GUÍA DEFINITIVA DE COMPRENSIÓN Y APRENDIZAJE

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Lectura Ágil
GUÍA DEFINITIVA
DE COMPRENSIÓN
Y APRENDIZAJE
Felipe Bernal Montes
Lectura Ágil
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Lectura Ágil
Índice
Introducción
• Aprende a aprender
• El proceso de aprendizaje
La lectura
• La concentración
• La técnica del marcador
• La voz interior
• Contar hasta el final
• El pomodoro
• Leer con un objetivo
La Comprensión
• El contexto y el patrón
• Vocabulario
• Las preguntas de comprensión
• Eliminar lo innecesario
• Lectura con los sentidos
• Preparando la lectura
La memoria
• Asociaciones Inverosímiles
• Ejercicio de memoria
• Mapas mentales
• El aprendizaje distribuído
Conclusiones
Lectura Ágil
INTRODUCCIÓN
Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Alex Tolstoi (1882-1945)
Aprender según la RAE es: “adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la
experiencia”. Sin embargo, aprender a través de la experiencia es un método demasiado
lento. Esto requiere del paso del tiempo y el tiempo es algo muy valioso. Vivimos en la
era de la información.
Cada día se publican más documentos que en los primeros 19 siglos de esta era juntos. Si
pudiéramos apilar toda la información que hemos publicado hasta la fecha en columnas
de libros, estas llegarían desde la tierra al sol más de 12 veces, ¡y hay más de 149.600.000
kilómetros entre la tierra y el sol!
El aprendizaje siempre ha sido un pilar de supervivencia para el ser humano, y ahora
que recibimos cada día entre 200 y 300 veces más información que hace 15 años, lo es
más todavía.
Si no quieres quedarte atrás, aprender es una necesidad. Reciclar nuestro conocimiento,
adquirir nuevas ideas y habilidades, e incluso ajustar la forma en la que pensamos. Todo
ello es necesario para afrontar una era de cambio.
En el s. XIX los Ludístas protestaron contra las máquinas en los telares ingleses y han
pasado a la historia negativamente marcando el comienzo de la era industrial.
Estamos en la era digital y debemos prepararnos para no convertirnos en los ludístas
del s. XXI.
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Aprende a aprender
Aprender a aprender no es sólo un juego de palabras. Es adquirir las habilidades
necesarias para desarrollar una conciencia del aprendizaje. Esto quiere decir que
cuando te sientes a aprender algo, tengas las herramientas necesarias para maximizar
la efectividad y autonomía del proceso, con unos objetivos propios y bien claros.
Ser consciente del aprendizaje tiene dos aspectos fundamentales: Primero, desarrollar
habilidades útiles, conocer sus fundamentos y recursos. Segundo, que tú, el aprendiz,
estés dispuesto a ello, a gestionar los recursos que te ofrecemos y que seas
consciente de tus capacidades para optimizarlas pudiendo cumplir tus objetivos.
En resumen: que mejores tus habilidades y que seas consciente de cómo usarlas bien
y en tu beneficio.
Aprender va con el ser humano. Nuestro éxito como especie ha dependido de nuestra
capacidad de innovar y de nuestra adaptación más que de nuestras habilidades
innatas. Hoy, gracias a la psicología, sociología y pedagogía, así como a las nuevas
tecnologías, es posible aprender mejor, científicamente.
Aprender supone encontrar nuevas respuestas a los desafíos de la vida. A día de hoy,
somos capaces de distinguir 3 tipos de aprendizajes principales:
Aprendizaje Clásico: respuestas (casi automáticas) que dan los organismos biológicos
a cosas que pasan a su alrededor.
Aprendizaje Instrumental: respuestas que dan organismos más evolucionados en
base a las consecuencias de sus actos, ya sean positivas o negativas.
Aprendizaje Simbólico: respuestas que damos los seres humanos principalmente
al observar lo que le ocurren a otras personas o en base a lo que digan modelos
de autoridad.
Pero además, a través de la reflexión, el ser humano puede llegar a la metacognición,
que es la capacidad de aprender sobre los mecanismos de aprendizaje (valga la
redundancia). Por ejemplo, es lo que ocurre cuando nos damos cuenta de que
estudiamos mejor a ciertas horas del día. Y esto es una gran ventaja de la que nos
podemos beneficiar.
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El proceso de aprendizaje
Aquí nos vamos a centrar sólo en el aprendizaje simbólico: en el aprendizaje basado
en observar y reflexionar sobre lo que pasa a nuestro alrededor. Todos sabemos
por experiencia que una piedra hace daño o que podemos salivar cuando tenemos
hambre y suena el microondas.
Existen muchos métodos para adquirir el aprendizaje simbólico, pero ninguno está tan
extendido como la información escrita. Este es por ahora nuestro método para adquirir
conocimientos de manera intensiva y sobre el cual vamos a centrarnos.
La lectura, acompañada de la comprensión de la misma y la memoria, es lo que te
permite adquirir el conocimiento. En este libro electrónico te enseñamos a mejorar
ambas cosas para que puedas aprender en menos tiempo.
Sacarás el máximo provecho a cada texto y podrás extraer y memorizar la información
más relevante en una fracción del tiempo.
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LA LECTURA
Uno de los principales hándicaps a la hora del aprendizaje es administrar
la información.
La lectura tradicional está obsoleta, sobre todo si nuestro objetivo es el aprendizaje y
no el disfrute de la misma por el placer de leer, como podemos hacer con una novela o
la poesía.
Está obsoleta por que nos enseñan los rudimentos de la interpretación de los signos
alfabéticos y sus significados en función de las posiciones (por ejemplo: c-a-s-a es
una palabra y c-o-s-a es otra bien diferente. Todo varía dependiendo de su usas a o o).
