Historia Segunda guerra púnica (218-201 a.C). El ataque cartaginés a Sagunto desencadenó la segunda guerra púnica, que habría de prolongarse hasta el año 202 a.C. y dio ocasión a Roma de intervenir en la Península Ibérica e iniciar su expansión por Occidente. Aníbal decidió trasladar la guerra a Italia, en tanto que los asuntos ibéricos quedan en manos de su hermano, Asdrúbal Barca. La guerra se desarrolló en dos frentes simultáneos. De una parte, Aníbal atravesó los Pirineos en la primavera del 218 a.C. Los galos le dejaron paso franco y, tras recorrer todo el sur de Francia, emprendió el paso de los Alpes. Le acompañaba un ejército formado por 50.000 hombres (de los cuales muchos eran mercenarios hispanos), 9.000 caballos y 37 elefantes. Las penalidades y las luchas redujeron los efectivos de la expedición a 26.000 soldados, con los que intentó conquistar Roma. El genio militar de Aníbal y los errores de los generales romanos le permitieron vencer a los ejércitos de la República romana, junto a los ríos Tesino y Trebia (218 a.C.), y junto al Trasimeno un año después. (En el anexo véase Batalla de Tesino y Trebia .). Por otra parte, un ejército romano al mando de Cneo Escipión desembarcó en el mes de agosto del año 218 a.C. en Emporion (hoy llamado San Martín de Ampurias), en el golfo de Rosas. Desde esta colonia griega, Escipión inició la conquista de la zona costera de la Península Ibérica con el fin de cortar el suministro que desde ella se podía mandar a los ejércitos de Aníbal en Italia. Cneo Escipión derrotó por vez primera al ejército cartaginés mandado por Hannón y auxiliado por las tropas indígenas de Indíbil. La batalla se desarrolló durante este mismo año en Cesse, en las cercanías de Tarraco; esta ciudad indígena se convirtió desde entonces en la principal base de operaciones romanas por la zona del Ebro. La llegada de Publio Escipión, hermano de Cneo, como procónsul al mando de nuevos refuerzos, hizo posible que ambos, después de derrotar durante el año 216 a.C. a Asdrúbal Barca en Hibera (cerca de Tortosa, en la desembocadura del Ebro), cruzasen por primera vez este río y se encaminaran por las tierras del sur hasta Sagunto, ciudad que conquistaron al año siguiente y que tomaron como punto de apoyo para proseguir sus conquista por el Levante y tierras del Guadalquivir. En el frente italiano, Aníbal puso en peligro a la misma Roma que, envuelta en luchas por el poder entre los populares y los aristócratas, había nombrado como general de sus ejércitos a Marco Terencio Varrón. El 2 de agosto del año 216 a.C. tuvo lugar la famosa batalla de Cannas (En el anexo o en la imagen véase batalla de Cannas), que se convirtió en la máxima derrota sufrida por los ejércitos romanos en su historia militar: el ejército romano fue destrozado y setenta mil ciudadanos romanos perecieron. Aníbal se retiró a la Campania para invernar y esperar refuerzos, a la vez que trataba de buscar alianzas con los pueblos contrarios a Roma. El dominio de los romanos sobre tierras cartaginesas fue notable hasta que Asdrúbal Barca, tras regresar con refuerzos desde el norte de África, donde había acudido para apaciguar una sublevación, con la ayuda del ilergete Indíbil y el númida Masinisa, derrotó a los ejércitos romanos en Castulo en el año 212 a.C. En esta confrontación murieron los dos jefes romanos: en la propia Castulo falleció Publio Escipión y en Ilori (Lorca) sucumbió su hermano Cneo. En el año 210 a.C. llegó un nuevo comandante para el ejército romano: Publio Cornelio Escipión, posteriormente llamado el Africano, que consiguió reorganizar las fuerzas romanas, que por entonces contaban con más de 35.000 hombres, y emprendió la ofensiva contra los ejércitos cartagineses. Con los indígenas estableció alianzas pacíficas. A principios del año 209 a.C., Publio Cornelio Escipión, tras una marcha rapidísima, atacó por mar y por tierra la capital cartaginesa de Cartago Nova, la cual cayó en