Golda Meir: Infatigable Líder Sionista A no dudar que si hay que asociar el nombre de una mujer a la historia contemporánea del judaísmo y del sionismo, ese nombre es el de Golda Meir. Llamada en hebreo "Golda shelanu" y en idish "Unsere Golde", en ambos casos eso quiere decir "Nuestra Golda" . La identificación del judaísmo -tanto diaspórico como israelí- con la vida y el accionar de Golda Meir, hacen que ella sea considerada parte indivisible de su pueblo. Activista desde pequeña, excelente oradora -inigualable en este aspecto-, incansable trabajadora en el kibutz como en la central obrera o en el más alto cargo político en el Estado, bregó con toda la fuerza y la energía por la creación de Medinat Israel. Esta tarea sin pausa la inició cuando todavía el Estado judío no era más que un sueño de visionarios. Embajadora y Premier Fue Embajadora de Israel en la Unión Soviética (1948-49), Ministro de Trabajo (1949-56), Canciller (1956-66), Secretaria General del Partido Avodá (Laborista, 1968) y Premier (o Primer Ministro, 1969-74). Esto último, diez años antes que la primera mujer europea que accediera a análoga función. Pronunció más de mil discursos, en diferentes latitudes y con los más diversos públicos. Asimismo, visitó la Argentina en tres ocasiones: en abril de 1951 siendo Ministro de Trabajo de Israel (es recibida en Buenos Aires por Eva Perón); en 1958 cuando es la Canciller israelí (Ministro de Relaciones Exteriores); y, en 1968, siendo Secretaria General del Partido Avodá. Gran cantidad de público se da cita cada vez que ella se dirige a los argentinos, en el Estadio "Luna Park" de Buenos Aires. Humilde hogar Golde Mabovitch -tal su nombre originario- nace el 3 de mayo de 1898 en Kíev (Ucrania). Es hija de Moshé Mabovitch y de Bluma Naiditch. El nacimiento en Kiev es circunstancial, ya que su familia es de Pinsk (hoy perteneciente a Belarús), un poblado que obedecía a la división zarista que determinaba ciertas tierras (zonas de residencia) para ser habitadas por judíos. Kíev es la posibilidad de mejora económica. Pero allí el padre experimenta que incluso haciendo un buen trabajo en su oficio -la carpintería- no le pagasen por ... ser judío. El de los Mabovitch es un hogar muy humilde, y demasiado acostumbrado a la modesta comida en base a papas, cebolla y pan. Pero hay algo peor: la alta mortandad infantil de la época se lleva a varios de sus hermanitos. Sobrevivieron, Sheine (9 años mayor que ella), Golde y Tzipke (la más pequeña). Dirección de la vida Es en Pinsk donde residen, cuando el padre de Golde se marcha a los Estados Unidos para ver la posibilidad de instalarse allí con los suyos. El cuaderno con letras hebreas es la primera pasión de Golde. A la intrépida niña, la madre la llama "kujlefl", que puede traducirse como "cuchara de cocina" o sea, cuchara agitadora. Incluso desafiando las prevenciones, la pequeña Golde ("de Oro", significa su nombre, en idish) se las ingenia para presenciar las reuniones políticas del grupo de su hermana mayor. Siendo ella muy pequeña, al igual que su hermanita Tzipke, ambas son golpeadas por un antisemita. Este episodio tiene una estrecha relación con la brújula de su vida adulta, al punto que muchos años más tarde, Golda reconocería: "Si hay alguna razón lógica de la dirección que tomó mi vida, ella está en el deseo y la determinación de salvar a otros niños judíos de sufrir experiencias similares ". De Rusia le quedaría lo que llamó "un complejo de pogrom" y una permanente sensación que definió como de ‘"frío por fuera y hambre por dentro ", cuando en 1906 , doña Bluma y sus niñas tras una larga y azarosa travesía -tramos de viajes en trenes, durmiendo en literas y sin sábanas- se unen a Moshé en Milwaukee (Estados Unidos). Juvenil liderazgo A los ocho años de edad llega Golde con los suyos a los Estados Unidos. Ya antes de terminar la escuela primaria, ante una expresión antisemita de un alumno, ella es la líder que encabeza una manifestación vespertina frente a la vivienda de áquel. En la adolescencia, admirada por un discurso