EL ESPEJO Estaba parada frente al espejo, mirando la imagen reflejada; no parecía ser yo era algo extraño, después de tantos años de observarme. Me fijé nuevamente preguntaba: ¿acaso seré yo a quien observo? Pero ella me miraba tan paciente y hasta una sonrisa simulaba. Volví a preguntar tan confundida, no estando yo conforme con el gesto, pero tampoco esta vez hubo palabras, esperando quien sabe alguna pista; ¿quien era aquella imagen?, ¿que quería? ¿Acaso le faltaba compañía? Al fin después de una larga espera, podía observar como cambiaba de una imagen vaga y transparente todo su ser entero transformaba, su pelo reflejaba como luces, los pies asemejaban unas ramas al suelo parecían ya pegados y aunque por caminar se esforzaba la lucha vana resultaba. El rostro le cambiaba como luna apenas ya podía divisarlo, de dulce se torno pálida y triste, sus ojos tan hermosos marchitados, las manos confundidas entre flecos en medio un poncho oscuro y despintado, no había una sonrisa ni un gesto pues solo indiferencia se mostraba. Apenas escuchaba unos gemidos en lo profundo ella se quejaba, los labios no movía para nada, ¿sellados estarían sin palabras? Extraña era yo, extraña ella, éramos como dos desconocidas, quería conocerla yo pensaba, pero ella se ponía mas esquiva. Se habrá perdido en medio de la noche, o simplemente no encuentra su casa; será que aún me reconoce, que tanto sabrá ella que no habla. Ahora, ella era quien me observaba trataba con afán de no mirarla constante en su mirada reflejaba deseos de arrancarme mil palabras; quería que le hablara o no era nada, ¡pregunta de una vez! solo pensaba, a prisa ya no aguanto esa mirada, tan fría como si me traspasara, pese a toda mi gana era imposible, ¿como ella iba a hablar si yo no hablaba? Empecé entonces pronto a relatarle, espacios de mi vida transcurridos, momentos de difícil cercanía, recuerdos de una incalculable alegría, parecía ponerse mas tranquila cuando le señalaba con palabras, que aunque tragedias grandes transcurrían mas llena y fuerte el alma se sentía, por la fuerza interior que en mi vivía. A poco le conté cuando sufría, los mil y un rechazos de la vida, aquellas tardes llenas de apatía, cansancio, soledad triste agonía, momentos que avivaron mas la llama, sublime era el pesar que ella sentía; porque no habré callado aquel entonces, sentía desgarrarse mis entrañas y hasta en vano ya le repetía que los dolores pasan y se olvidan. Pero fue tarde para entonces, no pude evitar lo que venía, sentirse otra vez sola e incomprendida… lo siento le gritaba, no quería; pero se transformaba nuevamente. Dolor sentí de pronto y tan profundo, nunca había sentido tal herida sus ojos se clavaban como dagas y sus manos, me atravesaban el alma, agujas afiladas por la espalda, punzones de emociones ¿que buscaban? retornaban vacías y sin nada. Gran desesperación la que sentía, encontrarme así tan abatida ¿sería esa mi imagen mas posible? O es que era solo lo que parecía, tenía el cuerpo escuálido y sin ánimo ahora la mirada es tan vacía, parece que se hubiera derramado lo poco que por dentro aun guardaba, vacía se quedo casi mirando que si recuperarlo acaso ya podría, los pies cual ramas viejas y marchitas, caían hacia el suelo despojados, sin ánimo, sin fuerza, están cansados de haber andado tan largos caminos, pero al volver en si ya no podía ni dar un paso mas, menos pararse y caminar segura nuevamente, las manos quietas pobres avecillas a donde volarán cual es su ritmo, se encuentra el corazón tan oprimido, latía ya sin son, porque latía? si eterno padecer le parecía. Ayuda me pedía dando gritos silenciosos murmullos sin palabras, sostiéneme un instante no me olvides, estoy aquí esperando que decidas aprisa que ya va quedando nada, ayuda por favor que estoy cansada; ¿porque ahora no devuelves la mirada? Tan mal tan asustada me sentía, como perderme así como si nada mas me habría valido ser mas lista que guardar tanto tiempo esta apatía quitando al corazón esos latidos, restándole espacios mas al alma, sería acaso tímida tan frágil, vacía como un cántaro sin agua, pero no por favor que me respondes? ¿Es que hace tanto en mi no guardo nada? Pero como saber, si no lo entiendo, como penetro dentro de mi alma, si Dios es en quien guardo mis palabras, ¿que hace un hombre sin una esperanza? vacía me siento y sin nada, no corre mas la sangre agitada, mis manos no sostienen casi nada que débiles están, más que mi alma. Que poco ya de mi, poco ha quedado, pregunto ¿Cómo habré de alimentarla? Si me encuentro tan sola como el agua, quiero recuperar tiempo pasado, el tiempo ya perdido sin palabras. Al fin, yo desperté estaba dormida, pero mi corazón aun sentía aquel dolor constante y mis heridas, las siento mas algunas que otras veces, pero cada mañana aun despierto y el sol se pone nuevamente al cielo. Espejo, guarda bien este secreto, no le muestres a nadie lo que has visto; que aquí entre tu y yo, empiezo de nuevo, empezaré a llenarme por completo. --------------------------------------------------o---------------------------------------------- TITULO: “EL ESPEJO” NOMBRE Y SEUDÓNIMO DEL AUTOR: “DE ÁVILA”