
la cercanía entre el cineasta
y el partido es una cuestión
sin respuesta definitiva. Lo
claro es que Lang dejó Alemania el 33 y que Harbou se
quedó viviendo y trabajando
en su patria. Y si hacía falta
ilustrar sus simpatías nacionalsocialistas, hay más de un
filme de propaganda que lleva su firma, lo que acaso explique en parte el breve período que pasó en la cárcel
tras la caída del Reich.b
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