John Lydon: las confesiones de una estrella punk

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LATERCERA Sábado 11 de junio de 2016
Sociedad
Espectáculos
DATO
PiL en Chile
El grupo que Lydon formó tras
el fin de Sex Pistols, nombre
clave del post punk, estará el
domingo 14 de agosto, a las
19.00 horas, en el centro de
eventos Blondie (Ticketek).
John Lydon: las
confesiones de una
estrella punk
R Ya está disponible la
autobiografía del líder de
Sex Pistols, que en agosto
viene con su banda PiL.
R Ahí, describe la fría
relación con su primer
grupo y la impresión que
le causó el público chileno.
RRLydon en un concierto durante el año pasado. FOTO: NALAMY/LATINSTOCK
Marcelo Contreras
Los relatos en primera persona de los rockeros ingleses
suelen parecer cuentos victorianos con giros dramáticos,
donde un chico supera pruebas durísimas hasta convertirse en estrella. La vida de
John Lydon sigue esa tradición.
Cuando tenía siete años
contrajo meningitis transmitida por ratas -Johnny era un
niño muy pobre hijo de inmigrantes irlandeses-, y estuvo
en coma por seis meses.
Cuando despertó había perdido la memoria y el habla.
“No lograba adaptarme (...)
¿Qué pintaba yo con esos extraños?”, evoca en las primeras páginas de La ira es ener-
gía, el título de su autobiografía que cita una línea de su
exitoso sencillo Rise (1986) y
que ya está disponible en el
país. Aquello le marcó. Si algo
dejan en claro sus memorias
escritas con partes iguales de
humor, acidez y disconformidad, es que Johnny Rotten,
el nombre artístico con el que
pasó a la historia, nunca congenia ni calza del todo. Un
punk modelo clásico.
No me simpatizas: el único
miembro de Sex Pistols que le
caía medianamente bien era
el baterista Paul Cook. En el
ranking de amor/odio lidera
el mánager Malcom McLaren. “Era increíblemente ingenioso y culto. Entendía a la
perfección los dilemas de la
época, pero trabajaba de pro-
fesor de lengua y literatura
inglesa y en realidad no conocía ni la una ni la otra”. El
guitarrista Steve Jones no le
parecía fiable. “Siempre tuve
la sensación de que Steve era
como un carterista, un ladrón de baja estofa, un embustero. Tenía un sentido lúdico muy insolente. Un personaje del que no te puedes
fiar, como un pícaro dickensiano del tipo del Jack de Oliver Twist: ‘¡Y ahora me voy a
robar un par de carteras!’”.
Glen Matlock, el bajista que
componía en los Pistols, tampoco era de su agrado. “Quería que fuésemos una especie
de dandis, unos tipos pretenciosos de Soho, un remedo
de los mods. Eso no iba a funcionar jamás, no podíamos
fingir lo que no éramos, así
que me reí en sus narices”.
Solo para Sid Vicious, su
único amigo al interior de la
banda, asoma amabilidad.
“Era una persona excepcionalmente extraña y diferente. Muy abierta, muy feliz,
nada le molestaba. No le importaba una mierda lo que la
gente pensara de él, sólo quería ser igual de guapo que David Bowie”. Bonus track. Palabras para la afamada diseñadora Vivienne Westwood,
responsable del célebre look
de Sex pistols. “Mil gracias,
zorra, te dedicas a vender la
ropa que diseñaste basándote en mis ideas”.
No te compro: si hay una
banda que eternamente disputará con Sex Pistols el máximo trono del punk británico, es The Clash. Rotten recelaba de ellos. “Tenían un
punto de vista muy burgués,
igual que su público. Los periodistas estirados los adoraban. Prepararon el terreno
para lo que yo llamo los parásitos, es decir, bandas que
iban a dos mil por hora y no
paraban de gritar. Esa gente
nunca me ha interesado”.
Con Joe Strummer no tiene
contemplaciones. Lo describe severamente engrupido.
“Cada vez que Joe ha venido
a verme (...) ha tenido en las
manos un libro marxista que
estudiaba y anotaba. Luego
quería ver las noticias de las
seis, pero en vez de tomarse
lo que decía la BBC con cierta distancia y ser capaz de
leer entre líneas, oía los titulares y se ‘inspiraba’”. Sentencia que la verdadera estrella en The Clash era Mick Jones, a pesar de que disfrazaba
su origen acomodado. “Un
pijo de buena familia pero
RR Una de las viejas imágenes del artista en el texto.
LA FICHA
La ira es
energía
JOHN LYDON
Ya disponible
en librerías
locales.
que hablaba como si no hubiera diferencia entre croqueta y cocreta”.
Cómo quieren en Chile:
John Lydon dedica cinco páginas a describir lo que sucedió el 7 de diciembre de 1996
en el teatro Monumental
cuando Sex Pistols tocó acá
por primera y única vez. En
todo el libro no hay palabras
más entusiastas hacia una
audiencia. “La última noche
en Santiago de Chile (...) se
llevó la palma. Se podía mascar la tensión en el ambien-
te. Si te asomabas a aquella
enorme plaza, podías ver muchos policías armados en
fila”. El cantante detalla el
look de los asistentes en las
inmediaciones de San Diego
850 - “algunos de los punks
más radicales que he visto en
toda mi vida”-, y el rugido
impactante del público. “Una
colección de fieras increíble.
¡En una esquina, a mi derecha, la ferocidad, el calor de
los gritos, ¡ESTUPENDO! Era,
literalmente, como estar en
un túnel de viento, pero cargado de humedad y con un
calor abrasador (...) había nudistas, también tías buenas
jovencitas que bailaban como
si estuvieran en una discoteca, con minifaldas cortísimas
y tacones de aguja, con el pelo
muy largo y súper pintadas,
y todos estos punkies de pura
cepa y una especie de hooligans, todos muy jóvenes y
gritando, con los ojos llenos
de lágrimas de felicidad”.b
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