kaf 03 [ 22 Crítica del uso del lenguaje o crítica de algunos usos Alejandro Raiter (Dr. en Filosofía y Letras - UBA) “Non più nemici, non più frontiere sono i confini rosse bandiere.” de Bandiera rossa (canción partisana italiana) 1. Introducción Es evidente que contar con una gramática funcionalista, que caracteriza el lenguaje como un sistema de opciones permite la crítica. Efectivamente, si entendemos que el lenguaje cumple funciones y que las funciones están realizadas por formas, podemos criticar de qué modo se cumplen esas funciones y —por lo tanto— criticar las formas, en tanto éstas constituyen un sistema. Una gramática que solo tiene leyes y reglas inherentes, propias, no puede ser criticada. Debemos tener en claro que lo que se critica es cómo, a través de qué recursos lingüísticos, se cumplen esas funciones, a través de la crítica de las formas y/o de qué opciones ha realizado el emisor. Al menos este es, desde nuestro punto de vista, el programa de investigación de la Lingüística Crítica (LC), tal como lo presentan Fowler, Trew y otros (1978) en Lenguaje y Control y sistematizaran Hodge y Kress (1979/1993) en El lenguaje como ideología. Las formas lingüísticas, que representan maneras de clasificar el mundo —de representar el movimiento, de modalizar, de construir las cláusulas— de relacionarse con el interlocutor, son analizadas para demostrar, ante todo, que las opciones que ofrece el sistema (Halliday, 2002) no son equivalentes y que, sobre todo, tienen consecuencias al ser usadas. Este programa parece —al menos parcialmente— abandonado. La vinculación entre la crítica, la lingüística y el análisis del discurso parece estar en manos de ciertas versiones del ACD. Muchos de los investigadores europeos que se identifican con esta corriente (van Dijk, 1998; Wodak, 2001); no parten de gramáticas funcionalistas, aunque reconocen a la LC como uno de los antecedentes del ACD. Como consecuencia, sus trabajos críticos no se refieren a las formas lingüísticas o al uso de las formas lingüísticas en sí: se refieren a discursos concretos en contextos particulares; en otros términos son críticas del contexto o críticas de usos particulares del lenguaje y no del lenguaje en uso. La crítica decae y pierde legitimidad al parcializar el contexto, presentar análisis sociales e históricos incompletos y sesgados; decae al confundir funciones del lenguaje con el lugar concreto que algunas interacciones lingüísticas tienen dentro de una comunidad. Mostraremos algunas de las afirmaciones e interpretaciones de análisis del ACD para discutir si la teoría o “actitud” podría eventualmente universalizarse o si deberá conformarse con la elaboración de una nueva normativa de usos lingüísticos. kaf 03 [ 23 2. Comencemos por la crítica La crítica tiene por objeto el conocimiento; es un método propio de las ciencias humanas y sociales: consiste —para decirlo de modo sencillo y superficial— en no aceptar por dadas y válidas las premisas, formas, hábitos del objeto de estudio, con el objeto de desarmarlas, someterlas a análisis, pruebas, contrastaciones, etcétera. Tenemos tantas y variadas definiciones de lenguaje que decir que le aplicaremos el método crítico no aclara nada. Para nosotros, que decimos que pretendemos sostener los postulados de la LC, el método consiste en no dar por naturales y neutras las formas lingüísticas en general porque la gramática de una lengua es su concepción del mundo. Por otro lado, de algún modo que sólo trataremos superficialmente aquí, adherimos —como lo hacen Hodge y Kress— a alguna forma de la hipótesis Salir–Whorf, es decir, a la existencia de una relación entre el pensamiento y la percepción y la organización del o de los dialectos maternos. La relación entre lenguaje, pensamiento y conducta habituales podría verse de un modo muy estrecho si consideramos que nos encontramos simplemente frente a un sistema de opciones y no tratáramos de entender de qué opciones se trata y qué condiciona las opciones realizadas. Sin embargo, la necesidad de reivindicación de la crítica lingüística surge —sobre todo— ante quienes consideran que el lenguaje es un instrumento de comunicación y/o que el lenguaje es transparente, en el sentido de