convocante de Najman Sirkin, la joven Golde se une al Poalei Tzíon (Obreros de Sion), con el compromiso explícito de la aliá a Eretz Israel. Y aun cuando la edad mínima para la incorporación de activistas es la de dieciocho años, es aceptada bastante antes. El destino de las pioneras más que fundado en prescripciones de una pedagogía abstracta, obedece a los requisitos necesarios para la vida en el kibutz. Golde ya es enfática en afirmar que no quiere ser "una sionista de salón". Tiempos en los que con la Declaración Balfour y la caída de cuatro siglos de dominación de los turcos otomanos sobre Eretz Israel, se comienza a avizorar las posibilidades futuras del proyecto sionista. Ella tiene quince años cuando le eligen como futuro marido a un próspero comerciante de bienes raíces, el señor Goodman (de treinta años de edad). Golde, iconoclasta desde la niñez, prefiere fugar desde Milwaukee para recalar en Denver, en el hogar de su hermana Sheine y su cuñado. Un hogar, también, en el que se profundizan los fundamentos y alcances de la causa sionista. La orquesta y los violines Golde es una inagotable y fervorosa militante. Además de su poder de convocatoria, es desde un principio una excepcional oradora. Isadore Tuchman queda fascinado al oírla y dice de ella que posee "una boca de oro". Comienza su noviazgo con Morris Meyerson. Lo acompaña a él a los conciertos y las tertulias a las que es adepto, pero no ceja en insistirle en la necesidad de luchar por la creación del Estado judío. Morris, en cambio, es universalista y, cuando le dice a ella: "Tendrás tu nuevo Estado judío, es decir, un nuevo país en el mundo... ¿y con eso qué...?", Golde, que es contundente y muy buena argumentadora, le replica: "El internacionalismo no significa el fin de la individualidad de las naciones, del mismo modo que las orquestas no significan el fin de los violines". Boda Golde, al hablar de Eretz Israel siempre toma más en cuenta el amor que la malaria, los cantos hebreos que los atentados árabes, las flores que las duras rocas. En cambio, en su perspectiva, Morris entiende que puede amar mejor a Golde si no marchan a la remota Tierra de Israel. Pero la condición de Golde, es que para que haya boda, debería haber pronta "aliá" (subir a Sion). Morris cree que una vez en Israel, con tanto desierto y plagada de zonas con malaria, podría retornar con Golde a los Estados Unidos, país en el que se casan. La boda se lleva a cabo el 24 de diciembre de 1917 (17 días más tarde de la boda que celebran en Nueva York, David Ben Gurión y Pola Mauweis). Golde, a sus diecinueve años de edad, pasa a ser la Sra. Meyerson. Larga travesía Extenuante es el largo viaje en el navío "Pocahontas", en el que el matrimonio Meyerson emprende el viaje de la "aliá". En la travesía desde los Estados Unidos al puerto de Nápoles, además de las revueltas en la embarcación -incluidos dos muertos-, una vez en Nápoles se encuentran con que los navíos no quieren llevar más judíos a Palestina porque esto desagrada a los árabes. Es así que deciden completar el viaje saliendo desde Brindisi (Italia) a Alejandría (Egipto) y de allí en ferrocarril a Tel Aviv. Pero antes de partir para Brindisi advierten que no ha llegado el equipaje de ninguno de los inmigrantes judíos. Y es Golde -líder innata- quien igualmente decide continuar el viaje hasta Eretz Israel, incluso sin las pertenencias. Y es seguida por el resto del grupo. Razones En el muy caluroso 14 de julio de 1921 llegan Golde y Morris a Tel Aviv . Los camellos les parecen los únicos rasgos de vida.... Pero hay más: un sol abrasador, una nube de mosquitos, un desierto siempre vivo constituyen el ambiente que los recibe. Buscando las razones sobre la decisión de Golde y de aquellos jóvenes judíos que desde los Estados Unidos dejan las comodidades para emprender la "Aliá" a Eretz Israel, se pregunta Jessie Sampter: "En verano se abrasan y en invierno se hielan de frío. Entonces, ¿por qué vienen y por qué se quedan...? ¿Acaso no echan de menos la Quinta Avenida, no extrañan Broadway? ¿No ansían tomar