poder de los ejércitos romanos el 1 de abril de ese mismo año. Tal conquista le permitió atraerse la confianza de las comarcas vecinas y asegurar el control sobre el levante. Estas ventajas lo animaron a intentar por segunda vez la conquista del valle del Guadalquivir. Poco después de la toma de Cartagena, en la primavera del año 208 a.C., Asdrúbal Barca fue derrotado en la batalla de Baecula (posiblemente Bailén), haciendo factible la entrada en Andalucía de Escipión y de sus tribus aliadas de ilergetes, edetanos e ilercavones. A partir de entonces, Asdrúbal se trasladó a Italia en auxilio de su hermano Aníbal. A finales de este mismo año, Publio Cornelio Escipión ordenó a su hermano Lucio que ocupara la región de la Bastetania, es decir, las tierras montuosas de las actuales provincias de Almería, Jaén, Granada y Murcia; se libró una operación militar de relativa importancia en Auringuis (Jaén). En el año 207 a.C. tuvo lugar la gran batalla de Ilipa (hoy Alcalá del Río), a la derecha del río Betis (Guadalquivir), entre romanos y cartagineses dirigidos por los generales Magon y Giscon. En este combate, Escipión contó con la ayuda de fuerzas auxiliares de la Turdetania (Andalucía) mandadas por los príncipes turdetanos Culcas y Attenes. Siguiendo los planes de conquista del valle del Betis, el general romano Silano, durante este mismo año, sitió y rindió la ciudad de Castulo, el más importante centro minero argentífero de la comarca del alto Betis (se corresponden con Linares y La Carolina actuales). Poco después, éstas llegaron hasta Carteia (Algeciras) después de sitiar la localidad de Estapa (Estepa). Escipión fundó, cerca de Santiponce (Sevilla), a finales del verano del año 206 a.C, la primera colonia romana a la que en honor de Italia dio el nombre de Italica, para establecer en ella a los legionarios veteranos, con un marcado carácter fronterizo y defensivo, dada la posición estratégica de su emplazamiento: a la orilla derecha del Betis y en su confluencia con el río Cala. La situación para Aníbal en la Península Itálica no era mejor que para los cartagineses en España. Aunque al principio siguió manteniendo sus éxitos (conquista de Siracusa y Sicilia), su situación se fue haciendo cada vez más comprometida por su alianza con Filipo V de Macedonia, que lo entretuvo en una guerra contra Iliria que, finalmente, resultó un fracaso. Igualmente fracasó su hermano Asdrúbal que desde España acudió en su ayuda. Asdrúbal murió en la batalla de Metauro, victoria romana que puso a Aníbal en una grave situación. La dominación cartaginesa en la Península Ibérica concluyó con la conquista romana de Gadir (Cádiz). Derrotados y desmoralizados, los ejércitos cartagineses no pudieron evitar que en el otoño del año 206 a.C. los romanos entraran en dicha ciudad, el último baluarte del imperio cartaginés en la Península Ibérica, lo que forzó la retirada del general cartaginés Magon. Tras asegurar el dominio romano en Hispania, Escipión pasó a África y amenazó directamente a Cartago. Acudió Aníbal en defensa de su patria y en el año 202 se dio la decisiva batalla de Zama, en la que el ejército cartaginés quedó aniquilado y Aníbal hubo de huir a Hudremetum. Finalmente fue aceptado un acuerdo de paz con Roma muy humillante, en el que apenas se le reconocía su independencia y por el que debía pagar en concepto de indemnización 10.000 talentos en 50 años y entregar su flota. Además de esto, su territorio exterior fue anexionado por los vencedores. Cartago desaparecía como potencia marítima y era sustituida en el Mediterráneo por Roma, que en el año 195 a.C. exigió la destitución de Aníbal, el cual tuvo que huir de su patria a Siria, donde Antíoco lo acogió. Pero derrotado éste por los romanos, Aníbal hubo de huir de nuevo, esta vez a Bitinia, donde el rey, Prusias, se vio obligado a entregarlo. Aníbal, para evitar caer en manos de Roma, se suicidó en el año 183 a.C. http://www.loseskakeados.com