Pero este método olvida que su objetivo es transmitir información. Es como si a un niño
pequeño que primero aprendió a gatear, después le enseñamos a andar, pero no le
mostramos que se puede correr, marchar, bailar, saltar, etc.
Desde hace décadas existen técnicas de lectura rápida que deberían implementarse
tan pronto como uno ya ha aprendido a leer: cosas como el número de fijaciones,
nuestro campo visual o usar guías (un bolígrafo, mismamente) para ayudarnos a leer
más rápido.
Pero eso no se enseña, ni siquiera cosas tan básicas como marcarse objetivos, hacer
preguntas adecuadas o tomar notas de forma apropiada. Con estas cosas tan sencillas
y que no cuesta mucho entrenar para hacerlas hábitos, cualquiera puede aumentar su
velocidad y comprensión de forma significativa.
En el fondo, todo está interconectado.
Podemos hablar largo y tendido acerca de cómo leer, pero si de verdad estás
interesado en el tema, te recomiendo que asistas a uno de mis seminarios online sobre
estrategias de lectura. También puedes participar en mi curso Lectura Ágil, en el cual
te enseñaré las mejores técnicas para acelerar tu velocidad de lectura, además de
profundizar en los temas de comprensión y aprendizaje..
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La concentración
¿Quién no ha leído durante 5 minutos de manera mecánica un texto sin ser capaz de
recordar nada?
Muchas personas asocian este problema a la comprensión lectora, pero normalmente
no es así. Es un problema de concentración en la lectura.
La concentración es uno de los procesos inconscientes de nuestro cerebro. No
podemos actuar directamente sobre ella para aumentarla o disminuirla. Depende de
factores internos, la genética, cansancio; y externos, ruido, situación, etc., para que
estemos concentrados o no.
Pero queda claro que una mayor concentración ayuda a mejorar la comprensión y
velocidad. Lo que podemos hacer es poner a la mente en disposición a concentrarse.
Uno de los problemas que muchas veces nos impiden tener la capacidad de
concentrarnos que desearíamos, es el hecho de tener múltiples pensamientos
en nuestra cabeza y no poder centrarnos en uno solo. Cuando esto pasa, nuestra
capacidad de concentración se reduce notablemente ya que nuestro cerebro no está
diseñado para poder concentrarse en múltiples tareas o pensamientos a la vez.
Por lo tanto, tan importante es adquirir una buena capacidad de concentración
como ser capaces de poder aplicar esa capacidad a hechos concretos y eliminar la
multiplicidad de pensamientos en nuestra mente.
Uno de los principales problemas a la hora de concentrarnos es el aburrimiento (no
tuyo, sino de tu cerebro). Si no ocupas tus funciones inconscientes con las técnicas
apropiadas, el cerebro las ocupará a su manera, pensando quizá en el partido del
domingo, en la lista de la compra de mañana o en la mosca que pasa volando. Por eso
yo siempre recomiendo para los problemas de concentración en la lectura, el acelerar
el ritmo de la misma. Si aprendemos a leer de manera ágil, nuestro cerebro estará más
cargado de trabajo y tendrá menos posibilidades de encontrar algo que lo distraiga.
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La técnica del marcador
Cuando un niño empieza a leer, ¿qué es una de las primeras cosas que instintivamente
realiza? Sí, alargar un dedo hacia la palabra que tocaba. Y, ¿qué ocurre conforme
creces? Que esa ayuda se castiga.
El marcador o guía es una técnica sumamente conocida que ha sido apartada durante
años por una razón meramente estética. Consiste únicamente en establecer un nexo
entre el cuerpo y la lectura; entre el ojo y el texto, permitiéndole al cerebro acelerar la
capacidad de absorción de información. De este modo no tarda tanto en enfocar, ya
que contamos con una guía que nos marca el camino. Además, proporciona un punto
de atención que ayuda en la concentración.
Puedes usar un dedo, un palillo chino, un bolígrafo o algo que nos ayude a centrar
la atención en las palabras y apuntar a lo que estamos leyendo. Es muy útil y ayuda
mucho más de lo que creemos. Además, conforme aumentas el ritmo con el que pasas
la guía por el texto, mejoras tu velocidad, reduces el número de fijaciones por segundo
y haces que tu cerebro se centre más. Todo en uno.
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Práctica
Busca un bolígrafo u objeto que te sirva. Guía tu lectura con este pasándolo por debajo
de los renglones conforme lees. Prueba a hacerlo durante un minuto a ritmo normal.
Después, cuenta tus palabras y empieza otro minuto moviendo la guía un poco más
rápido. Vuelve a contar las palabras para ver tu progreso.
Repite el ejercicio varias veces hasta que empieces a alcanzar un buen ritmo. Sin
embargo, he de advertirte que al principio te va a costar más comprender el texto, por
lo que te recomiendo empezar por algo que ya hayas leído con anterioridad.
Una vez cojas costumbre de hacerlo así, tu velocidad y comprensión se igualarán y no
tendrás esa sensación de no saber lo que estás leyendo.
Nota: practica este ejercicio de forma diaria durante
al menos 15 minutos.
Ten en cuenta que existen multitud de formas de aplicar el marcador, ya que cada
persona es diferente. Normalmente se coloca en la parte inferior de las palabras,
tratando de no obstaculizar la vista de las letras. Puedes probar a poner tu guía en
horizontal debajo del renglón, o en vertical haciendo saltos entre grupos de palabras.
