mente, tan sólo masas rocosas desnudas y áridas, pero de aspecto

Anuncio
206
J. A. DEVESA & M. C. VIERA
mente, tan sólo masas rocosas desnudas y áridas, pero de aspecto muy pintoresco»,
y en las laderas inferiores de algunas de ellas pueden ver cultivos de chumberas, sobre todo a medida que se aproximan a la provincia murciana.
Después de una breve parada en Orihuela, el último pueblo de la provincia de Alicante, los viajeros se adentraron parcialmente en el valle del río
Segura, cuya fértil huerta contrastaba notablemente con los paisajes áridos
que acababan de atravesar, y más aún con la «Huerta» de Murcia , que
atraviesan antes de entrar en la ciudad «cubiertos y medio ahogados en polvo».
Eran las siete de la tarde y los viajeros se encontraban ya en la capital,
donde acabaron alojándose en la Fonda de Comercio. Allí, poco después de
cenar, recibieron la visita de Delfina y Luis, los hijos de Ángel Guirao, el
naturalista con el que Willkomm había venido manteniendo correspondencia
desde hacía 25 años, y que habían sido enviados por su padre (entonces
enfermo) para ofrecerles la hospitalidad de su casa.
397
A la mañana siguiente Willkomm y su hija fueron recogidos por Luis
Guirao (habían pasado la noche en el hotel), y después de hacer un breve
recorrido por la ciudad fueron hasta la casa del médico murciano, «uno de los
propietarios más ricos de Murcia», donde pudo disfrutar de las ricas colecciones naturales y de arte que éste poseía. Tras la comida, una nueva visita
turística por la ciudad acompañados por Delfina y Luis, y entre los lugares
a visitar una fábrica para devanar la seda de los capullos del gusano de
seda, cuya cría, frecuente en la región, explicaba la gran abundancia de plantaciones de moreras que Willkomm había observado. Por la tarde, en la tartana de Guirao y en compañía de la hija de éste, de un ingeniero forestal y
de un comerciante que había estado medio año en Sajonia («hablaba tolerablemente alemán»), Willkomm efectuó una breve excursión al Santuario de la
Fuentesanta, situado en una ladera de la sierra al sur de la ciudad, donde
había una fuente con aguas medicinales y una interesante flora según el
botánico sajón: «Galium murcicum Boiss. Reut., Ballota hispánica Bth. [B. hirsuta], Statice echioides L. [Limonium echioides] (en lugares pedregosos y rocosos), la
rara Lafuentea rotundifolia Lag. y Linaria crassifolia Kze. [Chaenorrhinum origanifolium] (en grietas de rocas), Kentrophyllum arborescens Hook [Carthamus arborescens] (un cardo arbustivo, con tallos de hasta 4 cm de grosor, que ya unos días
antes había notado que aparecía en gran cantidad en los márgenes de la carretera en
397 De la rica huerta que rodea la ciudad de Murcia hace Willkomm algunos comentarios,
entre ellos el que se transcribe seguidamente: «Sin éste [el río Segura] y sin el complicado sistema
de regadío heredado de los árabes, esta llanura rebosante de fertilidad y que más aún que la huerta de
Valencia merece el nombre de «Jardín de España», sobrepasando a aquella no sólo en tamaño sino también en belleza, sería igualmente desnuda y estéril, como sucede en los campos esteparios y montañas
limitantes: en esas cuencas cálidas y poco lluviosas, sin agua no puede pensarse en la cría de árboles y
el cultivo de jardines. Por eso también la repoblación a lo largo de las montañas despobladas de árboles
es una tarea imposible, pues apenas alcanza el agua del Segura para fecundar algunas extensiones de los
valles» (Willkomm, 1876b).
Descargar