"Tonelli, Alfredo Jose y otro c. Superintendencia de Riesgos del

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ACTUALIZACION DE JURISPRUDENCIA
DERECHO DEL TRABAJO
CAMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO
CONTRATO DE TRABAJO. Médicos auditores de la Superintendencia de Riesgos del
Trabajo. Inexistencia de relación de
dependencia. Sent. del 10 de setiembre de 2004.
Antecedentes:
La demanda fue rechazada en tanto en primera instancia se sotuvo que los actores
estuvieron vinculados con la
demandada a través de contratos de locación de servicios profesionales y no por un
vínculo de trabajo subordinado.
Fallo de 2da. Instancia:
No se discute en el sublite que los actores celebraron con la Superintendencia de
Riesgos de Trabajo los sucesivos contratos de
locación de servicios obrantes a fs. ..., por un período aproximado de 4 años, donde se
obligaban a prestar sus servicios
profesionales -auditorías médicas- a fin de realizar las supervisiones que aquella le
diagramaba. Que a cambio de dicha
prestación percibían honorarios, previa extensión de la documentación obrante a fs. ...
(recibos de clase C, con el membrete a su
nombre, Nº de CUIT, Nº de ingresos brutos y Nº de Caja de Previsión Social de su
profesión); acompañada por los propios
actores en su presentación inicial.
Los accionantes dijeron que hubo una "relación laboral encubierta", concretamente,
porque: a) rige la presunción del art. 23 de la
LCT; b) habrían sido contratados para efectuar tareas que son propias de la incumbencia
de la demandada (cfr. art. 36 de la
Ley de riesgos de trabajo) y c) debían cumplir las órdenes y directivas de aquella,
respecto que la accionada tenía la facultad de
seleccionar el personal a auditar sumado a que no podían negarse al traslado al interior
del país para cumplir su cometido.
Al respecto, en principio habré de señalar en orden a la aplicación del art. 23 de la LCT
al caso, que para calificar la relación
habida con un profesional, en este caso Médicos, también trabajadores, no obstante el
nivel cultural que cabe presumir en virtud
de sus títulos habilitantes, muy frecuentemente se encuentran en situación de
hiposuficiencia respecto de sus empleadores, habida
cuenta de las dificultades que deben enfrentar para insertarse razonablemente en el
mercado laboral.
No obstante ello considero que en el caso la presunción del artículo 23 de la LCT no
debe tener ninguna incidencia toda vez que
la misma debe entenderse limitada a los servicios prestados bajo relación subordinada,
pues, sólo éstos están contemplados en
la tipificación legal del contrato y de la relación de trabajo (artículos 21 y 22 LCT) y a
mi ver de los contratos que celebraron las
partes y su posterior ejecución ... no hay indicios suficientes como para acreditar la
existencia de un contrato de trabajo (cfr. art.
14 de la citada ley).
Cabe agregar que "...la presunción que establece el artículo 23 LCT tiene por función,
como ocurre en general con las
presunciones legales, juris et de jure o juris tantum, otorgar el atajo para arribar a ciertas
conclusiones cuando ellas no resultan
del material disponible. Cuanto resulta claro del análisis de las constancias de la causa,
cuál ha sido el contrato que las partes
entendieron celebrar, o de ello resulta de los comportamientos que cumplieron en su
ejecución, no es necesario recurrir a
presunción alguna...." (esta Sala in re "Hoc María Inés c/ Asociación Francesa
Filantrópica y de Beneficencia Hospital Francés
s/ despido).
De los propios contratos que celebraron y ejecutaron las partes, a mi juicio, surge
claramente la falta de existencia de vinculo
jurídico laboral.
En principio, porque surge de los contratos traídos con la demanda que los actores
fueron contratados para realizar tareas
propias de sus incumbencias profesionales médicas, esto es: a) recopilar toda la
información médica que consideren relevantes;
b) analizar tal información según su mejor criterio profesional y c) producir todos los
informes que le requiera la SRT sobre los
casos auditados (cláusula 3º).