un baño en una habitación de porcelana blanca? ¡¿Pueden soportar tantas incomodidades, tantas molestias...?! ¿Sólo acampar de noche y sólo trabajar de día? Entonces, ¿por qué vienen y por qué se quedan...?". Y la respuesta es una sola: por identificarse con el ideal sionista de reconstruir la Patria en el histórico solar ancestral. Reconstrucción A los pocos días de su arribo a Eretz Israel, una de las primeras cosas que hace Golde, es dejar un papel con un deseo en el Muro Occidental del Segundo Templo, en Jerusalem. Allí escribe: "Este país debe ser reconstruido". Tiene buen inglés y, en un comienzo, enseña ese idioma. Pero Golde no llega a Eretz Israel para difundir la cultura inglesa. Entonces, pugna por la incorporación junto a su marido en un kibutz. Les es difícil lograr la aceptación en el Kibutz Merhavia, donde residen y trabajan la tierra, treinta y dos hombres y ocho mujeres. Los hombres del kibutz no quieren parejas sino chicas solteras. Y las mujeres del kibutz, a su vez, no quieren a los judíos de los Estados Unidos "porque los norteamericanos pronto se marchan de Eretz Israel". Tiempos del kibutz Pero la obstinación y el duro trabajo de Golde, que muy pronto se destaca por su laboriosidad, determina la admisión de la pareja en el Kibutz Merhavia. Golde deja a todos estupefactos: ella puede tanto subirse a arreglar torres para posibilitar la llegada del agua (cosa que no hace ni la más arrojada de las valientes muchachas) como cavar hoyos. De esta última actividad, diría Golde más tarde: "Las manos se me cubrían de ampollas, que pronto se abrían; mi piel se pelaba y me salía sangre de las heridas. Después de un día de trabajo no podía dormir del dolor de espalda y de riñones, pero nuestra ansiedad por trabajar nuestra tierra luego de miles de años de exilio, podía más". Morris, en cambio, hasta se deprime porque los comités del kibutz son los que deciden en los más diversos aspectos. Asimismo, él comienza a percatarse cuán equivocado estaba cuando pensaba que las dificultades harían retroceder a Golde. Impronta Pero, para salvar su matrimonio, Golde cede y dejan el kibutz. Se instalan en Tel Aviv, donde nacen sus hijos Menajem (en 1924) y Sara (en 1926). Aun así su matrimonio -y pese a que ambos continuaban amándose- tiene muchos vaivenes y consecuentes separaciones. Pero el kibutz deja una impronta imperecedera en Golde. Todavía medio siglo más tarde, declararía: "Aborrecí tener que partir del kibutz. Fue una sensación de dolor que me atraviesa siempre como una aguja. El hecho de no poder seguir viviendo en el kibutz todavía me produce resentimiento, a pesar de que ya pasaron casi cincuenta años de aquello". Los tiempos iniciales fuera del kibutz son más que difíciles. Así, para costear una escolaridad judía a sus niños ofrece -ya que no tienen medios- limpiar a cambio la ropa de los demás escolares. Tiempos en los que cuando vacila el lechero en dejar en su casa la leche y fiar el pago, reacciona muy enérgica: "¡Nadie dejará a mis hijos sin leche!". Son tiempos también en que concluyen muy tarde las reuniones de la Histadrut de las que participa; a sus miembros les avergüenza tener que tomar un taxi, pero a esas horas ya no hay transporte público. En aquellos días la central obrera asigna a una javerá (Dora Vulcani) como baby sitter de los niños de Golde. En su casa de Jerusalem, la cocina es habitual sede de debates con sus compañeros de militancia, mientras ella sólo bebe enormes tazas de té y fuma. También el balcón es testigo de su vocación por el tabaco. Súmese a esto la enfermedad de su hija Sara (que padece una dolencia de un riñón desde muy pequeña) y que obliga a Golde a viajar con ella a los Estados Unidos para su tratamiento. Y por supuesto que una vez allí, despliega también una gran actividad en pos de lograr las adhesiones para que en Eretz Israel adviniese el Estado judío. "Nuestros hechos exclama a quien quiera oírla- superan a nuestras palabras. Vengan a Eretz Israel y lo comprobarán con sus propios ojos", dice ante el público norteamericano. CONTINUARÁ