Sionismo del Espíritu

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Sionismo del Espíritu
¿Acaso alguien con un bagaje tan rico en la vida tradicional judía, con su profunda lógica y
significados, con su vasta memoria histórica manifestada en cada ritual y cada acto y evento
comunitario, no se levanta un día y simplemente se aparta de ella?
¿Es realmente la re-creación del idioma hebreo un logro menor que el de la creación de un
instrumento político que en última instancia resultó en la re-creación de un estado
independiente? ¿Es acaso menos audaz el tratar de transformar o revitalizar una profunda
tradición religiosa?
“Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis Mi alianza, vosotros seréis Mi propiedad
personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para Mí un reino de
sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.”
Shemot, Exodo,19:3-6
Para los judíos que consideran a los cinco libros de Moisés - la Torá o Pentateuco - como la palabra de D´s,
la elección de Israel tiene la misma fuente y autoridad que la creación del Universo por D's. Todos los judíos
creían en esta concepción de vida hasta hace 300 años atrás. Los judíos creían que eran el instrumento de
D's para perfeccionar Su mundo y que un mundo sin judíos contradice el deseo y el designio de D's. Ser
judío era antes que nada haber sido ordenado por el Todopoderoso a serlo. Esto es lo que mantuvo el
deseo de sobrevivencia del pueblo judío.
Sin embargo, si D's no entregó literalmente la Torá a Moisés en el Monte Sinaí, o si D's no existe, ¿Cómo
puede uno entonces aceptar la idea de los judíos como pueblo elegido? Y si uno no cree en esa unicidad
¿Porqué continuar siendo judío?
Ser judío, no es sólo lo que los judíos creen; sino también lo que hacen, cómo se comportan, que es lo que
practican. En una palabra, se trata primariamente de una cultura. Sea o no la Torá la palabra de D's, es sin
duda una obra literaria clásica donde se encuentran memorias, valores, modelos de heroísmo, idioma,
festividades. Durante la historia judía, la literatura ocupó siempre un lugar central en la cultura del pueblo.
Siglo a siglo se fueron agregando nuevos elementos, modificándola de acuerdo a las necesidades de vida
del pueblo, a tal punto que resulta casi imposible determinar qué de toda esa producción es original y
esencial y qué son comentarios. Muchas veces los comentarios fueron más importantes que la “esencia”.
Esta es la naturaleza de una cultura viva muy palpitante.
Hacia fines del siglo XIX muchos judíos no creían en D's, pero habían crecido en un ambiente impregnado
de cultura judía y se sentían plenamente identificados con ella. Ya no eran “religiosos”, pero eran judíos y
deseaban continuar siéndolo. ¿Cómo darle a ésto sentido? ¿Cómo continuar?
Hertzl no vio este problema, él estaba preocupado por los judíos y por el odio hacia a ellos y no por el
judaísmo, sus creencias, su cultura. De la misma manera en que Hertzl se dedicó al problema del
antisemitismo moderno, hubo otros que se dedicaron a los problemas de la pérdida de las creencias
tradicionales religiosas mientras mantenían un profundo vínculo con el hecho de ser judíos. Algunas de las
soluciones que encontraron estas personas se convirtieron en pilares centrales del pensamiento y la
actividad sionista.
Eliezer Ben Yehudá, cuyo nombre original era Eliezer Yitzjak Perelman, nació en Lituania en 1858, como
hijo de una familia de miembros del movimiento jasídico Jabad y estudió en una Yeshivá. A edad muy
temprana se sintió atraído hacia los estudios seculaes y logró entrar a una escuela superior (hecho inusual
en los judíos de Europa Oriental) de la cual se graduó en 1877.
Perelman se sintió impresionado por las revueltas nacionalistas que tuvieron lugar en Europa, tal como lo
fueron otros pensadores sionistas. Hess, por ejemplo, fue conmovido por la revuelta italiana contra
Austria. El modelo de Perelman fue la lucha de Bulgaria contra Turquía. A finales de la década de 1870
Perelman decidió emigrar a Eretz Israel. Esta decisión era parte de una amplia perspectiva sionista que
había desarrollo y comenzado a plantear en una serie de artículos que publicó en algunos de los periódicos
hebreos de la época. Cuando publicó su primer artículo en el periódico Hashajar (El Amanecer) firmó con el
seudónimo Ben-Yehudá.