Una de las que más me ha gustado siempre es la utilización de las dos manos para
la lectura. El principio es el mismo, servir de guía a la lectura. Para ello utilizamos
nuestra mano izquierda y su dedo corazón, con la palma abierta boca abajo sobre la
superficie del texto. En este punto, deberemos pensar cuál es la forma más adecuada
para nosotros. Podemos optar por poner el dedo debajo de dónde nos toca leer, que el
dedo vaya mostrando el texto mientras avanzamos por la línea o que vaya empujando
nuestra lectura.
En muchas ocasiones me preguntan si han de estar toda la vida leyendo con marcador,
a lo que yo respondo que no es obligatorio pero que si la campeona del mundo de
velocidad de lectura lo utiliza, por algo será.
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La voz interior
¿Estás leyendo esto en tu cabeza sin darte cuenta? No te preocupes, no eres el único.
La voz interior es algo común pero que frena nuestra velocidad de lectura y disminuye
nuestra concentración. ¿Por qué? Porque al repetir algo que nuestro cerebro ya ha
recibido, estamos impidiendo que avance más rápido.
Lo cierto es que es casi imposible eliminar este hábito al 100%, e incluso a veces puede
ser beneficioso. Pero no voy a entrar en detalles. Por ahora, quiero enseñarte un truco
muy sencillo que puedes aplicar incluso mientras lees este libro electrónico.
Práctica
Busca un bolígrafo u objeto que te sirva. Guía tu lectura con este pasándolo por debajo
de los renglones conforme lees. Prueba a hacerlo durante un minuto a ritmo normal.
Después, cuenta tus palabras y empieza otro minuto moviendo la guía un poco más
rápido. Vuelve a contar las palabras para ver tu progreso.
Repite el ejercicio varias veces hasta que empieces a alcanzar un buen ritmo. Sin
embargo, he de advertirte que al principio te va a costar más comprender el texto, por
lo que te recomiendo empezar por algo que ya hayas leído con anterioridad.
Una vez cojas costumbre de hacerlo así, tu velocidad y comprensión se igualarán y no
tendrás esa sensación de no saber lo que estás leyendo.
Nota: continúa leyendo este libro repitiendo alguna de las
palabras. Si ves que te frustra mucho, prueba a releer la
primera parte antes de continuar.
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Contar hasta el final
Este ejercicio es muy sencillo y te ayuda a trabajar tu concentración durante tareas no
tan agradables. Puedes hacerlo en cualquier lado sin necesidad de libro.
Práctica
Cuenta hasta 100 con la mente tratando de visualizar los números como si aparecieran
delante de ti. Si te equivocas o piensas en algo que no sea la cuenta, tienes que volver
a comenzar.
Si te resulta muy complicado hacerlo mentalmente, puedes usar un reloj que
disponga de una aguja para los segundos y de este modo concentrarte en ella, en
vez de imaginarlo. O puedes seguir tus respiraciones, contando un número con cada
inhalación y exhalación. Esta técnica se lleva usando mucho tiempo en el ámbito de la
meditación para que la atención no se disperse.
Ya que estamos centrándonos en la lectura, también quiero que aprendas uno para
el cual necesitamos un texto. Consistiría en contar mentalmente las palabras de los
párrafos. Contar las palabras con la cabeza, sin la ayuda del dedo ni del marcador.
Puesto que se trata de un ejercicio sumamente aburrido, a medida que lo realicemos,
nuestro cerebro se pondrá a pensar en otra cosa. En ese momento nos detendremos y
volveremos a comenzar, igual que con el anterior.
Nota: este ejercicio y el anterior son sumamente prácticos
para ser realizados previamente a cualquier actividad y te
permitirán mantenerte concentrado con más facilidad durante
períodos más prolongados.
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El Pomodoro
Acabo de comentar que los ejercicios pueden
proporcionarnos periodos de concentración más
prolongados, pero hemos de saber que estos no
son ilimitados.
La técnica del Pomodoro fue llamada así porque
quien la desarrolló, Francesco Cirillo, usaba un reloj
de cocina con forma de tomate, que en italiano
se le llama pomodoro. Esto surgió en los años 80
como un método de administración de tiempo que
más tarde se popularizó.
Esta técnica consiste en contabilizar el tiempo y pautar los momentos en los que debes
estar concentrado con periodos de descanso. Por lo general, nos cuesta mantener
el mismo nivel de atención durante más de 1 hora, por lo que es recomendable que
fijemos objetivos que estén dentro de este periodo o no se pasen mucho.
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Práctica
Con una alarma, ya sea en el móvil o de reloj, marca 25 minutos de estudio. Después,
descansa otros 5 antes de volver a la lectura. Durante el descanso, recomiendo hacer
cualquier actividad no relacionada con el libro o el ordenador: date un paseo por la
casa, habla con tu familia, refréscate el rostro, etc.
Por supuesto, después de varios intentos puedes ajustar el tiempo como mejor te
funcione. Quizá 25 minutos son pocos, o quizá muchos. Y quizá necesites descansar 7 o
10 en vez de 5.
Otra versión, en vez de con tiempo es por contenido. Esto es, márcate leer 5 capítulos
y después descansa 10 minutos. Todo depende de la longitud de estos, claro. De igual
modo que con el tiempo, al final debes averiguar aquello que mejor te funcione a ti.
Nota: el cerebro funciona muy bien a base de estímulos.
Podemos prometernos cosas que nos gusten cuando terminemos
media hora de lectura o realicemos un esfuerzo que merezca
ser recompensado. Por ejemplo, salir a tomar un café, echar un
vistazo en Facebook, etc.
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Lectura Ágil
Leer con un objetivo
Uno los métodos más efectivos para no perder la concentración y, por qué no, para
motivarnos durante la lectura, es leer con un objetivo. El cerebro es una máquina muy
potente con unas capacidades asombrosas. Una de ellas es ser capaz de centrarse
absolutamente en su objetivo y obviar todos los demás estímulos.