que es un instrumento para reflejar, describir, informar acerca de la realidad y/o una forma de almacenar conocimientos previos en la memoria. En efecto, de acuerdo con esta concepción, habría formas lingüísticas neutras y cualquier otro acto que se estuviera llevando a cabo junto con el de emitir una sucesión de fonemas y morfemas con una organización sintagmática, dependería de las intenciones del emisor. En otros términos, cuando una persona habla puede —al mismo tiempo— intentar persuadir, dar órdenes, manipular, confundir, mentir, etcétera a su interlocutor, mediante el procedimiento de elegir formas lingüísticas que sirvieran a estos propósitos. Si la intención del hablante fuera sólo describir una situación, eso no sucedería, tendría la posibilidad de la información o descripción “puras”. Bajo este supuesto es que van Dijk (1998) puede afirmar que hay enunciados que pueden ser neutros, esto es, no ideológicos. Sin embargo, tener opciones, para un hablante cualquiera, no implica libertad para llevar a cabo su intención comunicativa, sino la libertad de optar; para la LC esto significa que el hablante está constreñido a determinadas posibilidades, dadas por la gramática de su lengua, gramática que le provee una forma de ser y percibir el mundo. En realidad, el proceso de participación en un evento comunicativo cualquiera no se desarrolla de cualquier modo; es una confusión difundida por la pragmática y los filósofos del lenguaje por el uso que hacen de la palabra “uso”. Los hablantes no tenemos en realidad una intención comunicativa a la que llegamos por fuera de los hábitos comunicativos de nuestra comunidad. Tampoco realizamos intenciones comunicativas mediante elecciones gramaticales favorecidas por un contexto ya que el pensamiento mismo y la intención dependen de la gramática y de la concepción del mundo (Voloshinov, 1929; Vygotski, 1928; Slobin, 2003); de lo contrario deberíamos llegar al absurdo de suponer que un@ deja de ser hablante cuando está callad@ y/o cuando comprende. Criticar las formas lingüísticas nos lleva, indudablemente, a comprender que nuestro pensamiento está constreñido —a la vez que habilitado— por el lenguaje y por las tareas que el lenguaje no puede dejar de hacer y que realizan l@s hablantes al emitir. Por ejemplo, la clasificación. Es imposible no clasificar. Kress y Hodge (1979:62–65) demuestran (siguen, en realidad, a Sapir, 1921 y Whorf, 1956) que sin clasificación no tenemos ni pensamiento ni producción lingüísticas; lo que podemos hacer es criticar esos sistemas de clasificación, entenderlos y ser concientes al emitir. Si no tenemos esto en cuenta, llegamos a absurdos o contrasentidos. Daremos un ejemplo de qué puede suceder si no prestamos atención a este problema. Jan Blommaert (Blommaert, 2005) pretende —si bien expresa algunas reservas— hacer ACD. Pretende criticar el trato racista y discriminador que sufren los inmigrantes africanos en Europa. Discute para ello la utilización de recursos de tipo indicial para permitir interpretar el concepto contexto en el marco de lo que llama la globalización, con el objeto de demostrar cómo una hablante (refugiada africana) será no comprendida y tratada de modo injusto por un funcionario gubernamental belga, precisamente porque, supone, existe una deficiencia en el manejo de ese tipo de recursos por parte de las inmigrantes, que hace que el funcionario no pueda sentir empatía por ella. El problema que queremos presentar con este kaf 03 [ 24 ejemplo de quien dice hacer ACD es que parece que no es posible hacer crítica sin hacer autocrítica. En efecto, para presentar su análisis Blommaert afirma: [1] “To substantiate this claim, I shall us a particular type of data: data reflecting globalization process. I shall illustrate my arguments with material drawn from research on African asylum seekers’ narratives in the asylum application procedure in Belgium”. Más allá de los resultados del análisis —que no compartimos— este analista no parece haber notado que ya clasificó a los participantes del intercambio que pasa a analizar “críticamente”, ya dio lugar a la discriminación antes de hacer el análisis porque él mismo diferenció. El análisis destinado a realizar un ataque