Ben Yehudá creía que la llave para el futuro del pueblo judío estaba en al creación de un centro
espiritual/cultural en Eretz Israel y en la renovación del idioma hebreo como su idioma. Estos, y no los
principios religiosos serían la piedra fundamental de la identidad judía en el futuro.
Es sencillo ver, señor, que nuestra juventud está abandonando nuestra lengua... pero ¿Por qué? Porque a
sus ojos ésta es una lengua muerta e inútil... ¡Revivamos entonces el idioma realmente! Enseñemos a
nuestra juventud a hablarlo... Pero seremos capaces de revivir el idioma hebreo sólo en un país en el que
la cantidad de habitantes hebreos exceda el número de gentiles. Por lo tanto aumentemos el número de
judíos de nuestra desolada tierra. Que los remanentes de nuestro pueblo retornen a la tierra de sus
antepasados; ¡Revivamos la nación y entonces renacerá también su lengua!
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Ben Yehudá no planteaba el retorno masivo de los judíos a Eretz Israel; lo preocupaba más el
renacimiento de la lengua hebrea y de la cultura hebrea en un centro nacional. Esto, a su criterio, frenaría
gradualmente la asimilación que estaba teniendo lugar en el mundo judío.
Tan comprometido estaba Ben Yehudá con la idea de hablar hebreo en Eretz Israel que todos los
aspectos de su vida cotidiana y su carrera publica los dedicó a ello. Eliezer y Devora Ben Yehudá se
establecieron en Eretz Israel en octubre de 1881. Inmediatamente comenzaron a hablar sólo en hebreo,
estableciendo de esa manera el primer hogar hebreo-parlante del país. Practicar lo que se predica es sin
duda la mejor prueba de la profundidad de la creencia.
Ben Yehudá fundó periódicos y revistas en hebreo y comenzó a enseñar en la escuela de la Alliance
Israelite Universelle de Jerusalén, donde insistió en que la lengua de instrucción de sus clases fuera el
hebreo y su demanda fue aceptada. Fundó sociedades y asociaciones dedicadas al idioma hebreo, escribió
artículos y participó activamente en la lucha política por convertir el hebreo en el idioma nacional de los
judíos. La mayoría de las comunidades judías ultra-ortodoxas de Jerusalén se opusieron, para ellos la
secularización de la lengua sagrada era una blasfemia. Muchos de los miembros de la comunidad
académica también se opusieron; estaban convencidos que para los estudios académicos avanzados había
“necesidad” de usar idiomas internacionales con ricos vocabularios científicos, como el alemán y el francés.
Ben Yehudá perseveró y se sumaron otros que pensaban de modo similar. Con el tiempo el idioma hebreo
renació. Su obra monumental El Diccionario Completo de la Lengua Hebrea Antigua y Moderna, tenía 17
volúmenes cuando finalmente fue completado unos años después de su muerte en 1922.
Si bien nos relacionamos a Ben Yehudá y a su si casi obsesión por la lengua hebrea, él fue sólo uno de
aquellos para quienes los aspectos culturales de la revolución sionista eran prioritarios. Ajad Haam, nació
en 1856 cerca de Kiev, Ucrania, con el nombre de Asher Ginzbeg. También él nació y creció en un hogar
jasídico y recibió sólo educación tradicional. Con el tiempo la capacidad de Ginzberg así como su
independencia de pensamiento se hicieron notoria y mientras desarrollaba estudios magistrales en
literatura talmúdica y comentarios rabínicos, adquirió familiaridad con los escritos del filósofo judío
medieval español Maimónides, así como con los trabajos de los escritores hebreos modernos. Aprendió
por sus propios medios ruso, francés, alemán e inglés que le permitieron estudiar literatura, filosofía y
ciencias, inaccesibles de otra manera para un joven judío. Cuanto más estudiaba la filosofía occidental más
se debilitaba su creencia religiosa tradicional.