Por otro lado, en lo que aquí interesa, las partes pactaron expresamente respecto del
vínculo contractual (art. 1137 del C. Civil):
1) "...encuadrarlo específicamente en lo determinado por el Capítulo VIII -art. 1623
siguientes y concordantes del Código Civil
Argentino y en un todo de acuerdo a los términos y condiciones particulares que
seguidamente se enuncian..." (cláusula 1º). 2) "
... El auditor (los actores).... facturará las prestaciones realizadas por mes calendario,
debiendo presentar su correspondiente
factura por honorarios entre el día uno y el cinco de cada mes, la cuál será abonada entre
el día cinco y diez de cada
mes...".3)"...queda a cargo del Auditor el pago de aquellos impuestos, tasas, aranceles,
contribuciones, y aportes de la seguridad
social, que demande el desempeño de su profesión, así como los gastos de viáticos gastos de desplazamiento, viajes, hotelería,
etc...- y demás gastos, de
cualquier naturaleza, que efectúe con motivo de la prestación" (cláusula 4º). 4) "... El
auditor manifiesta encontrarse
empadronado en la Caja de Previsión Social y Seguro Médico de la Provincia de
Buenos Aires Nro. Matrícula..." (cláusula 5º) y
a mi ver lo más relevante; 5) " El contrato no será considerado en ningún caso bajo
relación de dependencia de la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo, rigiendo únicamente por la normativa
mencionada en el encabezamiento del presente"
(cláusula 6º).
Desde tal perspectiva, los actores en su carácter de médicos profesionales no pueden
invocar seriamente que la demandada
cometió fraude respectos de los alcances jurídicos de un contrato que convinieron. Le es
aplicable la "doctrina de los actos
propios", según la cuál nadie puede ir en contradicción de una conducta anterior
jurídicamente relevante.
De los contratos surge que las partes pactaron de antemano la entrega mes a mes de las
facturas por honorarios, que quedaba a
cargo de los actores el cumplimiento de toda clase de obligaciones impositiva,
previsional y de cobertura médica, como también
debían solventarse los "viáticos" para realizar las tareas encomendadas (auditorías
médicas); estas son paradigmáticamente
características propias de quiénes prestan servicios profesionales en forma
independiente. Asimismo, de todos los contratos
surge que las partes "siempre" decidieron excluir expresamente la naturaleza laboral de
la contratación; lo cuál torna inaplicable
lo dispuesto en el art. 38 de la ley 24.557 que la apelante invoca como sustento de su
pretensión. Es poco creíble que los
actores convencidos de la ilícitud de la conducta de la demandada, no efectuaran
durante el decurso del vínculo contractual, que
duró bastante tiempo, reclamos formales sobre el supuesto "fraude" de la aquella, y
recién lo hicieran cuando se decidió no
renovarles los contratos (ver demanda fs...). A mi juicio ello revela a las claras la
intención que las partes tuvieron al vincularse
contractualmente, y la ejecución del mismo, fue la que pactaron expresamente en el
contrato (art. 1198 del Código Civil).
En cuanto a las supuestas "órdenes y directivas de la demandada" cabe señalar que la
circunstancias que los actores recibieran
indicaciones respecto a las personas y lugares que debían auditar, resultan
requerimientos que corresponden a la naturaleza
misma de toda actividad organizada y, particularmente, a las modalidades propias de la
ejecución de la funciones que la
demandada debía desarrollar en el marco del art. 36 de la Ley de Riesgos de Trabajo.
Ello no permite por sí mismo definir la
naturaleza de la relación entre el profesional y la demandada. Tampoco advierto en el
sublite la existencia de sanciones
disciplinarias por parte de la demandada que, de algún modo, podría indicar la
existencia del vínculo de trabajo que señala la
parte actora en su apelación.
En suma, el comportamiento de las partes en la ejecución de la relación, que se extendió
durante un período prolongado de
tiempo, no fue el que se habría observado en la hipótesis de considerarse un contrato de
trabajo; ello considerando, además, los
diversos contratos que las partes celebraron para vincularse y que siempre excluyeron
esa caracterización;; lo cuál me lleva a
concluir como lo hizo la Sentenciante de grado. Por ello, recomiendo se mantenga lo
resuelto en origen.
SENTENCIA nº 32.073 del 10/9/2004, Autos: "Tonelli, Alfredo Jose y otro c.
Superintendencia de Riesgos del
Trabajo". CNAT, Sala VIII; del voto del Dr. Horacio V. Billoch, al que adhiere el Dr.
Roberto J. Lescano.
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