a la política inmigratoria belga no parece necesario. En efecto, el intercambio no puede ser otra cosa que asimétrico, no igualitario. Efectivamente ya clasificó a los participantes en sus enunciados: • uno de los participantes busca, es una seeker, no tiene nada, pide algo; • el otro participante queda impersonalizado en un procedimiento de transformación que reemplaza un agente humano por un proceso; • uno es activo, claramente creativo; • el otro es presentado como un neutro ya dado. La LC expone con claridad que al haber elegido nombrar de un modo —y no de otro— a los participantes, los clasifica; esa clasificación queda naturalizada pero no es natural. Efectivamente, el primer participante, designado como African asylum seeker pierde su categoría de persona individual para convertirse en un tipo; por otro lado, el otro participante, el the asylum application procedure naturaliza el hecho de que alguien, impersonalizado en un proceso más un locativo en el Estado Belga, tenga el derecho de decidir quién puede o no vivir en un territorio determinado, desplazarse, mudarse, etc. Blommaert (2005) pensó y escribió, seguramente revisó, pero siempre aplicó un sistema de clasificación gramatical, que después criticará en el uso (de otros), porque, evidentemente, está muy mal que maltratemos a una persona de otra raza, que encima habla muy mal (el dialecto valón), cuando solo busca asilo en el inocente paraíso europeo por ignotas razones que el autor no menciona. 3. Clasifiquemos Al criticar las formas lingüísticas y no los usos en contextos particulares, entendemos que la clasificación no es sólo un problema de determinados hablantes o de usos prejuiciosos del dialecto, sino que —dado que la clasificación es inevitable— no es posible la neutralidad clasificadora, los hablantes actúan en un mundo simplificado y clasificado en la gramática de su(s) dialectos. Podemos y debemos dejar de pensar por qué alguien hizo algo al emitir, a preguntarnos por ese objeto de estudio que permite (y obliga) hacer determinadas cosas. Clasificar es poder y control (Kress y Hodge, 1979:62). En toda comunidad tenemos una lucha permanente por clasificar y controlar. Los dialectos, ya lo sabemos, no son fijos ni inmutables. En particular, nos referiremos al concepto de valor de los signos lingüísticos (Voloshinov, 1929). Los signos llevan en sí la posibilidad de la multiacentuación y dentro de toda comunidad se lucha por el valor, por la posibilidad de acentuar, los signos lingüísticos. La pelea por el valor se da en el uso pero no se da tratando de imponer determinados usos u organización de los enunciados en desmedro de otros, sino modificando las acentuaciones, las remisiones ideológicas de los signos. Veamos un ejemplo sencillo. Van Dijk (1993) al presentar los principios del ACD, denuncia y critica por racista una frase de Le Pen del 7 de julio de 1986 en la Asamblea Nacional francesa. Dijo Le Pen: [2] “No somos racistas ni xenófobos. Nuestro objetivo es solo que realmente haya una jerarquía, porque estamos hablando de Francia, y Francia es el país de los franceses”. Nosotros no entendemos muy bien qué necesidad tenemos de denunciar como racista un enunciado que obviamente lo es. Es decir, no vemos la necesidad de un análisis lingüístico para decir que Le Pen niega el racismo para afirmarlo: para eso sólo hace falta saber leer. El problema lingüístico verdadero está en la valoración del signo ideológico franceses. En efecto, podemos tomar un vino francés y a ningún hablante se le ocurrirá pensar que el vino tenía algún derecho sobre un territorio. El camenbert es un tipo de queso francés, lo que indica que su origen, la factura original, fue en Francia. Un Peugeot pudo haber sido fabricado en Francia. Una niña kaf 03 [ 25 francesa debería referir, simplemente, una niña que ha nacido en Francia. La lucha ideológica es por la valoración del signo: de origen a esencia; de una calificación que adquiere un objeto por haber sido fabricado en determinado lugar o una persona por haber nacido en un lugar, a la descripción de alguna esencia. Podemos ver claramente el valor ideológico de la clasificación si lo comparamos con otros modificadores como alto, bajo, rubio, morocho, pescador, tres