Los prestidigitadores y timadores llevan aprovechándose de esta habilidad durante los
últimos 3 siglos para divertir, pero también para atrapar incautos.
Si quieres un ejemplo más de esto, puedes echarle un vistazo a este vídeo donde se
hace una demostración con un juego de cartas.
Por ello, ten siempre presente y recapacita sobre tus objetivos de lectura. En los
momentos de flaqueza o poca concentración, es importante saber cuál es la razón por
la que estamos aprendiendo algo.
Práctica
Antes de empezar a leer, reflexiona concienzudamente por qué estás leyendo. Quizá
no sea algo que hacer con absolutamente todo, pero es bueno tenerlo en cuenta
cuando de verdad queremos sacarle el máximo partido a la lectura. Después, anota en
un papel el objetivo de la lectura. Tenlo al lado y revísalo cuando hagas descansos.
Nota: este ejercicio también ayuda notablemente a la
comprensión porque te estimula concentrarte en lo que es
vital para ti. Más adelante te enseño a combinarlo con otros
ejercicios para sacarle el máximo rendimiento.
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LA COMPRENSIÓN
Comprender es un proceso inherente de la lectura y por ello no es posible concebirla
sin comprensión. No importa qué clase de lectura estemos haciendo: Sobre un
texto, una partitura o las señales de tráfico. La única razón por la que leemos es
para comprender.
Si tratamos de reducirlo todo a su mínima expresión, comprender es la habilidad
para recuperar el significado de un texto o conjunto de símbolos. Pero esto sería
reduccionista, puesto que el proceso de comprender requiere una serie de habilidades
y conlleva una serie de connotaciones que esta definición no recoge.
El orden de los factores sí altera el significado
El proceso de comprender comienza en el momento en el cual conocemos los
significados de las agrupaciones de símbolos. Previamente a este momento, lo que
uno está haciendo es aprendiendo a leer y no importa tanto la comprensión de
la lectura.
Durante este primer paso hacia la comprensión, agrupamos los símbolos formando
entidades con significado propio y agrupaciones de agrupaciones de símbolos con
significados más complejos en función de un orden sintáctico.
Vamos a ver un ejemplo de lo que estoy diciendo con una frase sencilla. Estamos
mandando un WhatsApp a nuestra pareja y escribimos:
- Cariño, me gustaría solo ir al cine.
Con lo que nuestra pareja entenderá que no te apetece ir a cenar al restaurante que te
había comentado. Sin embargo si escribimos:
- Cariño, me gustaría ir solo al cine.
En este caso, nuestra pareja entenderá que no queremos ir con ella a ver la película. El
cambio ha sido únicamente la posición dos palabras (el acento diacrítico de la primera
frase, sólo, no es obligatorio para la RAE desde 2013 aunque yo no esté de acuerdo.)
Por ello, además de comprender el significado de las palabras hay que tener en cuenta
componentes estructurales y contextuales, la estructura gramatical, las características
sintácticas, etc.
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CI
ME
A
M
RI
EX
A
PE
I
EN
O
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El contexto y el patrón
I
D
M
NO
C
EN
CO
TA L
PATRÓN
Cuando leemos algo, automáticamente
lo comparamos con lo que ya tenemos
archivado en la memoria para darle algún
sentido. Estamos haciendo lo que se llama
asociaciones mentales.
Todas estas asociaciones mentales y
acumulaciones de conocimientos se
denominan patrón y ser consciente de
su uso en el proceso de comprensión es
una ayuda imprescindible para hacer una
correcta comprensión.
Vamos a poner un ejemplo muy claro
de qué es un patrón y cómo actúa en la
comprensión de los textos.
M
IE
NT
O
HAB
IL
ID
A
El procedimiento es en realidad muy sencillo. En primer lugar, se distribuyen
las piezas en distintos grupos dependiendo de su composición. Por supuesto,
en función del trabajo a realizar puede bastar con un solo montón. Si la falta de
instalaciones adecuadas le obliga a trasladarse, ese es el siguiente paso. En
caso contrario, la tarea se simplifica. Es importante no sobrecargarse. Es decir,
es preferible hacer pocas cosas a la vez antes que intentar hacer demasiadas.
A corto plazo esto puede parecer algo sin importancia, pero es fácil que surjan
complicaciones. Cualquier error puede costar muy caro. La manipulación de
los mecanismos apropiados debería de ser auto-explicativos, y no necesitamos
insistir en ellos aquí. Al principio el procedimiento puede ser laborioso. Sin
embargo, pronto será simplemente una faceta más en la vida cotidiana. Es difícil
prever en el futuro inmediato el cese definitivo de la necesidad de este trabajo,
aunque nunca puede afirmarse algo así.
¿Hemos entendido algo? No hay palabras complejas ni oraciones difíciles de entender;
únicamente no hemos podido aplicar el patrón al texto porque desconocemos algo tan
sencillo como es el contexto de este.
¿Qué pasaría si lo leyerais sabiendo que el título es ‘Instrucciones para hacer
la colada’? Si realizamos una relectura del mismo sabiendo de qué habla el
texto, podremos activar nuestro patrón, hacer las asociaciones necesarias y
comprenderlo completamente.
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El contexto activa estas asociaciones / patrones que ayudan a completar la
comprensión de un texto, palabra o párrafo. Por eso es muy importante saber cosas
adicionales sobre lo que vamos a leer. Obviamente, no vas a tener tantos problemas
para entenderlo pero sí que vas a estar perdiendo información valiosa y útil.
Práctica
Para solucionar este problema sólo tienes que informarte sobre el orígen del texto,
el autor y todo lo que concierne a este. Sé que a veces es algo trabajoso, pero la
mayoría de los libros incluyen una página de biografía que debería servir de base para
comenzar a indagar. Sino, una rápida busca en Google sería suficiente.
