PARTICIPA EN LA LITURGIA Celebrando y recibiendo a Cristo en la Eucaristía La Iglesia profesa que en la Eucaristía, el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo por el poder del Espíritu Santo. Todos los evangelistas hablan de este misterio: los tres sinópticos, al relatar su institución en la Última Cena (Mt 26,17-­‐19; Mc 14,12-­‐15; Lc 22,7-­‐13), y Juan, en el discurso de Jesús sobre el pan de vida (Jn 6,51-­‐55). Cristo resucitado y glorificado está presente en el pan y el vino. ¡Qué grandioso es poder recibir al Señor cada vez que comulgamos! ¡Qué necesario hacerlo si queremos ser y actuar como su cuerpo vivo en la Cómo usar este material. Ofrecemos 3 folletos. Éste es el primer folleto, para lectura y reflexión personal. Toma las lecturas del día de Corpus. Tenemos presente el lema del Día Nacional de la Catequesis: “Yo soy el Pan de Vida” y el tema: “¡Levántate, come,…te queda mucho por caminar”. Leemos las lecturas, respondemos personalmente las preguntas. El texto puede ayudarnos a profundizar nuestra reflexión. El segundo folleto es una celebración de adoración a realizarse preferentemente con tu grupo de catequistas pero también puede ser con otros agentes pastorales, fieles, etc… El tercer folleto puede ser guía para hacer una reunión con los catequistas de la parroquia. Material para prepararnos a celebrar el Día Nacional de la Catequesis folleto 1 Eucaristía: cumbre y fuente de nuestra vida Material para la reflexión personal 1 2 Prepárate para dialogar con Jesús El Jueves Santo celebramos la instituión de la Eucaristía, el sacerdocio de Jesús y el mandamiento del amor. Conmemoramos la Última Cena de Jesús antes de dar su vida para salvarnos. En la Fiesta del Cuerpo de Cristo (Corpus Christi) celebramos la Eucaristía como el máximo misterio de amor mutuo, pues así quiso Jesús quedarse con nosotros después de la Resurrección y Ascensión. La Eucaristía celebrada, recibida, adorada y vivida, es el acto de amor más perecto con que los cristianos podemos corresponder al amor de Cristo. + ¿Qué momentos o aspectos de la Eucaristía vives con más intensidad? Leer Éxodo 24,3-­‐8 CONOCE LA PALABRA DE DIOS Leer Marcos 14,12-­‐16.22-­‐26 Leer Hebreos 9,11-­‐15 + ¿Por qué es importante ritualizar la alianza? + ¿Qué caracteriza la alianza en Cristo Jesús? Todas las descripciones de la alianza en el Sinaí tienen los mismos elementos: proclamación de la lay, aceptación por el pueblo, sello de alianza y erección de una estela o monumento de piera, que dé testimonio para el futuro. Pero la manera de sellarla varía según la tradicion. Este texto corresponde a la tradición elohista del Reino de Israel, la cual firmaba sus alianzas con un sacrificio de sangre, con el que rociaban el altar, símbolo de la presencia de Dios, y doce piedras, que representaban al pueblo. El sello de la alianza en la tradición yavista del Reino de Judá, es la comida de los ancianos con Dios (Ex. 24,9-­‐10). Esta alianza fue provicional, preparó y simbolizó la nueva, perfecta y definitiva alianza en la sangre de Cristo. La alianza no es sólo una ceremonia ritual, sino parte de la vida misma, pues implica la relación entre Dios y el pueblo, quien acepta ser pueblo de Dios. El autor de esta carta, un cristiano desconocido, compara la antigua y la nueva alianza, señalando la clara superioridad de ésta: -­‐ La antigua alianza giraba en torno a un santuario terreno, limitado y pasajero; estaba sellada por sangre de animales, y sólo podía restaurar la pureza exterior. -­‐ La nueva alianza es realizada por Jesús, es el sacerdote perfecto que se encuentra a sí mismo por la humanidad. Es una alianza sellada en el interior, por el mismo espíritu de Dios, capacitándonos así para vivirla y dar culto a Dios. A partir de Cristo, no será sólo el sacerdote quien celebre el ritual de la alianza. Todos sus seguidores podemos dar culto espiritual a Dios y celebrar la alianza. + Según este texto, ¿cómo se relacionan la antigua y la nueva alianza? El evangelio presenta la Última Cena de Jesús omitiendo la traición de Judas. Esta Cena, que inaugura el relato de la pasión en los cuatro evangelistas, fue celebrada en el contexto de la cena pascual judía, en relación con la alianza en el Sinaí. La víspera de su martirio, Jesús interpreta el sentido de su muerte ante sus discípulos e instituye la Eucaristía. Al decir, “Esto es mi cuerpo… Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza” (Mc 14,22.24), realizó un acto claramente sacrificial. En los antiguos sacrificios la víctima era el vínculo de unión entre el entre el pueblo y la divinidad. Al entregar su propia propia vida, Cristo es el medio de unión entre Dios y entre Dios y los suyos, fundando una nueva comunidad, cuya unidad radica en la comunón con comunón con él. La iglesia es un pueblo de la nueva la nueva alianza con Dios que vive del cuerpo y y sangre de Cristo, y se hace cuerpo de él en la