220-60367, 18 de septiembre de 2003 Ref. Aprobación de estados Financieros- Cumplimiento de las obligaciones incorporadas dentro del acuerdo de reestructuración. Me refiero a su comunicación vía E-mail, radicado en esta Entidad con el número 2003-01-140971, mediante la cual formula las preguntas que en orden serán respondidas: -Existe alguna restricción para que en una sociedad limitada conformada por dos socios, uno de los cuales es representante legal, éste apruebe con su firma los estados financieros, atendiendo que el otro socio siempre está representado por el apoderado. -Una sociedad que se acogió a un acuerdo de reestructuración al amparo de la ley 550, qué plazo tiene para cancelar las deudas incorporadas al mismo. Con quién debe entenderse el acreedor para el cobro. -En relación con su primera inquietud, me permito manifestarle que el tema relativo a la aprobación de los estados financieros, cuando quiera que algunos o todos los socios son a la vez administradores, ha sido analizado antes, razón por la cual resulta pertinente transcribir los apartes del Oficio 220-4354 del 12 de agosto de 2001 que recogen la doctrina de esta Entidad. "A propósito del tema se pronunció recientemente la Superintendencia mediante oficio 220-16368 del 21 de marzo del presente año y en esa ocasión precisó "....el encargo hecho por la asamblea general de accionistas al representante legal y la junta directiva para administrar los negocios sociales, conlleva la obligación de rendir cuentas de su gestión ante el citado órgano social para que se cometa (sic) a su consideración, así las cosas el legislador estableció... la expresa prohibición a los administradores del votar los balances y cuentas de fin de ejercicio, ello con el objeto de evitar que aprueben su propia gestión . Tal prohibición se aplica absteniéndose el representante legal y los miembros de la junta directiva en el caso de que sean socios, de votar en la asamblea general de accionistas, al momento de someter a consideración los estados financieros de fin de ejercicio. En consecuencia el quórum y por consiguiente la mayoría decisoria para efecto de la aprobación de este punto del orden del día, se integrará con las cuotas o acciones de quien tengan la aptitud para votar, esto es descontando previamente aquellas de que sean titulares las personas que están inhabilitadas para ese fin, pues solo de esta manera se concilia la aplicación de las normas que por una parte consagran para los administradores la obligación de preparar y someter a consideración del máximo órgano social el balance y las cuentas de fin de ejercicio y por otra les impiden emitir su voto. Lo anterior supone una excepción a las reglas generales que establecen los artículos 359 del Código de Comercio y 68 de la Ley 222 en materia de mayorías decisorias, pues no de otra forma podría cumplirse la finalidad que en últimas persigue la ley, en esas circunstancias votarán el balance él, o los socios que no ostenten la calidad de administradores. Ahora bien cuando quiera que tengan todos esa condición, se entenderá que está dada implícitamente la correspondiente aprobación en la medida en que no haya objeción de parte de ninguno de los socios, pues el hecho de que por ser administradores estén inhabilitados para aprobarlo de manera expresa, no les impide formular reparos o objeciones, los que de presentarse habrán de ser atendidos por los restantes administradores a quienes corresponda, pues no hay que perder de vista que en todo caso es función privativa e indelegable del máximo órgano social, examinar, aprobar o improbar los balances y las cuentas que deban rendir los administradores de acuerdo con el numeral 2º., artículo 187 del Código citado, atribución de la que gozan individualmente todos los socios (Oficio 220-43454 Agosto 12 1997) -Respecto a su segunda inquietud, tenemos que en el escenario de la Ley 550 de 1999, el acuerdo de reestructuración es en sí mismo un contrato que celebran los acreedores internos y externos de la empresa, con el objeto de corregir las deficiencias en su capacidad de operación y de atender las obligaciones pecuniarias que se tengan a su cargo. Por medio del mismo se estipulan entre otros, la prelación, los plazos y las condiciones en que habrán de ser pagadas las acreencias anteriores a la fecha de iniciación del acuerdo, así como aquellas que surjan con base en lo pactado en éste, atendiendo que el acuerdo vinculará al empresario al igual que a los acreedores internos y externos, incluyendo a quienes no participaron o que habiéndolo hecho, no consintieron en él (artículo 34 ídem) Por consiguiente, considerando que la finalidad del acuerdo, es precisamente la reestructuración de los pasivos de la empresa, es a través del mismo que se convienen con sujeción a las disposiciones legales pertinentes, la forma, el plazo y demás condiciones en que van a ser pagados los distintos créditos, en el entendido que éste es obligatorio respecto de todos los acreedores (núm. 8 ibidem), quienes para hacer exigible sus créditos, deberán estarse en cada caso a lo previsto en sus cláusulas. Por su parte, se advierte que el promotor, de conformidad con los artículos 7 y 8 de la referida ley, es un mero mediador, que en ningún momento desplazo los órganos de administración de la sociedad, cuyas funciones culminan una vez que el acuerdo se firma; de ahí claramente se desprende que es la sociedad, por conducto de su representante legal, quien debe responder frente a los terceros por sus obligaciones. En los anteriores términos se espera haber absuelto sus inquietudes, advirtiendo que los alcances del concepto expresado se sujetan a lo dispuesto en el artículo 25 del C.C.A.