cuartos. Pensemos también que si nos estuviéramos refiriendo a una mapuche o a una anui el valor sería de origen, no de esencia ni de propiedad, ni de derecho de portería. Resumiendo: no es un problema de un uso concreto, sino del interdiscurso, de los intercambios ininterrumpidos y creativos en los que l@s hablantes luchan por imponer acentos valorativos. El mismo Van Dijk nos acerca un curioso ejemplo, en este caso del Reino Unido, de un tal Mr. Janman, también en el Parlamento: a quienes hay que tolerar. Tolerar no es amar; tolerar es ideológico, pero no pertenece a la ideología humanista, ni a la cristiana, ni a la socialista: ¿será posmoderna? Tolerar es una actitud hacia otro que molesta por alguna razón; el otro no es un prójimo. “Tolerar” no puede tener como objeto directo a “prójimo”. Se tolera al diferente. De modo consecuente, Van Dijk afirma: [5] “En primer lugar, tal como lo muestra la evidencia empírica, la gente tiene actitudes negativas sobre los turcos, aún sin tener ningún conocimiento sobre ellos”. (1999:85) ¿Debemos suponer que gente es neutro frente a turco? ¿Serán signos arbitrarios? ¿Que la gente debería tolerarlos? Pero desde la LC ya podemos afirmar que los turcos no son gente; turco se opone a gente, en la afirmación de Van Dijk. Por otra parte, ¿qué evidencia muestra VD aparte de su propia ideología racista eurocéntrica? [3] “uno de cada tres niños que nacen en Londres tiene origen étnico… Este es un hecho que debemos enfrentar. Ya hemos visto el problema de la masiva 3. Transformemos inmigración musulmana”. No insistiremos con el tema del racismo ni en la supuesta necesidad de denunciarlo mediante el AD; queremos destacar que no señala la inferencia obligada: que dos de cada tres niños que nacen en Londres no tendría origen étnico; es decir, no son clasificados de modo explícito en el enunciado. Por lo no dicho, lo no clasificado, lo no marcado, lo natural, lo normal enfrenta a lo étnico. Al presentar los ejemplos, Van Dijk afirma, refiriéndose al corpus: En la tradición de la LC, consecución del concepto de transitividad, las cláusulas construidas según el modelo accional transactivo (i.e. dos participantes unidos por un proceso) permiten reflejar mejor la realidad externa al lenguaje. De este modo: [6] Los productores cortaron las rutas Es más cercana a la realidad que: [4] [7] “En estos materiales podremos observar que los par- Las rutas quedaron cortadas lamentarios de ningún país presentan el problema, sino la inexistencia del problema: todos se presentan a sí mismos como tolerantes”. Pareciera que ser tolerante es bueno, frente a ser racista. Así clasifica nuestro autor, porque —simplemente— es hablante (escribiente). Pero lo que hace es dejar la crítica de lado, reconocer la existencia de otros diferentes En la primera [6] está claro quién es el agente, cuál es el proceso y quién o qué cosa queda afectada; en la segunda [7] no podemos recuperar el agente y no queda claro cuál fue el proceso que llevó al corte. De las primeras decimos que tienen una forma básica, y de las segundas que responden a transformaciones. Las transformaciones son opciones sintáctico–semánticas kaf 03 [ 26 que se toman por economía o distorsión; tiene claras consecuencias ideológicas. Veamos parte del ejemplo [1], de Blommert, reescrito como [8]: [11] Do we need a grand theory? [12] What conceptual tools are relevant for this or that problem [8] and for this and that context? “I shall illustrate my arguments with material drawn from research on African asylum seekers’ narratives in the asylum application procedure in Belgium”. Aquí es muy difícil recuperar a los participantes. Los pedidores africanos de asilo son agentes de haber realizado narrativas; la forma básica sería [9] # Los pedidores africanos de asilo narraron X No es posible recuperar en la cláusula ni qué narraron, ni a quién se lo narraron, ni por qué ni para qué lo hicieron; sólo se nos da un lugar que se define mediante nominalizaciones: se borra así no sólo al receptor sino a quién pidió la narrativa. No podemos asegurar qué interpretará cada lector en particular, ya que dependerá de su conocimiento previo del mundo; tal vez a los africanos les encante