Piensa que toda esa información es un pilar sustancial para la comprensión de
mucha información que el autor va a compartir contigo. Ese trabajo extra, también te
va a condicionar a que le prestes mucha más atención al texto y busques detalles
relevantes que antes habrían pasado desapercibidos.
Nota: apunta
practicaalgunos
este ejercicio
rasgosdeimportantes
forma diaria
junto
durante
a tu
al menos 15
propósito
para
minutos.
tenerlos en cuenta.
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Vocabulario
MÁS
VOCABULARIO
MEJOR
COMPRENSIÓN
MÁS CAPACIDAD
PARA ADQUIRIR
NUEVO
VOCABULARIO
La existencia de un vocabulario rico
y cohesionado es importante para la
comprensión, aunque esto no sea exclusivo.
Beneficia notablemente a la comprensión
pues al comprender los conceptos del
texto, podemos relacionarlos con nuestros
conocimientos previos y así hacer deducciones
sobre el significado global del texto.
A parte del vocabulario que nos aportan
la familia y los amigos, si no leemos, sólo
la televisión nos da la oportunidad de
seguir mejorando nuestro vocabulario, y
todos sabemos el nivel cultural que aporta
la televisión.
Por ello, vamos a reforzar nuestro léxico mediante un par de ejercicios que puedes
aplicar en tu vida diaria.
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Práctica
El primero es un ejercicio sencillo con un diccionario. Consiste en ir aprendiendo 5
palabras todos los días, tratando de usarlas en las conversaciones de esa jornada.
Sólo 5 palabras al día son más de 1500 en 1 año y si tenemos en cuenta que el
vocabulario pasivo, es decir, aquellas palabras que conocemos pero que no usamos
necesariamente, pueden perfectamente no superar las 10.000 palabras, se trata de
una gran suma de palabras nuevas.
El segundo ejercicio a realizar se aplica sobre el texto. Cuando estés leyendo, oblígate
a averiguar palabras por el contexto en vez de saltárselas o buscar su significado. El
contexto, como ya hemos mencionado antes, es algo muy importante siempre que
encontramos palabras desconocidas. Si prestamos atención, muchas veces podemos
hacernos una buena idea sobre lo que significan sin necesidad de mirarlo en un
diccionario. Esto trabaja nuestra capacidad de comprensión y aprendizaje.
Siempre puedes hacer una marca o apuntarlas y comparar tu suposición con la
definición real. De este modo vamos a afrontar un mayor reto y será más fácil que
recordemos la palabra.
Nota: este ejercicio entra en conflicto con concentración.
Dependiendo de qué estés practicando ese día, te
recomiendo que te centres o en tu vocabulario o en tu
velocidad de lectura y concentración.
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Lectura Ágil
Las preguntas de comprensión
Antes ya he mencionado que el propósito es muy importante. Pero también lo es
encontrar las partes importantes de lo que estamos leyendo. Eso, junto al propósito de
nuestra lectura y el contexto, hará que nuestro tiempo invertido valga mucho más.
Lo que deberemos plantearnos es hacer preguntas con las que separar la información
importante para que nos sea más fácil clasificarla dentro de nuestro patrón y
compararla con conocimientos previos. Estas preguntas de comprensión son
conocidas por todo el mundo, pero rara vez son tenidas en cuenta a la hora de leer.
• ¿Qué?
• ¿Quién?
• ¿Cuándo?
• ¿Dónde?
• ¿Cómo?
• ¿Por qué?
Son tan importantes que si durante la lectura de un libro soy capaz de identificar
las partes en las cuales se contestan estas preguntas y no leo el resto de los textos,
me diferenciaría únicamente de una persona que leyó todas las letras en que yo
he tardado mucho menos en aprender lo mismo. Por tanto, a medida que leemos
debemos estar centrados en obtener respuestas a estas preguntas sin importarnos si
son referidas a la obra completa, un capítulo o un simple párrafo o sección. Todas las
partes de un texto son susceptibles de ser cuestionadas.
Práctica
Primero, dependiendo del texto y tu propósito, anota aquellas preguntas que sean más
de tu interés. No es lo mismo estar estudiando para un examen que leer meramente
por placer. Pero si de verdad quieres retener la información y aumentar tu comprensión
de la lectura, anota cada vez que des con la respuesta a una de estas preguntas.
Nota: este es un muy buen ejercicio de comprensión,
pero conlleva más trabajo. Se combina muy bien con
las técnicas de toma de notas y hacer resúmenes que
normalmente enseñan en clase.
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Eliminar lo innecesario
Para cuestionar correctamente el texto y extraer sólo la información que nos es
relevante, deberemos saber que las frases, capítulos y obras también tienen un patrón.
Piensa que la persona que lo escribió se basó en el suyo propio para crear la obra. Esto
significa que hay partes más importantes y otras meramente anécdotas.
Luna Sanz señala que las palabras relevantes “son las que designan conceptos clave
en el texto: suelen repetirse varias veces, ocupan lugares eminentes en el texto y
pueden estar marcadas con señales distintivas (tipografía, mayúscula, etc.)”1
Uno de los procedimientos a los que podemos recurrir para determinar lo que es
relevante, es guiarnos por algunas palabras que sirven de señales y explican cómo
transcurre el texto. Son los llamados conectores, marcadores u organizadores
del discurso que “sirven para unir oraciones o párrafos, poniendo en relación los
contenidos del texto entre sí, o reforzando las relaciones entre autor, lector y texto, o
ambas a la vez.”2
De este modo, podemos proceder a la eliminación de la información accidental,
irrelevante o redundante.
