Entrevista con Francisco Cano - Plaza de Toros de Las Ventas

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ENTREVISTA
“Todo lo que
sé me lo voy
a llevar al
otro barrio”
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Francisco Cano
Dice que la vida se le ha hecho corta. Tiene los 97 cumplidos, nació en Alicante. Hijo de un aspirante a torero –Vicente Cano Rejilla, en los carteles–, que se
ganó la vida como constructor. Es actualmente el decano de los fotógrafos taurinos. Una institución. Sabe mucho más de lo que cuenta. Su torero fue Manolete, cuya muerte –como saben– inmortalizó aquella tarde en Linares. “Yo ayudaba a mi padre en el balneario que teníamos en la playa de Alicante, pero con
lo que soñaba era con ser figura del toreo”.
Texto: Laura Tenorio
Fotos: Martín, Manuel Durán y Alberto Simón
¿Quién le dejó más huella?
Manuel Rodríguez Manolete.
Lo que no le han faltado son amigos,
grandes amigos.
Eso sí, amigos tengo por todo el mundo. Ahora me están dando un día sí y otro también homenajes en todas partes.
¿Por qué él?
Porque fue la máxima figura. Entonces existían nada más que Manolete y Franco, Franco
y Manolete, ellos dos eran las máximas figuras del mundo. Ése era el cartel: Franco y Manolete.
Usted que ha retratado a tantas actrices…
Cuál era la más fotogénica, o la más guapa.
Esa se llamaba Ava Gardner. Era la mujer más
bella del mundo. Para mí, como ésa ninguna.
Cuando lo dije en un reportaje que me hicieron, mi mujer que es muy beata, se enfadó conmigo. La tuve que pedir perdón.
Y tuvo la desgracia de ver morir al cordobés.
Sí, señorita, la desgracia. Aquel día me había
llamado Luis Miguel Dominguín para que le
acompañara, porque sabía que yo conocía el
toreo y sacaba las mejores fotos…
¿La foto que jamás le hubiera gustado
hacer?
Sin duda, la de la muerte de Manolete. Manolete era un torero muy honrado, se arrimaba como ninguno y en cualquier sitio, donde fuera, en cualquier pueblo.
¿Cuántas veces ha disparado sin carrete?
Pues, hombre, algunas veces, la verdad.
¿La foto con la que más dinero ha ganado?
Pues la de la desgracia de Manolete. Aunque
he hecho también fotos muy buenas que he
vendido mucho, por ejemplo: la de Franco
con Luis Miguel, la de Ava Gardner, las de Orson Welles, Hemingway, Deborah Kerr, Gary
Cooper, Sofía Loren, o las de muchos ministros. Todas ésas me han dado a ganar su dinero; bueno, para ir comiendo, como digo.
Pregunta | Con el tiempo, llegó a conocer
a muchas, ¿no?
Respuesta | Sí, a todas. A Manolete, Luis Miguel Dominguín, Pepe Luis Vázquez, Pepín
Martín Vázquez, Rafael el Gallo, Juan Belmonte, Domingo Ortega…
Es que usted fue cocinero antes que fraile,
que se dice.
Exactamente. A mí me cogió la Guerra en Alicante y tuve que torear para los dos bandos.
Un novillo me dio una cornada grande y, como
dicen en México, me partió la documentación.
Me fui a Madrid y allí estuve escondido hasta
que terminó todo. Después estuve toreando
hasta el año 43. Me apoderaba Isaac Fernández Rincón, que tenía un despacho de venta
de entradas en la Carrera de San Jerónimo.
¿Qué tuvo Belmonte que no tuvieran otros?
Una gran personalidad. Fue el torero que hizo
arrimarse a todos los demás. Había uno, que
era Joselito, que era un técnico, pero Belmonte fue el que trajo el mejor toreo, el primero que
se quedó quieto de planta y como he dicho obligó a torear de cerca a todos los toreros.
”M
anolete fue
un torero muy
honrado, se arrimaba
en cualquier sitio, en
cualquier pueblo”
¿Fue como Belmonte en su momento,
otro antes y otro después en los ruedos?
Sí, sí. A Juan Belmonte tuve también el orgullo de conocerle y de haberle tratado
mucho.
¿Los toros, la Fiesta en sí, son agradecidos
para una cámara, se prestan bien para una
buena foto?
El toro es el animal más noble que hay en el
mundo, es el único animal al que le puedes engañar 30 veces seguidas. Si las personas fuéramos como los toros, la cosa iría de otra manera, porque no se puede ser más noble.
¿Y cuál es la foto que todavía no ha hecho?