narrar historias, en Bélgica sean muy apreciadas las narrativas de quienes piden asilo, tal vez el término narrativa esté usado de modo técnico y los africanos produzcan piezas para deleite de lingüistas y antropólogos en Bélgica. Notemos de paso que la opción no fue por los procedimientos belgas de asilo, sino por los procedimientos de asilo en Bélgica: no existen procedimientos de asilo en todos los países. ¿Quizás JB se refiera al lugar de su investigación? Veamos ahora qué consecuencias puede tener cuando algunos representantes del llamado ACD definen cuestiones teóricas, cuando intentan hacer ciencia (Kress y Hodge, 1979:38–42): [10] En el caso de [11] es fácil reponer por el contexto discursivo precedente, en el que nosotros refiere a investigadores de los discursos que refieran o reflejen conflictos sociales. Está elidido para qué necesitaríamos la teoría, pero se puede reponer con facilidad que los analistas de discursos y de conflictos sociales analizan precisamente discurso y conflictos sociales. Es un claro ejemplo de transformación por economía: Nosotros, los investigadores, necesitamos. En el caso de [12] la situación es más compleja; en efecto, se trataría de la transformación de una proposición básica del tipo: [13] #¿Qué herramientas conceptuales necesitamos que sean relevantes para analizar tal o cual problema y para analizar tal o cual contexto? Con las transformaciones producidas parece que son los problemas y los contextos quienes determinan la necesidad y relevancia de las herramientas conceptuales y no son los investigadores quienes lo hacen desde una teoría para estudiar problemas y situaciones. Las situaciones adquieren decisión en la definición de herramientas relevantes. Es un claro caso de transformación que produce distorsión, y la distorsión es ideológica: los problemas (impersonales) determinan las teorías y no las personas ni las relaciones que establecen entre ellas. Por supuesto, no define problemas ni contextos. 4. Modalicemos “In this sense, the first question we have to address as researchers is not, ‘Do we need a grand theory?’ but rather Analicemos el ejemplo [5] reescrito ahora como [14]: ‘What conceptual tools are relevant for this or that problem and for this and that context?’”. (Wodak, 2001:64) [14] “En primer lugar, tal como lo muestra la evidencia Reescribiremos para analizar empírica, la gente tiene actitudes negativas sobre los turcos, aún sin tener ningún conocimiento sobre ellos”. (Van Dijk, 1999:85) kaf 03 [ 27 No es VD quien afirma lo que la gente tiene, sino la evidencia empírica; no se hace cargo de la afirmación en sí, sino de la evidencia: su lugar es el de la ciencia como tal, la investigación, ya que no indica la fuente de quién halló la evidencia. Asume una posición de poder, amparada por un saber que se produjo y existe sin sujetos responsables. La modalidad permite ambigüedad y la ambigüedad es claramente funcional (Kress y Hodge, 1979:124–125) en muchos contextos. No sólo para ocultar la relación entre el enunciador y sus dichos, sino también para relativizar el valor de sus afirmaciones. Veamos: [15] “Las ideologías pueden (may) incitar a acciones interesadas del grupo, pero las leyes, las normas, los acuerdos u otro interés propio no ideológico pueden (may) prohibir el conflicto declarado”. (Van Dijk, 1999:215) En español el verbo poder puede indicar tanto {posibilidad} como {capacidad}. En este caso no podemos recuperar una definición de ideología; efectivamente: muchas cosas tienen la posibilidad de incitar acciones interesadas de grupo, pero no son las mismas que tiene la capacidad de prohibir un conflicto. En efecto podemos afirmar cualquiera de las dos cláusulas siguientes: son ideológicas? ¿Serán naturales, o divinas como para la Inquisición española? ¿El Pacto de la Moncloa borró el conflicto ideológico monarquía —república— regencia de la Guerra Civil Española? 