Alguien con un bagaje tan rico en la vida tradicional judía, con su profunda lógica y significados, con su
vasta memoria histórica manifestada en cada ritual y cada acto y evento comunitario, no se levanta un día
y simplemente se aparta de ella; ciertamente no alguien con la integridad intelectual de Asher Ginzberg.
No quería apartarse de este vasto tesoro cultural, quería modernizarlo. Más aún, creía profundamente que
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el pueblo judío tenía un papel histórico único que aún no había cumplido. A fin de poder cumplir este role
había que crear un centro, los judíos deberían ser educados acerca de la importancia del mismo y
lentamente retornar a él, para desarrollar una nueva vida cultural.
Después de trasladarse a Odesa en 1884, Ginzberg fue inmediatamente atraído por los Jovevei Tzión
organizados en torno a Pinsker, pero rápidamente se dio cuenta que estaba en desacuerdo con los
objetivos centrales de la organización: el establecimiento de la mayor cantidad de judíos posible en Eretz
Israel. Cuando publicó su primer ensayo, utilizó el seudónimo literario Ajad Haam (uno del pueblo) con el
que es conocido hasta hoy. En ese ensayo dijo claramente: Lo Zé Hadérej (No es éste el camino, 1889): más
asentamientos sin una gran tarea educativa previa llevaría al colapso de la actividad colonizadora. La gente
debe saber por qué se asienta: la huída de los pogroms, los potenciales beneficios económicos, no eran
razones suficientes para confrontar las dificultades que estaban enfrentando y que aún confrontarían en
un futuro. Los colonos debían tener una profunda comprensión de la importancia de su obra para el futuro
de la nación judía.
Tenían que saber que no sólo “se estaban salvando” a ellos mismos sino que
comenzaba la reconstrucción del pueblo judío.
Unos meses después que participó en el Primer Congreso Sionista (nunca participó en otro), Ajad Haam
escribió uno de sus más importantes ensayos El Estado Judío y el Problema Judío en el que criticó tanto la
política como el pensamiento de Hertzl. Sentía que la vida espiritual y cultural judía debía ser reconstruída
y que ésto no podría suceder plenamente en la diáspora. Sin esta reconstrucción, los judíos tenían pocas
posibilidades de vivir en el mundo moderno.
... Busca retornar a su centro histórico, a fin de vivir allí una vida de desarrollo natural, para poner en juego
sus potencialidades en todos las aspectos de la cultura humana, para desarrollar y perfeccionar aquellos
bienes nacionales que ha adquirido hasta ahora y contribuir así al patrimonio común de la humanidad, en
el futuro como en el pasado. Una gran cultura nacional, fruto de la libre actividad de un pueblo que vive de
acuerdo a su propio espíritu.
El corazón de ese espíritu, el valor que surgiría de esa actividad, Ajad Haam lo encontró en la Biblia:
... Es destacado en relación a los hebreos antiguos que la profecía se encuentra... continuamente a través
de todas las generaciones. La profecía es hoy, como lo fue en el pasado, el signo de el espíritu nacional
hebreo.
La idea fundamental de los profetas hebreos fue la dominación universal de la justicia absoluta...
La
justicia es para ellos belleza, bondad, sabiduría, verdad; sin todo éso no es nada... Sabían también, que
semejante tarea no podía ser realizada por individuos dispersos, intentándolo esporádicamente, cada uno
por su cuenta, en diferentes lugares y diferentes tiempos, sino que es necesaria toda una comunidad, que
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sea permanentemente, a través de todas las generaciones, la portadora de la fuerza de la justicia contra
todas las fuerzas que dominan el mundo; que asuma por propia voluntad el yugo de la obediencia eterna
al dominio absoluto de una sola Idea y que por la persecución de esa Idea combata una guerra incesante
contra el mundo. Esta tarea... los profetas... la veían recaer sobre los hombros de su propia pequeña
nación, porque la amaban. Sus ideales nacionales no eran “un reino de Sacerdotes” sino “que todos los
hombres del Señor sea profetas”. Querían que todo el pueblo fuera una fuerza primaria en la realización
de la justicia, en la vida de la humanidad...