Alguna vez se me ha ido alguna foto, porque
a lo mejor me han distraído o yo me he despistado un poquito.
¿De los actuales, cuál es el torero más fotogénico?
Hay cuatro o cinco que torean como Dios, pero
no quiero decir uno. Porque hoy se torea mejor que nunca, es la verdad.
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ENTREVISTA
¿Qué diferencia encuentra entre el toreo
de hoy con el de antaño?
El del antaño era un toreo poderoso, que se basaba en someter al toro y torear a su modo;
ahora es un toreo que es imposible de mejorarlo por su estética. No quiero dar nombres,
para no molestar a nadie, pero repito que hay
unos cuantos que torean como los ángeles. Perdóname.
¿Cuánto sabe que no está dispuesto a
contar?
Pues mucho. Fíjese, hace unos años me daban
una millonada por ir a hablar a un programa
de televisión de las casas de los toreros: la de
los Ordoñez, la de los Dominguín, la de los
Bienvenida… Pero todo lo que sé me lo voy a
llevar al otro barrio. Lo más bonito que uno
aprende es a estar callado, ¿sabe?
¿Diría el nombre de un buen taurino?
Don Pedro Balañá, el viejo. Ése era uno de los
mejores taurinos del mundo. Qué pena ahora Barcelona. Parece que no sean españoles,
¡coño! El padre de la señora Narbona, Francisco
Narbona, trabajó conmigo en El Ruedo. Y,
mira, ahora la hija quiere dejarles sin toros allí.
Me acuerdo que una vez, en Pamplona, Primo
de Rivera quiso quitar los encierros. Y los navarros, que son unos tíos de verdad, se manifestaron y dijeron que si quitaban los toros le
metían fuego a España. Y ahí quedó todo.
Cano, ¿no siempre el mejor torero es al
que mejor se le retrata?
No, no, desde luego que no. Hay toreros poderosos, como era Luis Miguel, y los hay ar-
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”J
uan Belmonte
fue el diestro
que obligó a
arrimarse a todos
los demás”
tistas, con mucho arte, como era Pepe Luis Vázquez, que ha sido un monstruo del toreo. Cada
uno tiene un sello que hay que respetarlo.
De los que ya no están, ¿podría dar un
nombre?
Pepín Martín Vázquez y los que alternaban con
Manolete. Sus fotos eran arte, bien podrían servir todas para carteles de toros.
¿Cuál es el muletazo más difícil de inmortalizar?
¿El más difícil?, creo que no hay ninguno. Lo que
sí le digo que lo más bonito es el adorno. Yo tengo una foto de Manolete, que es mi mejor fotografía, y por la que un día tuve un disgusto
con José Tomás; si éste fuese militar sería de general para arriba, por todo el valor que tiene.
¿Qué le pasó con José Tomás?
Pues que me dijo que por qué yo hablaba de Manolete como lo hacía. Le dije que yo había sido
torero, que había toreado toros con 100 kilos
más de lo que él toreaba y sin afeitar. A los ocho
o diez días me pidió la mejor foto que tuviera
de Manolete, que sabía que era la mejor que se
le había hecho nunca. Se la vendí en Sevilla,
me mandó al mozo de espadas y al preguntarme cuánto valía la foto le dije: “¡Cincuenta
mil pesetas!”. Cuando después me vio en el callejón, se me quedó mirándome y con un gesto de cabeza me afirmó que efectivamente era
la mejor foto que había visto de Manolete.
¿El color que más se deje fotografiar?
Yo prefiero el blanco y negro, aunque el color
sea bonito.
¿Sol o sombra?
La sombra es más difícil, el sol es más fácil.
El mayor disgusto que se ha llevado…
Cuando me robaron los negativos de las fotos
de Manolete, que me los robó un amigo que
se aprovechó de la amistad. Lo pude haber matado, pero gracias a Dios tengo reproducido
todo mi archivo. ¡Menos mal! También me llevé otro gran disgusto cuando me robaron en
Pamplona todas las cámaras del coche. Don Álvaro Domecq, cuando me vio llorando me dijo
que no me preocupara, que me echarían una
manita. Pues con Miguel Criado el Potra me
mandó medio millón de pesetas de hace más
de 30 años. Me dijo que no dijera nada, pero
ahí queda, porque don Álvaro no fue un señor
fue un santo.
Ya para terminar, Canito, ¿se le ha hecho
corta la vida?
Pues sí. En el libro Mitos de Cano, donde publico mis mejores fotos, es donde me he dado
cuenta cuánto he vivido y lo rápido que ha pasado todo.
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