1 CASSANY, D.; LUNA, M. y SANZ, G.: op. cit., pág. 239.
2 REYES, Graciela: Cómo escribir en español. Manual de redacción, Madrid, Arcos Libros, 1999, págs. 137-138
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Lectura Ágil
Práctica
Hace unas cuantas líneas hablamos por encima de la voz interior, uno de los temas
que tratamos en el curso Lectura Ágil con extensión. Comentamos que es uno de los
grandes frenos que actúa en nuestra contra para acelerar nuestra velocidad de lectura.
Ahora que somos capaces de identificar las palabras claves de un texto, podemos
tratar de minimizar nuestra voz interior con ello.
Vamos a hacer un pequeño ejercicio consistente en no pronunciar con nuestra voz
interior las palabras que no son importantes en una frase. Por ejemplo, digamos
que estás leyendo un texto que dice: “El niño saltó la valla.” Para minimizar la
subvocalización, sólo deberías decir en tu cabeza, “niño saltó valla,” tres palabras en
lugar de cinco palabras en la frase.
Se trata de un ejercicio que tendrás que repetir varias veces para hacerlo bien, pero a
medida que ganes soltura, podrás intentarlo sólo con párrafos y así consecutivamente
hasta llegar a realizar resúmenes y esquemas mentales a medida que estás leyendo.
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Lectura con los sentidos
Ahora que somos capaces de identificación de las partes más importantes de un
texto, debemos centrarnos en la manera en que tratamos de comprender para poder
memorizar cosas de forma mucho más fácil.
Siempre se dice que una imagen vale más que mil palabras y seguro que hemos oído
alguna vez que somos animales sumamente visuales, vamos a aprovecharnos de ello.
Práctica
A medida que vayas leyendo las palabras, trata de imaginarlas visualmente en tu
cabeza realizando una película de lo que estás leyendo y que refleje lo más fielmente
lo que lees. Vamos a hacer un pequeño test para enseñarte cómo se hace: Trata de
visualizarlo todo.
Primero, estás en tu cocina. Te acercas al cajón de los cubiertos y buscas un
cuchillo. Ese que es el único que corta bien. Lo pones en la encimera, sobre la
tabla de cortar. Vas a la nevera y en el cajón de las verduras hay limones. Sacas
uno y lo colocas sobre la tabla. Usas el cuchillo para cortarlo transversalmente
por la parte más larga. Luego una de las dos mitades la vuelves a cortar por
la parte larga. Uno de los dos cuartos que te quedan lo metes en la boca y lo
saboreas…
¡A qué estás salivando! La imaginación puede ser una herramienta poderosa para
comprender y recordar datos e historias y no solo visualmente. La memoria auditiva es
un mecanismo mnemotécnico muy utilizado para aprender listas como por ejemplo,
el abecedario en los niños. Por tanto, si lo que estás leyendo te sugiere algo auditivo,
libera tu imaginación.
Se trata de un proceso de asimilación tan potente que tu cerebro actúa como si fuera
real. Y eso lo puedes hacer con cualquier tipo de aprendizaje. Obviamente no va a ser
algo aplicable a todo, pero imagina que estás leyendo sobre una batalla de la segunda
guerra mundial.
De ahora en adelante, cuando creas que es viable, trata de leer imaginando el ruido de
las baterías antiaéreas. Sentir el picor del humo de la pólvora en tus ojos y nariz, etc. De
esta manera tu cerebro clasificará la información no sólo mediante palabras, sino con
refuerzos sensoriales.
Es una técnica algo complicada de adquirir, pero si junto a tu propósito meditas
unos segundos para hacer el esfuerzo de imaginar, poco a poco se hará un
hábito automático.
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Lectura Ágil
Preparando la lectura
Uno de los errores más comunes que afectan a la comprensión es no preparar
las lecturas. Esto no es únicamente referido a la temática o los conocimientos del
patrón, de los que ya hemos hablado, sino que afecta también al lugar y el momento
del aprendizaje.
Mucha gente comete el error de intentar que su periodo de aprendizaje sea lo último
que realiza durante el día, justo después de una dura jornada laboral o de un día de
estrés y cansancio. Es un error muy común, pero luego no deberíamos sorprendernos
si nuestra capacidad de concentración está por los suelos y nuestra retención deja
mucho que desear.
Práctica
Encuentra un momento en tu horario que sea lo más propicio posible para esta tarea.
Resérvalo de modo que nadie te vaya a interrumpir para poder concentrarte lo máximo
posible. Yo siempre recomiendo hacerlo por la mañana; cuanto más temprano es,
nuestro cerebro está más despejado y no hemos gastado nuestra energía mental
del día.
Prepara bien el lugar de estudio. Algunos de los errores que cometemos al
comprender los textos es posible solucionarlos simplemente con un buen lugar de
lectura. Si estamos poco habituados a leer, lo mejor es que busquemos una mesa y
una silla en una habitación bien iluminada. Da igual que la luz sea natural o artificial.
Limpiamos la mesa de posibles distracciones y dejamos únicamente al alcance los
utensilios que vamos a necesitar para la lectura.
Aprovecha este momento para poner la alarma si vas a usar la técnica del pomodoro, y
para hacerte con una guía con la que seguir tu lectura.
Una vez acordado el lugar y la hora, destina tus primeros esfuerzos en saber lo que
vas a hacer. Piensa en tus objetivos, recapacita sobre lo que pretendes conseguir
y anótalos.
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Lectura Ágil
Práctica 2
Si es la primera vez que te enfrentas a este texto, tómate un tiempo para indagar
sobre el autor: quién es, a qué se dedica, qué otras obras tiene, etc. Todos estos
datos te permiten asumir que el autor está hablando contigo a través de la obra. Esta
información suele aparecer en el libro, en las páginas interiores o en la portada y
contraportada, pero también podemos consultar internet.
