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Tras la muerte de Fernando VII, por la minoría de edad de la reina, asumieron las regencias María
Cristina, esposa de Fernando y madre de la reina y el General Espartero. Durante este tiempo se
produjo el paso del absolutismo al liberalismo, influyendo en la vida política del país.
1) La regencia de María Cristina (1833- 1840)
Ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina de Borbón asumió la Regencia a la muerte de
su marido Fernando VII en 1833. Pese a que la Regente no se identificaba con
http://www.historiasiglo20.org/HE/10a23martinezdelarosa.htmsu ideario, los liberales se configuraron
como la única fuerza capaz de mantenerla en el trono. Así, Maria Cristina llamó a Martínez de la
Rosa, un liberal moderado, a formar un gobierno que hiciera frente a la insurrección carlista.
Martínez de la Rosa emprendió una serie de reformas muy moderadas. Entre ellas destacó el
Estatuto Real en 1834. Se trata de una Carta Otorgada, concedida por la voluntad de la Regente,
en la que se conceden algunas reformas:
-Se establecieron unas Cortes bicamerales formadas por la Cámara de Próceres, constituida por
los Grandes de España y otros designados de forma vitalicia por el monarca, y la Cámara de
Procuradores, elegida mediante un sufragio censitario muy restringido. Solo los varones de más
de treinta años que poseyeran una renta superior a 12.000 reales anuales tenían derecho de voto.
Estas Cámaras tenían funciones muy limitadas. El monarca mantenía importantes poderes: podía
convocar y suspender Cortes cuando quisiera y cualquier ley, además de la aprobación de las
Cámaras necesitaba el consentimiento del rey (derecho de veto).
La situación del país estaba marcada por la guerra carlista, que había puesto en una difícil
situación al ejército isabelino. La falta de liquidez de la Hacienda impedía que el ejército recibiera
suministros y los militares cobraban las pagas con retraso. A esto se le unió la epidemia de cólera
que se desató en el país y que provocó una reacción violenta en las clases populares y la iglesia.
Esto precipitó la caída del Gobierno.
La insuficiencia de las reformas de Martínez de la Rosa, llevó a que los liberales terminaran por
escindirse en dos grupos: moderados y progresistas. La guerra civil culminó la división del
liberalismo español, iniciada en el Trienio Liberal.
Los progresistas concentraron su apoyo social en las clases medias urbanas: artesanos, tenderos,
empleados...Sus principales dirigentes fueron Espartero, Mendizábal, Madoz, Olózaga y Prim.
Juan Álvarez Mendizábal, líder de la oposición liberal progresista, asumió la presidencia del
Gobierno, creó diputaciones provinciales y promulgó el decreto de la desamortización de los bienes
eclesiásticos, con la intención de construir un Estado liberal en España.
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El objetivo de la desamortización era: iniciar una reforma agraria y conseguir dinero para el
Estado, con el fin de sostener la Guerra Civil y crear una capa que proteja la revolución liberal. Las
tierras se subastaron públicamente y fueron adquiridas por personas que tenían títulos de deuda
pública o dinero en efectivo.
Este objetivo no se consiguió: la deuda pública del Estado no disminuyó y no se consiguió que los
campesinos accedieran a la propiedad, sino que aumentó el malestar de los campesinos, que no
pudieran pagar las rentas impuestas por los nuevos propietarios (burgueses).
La Regente, que creía que las reformas estaban yendo demasiado lejos, sustituyó el gobierno de
Mendizábal por otro más moderado, que frenó el ritmo de la desamortización.
Los Moderados tenían su apoyo social residía en las clases altas del país: terratenientes, grandes
industriales, burguesía financiera y comercial. Sus principales dirigentes fueron Martínez de la
Rosa y el General Narváez.
Tras una sucesión de revueltas populares en varias ciudades, tuvo lugar un pronunciamiento militar
conocido como el motín de La Granja: Los sargentos de la Guardia Real obligaron a la Reina
Regente que descansaba en el palacio de la Granja a suspender el Estatuto Real, a proclamar la
Constitución de 1812, y a nombrar un gobierno progresista presidido por José Mª Calatrava, que
contó con Mendizábal para la cartera de Hacienda. Una vez en el gobierno, dándose cuenta de que
la Constitución de 1812 era inaceptable para los moderados, iniciaron un proceso de reforma de la
Constitución de Cádiz, buscando el compromiso con los moderados mediante una serie de
permisos.
Elaboraron la Constitución de 1837 que recuperaba la monarquía constitucional y establecía la
soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, formadas por dos cámaras (Congreso y el Senado),
y que fueron aceptadas por moderados y progresistas.
Los moderados intentaron recortar el poder de los ayuntamientos en algunas ciudades, ya que
estaban presididas por alcaldes progresistas, provocando el levantamiento progresista en ellas. En
1840, la presencia de sublevaciones populares obligó a la reina a recurrir a un general progresista:
Baldomero Espartero. Cuando este se negó a utilizar el ejército contra los ayuntamientos
progresistas como le pedía la regente, ésta renunció a la regencia.
Espartero se convirtió así en el presidente del Consejo de Regencia, con lo que nuevamente un
miembro del ejército determinaba el signo del gobierno liberal.
2) La regencia de Espartero (1840-1843)
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Cuando accedió a la regencia, Espartero era un militar muy popular y aclamado, pero fue
perdiendo apoyos. Los progresistas criticaron su forma militar de gobernar y solucionar problemas.
Los moderados le negaron su apoyo y se dedicaron a preparar un pronunciamiento para sustituirlo
por la reina María Cristina.
El gobierno de Espartero puso en práctica una política librecambista, que supuso la apertura de las
aduanas a los productos extranjeros a cambio de apoyo financiero, que le hizo ganarse la confianza
de la burguesía industrial catalana. Se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos y se
recortaron los fueros vasco-navarros. El bombardeo contra la ciudad de Barcelona aumentó su
descrédito e impulsó la conspiración, que llevó a un militar liberal moderado, Ramón Mª
Narváez, al gobierno. Espartero debió exiliarse en Londres e hizo precipitarse la declaración de
mayoría de edad de Isabel II.
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