5. Analicemos críticamente discursos El ACD se propone analizar discursos con actitud y —siempre que sea posible— ponerse del lado de los oprimidos. El ACD manifiesta una y otra vez que no es un método sino una preocupación por estudiar qué favorece los abusos de poder, las desigualdades sociales y la discriminación social, racial, sexual. Sin embargo, en pocos años han propuesto más de un método de análisis de discurso ad hoc. Se vanaglorian de carecer de una teoría social ya que son eminentemente prácticos. Sin embargo no desdeñan hacer normativa lingüística, aunque se niegan a mostrar desde dónde la hacen. ¿Cómo puede hacerse normativa sin método? [18] “CDA does not primarily aim to contribuye to a specific discipline, paradigm, school or discourse theory. It is primarily interested and motivated by pressing social issues, which [16] hopes to better understand through discourse analysis.” Los Estados Unidos tienen la posibilidad de impedir (Van Dijk, 1993:252) las matanzas entre árabes e israelíes Pero [17] Los Estados Unidos tienen la capacidad de impedir [19] las matanzas entre árabes e israelíes “In this sense, critical discourse scholars should also be social and political scientists, as well as social critics and Pero serían posiciones ideológicas diferentes, concepciones del mundo no idénticas. Remarquemos que en el ejemplo [15] mostramos claramente que para Van Dijk existen los enunciados no ideológicos; efectivamente, para él las leyes son neutrales. Por ejemplo, en Europa —como en otras partes del mundo— persisten las monarquías. Por ley (no ideológica para van Dijk) se consagra la desigualdad: por haber nacido de determinada madre o padre Guillermo Alejandro tiene derechos que otros ciudadanos de los Países Bajos no tienen. ¿Cómo puede afirmar que las leyes no activists. In other words, CDA is unabashedly normative: any critique by definition presupposes an applied ethics”. (Van Dijk, 1993:253) El problema, pensamos, es —precisamente— en que no solamente dicen carecer de método unificador de análisis sino que carecen de teoría social alguna y, a pesar de ello, pretenden entender y militar activamente. No encontramos diferencia alguna con las proclamas de la jerarquía católica argentina (y de tantos otros países): tampoco parecen gustarle los pobres, ni la discrimina- kaf 03 [ 28 ción. Además, al igual que para el ACD parece no molestarle la existencia de pobres sino que no se los atienda como pobres o que se hable mal de ellos. La LC hace explícitas sus citas de Marx y de Marx y Engels. Las categorías sociales utilizadas, como clase, tienen una tradición y definición. Para VD clase, raza, género, pobreza, minorías parecen ser palabras. Sin embargo, no son palabras, son opciones dentro del sistema lingüístico y, por lo tanto, son definiciones políticas: o compite con otro que es minoritario; es más, esta es condición misma para la existencia del ACD: a falta de grupos enfrentados se queda sin objeto de estudio, sin rumbo ni tarea. [22] “Si todos los miembros de una cultura creen, por ejemplo, en la existencia de Dios, entonces esa creencia religiosa ya no es ideológica sino simplemente conocimiento compartido dentro de esa cultura.” (Van Dijk, 1999:74) [20] “Dominance is defined here as the exercise of social power by elites, institutions or groups, that result in social inequality, including political, cultural, class, ethnic and gender inequality”. Entre los opresores, los que ejercen el poder no hay países, con lo que liquidamos por omisión el imperialismo y el colonialismo. Europa nunca ocupó África (ni Asia, ni América). El término clase sólo está del lado de los oprimidos, tal vez crea que no hay clases opresoras, sólo hay élites. No se trata de una cita casual: No queremos pecar de exceso de dureza pero Hitler hubiera sido feliz: convirtieron en conocimiento compartido la ideología o la concepción del mundo nazi por el simple procedimiento de expulsar a los opositores de Alemania, o matarlos. Una vez más, la Iglesia Católica agradecida: la anticoncepción y el aborto son ideología, creced y multiplicaos es sólo conocimiento compartido bajado del cielo. 