Invitados a Desayunar Avena, tostadas, revoltillo, cereal…deliciosas opciones para el desayuno. ¿Cuál es tu favorita? Pocos días después de su muerte, Jesús, invitó a sus discípulos a desayunar. “Vengan a desayunar”, les dijo. La jornada laboral de los discípulos había comenzado la noche anterior. Varios de ellos habían seguido a Pedro, quien posiblemente motivado por la incertidumbre, había optado por regresar al ejercicio de su oficio, después de la incomprendida muerte del Maestro. Al amanecer, estaban frustrados, agotados y hambrientos. No habían pescado nada. Desde la orilla, un hombre que no lograban reconocer, les invitó a lanzar la red a la derecha de la barca y entonces, la red se llenó tanto que no la podían sacar. De esa manera se dieron cuenta que era Jesús. Cuando llegaron a la orilla, el desayuno estaba listo. El pan y el pescado fresco recién horneado era más que una embocadura, un encuentro con la Vida misma. Un encuentro con la Esperanza, con la Promesa Cumplida. En el capítulo 21 de Juan, Jesús invita a comer y a conversar. Él comisiona y envía. ¿Cuánto tiempo hace que no desayunas con Jesús? Él nos espera en la orilla. El pan y el pez, símbolos valiosos de la cristiandad, sostendrán nuestros espíritus y afirmaran los pasos de quienes, como los discípulos, sean fieles al llamado de Cristo Jesús. Rvda. Arelis Cardona Directora de Capellanía Abril 2015