El desmoronamiento de la EFTA Los acuerdos de ingreso

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ropea o M ercado Común. Sus miem­
bros eran los seis países ya citados,
pero su voluntad europea se manifes­
taba en el hecho de que los tratados
fundacionales de la Comunidad eran
abiertos, es decir, ofrecían la p osibili­
dad de adhesión a los mismos a todos
los países europeos que lo desearan.
Siempre, claro está, que cum plieran
una serie de condiciones a las que
nos referirem os más adelante.
Al principio, pareció que el nacim iento
del M ercado Común alejaba a los eu­
ropeos de la meta deseada, que era
su unión. En 1959, y como reacción
a la creación del M ercado Común, ot­
ros siete países europeos (Gran Bre­
taña, Asutria, Suiza, Portugal, Suecia,
Dinamarca y Noruega) constituyeron
una segunda com unidad económ ica,
la llamada Asociación Europea de
Libre Cambio (o de Libre Com ercio),
que de acuerdo con las Iniciales de su
designación inglesa se llamó EFTA.
Europa O ccidental parecía dividida en
dos bloques económ icos que, al ha­
cerse mutuamente la com petencia,
iban a alzar entre ambos una m uralla
que im pediría su unión. Pero este pe­
ligro sólo hubiese existido si ambas or­
ganizaciones se hubiesen consolida­
do. Y la EFTA pronto dio muestras de
no poder consolidarse. Su lim itación
a objetivos m eramente económ icos
permitía por un lado la presencia en la
misma de países con muy diferente es­
tructura política: La dictadura portu­
guesa se codeaba con las dem ocra­
cias de los demás m iem bros de la
EFTA, y junto a países dirigentes del
bloque occidental, como Gran Breta­
ña, figuraban Estados neutrales como
Suecia, Austria y Suiza. Pero por otro
lado, esa misma falta de cohesión po­
lítica hacía im posible una unión eco­
nóm ica auténtica que pudiese fo rtale ­
cer a la organización.
El desmoronamiento
de la EFTA
Por estos motivos, el M ercado Común
se fortalecía cada vez más, y en cam ­
bio la EFTA Iba vegetando sin pena ni
gloria. Y muy pronto la atracción del
M ercado Común fue ganando a los
países constituyentes de la EFTA y
sobre todo a Gran Bretaña, que pron­
to com prendió que su futuro estaba en
el M ercado Común. Había tenido ra­
zón el gran europeísta Jean Monet,
que en los prim eros años de la Comu­
nidad había dicho: „Los ingleses, que
son unos pragmáticos, se unirán a no­
sotros cuando hayamos triunfado“.
En 1961, Gran Bretaña so licitó el in­
greso en el M ercado Común, y el mis­
mo año comenzaron las correspon­
EXPRES ESPAÑOL / Marzo 72
dientes negociaciones, que sin duda
hubiesen concluido favorablem ente si
no hubiese sido por la terquedad de
un gran nacionalista francés: Charles
de Gaulle. En enero de 1963, de Gaulle
pone su veto al Ingreso de Gran Bre­
taña cuando las negociaciones esta­
ban a punto de verse coronadas por el
éxito. Pero el tren europeo ya no
puede ser detenido. En diciem bre de
1961, los tres Estados neutrales de la
EFTA (Suecia, Austria y Suiza) habían
solicitado la asociación al M ercado
Común. Y cuando Inglaterra, en 1967,
decide s o licita r de nuevo el ingreso en
la Comunidad, se unen a esta decisión
otros dos m iem bros de la EFTA (Dina­
marca y Noruega) y la R epública de Ir­
landa, cuyas estrechas relaciones co ­
m erciales y económ icas con Gran Bre­
taña la obligan a evitar que surjan
barreras de este tipo frente a Ingla­
terra.
