Oftalmologia - Vol. 35: pp.269-272 Comunicações Curtas e Casos Clínicos Enfermedad de Graves - Variantes Terapéuticas: A Propósito de Un Caso Ana Vanesa Ferreiro1; Alberto Ollero Lorenzo1; María Helena Mendes2 Licenciados en Medicina y Cirugía; Especialistas en Oftalmología Miembros de la Sociedad Gallega y Española de Oftalmología 2 Técnica de Ortóptica Servicio de Oftalmología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo 1 Ana Vanesa Sánchez Ferreiro Avenida de Lugo nº 159 Melide (A Coruña) 15800 [email protected] RESUMEN Objetivo/Métodos: Se presenta el caso de una oftalmopatía tiroidea y el abordaje terapéutico llevado a cabo de la misma, discutiendo las diversas variantes terapéuticas que se pueden aplicar en esta enfermedad. Conclusiones: La oftalmopatía tiroidea es una enfermedad inflamatoria de etiología autoinmune, donde podemos realizar diversos tratamientos desde tratamiento médico a quirúrgico; del estrabismo, que en algunos casos existe o según el grado de oftalmopatía tiroidea, podemos realizar cirugía descomprensiva. Palabras-clave Enfermedad inflamatoria, etiología autoinmune, tratamiento médico o quirúrgico. Graves’ disease therapeutic alternatives: A report of a case ABSTRACT Objective/Methods: A case of thyroid ophthalmopathy and therapeutic approach carried out in the same, discussing the various therapeutic alternatives that can be applied in this disease. Conclusions: Thyroid ophthalmopathy is an inflammatory disease of autoimmune etiology, we can perform various treatments from medical to surgical treatment of strabismus, which in some cases is generated or by the degree of thyroid ophthalmopathy, we can perform surgery descomprensiva. Key-words Inflammatory disease, autoimmune etiology, medical or surgical treatment. Vol. 35 - Nº 3 - Julho-Setembro 2011 | 269 Ana Vanesa Sánchez Ferreiro; Alberto Ollero Lorenzo; María Helena Pereira Pardelinha Vieira Mendes INTRODUCCIÓN En 1773 D e Saint Yves es el primer cirujano oftalmólogo que hace referencia a la oftalmopatía tiroidea y en 1786 Parry describe, la asociación entre bocio y oftalmopatía. Graves publica tres casos de mujeres con exoftalmos y bocio en el año 1835 y en 1940 y Basedow plantea la estrecha relación entre exoftalmia y las anomalías tiroideas1-3. La enfermedad de Graves es más frecuente en el sexo femenino, con una proporción de 5:1. Se han utilizado una gran variedad de términos para describir los hallazgos oftalmológicos que ocurren en los pacientes con enfermedades tiroideas y no existe un acuerdo internacional sobre el término ideal. Los más utilizados son los siguientes: oftalmopatía de Graves, oftalmopatía infiltrativa, enfermedad ocular tiroidea, oftalmopatía u orbitopatía tiroidea, orbitopatía distiroidea y exoftalmos endocrino y maligno1-3. La oftalmopatía tiroidea ocurre además, en el curso de la tiroiditis de Hashimoto, el carcinoma tiroideo, el hipertiroidismo primario y durante la radioterapia del cuello, por lo que se ha preferido utilizar el término orbitopatía u oftalmopatía tiroidea. En estas enfermedades se producen las mismas manifestaciones oculares y orbitarias que en la enfermedad de Graves1-3. Esta oftalmopatía, debilita el sistema visual y altera la calidad de vida de los afectados. Es un enfermedad inflamatoria crónica y a veces subaguda que se caracteriza por exoftalmos bilateral, en mayor parte de los casos, además de la retracción palpebral, edema, diplopía, úlceras cornéales, hipertensión ocular y neuropatía óptica. Representa un proceso autoinmune órgano específico, de instalación lenta que puede tener curso fluctuante antes de estabilizarse o auto resolverse y puede durar entre seis meses y varios años4. El mecanismo fisiopatogénico de esta entidad es complejo: los linfocitos T autorreactivos que reconocen a un antígeno común al tiroides y a la órbita segregan citoquinas, las cuales estimulan a los fibroblastos para sintetizar glicosaminoglicanos, el cual atrae líquido para producir edema periorbitario y muscular lo que causa la exoftalmia. La reacción inflamatoria de estos tejidos es la causa del conflicto entre contenido