deseos y necesidades o, aún, un poder, bien menos expresivo que

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deseos y necesidades o, aún, un poder, bien menos expresivo que el constituinte, pero suficiente
para transformar la composición jurídica de su propia Constitución, en aquello que no contradice
sus derechos y garantías fundamentales. En términos bien sencillos, quien puede lo más, puede lo
menos.
La experiéncia constitucional brasileña, tuvo una discusión respecto a la clasificación tricotômica, pero no se fue llevada adelante. Entretanto, no hay un espectro de fundamento que
pueda justificar la privación del poder de reforma directa de la Constituición por el pueblo, com la
edificación de un sistema constitucional completamente hermético en lo cual el representrante del
pueblo puede escabullirse de los limites que ese propio pueblo esboza a través de deseos, necesidades y características que les son peculiares.
Por eso, se tiene clarificado que la Constitución, irradiando sus efectos sobre el pueblo, tiene
en ello su fuente de validad. Es el pueblo quien da calor a la letra fría del texto contitucional y haz
con que ese sistema tenga legitimidad.
Tan pronto se puede afirmar que la realización de la democracia representativa, como expresión indirecta de soberanía popular, se dá cuándo el representante del pueblo no se porta ajeno
a las posiblidades que naturalmente debería tener observado cuando de la consubstanciación de
dispositivos normativos constitucionales que han de promover la tutela del pueblo.
En tiempos sencillos, el representante del pueblo no puede emborracharse por el poder que
de fuerma aparente tiene, por cuanto la titularidad de ese poder adviene del pueblo, aunque su
ejercício, por una questión de organización de las clases y grupos de determinada sociedad, tenga
sido democraticamente transferido al representante.
En una concepción más decantada, no si puede dejar de traer a la lumbre, la digresión del
constitucionalista brasileño Kildare Gonçalves Carvalho respecto a referirse a la Teoría Constitucional de Konrad Hesse:
“... como a ordem jurídica fundamental e aberta da comunidade. A função da Constituição é buscar a unidade política do Estado e da ordem jurídica. Trata-se de uma
unidade de atuação (e não preexistente), que se torna possível e se realiza mediante acordo e compromisso, a concordância tácita ou a simples aceitação. Somente
por meio da cooperação planificada e, portanto, organizada, pode surgir a unidade
política. A qualidade da Constituição é a de constituir, estabilizar, racionalizar e limitar
o poder e, desse modo, assegurar a liberdade individual”.5
Con efecto, en el extremo de esa linea de entendimento de la Constitución, como fundamento abierto de la unidad política, puede decirse que una eventual distorción entre los intereses
del representante del pueblo con los intereses de ese mismo pueblo, promueve una ruptura en la
legtitimidad del representante y cualifica, representante y su pueblo, como dos grupos distinctos,
dentro de lo mismo cenário político de lo Estado.
Por razones de cuño democrático, el interese público debe, de toda fuerma, prevalecer sobre
la voluntad íntima del representante pues, afinal, la condición que ostentou hasta construir un otro
grupo con intereses apartados al deseo popular no se da de fuerma gratuita y incondicionada.
Además, la formatación de una nueva Ley Básica podría dar márgen, por medio de una nueva Asembleia Nacional Constituinte, a modificaciones de otros dispositivos normativos o la génesis
de nuevas normas que eventualmente podrían se distanciar del foco de los cambios y, en última
análisis, semblar inseguridad jurídica y instabilidad social.
También, no existe fundamento que pueda conferir perseverancia a la realización de una
nueva Assembleia Nacional Constituinte, imbuída del Poder Constituinte Originário y de las características que en el plano interno de determinado Estado, lo cualificam, en prejuicio de una reforma
constitucional que, por exhibir una disposición en modificar dispositivos constitucionales determina5
“Como el órden jurídica fundamental y abierta de la comunidad. La función de la Constitución es buscar la unidad política el Estado y del órden jurídica. Tratase de una unidad de buscar atuación (y no preexistente), que si torna posible y se realiza
mediante acuerdo y compromiso, la concordáncia tácita o la sencilla aceptación. Sólo por medio de la cooperación planificada y,
por eso, organizada, puede surgir la unidad política. La cualidad de la Constitución es la de constuir, establizar, razonabilizar y
limitar el poder y, de ese modo, asegurar la libertad individual.” CARVALHO, Kildare Gonçalves. Direito constitucional. 15. ed.
rev. e atual. Belo Horizonte: Del Rey, 2009, p. 61.
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