Todavía puede de Gaulle hacer fraca­
sar una vez más los intentos de ingre­
so de Gran Bretaña con su veto de d i­
ciem bre de 1967. Pero en ju lio de 1970
se reanudan las negociaciones que
serán definitivas.Un año más tarde, en
junio de 1971, se llega a un acuerdo
sobre las más im portantes c o n d icio ­
nes para el ingreso de Gran Bretaña.
Todavía hay que superar serias d ific u l­
tades para el ingreso de Irlanda, que
desea condiciones especiales para
asegurar la venta de su producción de
azúcar, y sobre todo de Noruega, que
quiere proteger sus aguas ju ris d ic c io ­
nales contra una Invasión de la flota
pesquera de los demás países de la
Comunidad. Pero finalm ente, a m edia­
dos de enero de 1972, ambos países
se declaran dispuestos a aceptar las
condiciones de la Comunidad. Y el día
22 tiene lugar la solemne ceremonia
de la firm a de los acuerdos de ingreso.
Los acuerdos de ingreso
En principio, los tratados firm ados en
Bruselas contienen las m odalidades
establecidas para la integración de
cada uno de los nuevos m iem bros en
la Comunidad. Los paises candidatos
aceptan las condiciones fijadas en los
tratados fundacionales de la C om uni­
dad, así como la legislación adoptada
desde 1957 en virtud de tales tratados,
y por lo demás se estipulan las adap­
taciones necesarias para llevar a cabo
el ingreso. Dichas condiciones son en
esencia las siguientes:
9 Se establece un período general de
transición de cinco años para llevar a
cabo dichas adaptaciones. Este perío­
do tendrá la misma duración para to ­
dos los sectores y para todos los nue­
vos países miembros. Al cabo de los
cinco años, la Comunidad funcionará
normalmente, es decir, en los diez pai­
ses que la com ponen tendrán vigencia
idénticas condiciones aduaneras y
económ icas.
# En la industria, se suprim irán las
barreras aduaneras entre los antiguos
y los nuevos Estados m iem bros a base
de reducirlas en un 20 por ciento
anual. La prim era reducción se hará a
partir de abril de 1973, y la desapari­
ción com pleta de las barreras aduane­
ras será a p artir de ju lio de 1977. Al
mismo tiem po, se establecerá paula­
tinam ente una tarifa exterior común
para todos los países de la Com uni­
dad en sus relaciones com erciales
con países que no sean m iem bros de
la misma. Esto quiere decir que si uno
de los nuevos países m iem bros tiene
actualm ente aranceles aduaneros más
bajos que la Comunidad en sus rela­
ciones com erciales con un país que no
sea miem bro de la misma, deberá
aum entar estos aranceles hasta alcan­
zar el nivel que la Com unidad ha fija ­
do para cada producto en las relacio­
nes con los países no miembros. Esta
es la razón por la que el ingreso de
Gran Bretaña en la Com unidad afecta
fuertem ente a un país como España,
por ejemplo, para el que Gran Bretaña
es un im portante com prador. Al ingre­
sar en la Com unidad, Gran Bretaña se
ve obligada a aum entar los aranceles
aduaneros sobre los productos im por­
tados de España hasta alcanzar el ni­
vel que dichos aranceles tienen en la
Comunidad para los productos espa­
ñoles. Este aum ento de los aranceles
se hará en cuatro etapas a partir de
enero de 1974. Esta es la razón por la
que el m inistro español de Com ercio,
Fontana Codina, ha dicho que los pro­
blemas que supone el ingreso de Gran
Bretaña no se harán sentir hasta 1974,
añadiendo que confiaba que para en­
tonces estuviesen solucionadas las
d ificultades que impiden el ingreso de
la misma España. Como veremos más
adelante, para ello sería necesario que
desapareciese el régimen de Franco.
Si el ministro fuese lógico, sus pala­
bras supondrían que confiaba que
hasta 1974 haya desaparecido no sólo
Franco, sino también el régimen por
él creado.
# En la agricultura, los nuevos países
miem bros adoptarán todas las reglas
de organización de m ercado desde el
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