6. Teoricemos [21] “The great challenge, nowadays, is to explain the contradictions and tensions which occur between nation states and supranational entities on many levels (economics, science, technologies, communication, and so on)”. (Wodak, 2001:64) Como vemos, no hay contradicciones entre naciones, ni guerras entre los EE. UU. de Bush padre y Clinton contra Irak, ni Kosovo, ni Serbia, ni Corea del Norte, ni Chechenia ni el Estado Palestino. Tampoco tensiones irreconciliables dentro de cada país ni apropiación desigual del producto del trabajo social. La falta de teoría social no es tal; hay una teoría. Teoría que naturaliza el gran desafío actual. ¿Para quién? Estos representantes del ACD se preocupan por el mal trato dado a los inmigrantes en los países de Europa, pero jamás se preocupan por preguntarse por qué hay inmigrantes; por qué miles de personas deben dejar sus países de origen y convertirse en delincuentes para recibir malos tratos en Europa o los EE. UU. Para el ACD, la ideología misma, la existencia de un problema social, se produce sólo si un grupo, presuntamente parte de una elite que jamás definen, maltrata La LC sostiene una posición teórica y propone métodos. Sin pretender establecer una jerarquía diremos que parten de una gramática. A quienes son seguidores de la LSF puede gustarles o puede no gustarles este trabajo, pero establecen un programa de trabajo para a) mostrar que las opciones no son neutras y b) se debe extender la función ideacional incorporando de un modo sistemático el aspecto constitutivo del uso del lenguaje. No olvidemos que Social Semiotics (Hodge & Kress, 1988) forma parte de este mismo programa. Por otra parte, adoptan —de un modo crítico (Kress y Hodge, 1979:122)— una concepción del poder, de la verdad y de la sociedad. Proponen métodos comparativos de análisis para no dejarse llevar por sus intuiciones (Trew, 1979). Le critican a Labov (1966) que su aparente desprecio por una teoría social (Fowler, Trew, Kress, Hodge, 1979) cristaliza a los sujetos dentro de una clase social porque —por omisión— las da como permanentes, ahistóricas, al margen de una formación económico–social determinada, la capitalista. ¿Qué podrían decir de VD y W? kaf 03 [ 29 Las razas no son permanentes, basta con leer Othelo, de Shakespeare o El lazarillo de Tormes para entenderlo. Inmigrante no constituye una categoría universal. La inmigración no puede ser considerada al margen de la Historia: América Latina es la muestra, o la enciclopedia. Wodak (2001) también pretende decir que aplica un método histórico, pero no se puede hacer historia sin método ni teoría. Por ese motivo ensaya relatos inverosímiles del resurgimiento del neonazismo en Austria (2001:77–78). Los cortes históricos deben ser justificados de modo no arbitrario. ¿Tomó en cuenta que el Juicio a las Juntas militares que gobernaron durante el periodo 1976–1983 en la Argentina condenó a más militares que los juicios de Nüremberg? 7. Conclusiones Está claro que no estamos realizando una reseña del ACD ni nos referimos a todos los investigadores que se reivindican como miembros del ACD. Conocemos, por ejemplo, las diferencias presentadas por Fairclough, el mismo Kress, van Leeuwen y Pardo (quienes, además, siguen paradigmas lingüísticos funcionalistas). Nos es- tamos centrando en quienes se asumen como sus inspiradores: VD y W. En esta dirección podemos concluir que el ACD no es la continuación del programa científico ni de la actitud personal de los investigadores de la LC, por el contrario, es una regresión. Abandonan el proyecto de análisis lingüístico gramatical en función de recursos argumentativos y / o de autopresentación; los discursos que analizan son calificados antes de realizar cualquier análisis. Los recursos no son más que eso, pueden servir para argumentar en un discurso racista o en uno romántico (suponiendo que racismo y romántico fueran categorías de análisis). Abandonan toda posibilidad de crítica social en función de criticar algunas cosas que le interesan, de las que se constituyen en árbitros. Los análisis y ejemplos realizados carecen de toda posibilidad de generalización y universalización: morirán con sus lecturas. Aunque no hemos tratado aquí el problema por cuestiones de espacio, los aspectos cognitivos del lenguaje, la relación entre lenguaje, pensamiento y ambiente social, llevados adelante por Sapir–Whorf, Bernstein y la LC son reducidos a y banalizados en un problema de memoria. Bibliografía Bernstein, B. (1964). “Códigos amplios y restringidos: sus Trew, T. 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