También, familiarízate con la obra en físico: Cómo está dividida, qué imágenes o
gráficos tiene, cuántas notas, introducción, etc. Para ello, lo que debes hacer es ojear el
libro 5-10 segundos por página, observándolo todo, desde el índice hasta las notas.
Ahora ya estás listo para empezar.
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Lectura Ágil
LA MEMORIA
Ya hemos leído y comprendido aquello que pretendíamos aprender. Ahora toca hablar
de la memoria, el último proceso del aprendizaje.
La memoria es el proceso cerebral que se ocupa de la retención y el recuerdo. Se trata,
al igual que comentamos sobre la concentración, de un proceso subconsciente sobre
el que sólo podemos influir pero no modificar su funcionamiento.
En numerosas ocasiones nos referimos a ella como una cosa. Tener buena o
mala memoria es un ejemplo de ello. Sin embargo, la memoria es un conjunto de
sistemas que se encargan de asociar los recuerdos, por lo que no se tiene buena
o mala memoria sino que se tienen buenas o malas asociaciones. Memorizar es un
automatismo que es imposible evitar. Siempre estamos memorizando y en muchas
ocasiones nos asaltan recuerdos que teníamos olvidados gracias a un estímulo externo
como un olor, una situación, etc.
El símil más parecido que se me ocurre es el de un ordenador. Tú siempre puedes
guardar un documento, pero si no sabes dónde lo has hecho ni cómo se llama, cuando
sea necesario recuperarlo no vas a poder.
Las condiciones básicas para una buena memorización son:
La intensidad de la impresión. Esto es muy fácil de entender si recordamos
situaciones vividas en nuestra vida. Cuanto más nos estimularon, para mal o para bien,
durante más tiempo nos acompañan.
La asociación correcta de ideas, pues es la condición sin equanom para poder
recuperar los recuerdos.
La repetición. La importancia de los repasos no es ninguna banalidad, si no, que le
pregunten a un estudiante.
Es difícil influir en la intensidad de un recuerdo, pero sí que podemos aplicar un
pequeño truco que enlaza la lectura con los sentidos, de lo que hablábamos antes.
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Asociaciones Inverosímiles
El funcionamiento de la memoria, tal y como te he explicado, requiere de un
mecanismo para poder rescatar los recuerdos del cerebro. Para ello, vamos a tratar de
influir en la intensidad del recuerdo mediante la realización de un juego visual, tratando
de aprovecharnos de las asociaciones de la memoria.
El principio que rige toda la técnica es sencillo. Se trata de hacer asociaciones
mentales en las que lo inverosímil de la misma sea el mecanismo de recuperación
del recuerdo.
Práctica
Imagínate que tienes que recordar una lista de palabras, como por ejemplo la lista de
la compra:
Patatas, huevos, harina, agua, queso.
Para acordarme de ella yo pensaría, por ejemplo, en un gato dando patadas a una
patata mientras hace malabares con un huevo. A la vez, le cae harina en forma de nieve
por encima. Como no puede ver, se le cae el huevo en la cabeza y tiene que ir a una
fuente a lavarse con agua. Mientras lo hace, pasa un ratón con un trozo de queso entre
los dientes.
Toda esta escena, tenemos que ser capaces de visualizarla en nuestra mente de la
misma manera que si estamos viendo la televisión. Cuanto más visual y extraño es el
recuerdo, más fácil nos resultará recuperarlo.
Prueba a inventar una historia para la siguiente lista: libro, fregona, balón,
rotuladores, taza.
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Lectura Ágil
Práctica 2
Si las palabras son términos o nombres, la asociación funciona de la misma manera,
pero tienes que buscar una imagen asociada a la palabra. Por ejemplo, presidentes de
la Argentina desde la dictadura:
Alfonsín, Menem, De la Rua, Puerta, Saa, Caamaño, Kirchner.
La asociación inverosímil puede ser una habitación cubierta de alfombras por todas
partes, paredes inclusive, donde un menor le dice a su madre que quiere salir a la calle.
Mientras su madre le dice que no puede, que detrás de esa puerta está lloviendo. Es
mejor que monte en el caballo de juguete de la cocina.
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Lectura Ágil
Ejercicio de memoria
Para hacer las asociaciones más eficientes y poder recordar lo que sea necesario en el
momento oportuno, deberemos ser muy hábiles a la hora de sacar las conclusiones,
realizar las preguntas de comprensión y aplicar nuestro patrón.
Lamentablemente, algunos no somos capaces de realizar este proceso a medida
que leemos. Para ello vamos a hacer un ejercicios con el que practicar este proceso
fundamental del aprendizaje.
Práctica
Para este ejercicio, leemos un párrafo e inmediatamente después apuntamos algunas
notas breves, palabras clave o las ideas principales de lo que acabamos de leer. A
continuación, procedemos a leer el párrafo siguiente y hacemos lo mismo. Siguiendo
con el ejercicio durante 10 minutos.
Al principio, puede ser un poco difícil recordar algunos de los pasajes e incluso puede
parecer un poco tedioso hacerlo después de cada párrafo.
Sin embargo, a medida que avanzamos se vuelve más fácil ya que nuestra mente se
adapta y se condiciona a este ejercicio de recuperación instantánea.
Después de una semana de práctica, ya no tendremos que tomar las notas físicamente.
No obstante, seguiremos practicando otra semana más durante 10 minutos al día
con el ejercicio, esta vez haciendo una breve pausa después de cada párrafo para
recordarlo en la cabeza.
Una variación de este ejercicio es leer dos, luego tres o más párrafos, y tomar notas
para ver cuánto podemos recordar.
De este modo aumentamos la cantidad de información para ponernos a prueba.