y continente de la cavidad orbitaria y es la responsable de los síntomas que se encuentran en estos pacientes, como son la sensación de presión en la órbita, lagrimeo, escozor e inyección palpebral, alteración de la motilidad, congestión venosa y neuropatía óptica comprensiva en los casos más severos. Se conoce que los pacientes con niveles elevados de anticuerpos contra los receptores de la TSH, desarrollan una oftalmopatía más severa y se cree, que estos son los responsables de que se mantenga el proceso autoinmune a nivel ocular, aún después de compensada la enfermedad sistémica. Recientes investigaciones, en la clínica Mayo de Rochester, prueban que la terapia génica, logra disminuir dramáticamente el proceso inflamatorio de esta enfermedad, a expensas de la reducción y control de la expresión del gen1-4. 270 | Revista da Sociedade Portuguesa de Oftalmologia La oftalmopatía tiroidea se puede clasificar en tres grupos, según Pérez Moreiras y otros, basada en la clínica del paciente. Por ser de gran utilidad práctica además de reflejar el estado clínico y el grado de actividad de la enfermedad, se decidió aplicar esta clasificación como guía terapéutica 1-3. A continuación los tres grados de severidad de la oftalmopatía. La oftalmopatía tiroidea incipiente, corresponde a los casos con pocos síntomas y signos, con ausencia de inflamación, pequeña retracción palpebral y exoftalmía mínima, sin patología muscular y visión normal. La oftalmopatía tiroidea media y moderada, presenta retracción palpebral de 2-3 mm, exoftalmos moderado (20-23mm) diplopía, queratopatía por exposición y puede haber déficit visual ligero (0,5) por pequeña comprensión del nervio, con signos de neuropatía óptica subclínica. La oftalmopatía severa se caracteriza por el exoftalmos marcado (24mm o más) gran retracción palpebral (4 mm o más), alteraciones musculares con diplopía, hipertrofia grasa, sufrimiento corneal y déficit visual por debajo de 0,5 por la presencia de neuropatía óptica1-4. El síndrome compresivo del ápex orbitario, es un cuadro severo, al que afortunadamente llega un número mínimo de pacientes, no suelen tener gran exoftalmia, debido a la resistencia del septum orbitario a desarrollar la proptosis. En estos casos, predomina el engrosamiento de los músculos en el vértice de la órbita, los cuales alcanzan hasta 7 veces su tamaño normal, por lo que comprimen el nervio óptico. La agudeza visual esta muy afectada, con déficit marcado de la visión de color y escotomas cecocentrales en el campo visual5-7. CASO CLÍNICO A continuación presentamos el caso clínico de un varón con oftalmopatía tiroidea (fig. 1-6) y las diferentes medidas terapéuticas utilizadas en este caso y variantes terapéuticas aplicadas en otros. El paciente, y el resto de pacientes que presentan esta enfermedad son atendidos por un grupo multidisciplinario, integrado por un endocrinólogo, que estudia; las hormonas tiroideas e hipofisarias (T3, T4, TSH), por un radiólogo que realiza (Tomografías axiales computerizadas, resonancia magnética nuclear y ultrasonidos) de órbita y tiroides y por un oftalmólogo que evalúa la enfermedad ocular. El estudio oftalmológico fue completo, antes y después del tratamiento, incluyendo motilidad ocular y medida del exoftalmos, con el exoftalmómetro de Hertel. Se debe estudiar el grado de retracción palpebral, se mide teniendo en cuenta que en un sujeto normal la zona del limbo corneal correspondiente a las doce horas, esta normalmente cubierta 1 mm por el párpado superior, a partir de este límite, se mide la cantidad de mm que se había retraído el párpado. En el inferior se miden los mm de retracción a partir de la hora 6, donde el párpado contacta con el limbo en el sujeto sano. Hacemos siempre un estudio del fondo de Enfermedad de Graves - Variantes Terapéuticas: A Propósito de Un Caso ojo para descartar una sospecha de neuropatía comprensiva, alteraciones precoces de la capa de fibras nerviosas de la retina, además del estudio del campo visual. Se estudia el grado de actividad clínica de la enfermedad según los criterios de Mouritz y otros, por la presencia