Colgando la vida

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Colgando la vida
Jóvenes / Para Reflexionar
Por: CAP |
Después del desastre en Rusia, Napoleón siempre llevaba colgada al cuello una píldora para suicidarse. El diminuto amuleto escondía
una mezcla mortífera de veneno y de opio. El 12 de abril de 1817, las manos temblorosas del emperador desenredaron el saquito y lo
abrieron. La droga no produjo el efecto deseado. El monarca francés se debatía entre vómitos y espasmos. Unas náuseas pusieron fin a
su intento de suicidio. Sin embargo era su alma la que moría. La vida le sabía a poco. Su esperanza agonizaba. Era su prematuro
Waterloo.
Permíteme preguntarte qué es lo que tú llevas al cuello. ¿Qué cuelga de ti? Tú, ¿por qué no te suicidas? ¿Qué has encontrado que te
ate a esta existencia? ¿Nunca lo has pensado?
Si tu respuesta tiene dos letras y empieza por "s", te felicito. Quiero expresarte mi alegría por haber encontrado tu camino, ese tesoro tan
preciado por el hombre que es la vida. Felicidades, tú ya sabes para qué vivir. Si es así, puedes dejar de leerme. Te dispenso de este
artículo. No es para ti, sino más bien para los otros, los del ¡no!.
Escribo para los que han perdido la ilusión y viven ahogados en el estanque del pesimismo. A esos pequeños o grandes "napoleones"
que se lanzan tras el dinero, la fama o la vida sensual y cómoda, pero que nunca llegan a saciarse. A esos "emperadores" que cuelgan
de su cuello una existencia negra y desnuda. A esos que han abierto ya la droga mortal y lo han intentado alguna vez.
Déjame decirte que la vida es un triunfo personal. No puedes limitarte a vegetar. No quiero que seas un "cadáver viviente". Me interesas
mucho. Y yo haría todo lo posible por convencerte de que vales la pena, de que eres importante para mí. No importa si no tienes con
quién hablar, si te sientes incomprendida; si te han dejado solo o ya piensas en lo peor. Yo creo en la alegría. Confío en la esperanza.
Yo sé que tú también puedes amar.
Nadie te puede reemplazar en tu historia personal. No habrá otro Cristóbal Colón que descubra "tu América". Algo y alguien nos esperan
en algún lugar. No puedes sepultar tus esperanzas. Levanta los ojos y descubrirás nuevas estrellas: un amigo, un trabajo, una esposa,
Dios,...
Quiero confiarte un secreto. ¿Me lo guardarás? De mi cuello cuelga un crucifijo. Para mí es el símbolo del Amor y de la Vida. Y lo llevo
porque sé que el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad -aunque sea sólo momentáneamentesi contempla al ser querido, si espera y confía. Con mi "amuleto" no temo ningún Waterloo. La victoria de la vida está ya ganada.
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