Desarrollar ese espíritu en la vida cotidiana del pueblo era el ideal de Ajad Haam. La cultura que ansiaba
desarrollar debería tener un profundo impacto sobre las identidades de los judíos que continuaran
viviendo fuera del centro, aquellos que aún no se habían trasladado a él y tal vez nunca lo hicieran. Al
mismo tiempo, una cultura judía renovada era vital para el futuro de la humanidad. Esa fue al traducción
de Ajad Haam a la antigua idea de Or la Goim, la luz para los pueblos.
Ajad Haam se trasladó a Eretz Israel recién en 1922, cinco años antes de su muerte. Sus ensayos, todos
escritos en una rica prosa hebrea, fueron publicados bajo el título colectivo de Al Parashat Drajim (En la
Encrucijada). Brindó a su pueblo uno de los más inspirados caminos para tratar de resolver para ellos lo que
no puedo resolver para sí mismo.
Otro camino sionista, tan inspirado como el de Ajad Haam, emergió no de una identidad judía en lucha con
la religión ortodoxa sino justamente en completa identificación con ella. Abraham Isaac Kuk era un joven
contemporáneo a Ben Yehudá y Ajad Haam. Nacido en Latvia en 1865, recibió una educación similar a la de
ellos. También él se inclinó al estudio del idioma y la literatura hebrea así como de la filosofía judía y
universal. El Rabino Kuk, optó por ejercer el rabinato prácticamente, primero en Europa Oriental y
posteriormente en Yafo en 1904.
A diferencia de la mayoría de sus colegas, su pensamiento era profundamente sionista y sentía un
profundo y real amor por todos los judíos, tanto “seculares” como “religiosos”, ya que veía al pueblo judío
en su totalidad como una comunidad especial, elegida, cuya misión era trabajar a favor de la perfección.
Esto, sostenía, podía ocurrir sólo en un país especial, elegido por D's: Eretz Israel.
La creatividad original judía, tanto en el área de las ideas como en la arena de lo cotidiano y la acción, es
imposible excepto en Eretz Israel... Un judío no puede ser tan devoto y leal a sus propias ideas,
sentimientos e imaginación en la diáspora como puede serlo en Eretz Israel. Las revelaciones de D's,
cualquiera sea su grado, son relativamente puras en Eretz Israel...
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Mientras otros sionistas buscaban en el mundo moderno ideas que les ayudaran a comprender el
nacionalismo y la unicidad judía, encontrando respuestas en la geografía, el idioma y otros desarrollos
culturales únicos, el rabino Kuk se dirigía a un entendimiento más tradicional y más fundamental de las
fuentes de la nacionalidad judía: las raíces estaban en la elección de Israel por parte de D's como Su
instrumento para traer la perfección al mundo.
Ese es el significado del amor eterno de Israel a la Tierra de Israel - la Tierra de Santidad, la Tierra de D's en la que todos los mandamientos divinos son realizado de forma perfecta.
El retorno de el pueblo a la tierra que le fue otorgada y la observación de los mandamientos en ella son
esenciales para el plan Divino de la redención del mundo; el retorno de los judíos a Eretz Israel es el
comienzo de la redención. Mientras Ajad Haam había rechazado las creencias religiosa a las que apelaba el
rabino Kuk, la apreciación de ambos acerca del papel de los judíos en el mundo era muy similar.
Cuando uno observa el sionismo político de Hertzl, su actividad, sus ideas y sus análisis parece casi audaz.
Sus logros históricos son innegables. Visto desde la perspectiva de las visiones culturales y espirituales de
Ajad Haam y Kuk, que involucraron toda la historia judía y universal en sus ideologías, la carrera de Hertzl
parece empalidecer a su lado. Pero, ¿Es realmente la re-creación del idioma un logro menor que el de la
creación de un instrumento político que en última instancia resultó en la re-creación de un estado
independiente? ¿Es acaso menos audaz el tratar de transformar o revitalizar una profunda tradición
religiosa?
Con el correr del tiempo el rabino Kuk se transformó en el Primer Gran Rabino Ashkenazita de Eretz Israel
en 1921 y los británicos reconocieron el hebreo como una de las tres lenguas oficiales de Mandato. La
Primer Guerra Mundial llegó a su fin y la política oficial británica ayudaría al desarrollo de el Hogar Nacional
Judío en Palestina. Ciudades, villas, granjas, comunidades y comunas - kibutzim - florecerían por todo el
país.
