FE Y MIEDO

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FE Y MIEDO
XII Domingo del Tiempo Ordinario
CICLO B
- v. 35 Al atardecer de ese mismo día, les dijo: “Crucemos a la otra orilla”.
- v. 36 Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca así como estaba. Había otras
barcas junto a la suya.
- v. 37 Entonces se desató un fuerte vendaval y las olas entraban en la barca, que se
iba llenando de agua.
- v. 38 Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
- v. 39 Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”.
Despertándose, el increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Cállate!”. El viento se
aplacó y sobrevino una gran calma.
- v. 40 Después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?”
- v. 41 Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: “¿Quién es este, que
hasta el viento y el mar le obedecen?”
Mc. 4,35-4l
Introducción:
La liturgia de la Palabra de este domingo, presenta el milagro conocido como
“de la tempestad calmada”, una de las manifestaciones del poder de Jesús sobre la
fuerza de la naturaleza, en este caso presenta su lucha contra el mal, representada por el
mal (símbolo de las fuerzas malignas), que atentan contra el hombre.
Además en el relato, Marcos destaca la importancia que tiene para Jesús la fe de
sus discípulos y marca, como en otras oportunidades, la idea de que si hay fe no debe
existir el miedo. El miedo, según Jesús, se produce precisamente, por la falta de fe.
La incomprensión de los discípulos, atraviesa todo el evangelio de Marcos
(Mc.6,52), poniendo en claro que la falta de fe impide reconocer el crecimiento del
Reino de Dios.
Aportes para la Lectura:
- v. 35 En “aquel día”, después de haber predicado en la zona de Cafarnaún a orillas del
Mar de Galilea, Jesús invita a sus discípulos a pasar a la “otra orilla”, es decir a cruzar el
mar hasta la costa oriental, al territorio pagano de la Decápolis (Transjordania). Es la
primera vez que en el Evangelio de Marcos se registra una salida de Jesús fuera del
territorio judío.
- v. 36 Jesús se encontraba en la barca desde donde había enseñado a la multitud
(Mc.4,1), cuando sus discípulos, apartándose de la gente, aceptan su invitación y suben
a la nave para iniciar con El su travesía hacia la otra orilla.
- v. 37 Mientras navegaban se levantó una gran tempestad, con un fuerte viento que
hacía que las olas entraran en la barca llenándola de agua.
El mar de Galilea, ubicado a 200 mts, bajo el nivel del mar, está rodeado de
colinas cuyas laderas caen directamente sobre las costas. Las ráfagas que a través de las
gargantas de las colinas, cruzan la superficie levantando olas que hacen imposible la
navegación.
En la antigüedad, las fuerzas del mar se atribuían a un poder demoníaco,
revelado contra Dios, que quería someter a los hombres.
En el Salmo 107,23-31 se encuentra una oración de gracias a Dios de un grupo
de marineros, salvados de la acción de un viento tormentoso, con olas que se “elevan
hasta el cielo”. En los Salmos 74,13-14 y 89,10-11 se mencionan monstruos
demoníacos (Leviatán y Rahah) desencadenantes del caos marítimo, que al final fueron
vencidos por Dios.
- v. 38 Jesús había predicado durante todo el día y decidió dormir durante los 8 kms.
aprox. que los separaba de la otra orilla (este es el único pasaje de los evangelios que se
menciona a Jesús durmiendo.
Jesús dormía en la popa, la parte de atrás del barco (donde generalmente se ubica
el timonel), con su cabeza apoyada en un simple almohadón de cuero relleno de lana.
- v. 39 Ante el gran oleaje levantado, los discípulos, llenos de miedo, despiertan a Jesús
y le reprochan: “¿No te importa que nos ahoguemos?”
Jesús se puso de pié y se dirigió al mar como si fuera una persona: ¡Silencio!
¡Cállate!. Y al instante el viento se apaciguó y sobrevino una gran calma.
Con este hecho Jesús se manifestó como el “Señor de la naturaleza”. Solo Yahvé
en el Antiguo Testamento, era capaz de dominar su poder.
En este relato, Jesús aparece en el mismo nivel que Yahvé, quedando claro su
divinidad.
- v. 40 Jesús se dirigió a sus discípulos y ahora fue El quien se quejó: “¿Por qué tienen
miedo? ¿Cómo no tienen fe?”. Tenían fe, por eso habían acudido a pedir su ayuda, pero
su temor fue más grande que su fe. Habían sido testigos de docenas de milagros, pero en
ese momento el peligro que corría sus vidas, les había hecho olvidarse de todo.
Jesús no reprende a los Apóstoles, por su temor al temporal, pero si por no haber
superado el miedo. Pues en ese caso estaban trabajando para el reino de dios,
atravesaban el mar por orden de Jesús y más aún, estaban a su lado.
- v. 41 En el transfondo del relato se encuentra la idea extendida en la antigüedad de
que el mar era el símbolo de los poderes que producían el caos y el mal, que luchaban
en contra de Dios. Al controlar la tormenta en el mar, Jesús hace lo mismo que Dios y
vence a las fuerzas del mal.
Aportes para la Meditación:
¿Cómo reaccionamos ante las “tempestades” que sacuden nuestras vidas?
¿Tenemos confianza en Jesús?
¿Nuestra fe, es lo suficientemente madura como para superar “el miedo” y no
desesperarnos ante las dificultades que se nos presentan a lo largo de nuestra vida?
Jesús nos invita a pasar a la “otra orilla”. ¿No estaremos instalados
cómodamente en nuestra orilla y no nos demos cuenta de que existe la posibilidad de
otra orilla mucho más reconfortante y más gratificante?
¿Reconocemos que cuando estamos angustiados y nos parece que Jesús duerme
y que no presta atención a nuestras angustias, el siempre está a nuestro lado?
El viento y el mar le obedecen a Jesús ¿lo hacemos nosotros?
Modelo de Oración:
Señor:
Danos la fuerza necesaria
para superar los miedos y dificultades
que nos parecen insuperables
y que podamos atravesar el mar
de los egoísmos personales y sociales.
Contemplación/Compromiso
En el último paso de la Lectura Orante nos parece bueno recomendar que
dejemos unos cuantos minutos para contemplar todo lo que el Señor nos ha dicho con su
Palabra, lo que le hemos dicho a través de la oración, y sobre todo descubrir a qué nos
comprometemos, qué acción para transformar nuestro pequeño mundo realizaremos.
Siempre debe ser algo muy concreto y en coherencia con lo que el Señor nos pide en su
Palabra.
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