Hélice alfa de la proteína: Fernando F. García Por: Javier Treviño Castro Sobre la exposición “Memoria y Conciencia” en el Centro Cultural Vito Alessio Robles de la Ciudad de Saltillo, Coahuila. Nota publicada en línea. Vanguardia, junio 17, 2012. http://www.vanguardia.com.mx/columnas-helicealfadelaproteinafernandof.garcia-1312031.html Y poco a poco fuimos devorando la tierra] Emponzoñada ya hasta su raíz no queda un árbol ni un vestigio de río] El aire entero es podredumbre y los campos océanos de basura Soy el último hombre Sobreviví a la ruina de mi especie Puedo reinar sobre este mundo pero de qué me sirve José Emilio Pacheco Dos pendones cuelgan de la fachada del Centro Cultural Vito Alessio Robles. Uno anuncia una muestra del trabajo actoral de Edmundo Arizpe; el otro, una exposición del escultor Fernando F. García: “Memoria y Conciencia”. Importa, por el momento, comentar ésta última. En la hoja de sala —este Centro Cultural sí distribuye tal material informativo entre los visitantes— una voz anónima nos dice: “Hoy en día el planeta y nuestra sociedad se encuentran en un dilema trascendental que reside en la revaloración de nuestro ecosistema y el planteamiento de una nueva filosofía de vida que nos lleven a recuperar y valorar nuestro mundo.” La obra del artista se presenta, así, como un intento de salvación de nuestro planeta. No sé hasta qué punto el arte pueda llevar a cabo semejante tarea sin la conciencia y la participación de las mayorías, pero el propósito es encomiable. ¿Necesitamos una filosofía de la vida? Sí, pero una que descienda hasta nosotros desde el empíreo, y no precisamente como hicimos bajar al marxismo. Dos recorridos en días distintos me fueron útiles para entrever lo que la obra de Fernando F. García (Monterrey, 1971) intenta decir, pasando rápidamente de una disciplinada obediencia académica a un discurso más propiamente suyo, distanciado por momentos de la imitación naturalista. 1 Estos momentos, me parece, son los que ofrecen la intención más profunda del escultor. Sus bronces, casi todos de pequeño formato, poco tienen que ver con las corrientes escultóricas —o constructivas— actuales, pero heredan la tradición de los grandes innovadores de la escultura contemporánea, como Brancusi, Epstein, Lipchitz, Moore y Chillida, entre otros. Jean Arp llamó “concreciones” a algunos de sus trabajos escultóricos que resuelven sintéticamente una forma cuyo sentido deberá descubrir el espectador. Los teóricos llaman “biomorfismo” a esta forma de la abstracción volumétrica, emparentada con la pintura de igual filiación y vecina de otras corrientes artísticas no del todo miméticas, como el cubismo, el futurismo y el surrealismo. Muchas de las piezas que Fernando F. García muestra en esta exposición pueden inscribirse en el biomorfismo: su “Abstracción Arbórea” (bronce/mármol), su “Medusa” (b/m) o su “Explosión Floral” (b/m) son la estilizada representación de entes orgánicos que se contorsionan morosamente en las profundidades de un océano inventado por el artista. Una “forma de vida” se desarrolla frente a nuestros sentidos, liberando al bronce de su indócil solidez: esa larva eleva unas ondulantes cintas, y parece auscultar el entorno antes de nacer (“Espiral”, bronce/mármol); ¿los tentáculos devoran a ese pequeño planeta o él mismo los expele a manera de diligente avanzada (“Esfera y Ramificación”, b/m)?; esas listas curvadas se extravían en una mitosis que sólo puede llevarse a cabo en la imaginación de un geómetra (“Fusión”, b/m). De la forma reconocible al abismo de la cognición indeterminada: cualquiera advierte que esta pequeña pieza (“Geometría”, b/m) es una torre hecha con rebanadas de melón broncíneo, pero ¿qué vemos en aquella “Dualidad” elaborada en bronce y fierro? Ésta es una de las dos únicas obras de tamaño mediano que vemos aquí: una “V” de fierro sostiene en el vano de su cuerpo suplicante a una forma vagamente cordial; esta forma se sostiene en vilo gracias a dos largas varillas atornilladas que descansan en los altos extremos de la “V”. Bandas ondulantes atraviesan el cuerpo de estas esculturas, o nacen de ellas. Bandas sinuosas apenas emergentes en la casi futurista “Tempestad” (b/granito), que abre la exposición; bandas serpentinas en “Íntimo Secreto” (b/mármol), pieza que parece rendir tributo a “El Beso” de Brancusi; bandas o cintas que danzan o se retuercen lentamente: hélices alfa de la proteína o una emulación del movimiento, aquí, en el espacio visible sin el auxilio del microscopio. 2 ¿Qué paso dio el escultor entre las primeras piezas —académicas, pero algunas ya anunciadoras de su ulterior discurso (“Opus”, b/m)—, las que responden a una analogía de la realidad (“Medusa”) y las otras, como “Dualidad” o “Íntimo Secreto”, en las que el autor parece haber quemado las naves para dejarse mecer en el oleaje de la “concreción”, dicho en los términos de Arp? Refiriéndose a los artistas que tuvieron nexos con el movimiento De Stijl [el estilo] y con la Escuela Bauhaus de Weimar, Bernard Myers escribe: “Las pinturas y esculturas [de esos artistas] no son todavía más que parecidas a las estructuras matemáticas. Son el uso emocional del lenguaje de los hombres de ciencia, los ingenieros y los matemáticos, expresado de manera poética.” (“Cómo Mirar el Arte”, 1974). A partir de estas palabras, una clave: Fernando F. García es ingeniero agrónomo zootecnista y parece evidente que sus estudios universitarios dejaron, como artista, mucho en su haber. Los bronces que componen la exposición “Memoria y Conciencia” revelan una meticulosa preocupación por la vida orgánica. (¿Hay ya vida inorgánica?). Por alguna razón, su carrera en el ámbito de las ciencias naturales lo condujo al arte. Nada extraño: Leonardo y Durero fueron grandes estudiosos de la Naturaleza y de sus secretos. La formación científica de Fernando F. García se revela en estas obras, pero sólo si entendemos que la ciencia es, también, una manera de conocer, y la despojamos de una vez por todas de esa aura de inaccesibilidad en que siempre se la ha encapsulado. Las obras de este escultor son, en efecto, la manifestación de un lenguaje emocional que a veces toca, vertiginosamente, la margen de lo poético. Hay que ver la evolución y el movimiento de esa materia orgánica que este artista regiomontano registra en su bitácora de bronce. La vida natural y sus incontables variaciones se abren apenas ante él. Y ante nosotros, si no hacemos algo por evitar la catástrofe. ‘Memoria y Conciencia’ Autor: Fernando F. García. Dónde: Centro Cultural Vito Alessio Robles (Aldama e Hidalgo, Centro). Horario: Martes a domingo, 10:00 a 18:00 horas. Permanencia: Agosto. Entrada: Libre. ### Nota al Interesado. Para mayor información Visite la página www.fernandofgarcia.com o haga contacto con el escultor al correo [email protected] o simplemente llame al +52 (81) 80253554 3