Después de unas semanas, te sorprenderás con tus habilidades para recordar y
comprender que has adquirido con este sencillo ejercicio.
Si combinas este ejercicio con el control de la voz interior que practicamos en el curso
Lectura Ágil que ya te he comentado anteriormente, te convertirás en una increíble
esponja de conocimiento.
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Mapas mentales
Los mapas mentales son una excelente manera de ayudarte a recordar ideas,
conceptos, detalles y tu relación con los demás de una manera rápida y fácil. Utiliza
este método en adición al sistema regular de toma de notas, como una especie de
cuadro grande, “ojo de pájaro”, enfocando la vista en los conceptos principales de un
artículo, capítulo o segmento de material de lectura.
Mira este vídeo sobre diferentes técnicas de aprendizaje organizadas en un mapa
mental. Esto ayuda a clasificar la información visualmente.
Nuestro cerebro utiliza un proceso llamado reconocimiento de patrones que ayuda a
desencadenar recuerdos recientes. Por ejemplo, el olor a turrones nos recuerda a la
navidad o el olor a bizcocho recién hecho a la receta de nuestra abuela.
Cada burbuja de pensamiento en un mapa mental constituye una idea que a su vez
conduce a la idea activa y otras ideas relacionadas con ella.
Los mapas mentales son fáciles de hacer ya que son, más bien, informales y no
requieren tanto tiempo como tomar notas detalladas.
Además se pueden hacer casi en cualquier lugar. Los mapas mentales se pueden
hacer en trozos de papel, cuadernos de notas o con un software online. Buenas
herramientas para hacer tus mapas mentales online son MindMeister o Cmap.
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Lectura Ágil
Práctica
Fíjate en la imagen y en cómo se distribuye un mapa mental. Es un poco caótico, pero
piensa que cada persona lo hace diferente. Ahora, ve a buscar un libro de no-ficción y
lee el primer capítulo. Toma las notas que creas necesarias y elabora tu propio mapa
mental sobre ello.
Anota la idea principal en el centro. Después, añade ramificaciones con ideas o
palabras que deriven de esta, y sigue añadiendo para recopilar la información y
organizarla a tu gusto.
El aprendizaje distribuído
Un artículo reciente, publicado en la revista Psychological Science in the Public
Interest3 , habla sobre las distintas técnicas que usamos para aprender y saca una serie
de conclusiones más que interesantes sobre nuestra forma de hacerlo.
Tenemos que tener en cuenta que todos tenemos nuestro propio estilo de aprendizaje.
La evidencia sugiere que porque una técnica funcione (o no) para algunas personas,
no significa necesariamente que vaya a funcionar bien (o no) con otras. Por eso en esta
guía estamos ofreciendo tantas como conocemos, para que puedas aplicarlas a tu
gusto y ver cuáles te funcionan mejor.
Una de las técnicas que mejores resultados dio fue la que tuvo en cuenta la
distribución de la carga de trabajo. La investigación ha encontrado que el nivel óptimo
de distribución de las sesiones de aprendizaje es del 10-20% del total de tiempo que
necesita algo para ser recordado.
Así que, si quieres recordar algo durante un año, lo debes estudiar por lo menos cada
mes. Si quieres recordarlo durante cinco años, el espacio de tu aprendizaje debería
ser cada seis a doce meses. Del mismo modo, si quieres recordar algo durante una
semana, deberías espaciar tu aprendizaje entre 12-24 horas de diferencia.
El estudio también sugiere que la forma en que administramos la información para
aprender resulta más eficiente cuando intercalamos y distribuimos el material de
manera que los bloques a aprender no son continuos e intensivos. Esto quiere decir
que los cambios de actividad ayudan al cerebro a recordar y aprender mejor. Esto tiene
mucho que ver con la técnica del pomodoro que te he explicado anteriormente.
3 http://psi.sagepub.com/content/14/1/4.full?ijkey=Z10jaVH/60XQM&keytype=ref&siteid=sppsi
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Lectura Ágil
CONCLUSIONES
Aprender se compone de muchos factores y está muy influenciado por cómo lo
hacemos. Después de todo, es un acto complejo que realiza nuestro cerebro, y
que para cada persona es independiente y personal. Por lo tanto, hay técnicas que
funcionan mejor que otras, dependiendo de la edad, las circunstancias y muchas
otras cosas.
En este documento he intentado resumir primero las bases del aprendizaje para que
seas consciente de cómo funciona y cómo se puede abordar. El conocimiento es
básico, y he querido equiparte con las claves que considero necesarias presentándolas
de forma que sean sencillas de aplicar. Por supuesto, no espero que todas se adecuen
a ti porque es imposible escribir para todo el mundo.
Después de todo, no te conozco pero he intentado que este libro sea útil y llevadero
para cualquiera. Tampoco puedo sentarme contigo a estudiar y a mejorar tu
concentración y memoria, por eso te recomiendo que selecciones aquello que te
resulte más fácil y empieces por ahí.
Pregúntate, ¿quieres mejorar tu memoria o tu concentración? ¿Prefieres crear
primero un hábito de lectura cada día o sería más útil aprender a memorizar mejor
el conocimiento?
Todas esas preguntas debes responderlas tú y actuar en consecuencia.
Este documento siempre va a estar a tu disposición y hay mucho conocimiento que
aplicar, por lo que puedes volver a él cuando lo necesites. Se trata de que seas capaz
de establecer cuál es tu forma de aprender y de que sepas cuáles son algunas de las
maneras más eficientes que se conocen.
Si realmente quieres ayuda personalizada para mejorar tu velocidad de lectura y
aprendizaje, entonces el siguiente paso es mi curso Lectura Ágil. Si te interesa, en este
enlace encuentras más información.
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