o no de síntomas y signos como dolor o sensación de presión orbitaria, hinchazón de la carúncula, edema palpebral, quemosis e hiperemia conjuntival, alteración de la motilidad ocular1-3 (fig. 1-6). Nuestro caso se trata de un paciente varón hipertiroideo con un grado intenso de oftalmopatía tiroidea, con inicio de afectación visual, retracción palpebral, proptosis y limitación de la motilidad ocular unilateral. Se trató, mediante fármacos que inhiben la producción de las hormonas tiroideas; a nivel ocular se trata mediante lágrimas artificiales, altas dosis de tratamiento esteroideo, comenzando mediante un gramo diario de metilprednisolona endovenosa por tres días e inmunosupresores, además de cirugía del estrabismo restrictivo y cirugía descomprensiva de la órbita evolucionando favorablemente4-7. En los casos moderados y con actividad inflamatoria, además de las medidas anteriores, se utiliza tratamiento esteroideo e incluso tratamiento inmunosupresor como la Azatioprina y Ciclosporina por vía oral, en los casos que no evolucionan favorablemente se recurre a la cirugía descomprensiva. En los casos graves, se utilizan dosis altas de esteroides e inmunosupresores, y se recurre a la cirugía descomprensiva orbitaría. CONCLUSIONES La mayor parte de los pacientes que presentan oftalmopatía tiroidea suelen acudir a la consulta antes del año de evolución. Los pacientes que presentan oftalmopatía tiroidea de grado ligero suelen ser tratados mediante lágrimas artificiales, que suelen ser de tipo denso y ponemos gafas oscuras para protección del globo ocular, en los casos en que existe dificultad en el cierre palpebral se ocluyen los párpados, para dormir5-7. Fig. 2 | Limitación de la abdución del ojo derecho, con desviación inferior del mismo Fig. 1 | Paciente en posición primaria de la mirada, donde se evidencia una clara desviación del ojo derecho. Fig. 3 | Limitación total de la elevación del ojo derecho. Vol. 35 - Nº 3 - Julho-Setembro 2011 | 271 Ana Vanesa Sánchez Ferreiro; Alberto Ollero Lorenzo; María Helena Pereira Pardelinha Vieira Mendes Fig. 4 | Limitación de la aducción y elevación del ojo derecho. Fig. 6 | Dificultad de la mirada hacia abajo y hacia fuera. inflamatorio orbitario. La terapéutica con Octreotide ha sido eficaz en muchos casos5-7. Además en aquellos casos que halla afectación tiroidea se debe pautar fármacos que producen la inhibición de las hormonas tiroideas. Nuestra labor fundamental es controlar la progresión de la enfermedad, tratar precozmente los signos de actividad inflamatoria y evitar que progrese a un cuadro más severo. BIBLIOGRAFÍA Fig. 5 | Dificultad de la mirada hacia abajo. En los casos que se presente síndrome de comprensión del ápex, se procede a cirugía descomprensiva rápidamente5-7. Hoy en día en casos seleccionados también se está utilizando la radioterapia. Diversas publicaciones plantean que los tratamientos anteriores descritos son efectivos, y que además se deben dirigir los esfuerzos al estudio de los marcadores genéticos; como el gen FRP-1 y otros que permitan detectar precozmente la enfermedad y prevenir el desarrollo del proceso 272 | Revista da Sociedade Portuguesa de Oftalmologia 1. Pérez Moreiras JV, Prada Sánchez MC. Oftalmopatía tiroidea. Salamanca: Sociedad española de oftalmología; 1995 2. Pérez Moreiras JV, Prada Sánchez MC. Oftalmopatía distiroidea. Barcelona: Edika Médica; 1997 3. Pérez Moreiras JV, Prada Sánchez C, Coloma J Prats J , Adenis JP, Rodríguez F, Pérez E, Oftalmopatía distiroidea. En Pérez Moreiras JV, Prada Sánchez C. Patología Orbitaria, Tomo II. Barcelona: Edika Med; 2002, p.1-48. 4. Tucker S, Tucker Tucker N, Linberg JV. Diseases of the orbit En Duane´s Ofthalmology 5. Nader N. Researcher seek therapies to address the roots of thyroid eye diseases, . 2003 1-12 6. Burde RM Savino PJ Trobe JD. Proptosis and anexal masses. En burde RM, Savino PJ Trobe JD. Clinical Decisión in Neuroofthalmology. Sant Louis. The C.V .Mosby Company. 1985. p 275-300. 7. Hedges T Friedman D, Horton J Newman S, Strip G, Kay M, Basic and Clinical American Academy of ofthalmology. 2000-2001; 189-195.