Se habían establecido diversos caminos sionistas, con voluntad y con visión.
Itamar Ben Avi, hijo de Ben Yehudá, cuenta en sus memorias la experiencia de haber sido el primer niño
que creció en un hogar donde se hablaba sólo hebreo, experiencia nada fácil por cierto:
Los experimentos de mi padre para que yo hablara “la lengua olvidada” que los líderes judíos llamaban “la
lengua de Ben Yehudá” no fue exactamente una serie de éxitos. Hasta la edad de cuatro años, día tras día y
noche tras noche, nunca dejó de pararse junto a mi cama, junto a mi consternada madre, observando mis
ojos que no expresaban vida y mis labios que no pronunciaban sonido alguno. Parecía un pequeño “idiota”
a los ojos de todos quienes me visitaban.
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La creatividad judía original, sea en el campo de las ideas o en el terreno de la vida y la
actividad diarias es imposible fuera de Eretz Israel...
Un judío no puede ser tan devoto y leal a sus propias ideas, sentimientos e imaginación
como podría serlos en Eretz Israel. Las revelaciones de D's, cualquiera sea su grado, son
relativamente puras en Eretz Israel....
Un fortalecimiento válido del judaísmo en la diáspora puede provenir solamente de una
profundización del vínculo con Eretz Israel. La esperanza del retorno a Eretz Israel es la
fuente eterna de la naturaleza del judaísmo. La esperanza de la Redención es a fuerza
que sostiene al judaísmo en la Diáspora; el judaísmo en Eretz Israel es la Redención
verdadera...
...Oponerse al nacionalismo judío, aún de palabra y denigrar sus valores no es permisible
porque el espíritu de D's y el espíritu de Israel (ésto es el nacionalismo judío) son
idénticos. Lo que debemos hacer es bregar más duramente en la tarea de descubrir la luz
y la santidad implícitas en nuestro espíritu nacional, los elementos divinos que son su
centro. Los laicos deberán entonces darse cuenta que están inmersos y arraigados en la
vida de D's y bañados por la radiante santidad que proviene de lo alto...
Rabí Abraham Isaac Kuk
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Busca retornar a su centro histórico, a fin de vivir allí una vida de desarrollo natural, para
poner en juego sus potencialidades en todos las aspectos de la cultura humana, para
desarrollar y perfeccionar aquellos bienes nacionales que ha adquirido hasta ahora y
contribuir así al patrimonio común de la humanidad, en el futuro como en el pasado.
Una gran cultura nacional, fruto de la libre actividad de un pueblo que vive de acuerdo a
su propio espíritu. Para este propósito actualmente el judaísmo necesita muy poco. No
requiere un estado independiente, sino solamente la creación de condiciones favorables
para su desarrollo en la tierra patria; un considerable asentamiento de judíos bregando
sin estorbo en cada rama de la cultura... Este asentamiento judío.....se convertirá con el
correr del tiempo en el centro de la nación, en el lugar donde su espíritu hallará su
expresión más pura y florecerá en todos os terrenos...
Entonces desde ese centro, el
espíritu del judaísmo llegará a todas las comunidades de la Diáspora, les inyectará nueva
vida y preservará su unidad. Y cuando nuestra cultura en Palestina haya alcanzado ese
nivel , podemos confiar en que engendrará hombres capaces de establecer en una
oportunidad favorable un verdadero estado judío, no un estado de judíos.
Ajad Haam
No tiene sentido gritar: ¡Fomentemos el idioma hebreo para no perecer! El idioma
hebreo puede vivir solamente si resucitamos la nación y la movilizamos a retornar a su
patria. En un análisis final, ésta es a única manera para conseguir nuestra redención
perpetua. ¡Sin esa solución estamos perdidos!... La religión judía será indudablemente
capaz de perdurar aún en tierras extrañas. Ajustará sus formas al espíritu del lugar y la
época y su destino será igual al de todas las religiones. Pero y ¿la nación? La nación no
podrá vivir sino es sobre su propio suelo.
Eliezer Ben Yehudá
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